Fútbol argentino

Balance deportivo (y político) del fútbol argentino del año 2023

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Javier Milei (Foto: Cordon press)

Fórmula V es un grupo musical que se hizo famoso a comienzos de los 70. Sus canciones eran simples: melodías fáciles y estribillos potentes, la combinación perfecta para vender discos. Sin embargo la pegaron recién después del tercero, con un sencillo que sacaron para el verano de 1973: Eva María. Aunque no es su hit principal; después del primer gol mantuvieron la intensidad y enseguida metieron otro: La fiesta de Blas. Ese sí que la rompió en serio. La canción empieza con el mismo criterio que Eva María pero es todavía más eficaz, con acordes precisos que anticipan lo que vendrá en el estribillo.

En la fiesta de Blas,
en la fiesta de Blas,
todo el mundo salía
con unas cuantas copas de más

No hay forma de que no se te pegue. Es perfecto. Tan perfecto que hasta le perdonamos que arranque con una preposición equivocada, porque lo correcto hubiera sido «de» la fiesta de Blas. La secuencia lógica de la historia es que todo el mundo está «en» la fiesta de Blas, ahí se dedican a beber y luego, con unas cuantas copas de más, salen «de» la fiesta de Blas.

De todos modos, es un error que no empaña el mérito de los señores Herrero y Armenteros, los autores de esta canción que enseguida llegó a las canchas de Argentina bajo la forma de bullying específico para arqueros (otro día podemos hablar de eso) y de hostigamiento random hacía cualquier rival o personaje odioso. Por ejemplo, Chiqui Tapia, el presidente de la Asociación del Fútbol Argentino.

Chiqui Tapia botón,
Chiqui Tapia botón,
sos un hijo de puta,
la puta madre que te parió.

No es fácil definir el significado exacto de la palabra «botón» en Argentina, solo diremos que su uso es muy extendido en las tribunas y que se aplica como insulto. Así recibió la hinchada de Estudiantes de La Plata a Tapia la noche del miércoles 13 de diciembre durante la entrega de premios de la Copa Argentina, uno de los tres torneos que se disputan durante el año en la tierra de los campeones del mundo. Estudiantes acababa de ganarle a Defensa y Justicia la final y, mientras el mandamás del fútbol argentino les iba colocando las medallas respectivas a los vencedores, sus hinchas resolvieron dedicarle el triunfo de ese modo.

Chiqui Tapia (Foto: Cordon press)

Juan Sebastian Verón es el presidente de Estudiantes y al día siguiente continuó con las críticas en una entrevista televisiva: «Hay un deterioro del fútbol en general. No solo desde la organización, sino desde lo económico. Eso hace que no se vea un mejor campeonato. Nosotros nos aferramos a que el fútbol argentino saca jugadores, pero también hay que tratar de darle las mejores condiciones. No solo a los jugadores, también a la gente que trabaja en los clubes. Llevar un campeonato de casi 30 equipos es una locura que no existe en ningún lado.

Es una falacia por más que me digan que es divino, hermoso y competitivo». Verón dijo que el rey estaba desnudo y al poder de AFA no le gustó. El primero en contestar fue el tesorero del organismo, Pablo Toviggino, un personaje que no suele aparecer en los medios y que usa su cuenta de Twitter para citar a Perón, al papa Francisco y hacer de intérprete y defensor de Tapia. Le respondió como un matoncito vulgar, tal vez con el propósito de medir la obsecuencia pública de los dirigentes de otros clubes.

Verón, como jugador de Estudiantes, en 2014 (Foto: Cordon Press)
Verón, como jugador de Estudiantes, en 2014 (Foto: Cordon Press)

Dos días más tarde se jugó la final de otro de los torneos del año, la Copa de la Liga, entre Rosario Central y el Club Atlético Platense. Ganó el equipo que vio nacer futbolísticamente a Ángel Di María y, durante la celebración, su presidente Gonzalo Belloso hizo un agradecimiento explícito: «El club estaba prácticamente fundido. Fue Chiqui Tapia, con su poder político, y un amigo mío, Pablo Toviggino, que nos hizo la estructura de un desendeudamiento. Si no hubiese sido por ellos y por el ministro Massa, que nos ayudó a pagar seis inhibiciones que tuvimos en FIFA, esto no hubiera sido posible. Nos dieron una mano muy grande para arrancar y hoy estamos acá».

La alusión a Sergio Massa merece que nos detengamos en él. Fue el ministro de Economía del gobierno peronista de Alberto y Cristina Fernández hasta el pasado 10 de diciembre y el candidato a presidente oficialista que perdió las elecciones contra el libertario conservador Javier Milei. El fútbol estuvo muy presente en la campaña electoral, sobre todo a partir de la propuesta de Milei de habilitar las sociedades anónimas deportivas como modelo de gestión para los clubes, una figura prohibida por los estatutos de la AFA.

Incluso en la semana previa del balotaje presidencial, la Liga Profesional de Fútbol publicó un comunicado de rechazo que tuvo eco prácticamente unánime: «Los clubes de Primera División del fútbol argentino renuevan su postura histórica de afianzar y sostener el modelo de asociaciones civiles sin fines de lucro y rechazar de plano el formato de sociedades anónimas». La única voz disonante fue la de Talleres de Córdoba.

Sergio Massa (Foto: Cordon Press)

Antes de seguir con Massa, una digresión sobre Talleres: su presidente, Andrés Fassi, comulga con el modelo de gerenciamiento privado y bajo ese formato de gestión viene administrando el club desde 2014. Con una experiencia previa como uno de los dueños del Pachuca de México (donde llegó como preparador físico en 1994 y terminó siendo uno de los fundadores del Grupo Pachuca), a su mando, Talleres ascendió varias categorías hasta llegar a la Primera División en 2016. En estos años realizó algunas buenas campañas, con clasificación a Copa Libertadores incluida, y en el primer torneo de 2023 terminó en el segundo puesto, a 11 puntos del campeón River.

Ahora sí, volvamos a Massa. Además de dirigente político es una persona muy vinculada a Tigre, el club de fútbol de la ciudad bonaerense que gobernó, con algunos intervalos, entre 2007 y 2013. Sus vínculos con Tapia y la dirigencia de AFA le permitieron ser el motor de esa campaña en contra de las sociedades anónimas deportivas para intentar obtener provecho de la popularidad del fútbol en su carrera (frustrada) a la presidencia del país.

Nuevamente fue Toviggino, vía Twitter, el primero que hizo una declaración categórica: «Es la hora de mostrar públicamente el apoyo a Sergio Massa. Que cada uno de los Clubes del Fútbol Argentino se manifieste en defensa de sus Instituciones. ¡NO A LAS SAD! No a la privatización del fútbol. Vamos Sergio querido, fuerza Compañero. Te necesita un País. MASSA PRESIDENTE».

De acuerdo a algunas versiones periodísticos, el afán de Massa por pegarse al fútbol para conseguir más votos habría sido una de las razones que motivaron a Scaloni a decir en conferencia de prensa, luego de la victoria en el Maracaná contra Brasil la noche del 22 de noviembre, que no estaba asegurada su continuidad como entrenador del seleccionado nacional. Lo que dicen esos rumores es que, aprovechando que la selección estaba en el país para jugar una fecha de las Eliminatorias del Mundial 2026, Massa presionó a Chiqui Tapia para que le consiguiera una foto con el plantel en la previa del balotaje y que Scaloni, además de negarse, se molestó.

Lionel Scaloni (Foto: Cordon Press)

No sabemos si efectivamente eso ocurrió pero la versión resulta verosímil dados algunos antecedentes: el del 20 de diciembre de 2022, cuando la selección -a su regreso triunfal de Qatar- rechazó la invitación para ir hasta la casa de gobierno a saludar al presidente Fernández, y el del 15 de noviembre de 2023, cuando el técnico rehusó expresarse acerca de la discusión sobre las sociedades anónimas deportivas, lo que generó una felicitación pública del ex presidente argentino Mauricio Macri, rival político de Massa y aliado de Milei.

Hoy, con el libertario ya presidente, el debate tomó impulso por un Decreto de Necesidad y Urgencia que dictó a diez días de asumir y que contiene cientos de modificaciones a las reglas que rigen la vida económica argentina. Entre esas modificaciones, se habilitan las sociedades anónimas deportivas. Al margen de lo que pueda ocurrir legalmente con la implementación o no de ese decreto, lo cierto es que nuevamente la AFA y la Liga Profesional salieron al cruce: en la final del año que se jugó el 22 de diciembre entre River y Rosario Central, los dos equipos posaron para los fotógrafos con banderas que decían «El fútbol no tiene necesidades ni urgencias».

Hasta acá, hablamos mucho de política y poco de fútbol, quizás porque el nivel de juego no sea lo más atractivo de la liga argentina: es notoria la diferencia de River con el resto cuando el entrenador Martín Demichelis decide no autoboicotearse y aprovecha al máximo el potencial de su plantel. Después de haber perdido dos veces contra Central en el último mes (la primera 3 a 1 y la segunda en una insólita definición por penales en la que River erró los cuatro que pateó), lo derrotó con autoridad por 2 a 0 en la última final del año y se consagró campeón. Durante la celebración, sus hinchas también se acordaron de Chiqui Tapia al ritmo de La fiesta de Blas.

Martín Demichelis (Foto: Cordon press)

Esa noche fue titular por primera vez en su carrera una de las promesas del semillero local, Claudio Echeverri, que venía de ser figura en el mundial juvenil sub 17 en Indonesia. Jugó un muy buen primer tiempo, luego salió reemplazado y al final del partido anunció que no firmaría contrato con River y que emigraría pronto a Europa. Su declaración causó revuelo (muchísimos hinchas lo acusaron de querer irse del club que lo formó sin dejar nada a cambio) pero ahora la situación parece encaminada: se da por hecha su transferencia al Manchester City en 25 millones de euros y seguiría en River durante todo el 2024.

«Ya sabemos que hoy en día las potencias de Europa vienen con algo de guita y al final se terminan llevando a los mejores porque para los equipos de Argentina no es fácil mantener a jugadores así». El que habla es Nicolás Tagliafico, futbolista del Olympique de Lyon y campeón en Qatar 2022. Cuando se cumplió un año del título mundial, dio una entrevista a un canal de deportes en la que habló sobre la realidad de la liga argentina: confesó que la sigue poco «por los horarios y porque hoy en día me gusta cada vez menos el fútbol argentino, se juega cada vez peor».

También advirtió que los clubes europeos no se están fijando mucho en los argentinos pero que aun así los jugadores se van igual (a plazas como México, por ejemplo) por cuestiones económicas. Repasando las transferencias de 2023, se verifica que a Tagliafico no le falta razón: son pocos los que pasaron a equipos de ligas importantes.

En Inglaterra, el Brighton compró a Facundo Buonanotte y el Tottenham a Alejo Véliz, ambos delanteros provenientes de Rosario Central; en Italia, el Milan se hizo de los servicios del defensor de Platense, Marco Pellegrino; la Fiorentina se llevó al goleador de River, Lucas Beltrán, y el Genoa a Mateo Retegui, de Tigre; Boca vendió al mediocampista Alan Varela al Porto de Portugal; y Gimnasia y Esgrima de La Plata a Ignacio Miramón al Lille de Francia. No mucho más. Sí son varios los que partieron a equipos griegos de segundo orden, a la liga de Brasil, a México o la MLS. Y falta definir a dónde irá a jugar Valentín Barco, la joven figura de la formación de Boca que perdió la final de la Copa Libertadores contra el Fluminense de Brasil.

A propósito de Boca, su año estuvo marcado no tanto por los resultados deportivos como por las discusiones políticas internas y la elección de autoridades en diciembre: Mauricio Macri, titular del club entre 1996 y 2007, decidió volver a involucrarse directamente en un proceso electoral para enfrentar, como candidato a vicepresidente, a Juan Román Riquelme. La disputa estuvo atravesada por la política nacional -con Javier Milei apoyando a Macri y el peronismo a Riquelme-, hubo impugnaciones judiciales cruzadas y el debate sobre las sociedades anónimas deportivas estuvo en el centro de la escena. Ganó Riquelme con absoluta contundencia, votaron 46 mil personas y el resultado fue 64,5% a 34,5%.

La política también se hizo presente, de manera velada (o no tanto), en los torneos de ascenso. Lo que viene sucediendo con la segunda y tercera categoría ameritaría un capítulo especial imposible de resumir, solamente nos quedaremos con el resultado final y la mención de los dos equipos que subieron a Primera División.

Claudio Echeverri (Foto: Cordon Press)

Uno es el Sportivo Independiente Rivadavia de la provincia de Mendoza, club que tiene como presidente al empresario Daniel Vila, dueño de uno de los multimedios más importantes del país, el Grupo América, y accionista de la mayor distribuidora argentina de electricidad, Edenor. Vila ya había presidido la institución a comienzos de los 2000 y, desde allí, intentó disputarle más de una vez el sillón de la AFA al fallecido Julio Humberto Grondona.

El otro club se llama Deportivo Riestra, un histórico equipo de la D, la última categoría del fútbol argentino, que tiene apenas 1200 socios y está gerenciado en las sombras desde 2012 por el estrafalario abogado Víctor Stinfale, reconocido por haber patrocinado a delincuentes famosos y también a Diego Armando Maradona. Llegó a Primera con un reglamento aparte, a fuerza de juego brusco sistemático no sancionado y demás ayudas arbitrales constantes. Como muestra del apoyo discrecional que recibe de la AFA, su fixture para el campeonato 2024 incluye cuatro partidos seguidos como local en las seis primeras fechas.

Llegamos al final y seguimos sin hablar del juego, tal vez suceda porque es inevitable pensar en política cuando se trata del fútbol argentino. Aunque también es posible que pase lo mismo en otros países, que fútbol y política sean indivisibles en todas partes, que no haya aquí ningún rasgo exclusivo ni original.

No importa, igual creemos que los casos de Independiente Rivadavia y Deportivo Riestra muestran una hipocresía recurrente en Argentina: mientras la mayoría de los dirigentes trama discursos entre lo épico y lo lastimero, por lo bajo avanza de manera opaca lo que se dice combatir. En un año que termina signado por el aparente rechazo a «la privatización del fútbol», el poder favorece a dos clubes que operan como virtuales sociedades anónimas encubiertas.

Durante los años de Grondona, el cinismo del fútbol argentino se resumía en su frase «Todo pasa», hoy se sintetiza en aquello que dijo alguna vez Chiqui Tapia: «No trates de entenderla, disfrútala».

Un comentario

  1. Carlos Gustavo de Isla

    Una pregunta, sr. autor: ¿Lo único destacable del título de Rosario Central fue la frase de Belloso y que River erró 4 penales cuando se cruzaron? Hay un poco de artículo en su porteñocentrismo.

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