Santi Nolla: como comentarista, tampoco

En las últimas dos temporadas, LaLiga se está estrujando el cerebro para dar con fórmulas que atraigan a un público joven. El resultado de este esfuerzo en I+D son auténticas genialidades. Esta temporada, por desgracia, ya no podemos ver durante los partidos cómo se viven los goles en las emisoras de radio. Resultaba muy enriquecedor ver a esos tipos cantando «Goool» en sus cabinas, sin más variedad que ver si el micrófono era azul, verde o amarillo.

Por suerte, aún podemos disfrutar de otra de las grandes innovaciones audiovisuales de los últimos tiempos: esa ventanita con las reacciones de narradores y comentaristas después de un gol. Sin duda, el momento de la retransmisión que era más necesario aderezar. Lástima que LaLiga TV no domina los grandes angulares y el pasado sábado, con el gol de Raphinha, nos perdimos la reacción de Santi Nolla, el nuevo comentarista estrella de la plataforma.

A su ya conocida pericia dirigiendo un diario como Mundo Deportivo, Nolla amenaza ahora con sumar un nuevo talento insospechado como analista del juego. Qué calladito se lo tenía. Su debut en el Barcelona-Las Palmas fue deslumbrante, como se podía esperar. Lo mejor de sus comentarios fue, seguramente, que apenas se oían. Su tono de voz perdió casi todos los duelos con el sonido ambiente y, en las pocas veces en que logró imponerse, confirmó que hacerse oír no es lo mismo que hacerse entender.

Nolla se tatuó «novato» en la frente a los tres minutos de partido, cuando Lewandowski intentó una vaselina. «¡Gol!», se nos adelantó el pobre Nolla, y el balón se marchó fuera por poco. Tras este homenaje a Poli Rincón, el hombre se nos calmó un poco y se dedicó a soltar obviedades, cuando no a hacer de mero eco a los comentarios de Carlos Martínez y Àxel Torres. Un torrente de oratoria que ya conocían, por ejemplo, los oyentes de El transistor de Onda Cero.

Incapaz de aportar al relato el menor matiz original o inteligente, se refugió en el informe Media Coach, un dossier repleto de datos que La Liga entrega a los comentaristas. Así, de repente, Nolla se convirtió en una suerte de inesperado Mister Chip: «Tanto el Barça como Las Palmas marcan más goles en las segundas partes»; «el Barça es el equipo que más veces chuta a los postes, con un total de 13»; «el Barça, jugando de local, siempre ha marcado al menos un gol»… Sin duda, el tipo de comentarios que se esperaba de él.

Por favor, no me sean tan simples de leer esto en clave de colores. No se trata de que LaLiga TV sume a su nómina al director de un diario culé. Por sus micrófonos han pasado comentaristas buenos, regulares y malos. Sí, sobre todo regulares y malos, pero al menos encajaban dentro de determinados perfiles: el exjugador sin capacidad de comunicar pero con buena imagen, el menos conocido pero con cierta destreza para desentrañar el juego…

Por eso chirría tanto la elección de Nolla, un tipo sin imagen ni conocimientos, sin experiencia ni capacidad demostradas; un fichaje político con el que LaLiga demuestra el nulo respeto que siente por sus telespectadores. E incluso por Movistar+, el gigante que, por ahorrarse un dinero (a su escala) irrisorio, ha renunciado a producir los partidos de Liga que emite. Y que cobra a un precio abusivo.