Guerschon Yabusele, ala-pívot del Real Madrid, volvió este domingo a jugar con el Real Madrid ante el Casademont Zaragoza tres días después de agarrar del cuello a Dante Exun, jugador del Partizan, girarle en el aire y estrellarlo contra el suelo. No sólo eso, sino que fue titular y recibió una ovación. Había poco público en el WiZink Center, pero el poco que había le aplaudió. La Euroliga le ha sancionado con cinco partidos por los incidentes que protagonizó en el segundo encuentro del playoff de cuartos de final, así que no estará este martes en Belgrado ¿Y el Madrid? Nada. Ningún reproche público, sanción o castigo. Al siguiente partido titular y aplausos.
Los aficionados al baloncesto no recuerdan un bochorno semejante al vivido el pasado jueves: puñetazos, agarrones, manotazos, el partido suspendido y 21 descalificados de los dos equipos. Una vergüenza, vaya, pero tras un par de disculpas en las redes sociales es como si nada hubiera pasado. Circulen, que aquí no hay nada que ver. Desconozco cuál ha sido la reacción posterior de Yabusele a su comportamiento agresivo en la cancha, si está sinceramente arrepentido y ha meditado ponerse en manos de profesionales para tratar su evidente falta de control emocional ante la ira. Ojalá que sí, que lo lamente y que actúe y busque ayuda, eso es asunto privado suyo, pero no es admisible que el club en el milita despache el asunto como lo está haciendo.
Las imágenes son tan brutales que no es de extrañar que se hayan hecho virales. Tampoco que haya quien las aproveche para meter cizaña por motivos partidistas, de bufandas, colores y trincheras, eso es más viejo que el hilo negro. Es el silencio del Real Madrid, su inclusión en el quinteto titular tres días más tarde de la agresión y la ovación del público lo que debería alertarnos. Es la banalización de la violencia y el intento por pasar página y normalizar rápidamente lo sucedido lo que nos tendría que obligar a parar y reflexionar. Urgentemente.
No es cuestión de discursos populistas sobre el ejemplo que dan o dejan de dar los deportistas, esos seres a los que adoramos socialmente por sus aptitudes atléticas y de los que solemos desconocer todo lo demás, aunque dicho sea de paso, tampoco sobran en según qué casos. Son referentes, figuras públicas que no sólo se representan a sí mismos, sino también a los clubes en los que juegan, profesionales bien pagados que firman contratos que incluyen códigos éticos, espejos en los que se miran niños y niñas que aspiran a emularlos. Ante hechos tan graves, tan públicos, como los ocurridos el jueves la respuesta de las entidades debería ser contundente. Por imagen, prestigio y decencia.
No valen las excusas ni hacerse los despistados. No es Yabusele al que hay que enfocar, sino al club que le permite dar por finalizado el grave incidente con un par de líneas en sus redes sociales, le deja jugar 72 horas más tarde y no dice ni pío. El ala-pívot no es el único, es el último. Y no pasa sólo en el baloncesto; sino también en el fútbol. Y no es únicamente el Real Madrid el que tapa y/o consiente comportamientos intolerables, aunque entre Fede Valverde y Yabusele se están cubriendo de gloria. La permisividad nos hace cómplices y la retahíla de agravios históricos que los aficionados de diferentes colores se lanzan como puñales con la inestimable ayuda de medios de comunicación con agenda propia sólo sirven para ahondar en la vergüenza general. El «y tú más» no es un argumento, es un reproche. El «anda que tú» una chorrada impropia de personas adultas civilizadas. El deporte puede ser una herramienta para educarnos en valores como la solidaridad, la empatía y el esfuerzo o un arma arrojadiza, una papilla con la que nos traguemos mierda a cucharadas siempre y cuando nos convenzan de que huele fenomenal porque es la nuestra.
Yabusele no debería haber jugado este domingo. Y por mucho que se intente disimular, el mejunje apesta.
Qué artículo tan lamentablemente clerical. ¿Usted vio quién empezó todo el follón? Antideportivas hay en muchos partidos y casi nunca provocan la reacción violenta del que la recibe. Él fue el responsable de todo lo que ocurrió, dejando aparte que yo vi a varios serbios golpeando a jugadores madridistas. Usted, no. Su odio antimadridista se lo impide.
Total y absolutamente de acuerdo.
saludos
100% de acuerdo, espero del Real Madrid incluso que de salida a este jugador sería la mejor opción para un club señor
Ja,ja,ja
«Disculpe señorita, no qusiera parecerle inoportuno…»
Según he leído el título, sabía que la autora era Gemma. La jueza Herrero, desde su pedestal que apesta a superioridad moral, vuelve a emitir sentencia y a decidir la pena por todos, porque ella, oh bwana, es dueña de la verdad y de la caja de las esencias que guarda los valores de la humanidad. ¿Ya se cansó de atizar a Vinicius? Curioso que sus soberbios juicios de valor siempre tengan las mismas víctimas. Hágaselo mirar Gemma.
Qué tibieza, cómo se le notan los colores a la autora. Yabusele y Valverde deberían ser deportados y el Real Madrid C.F. expulsado de todas las competiciones de por vida.
Se queda Ud. corto, deberían ser fusilados . Al paredón!!
Lo que hay que leer..
Eso, eso: al paredón. Y el club disuelto y los trofeos anulados.
¿Y qué castigo pide Ud. para el FC Barcelona por el caso Negreira? ¿Pidió Ud la disolución del club al descubrirse el caso de pederastia en La Masia? ¿O con el tráfico de órganos de Abidal?
En fin. Los jueces deportivos han dictado sentencia. Podrá parecer insuficiente, hay argumentos de sobra para pedir más dureza. Pero ni la superioridad moral de Gemma ni el hooliganismo antimadridista de Alberto son argumentos de peso, sólo sentencias tendenciosas cargadas de ideología e hipocresía
¿Antimadridista yo? Se equivoca usted, amigo. Yo solo pido lo lógico y normal: que por una pelea multitudinaria, sancionen de por vida a un jugador y a su club (y de paso también a la sección de fútbol por lo de Valverde). Si eso es antimadridismo, que bajen los Negreira y lo apunten en una libreta.
Rudy Gobert pegó un puñetazo a un compañero de equipo en un tiempo muerto de un partido. El siguiente partido que tenía que jugar su equipo, Utah Jazz, lo jugaron sin él, sanción interna, y se jugaban el pase a los Play-offs, pero dejaron claro que aunque les cueste una derrota, la violencia la sancionan. También deberían tocarles el bolsillo, que eso siempre les duele.
Pues yo sí recuerdo muchas peleas parecidas y seguramente la autora también, pero le conviene hacerse la olvidadiza.
Le recuerdo algunas peores o parecidas: Detroit 2004, Serbia -Grecia de 2010, sillazo en la cabeza incluido o Filipinas Australia de 2019. En España hubo alguna gorda tb y reciente con agresiones a niños
Pero no era el Madrid.
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