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Recuento de Navidad: 1, Hyper Olympics…

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Hyper Olympics, juego para Navidad
Hyper Olympics

Una de recuerdos deportivo-navideños:

– En Navidad solíamos ir a Zaragoza. Un año nos llevaron -a los niños de la familia- a ver un partido del CAI en el pabellón Príncipe Felipe. Un plan de hombres: mi padre, mis tíos, mis primos… Y yo. Te sentías muy adulto con la movida esta de ir al baloncesto. Uno de mis tíos se pasó el partido diciendo «Angulo tonto del culo» a la mínima ocasión. No recuerdo quién era el rival ni quién ganó. Cuando acabó el partido y nos fuimos hacia los coches alguien dijo que habíamos tenido todo el tiempo a los padres de Angulo sentados en la fila de atrás.
Ojalá fuera verdad.

– En Navidad me dolía mucho que no hubiera periódico el 25 de diciembre. Yo leía demasiados periódicos cuando era niño. Sabía más de política internacional en 1993 que en 2023. Ahora trabajo en un periódico y soy muy feliz sin trabajar el 24 de diciembre.

– En Navidad se jugaba el torneo de Navidad. Siempre cuento que una vez lo estaba viendo y un jugador rompió el tablero de la canasta al hacer un mate, pero ha pasado tanto tiempo que ya no sé si recuerdo mi verdadero recuerdo o recuerdo el recuerdo que cuento. Prefiero no buscarlo en Google.

-En Navidad solíamos jugar a la Master System II. Muy acertadamente, en casa de mis primos tenían -un año- un videojuego de los Juegos Olímpicos de invierno. Solo se nos daba bien el bobsleigh. Cuando tocaba la prueba de slalom, directamente dirigíamos al esquiador contra los árboles. Años después mi primo tenía instalado un juego retro en el ordenador, el Hyper Olympic. No sé cuántas horas pudimos jugar al Hyper Olympic del 24 al 27 de diciembre. Creo que ni siquiera salíamos por las noches. Soñaba con el lanzamiento de martillo. Mi primo detectó en mí tal adicción que me grabó el juego en un cedé para que pudiera jugar una vez volviera a Castelló. ¿Sabéis cuántas veces jugué en Castelló? Cero unidades de veces jugué en Castelló. Por el camino se me pasó.

Con las amigas de mis primas me sucedía algo parecido.

– Un año sentí una necesidad gigantesca de escuchar Un futuro lleno de amor, la canción que escribió Seedorf para arreglar lo malo en el mundo, y que interpretó magistralmente junto a sus compañeros del Real Madrid. Sin embargo, y a pesar de pedirla en todos los sitios a los que fuimos, no pude escucharla hasta que llegué a casa en Castelló. Hyper Olympic 0-1 Un futuro lleno de amor.

La canción ahora está en Youtube, pero sin el video oficial, que era lo mejor.

– La segunda parte de las fiestas navideñas la solía pasar en el pueblo. Es un pueblo pequeño y en esas fechas no solía haber mucha gente. Un año no tenía a nadie de los míos. Solo había adultos, abuelos y niños y yo era preadolescente. En mi pueblo no había kioscos y por supuesto no existía internet, entonces. Al menos mis padres metieron en la maleta el decodificador de Canal +, y en mi infinito aburrimiento me iba consolando así. Un día pensaba «venga, que dentro de tres días podré ver el partido de la Premier». Al día siguiente pensaba «venga, que dentro de dos días podré ver el partido de la Premier». Al día siguiente pensaba «venga, que mañana podré ver el partido de la Premier». Al día siguiente pensaba «venga, que hoy podré ver el partido de la Premier». Entonces mi tío me dijo que lo acompañara de caza. No era una metáfora, sino literal, de repente tenía que ir a cazar. Y fui: solo recuerdo caminar muchísimo, pasar un montón de frío y sujetar una escopeta que nadie disparó en todo el día. Cuando llegué a casa y me senté junto a la chimenea, tratando de entrar en calor y con el partido de la Premier recién terminado, pensé «no vuelvo aquí en Navidad en mi vida».

2 Comentarios

  1. ¿Castelló? ¿cómo que Castelló? La primera y última vez que leo algo del tal Ballester. Y Jot Down, ¿qué? ¿no va a hacer nada el respecto? Esto es vergonzoso e indignante.

  2. Pingback: Líder o colíder

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