De vez en cuando, escribo las crónicas de los partidos de mi equipo. Esta semana, mi equipo empezó la jornada en el coliderato. El miércoles por la tarde, mi equipo jugó, ganó y siguió colíder. Sin medir las consecuencias de mi polémica acción (?), escribí en la crónica que mi equipo seguía en el coliderato. Mi periódico compartió la crónica en lo que todavía llamamos Twitter y alguien respondió «coliderato… cómo os jode decir la palabra líder».
Líder o colíder
Es noticia(Insertar aquí el emoji del tipo que se encoge de hombros).
En realidad, de alguna forma, es un poco gracioso. Es posible que esa persona de veras piense que me causa alguna molestia decir la palabra «líder». Que antes de teclearla alzo la vista al techo, me llevo las manos a la cabeza y digo «oh, noo, tengo que escribir líder». Que en esos casos no la escribo, me da tanto asco que la copio y la pego desde algún archivo. Que escribo coliderato para evitarlo. O que alguien me ordena escribir coliderato. O que mi equipo va muy bien y no puedo soportarlo. Y aunque no fuera mi equipo, la verdad, tampoco importa tanto. Solo quiero hacer mi trabajo, volver a casa y cenar algo. Por lo visto hay que explicarlo.
Pero lo que de veras es gracioso es otro apunte: con la de cosas que me joden en la vida, constantemente, y va y me acusan de que me joda decir la palabra líder. Justamente eso. Imposible superar la absurdez del asunto. En concreto, desde que pasé a quinto de EGB, me molesta el 99% de las cosas que me toca hacer por obligación cada día, y aun así no acierta el tío. Me molesta el sonido del despertador cuando tengo que levantarme y me molesta tener que irme a la cama por las noches, con lo bien que estoy por las noches, y me molestan un montón de deberes entre un momento y otro. De hecho, si lo pienso, al final va a resultar que escribir la palabra líder sería el mejor momento del día.
No sé si sabéis, por cierto, algo sobre eso de estar a gusto por las noches (después de un día de trabajo estresante, al final, a solas en el sofá, después de cenar, mientras los otros duermen). Leí hace unos meses que los japoneses han puesto nombre a ese momento de relajación y paz mental, pero no voy a buscarlo porque una de las cosas que sí me joden últimamente es tener que buscarlo todo en Google. El caso es que alargamos más de la cuenta ese momento de felicidad efímera porque irnos a la cama significa empezar el día siguiente. Y nadie quiere estar, por lo general, en el cóctel de obligaciones, cansancio y estrés del maldito día siguiente. También hay una paradoja aquí: cuanto más alargamos el espejismo del bienestar de la madrugada, peor estamos al día siguiente.
¿Y qué me espera ahora al día siguiente? La rueda de prensa del míster. Oh, noo. Deseadme suerte: va a ser imposible llenar una página sin escribir colíder.
Da igual. En el 1% de obligaciones que no me joden está ver Freaks and Geeks con mi hija, al mediodía. Acabó Compañeros y la convencí para empezarla el otro día, como una consecuencia lógica en su formación vital y académica. Al final del capítulo inicial, Lindsay está enfadada porque la obligan a acudir a una fiesta. El tutor del instituto, que va de enrollado, se le acerca y le dice «mira, si lo peor que te puede pasar es que te obliguen a ir un baile, es que tienes una buena vida».
(Insertar aquí el emoji del guiño, dos veces: guiño-guiño).
Pues eso, que no me quejo. Más o menos lo mismo: si lo peor que te puede pasar es que alguien escriba líder o colíder, es que la temporada está siendo una maravilla.