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Los 145 días de Maradona en Newell’s

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Diego Armando Maradona en Newells (Foto: Cordon Press)
Diego Armando Maradona en Newells (Foto: Cordon Press)

Duró ciento cuarenta y cinco días, suficientes para ser eternos. Diego Armando Maradona fue jugador de Newell’s Old Boys de Rosario entre el 9 de septiembre de 1993 y el 1º de febrero de 1994. Jugó cinco partidos oficiales, no convirtió goles y con él en cancha el equipo nunca ganó. A ningún hincha le importa, lo sé porque soy uno de ellos. Tenía dieciocho años cuando Maradona decidió volver al fútbol argentino y eligió mi club.

Hoy tengo cuarenta y ocho y sigo mirando las fotos de aquellos días con la misma incredulidad, sobre todo en las que aparece mi papá, que trabajaba en el área de fútbol profesional del club y es el morocho de bigotes que anda por detrás de Maradona y el presidente de Newell’s en el momento de firmar el contrato.

Es el que se agacha para sacar de una bolsa la camiseta rojinegra que el número 10 se pondrá inmediatamente después, una igual a la que usó Messi debajo de la del Barça el 29 de noviembre de 2020 contra el Osasuna, la que le mostró al mundo después de convertir su gol en el minuto setenta y tres para homenajear a quien había muerto cuatro días antes.

Lionel Messi es hincha de Newell’s y contó que fue a la cancha cuando Diego debutó en un amistoso contra el Emelec de Ecuador el 7 de octubre de 1993. Tenía seis años y dice que no se acuerda de nada, a mí me gusta imaginar que sí, que quedó un registro nítido en su memoria y procuró imitarlo para que el homenaje fuese completo: su gol contra el Osasuna es muy parecido al que hizo Maradona en aquel partido.

Otro Lionel que estuvo esa noche fue Scaloni. Newell’s decidió recibir a su nueva incorporación con cientos de jugadores de las divisiones inferiores en el campo de juego y el actual director técnico de la selección argentina fue parte de ese recibimiento.

¿Cómo se gestó la llegada de Maradona a Rosario, al club que en los últimos cinco años había ganado cuatro títulos pero que en la temporada 93/94 se preparaba para pelear el descenso? Tratemos de reconstruir los hechos.

Cuatro meses antes, el 13 de junio, había jugado su último partido en el Sevilla, la tarde que se peleó con Bilardo porque lo reemplazó en el segundo tiempo y lo mandó a la puta que lo parió frente a las cámaras de televisión después de revolear la cinta de capitán al suelo.

Tenía una lesión en la rodilla y no estaba en condiciones para jugar contra el Burgos pero el técnico le dijo que lo necesitaba y le pidió que se infiltrara. Maradona accedió. Cuando vio que lo reemplazaban a los ocho minutos reaccionó con furia, se fue directo al vestuario y partió a su casa sin esperar el final del partido.

Diego Armando Maradona en Newells (Foto: Cordon Press)
Diego Armando Maradona en Newells (Foto: Cordon Press)

Años después supimos por el testimonio de ambos que aquella vez terminaron a las trompadas, pero a los tres días del incidente, todavía en la ciudad de Sevilla, Maradona minimizó la pelea y se disculpó con Bilardo en una entrevista para la televisión argentina: «Yo creo que esto lo hicieron dramático pero no es dramático, es una simple pelea. Lo que pasa es que viene en un momento donde quizás yo necesitaba mucha más comprensión que él».

En esa misma charla también dijo que ya no quería saber más nada con el fútbol grande y que no pensaba en el Mundial 1994: «Hasta el partido con el Burgos me motivaba jugar las Eliminatorias, después del partido contra el Burgos se me salieron las ganas de la cabeza».

Entre la lesión, el escándalo y el coqueteo con el retiro, Maradona no fue convocado al seleccionado que dirigía Alfio Basile para jugar en agosto y septiembre las Eliminatorias del Mundial 1994 (por esos años, el sistema de disputa en Sudamérica estaba comprimido en dos meses, no como ahora que se juega a lo largo de dos años y medio). Tampoco estuvo en el plantel que ganó la Copa América en julio.

Luego de la suspensión de quince meses por un positivo de cocaína jugando para el Nápoli en marzo de 1991 y su llegada al Sevilla en septiembre de 1992, había vuelto a ponerse la camiseta argentina en febrero de 1993 para jugar dos partidos: un amistoso contra Brasil y la final de la Copa de Campeones UEFA-Conmebol frente a Dinamarca.

Pero su nivel era irregular y al técnico Basile no le convencía demasiado tenerlo en una selección que ya estaba armada y venía invicta desde que había asumido en febrero de 1991. Y eso Maradona lo tenía claro: «Ya me despedí de la selección argentina, ya me despedí con esos dos partidos, aparte yo no creo que haya habido el feeling que yo hubiese querido con esta selección de Basile. No había el trato con Basile como con Bilardo, entonces prefiero que hagan su selección sin Maradona”.

Diego Armando Maradona

A su vuelta de España, con 32 años, Maradona se comportaba como un ex jugador. Se lo veía relajado y en todas las entrevistas decía que no le entusiasmaba volver a una cancha: «El fútbol no lo siento más como antes y ya creo que llegó la hora de decir adiós. Estoy desocupado porque quiero, esa es la verdad».

Hasta que llegó el 5 a 0 de Colombia.

Domingo 5 de septiembre de 1993, estadio Monumental de River Plate, última fecha de las Eliminatorias. Argentina viene de un empate inesperado contra Paraguay que lo deja en la tabla de posiciones un punto abajo de Colombia, con quien además ya perdió 2 a 1 como visitante. Aun así en el país nadie duda de la clasificación, mucho menos Maradona: «Ellos con el segundo puesto están bien, ellos no pueden romper la historia, no deben romper la historia. Nosotros los argentinos tenemos que seguir históricamente como estamos, o sea, Argentina arriba, Colombia abajo», declara a la prensa antes del partido.

No es parte del equipo pero ahora sí se imagina en el Mundial. Tras dos meses de incertidumbre y luego de ver el empate contra Paraguay desde la tribuna, decidió que va a volver al fútbol argentino, por eso intensifica su entrenamiento con un preparador físico personal que le ha hecho bajar de peso. Ya no está gordo como en el último partido en Sevilla, pesa tres kilos menos que en México 1986 y se dispone a aceptar una de las ofertas que tiene. Quiere que la gente lo vea todos los domingos en una cancha para meterle presión al técnico y poder jugar su cuarto campeonato del mundo.

Descartado Boca por desinterés de los dirigentes, hay cuatro equipos en pugna: pican en punta San Lorenzo y Argentinos Juniors y por detrás aparecen las propuestas de Belgrano de Córdoba y Newell’s de Rosario. Al primero lo dirige el Bambino Veira, que viene de cumplir una condena efectiva de once meses en la cárcel por intento de violación a un menor pero esa es otra historia.

En ésta, Veira es el mentor anímico del regreso de Maradona: «Dije que iba a abandonar y un día viene un señor que se llama Veira y me dijo que no era posible que yo a los 32 años no quiera jugar más al fútbol, que le diera una oportunidad a él, que él me iba a motivar, que él iba a crear un nuevo Diego dentro del campo y me motivó. Me gustó la idea y ahora estoy esperando que se solucionen las cosas».

Diego Armando Maradona
Diego Armando Maradona

Las cosas no se solucionaron. El manager deportivo de San Lorenzo, Jorge Castelli (retengamos este nombre), había dado el visto bueno para sumar a Maradona pero recomendó no aceptar algunas licencias que el 10 pidió incluir en el contrato y finalmente no hubo acuerdo.

Avanzan entonces las negociaciones con Argentinos Juniors, el equipo donde debutó en 1976 y fue goleador absoluto tres años consecutivos (1978, 1979 y 1980). Torneos y Competencias es la empresa que posee los derechos exclusivos de televisación de los campeonatos de primera división y acaba de cerrar un acuerdo para gerenciar el fútbol profesional del club que vio nacer a Maradona.

Parte del plan es contratar jugadores de nivel internacional y trasladar la localía del barrio de La Paternal de la ciudad de Buenos Aires al estadio mundialista de la provincia de Mendoza y así expandir su producto de mercado hacia una plaza turística del interior del país. Todo cierra. La temporada empezará el domingo siguiente con Argentina clasificada al Mundial de Estados Unidos y con Maradona como la cara de un nuevo modelo de negocios.

Pero la realidad tiene otros planes.

Colombia aplasta a Argentina con una goleada demoledora. En la cancha de River empezamos a rogar para que Paraguay no le convierta un gol a Perú en el partido que se juega en Lima en simultáneo porque nos quedamos sin Mundial, ni clasificando de manera directa ni accediendo a un repechaje contra Australia.

La forma de esperar el milagro es gritando «Maradooó, Maradooó» y el milagro sucede. Ese grito es también una exigencia de los hinchas: no importa cuál sea su forma física ni lo que piense el técnico, Maradona debe volver a la selección. Así lo entiende el presidente de la AFA y vicepresidente de la FIFA, Julio Grondona, y en el vestuario de la derrota ordena que se ponga en marcha todo lo que haga falta para el retorno de Maradona. Torneos y Competencias acelera el cierre del vínculo para la vuelta a Argentinos Juniors.

Treinta años después, así lo cuenta el periodista Ernesto Cherquis Bialo, por entonces Gerente Operativo de Torneos y Competencias: «Estuvimos tres días y tres noches reunidos en las oficinas de Torneos y Competencias para hablar sobre las condiciones en las que Maradona iba a firmar con Argentinos Juniors. Listo, todo arreglado: Argentinos Juniors contrata a Maradona. Todo terminado, faltaba nada más lo formal, me fui a mi casa, me acosté tardísimo y cerca de las tres y media de la mañana me llama Carlos Ávila, presidente de Torneos y Competencias:

– ¿Qué? ¿Vos me está diciendo que Diego va a jugar en Newell`s?
– ¡Te estoy asegurando que me llamó Franchi [representante de Maradona en 1993] y me dijo que había arreglado con Newell’s!
– ¡¿Cuándo arregló con Newell’s?!
– ¡Esta noche, después de la reunión que hicimos nosotros!
– ¡¿Cómo?!
– Mañana te cuento.»

Nadie lo confirma pero el rumor es que la barra brava de Argentinos le exigió 50 mil dólares a Maradona y eso frustró su vuelta al club. Ahora el destino está en Rosario.

Diego Armando Maradona
Diego Armando Maradona

Su amigo Ricardo Giusti fue decisivo para llegar hasta aquí. Ex jugador surgido en Newell’s y compañero en la selección en los mundiales de 1986 y 1990, está dando sus primeros pasos como agente deportivo. «Para traerlo no hay que hablar, hay que sorprender», esa fue su estrategia. Cuando se cayó lo de Argentinos Juniors, sorprendió.

Otra pieza clave para sellar el vínculo con Maradona fue el entrenador de Newell’s, Jorge Solari, de paso reciente por la liga española dirigiendo al Tenerife: todos los días viajaba a Buenos Aires para hablar con Diego y tratar de convencerlo. Y lo convenció. El jueves 9 de septiembre se confirmó el pase y el lunes 13 llegó a Rosario. Se vaciaron las aulas de las escuelas y se multiplicaron las excusas para faltar al trabajo: más de treinta y cinco mil personas lo recibieron en el estadio del Parque Independencia para su primer entrenamiento.

«Nuestra hinchada te dará calidez y protección para que demuestres que sos el mejor», decía el estribillo de una canción que hoy casi nadie recuerda. La compuso el autor de la marcha oficial del club y la candidez de la letra quizás sea una muestra del escaso marketing de la época y el espíritu artesanal -impensables en la actualidad- que rodeó la llegada de Maradona a Newell’s.

Le llevó casi un mes ponerse a punto físicamente y debutó recién en la quinta fecha del torneo, el domingo 10 de octubre en Avellaneda contra Independiente: jugó muy bien y casi mete un gol de rabona, pero fue derrota 3 a 1. No volvió a ponerse la camiseta rojinegra hasta el 21 de noviembre. ¿Qué sucedió en el medio? Regresó a la selección y fue el capitán en los dos partidos de repechaje contra Australia que le dieron a Argentina la clasificación al Mundial de Estados Unidos.

Mientras tanto Newell’s marchaba último en el torneo, de ocho partidos apenas ganó uno y Solari renunció a la dirección técnica. La dirigencia resolvió un cambio drástico y lo reemplazó con un viejo conocido, alguien que acompañó a Marcelo Bielsa como preparador físico cuando Newell’s fue campeón en 1990 y en 1991: Jorge Castelli. El hombre que rechazó un trato especial para Maradona y dinamitó su pase a San Lorenzo sería su entrenador. Fue inevitable que comenzaran a circular versiones sobre un malestar del 10.

Entre el 21 de noviembre y el 2 de diciembre jugó cuatro partidos a un nivel discreto, dos derrotas y dos empates. En el último se desgarró la pierna izquierda y se terminó el torneo para él. En menos de dos meses y medio, el entusiasmo inicial comenzó a desinflarse como un globo olvidado. Y sesenta días después, ese globo explotó, aunque resulte paradójico que pueda explotar algo que viene perdiendo fuerza en cámara lenta.

Diego Armando Maradona
Diego Armando Maradona

«¿Qué le pasa a Diego?», se pregunta el diario Clarín en su portada del 29 de enero de 1994. «Hace tres días que dejó los entrenamientos y se vino a Buenos Aires. Su apoderado dice que está deprimido por las continuas lesiones. En cambio, el técnico del equipo asegura que mañana se reincorporará al plantel, que está en Mar del Plata».

Newell’s tenía previsto jugar allí un amistoso contra el Vasco da Gama de Brasil el 1º de febrero pero ese día se desató una tormenta furibunda en la ciudad, una literal que generó otra metafórica: el partido se postergó y Maradona desapareció de la concentración. Mauricio Pochettino, actual técnico del Chelsea, era su compañero de habitación y cuando despertó, Maradona ya no estaba allí. «Después del desayuno fuimos a entrenar y luego volvimos para almorzar. Aún nadie sabía dónde estaba Diego. Mientras comíamos, vimos las noticias en la televisión: ¡les estaba disparando a periodistas en Buenos Aires, a 400 kilómetros de dónde estábamos nosotros!».

Lo que dicen que pasó esa noche podría servir como guión para una precuela de la película The Hangover: malas compañías, fiesta, descontrol, excesos y resaca. La prensa se entera del raid y en la puerta de su casaquinta se amontonan los fotógrafos, los móviles y las cámaras de televisión. Maradona les pide que se vayan, dice que no va a hablar, que están molestando a su familia, se pelea verbalmente, los moja con una manguera y les dispara con un rifle de aire comprimido.

– ¿Por qué están agrediendo a la prensa? Vinimos solamente a dialogar, a buscar una explicación…
– Ya les dije que acá no quiero a nadie.
– Diego, lastimaste a los muchachos…
– Y los voy a seguir lastimando porque acá no quiero que les rompan los huevos a mis hijas. Nada más.
– ¡Diego, Diego! Hay cuatro personas lastimadas…
– A ver si el que grita tiene huevos de bancarselá, eh.

Esa misma tarde el vínculo con Newell’s ya no existía. Los incumplimientos de Maradona forzaron la decisión del presidente Walther Cattáneo: «Yo no puedo permitir que pierda mi institución, no tiene por qué perder Maradona tampoco, pero aquí hay muchas cosas en juego, hay contratos que no se han podido cumplir».

El jugador lo aceptó, se disculpó con los hinchas a través de una entrevista, agradeció el recibimiento y prometió volver alguna vez. Como decía una de las estrofas de la canción oficial olvidada: «El mundo sabrá que Rosario vestido de gala ya te recibió y el tiempo fabricando historias contará que el Diego jugó en Newell’s Old Boys».

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