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Joao Felix logra que el Barça deje de provocar angustia

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Joao Felix (Foto: Cordon Press)
Joao Felix (Foto: Cordon Press)

Hace una semana el Barça estaba con el agua al cuello y en el ambiente se percibía como una montaña enorme los partidos ante el Oporto en Champions y el Atlético en LaLiga. No era para menos porque las señales que emitía el equipo eran malas y la desconfianza sobre el proyecto de Xavi aumentaba sin freno. Siete días después, el conjunto azulgrana está clasificado para los octavos en Europa y ha dado un golpe en la mesa venciendo en casa a un rival directo en el campeonato nacional. El Barça ha resucitado justo cuando debía hacerlo y los fantasmas se desvanecen.

Una derrota ante el Atlético de Madrid suponía reabrir heridas y debates además de alejarse del Real Madrid y el Girona que habían ganado sus partidos el sábado, pero los de Xavi salieron al campo con las pilas puestas, centrados, hambrientos. En el primer cuarto de hora ya habían demostrado criterio, paciencia y generado ocasiones de sobra como para adelantarse en el marcador, pero Lewandowski no está aún para trotes y continua muy lejos de su estado de forma ideal. Joao Felix, del que Griezmann había dudado durante la semana -«había momentos que lo hacía muy bien, pero hay que ser constante», afirmó- marcó en el 28’ elevando la pelota en un gran gesto técnico ante la salida de Oblak y celebró el gol a lo grande, dirigiéndose a su público y abriendo los brazos de par en par. La venganza  ante su ex equipo se había consumado.

Después de adelantarse en el marcador el Barça siguió intentándolo ante un rival noquedado, medio zumbado, que no sabía ni por dónde le llegaban los golpes. La autoridad era indiscutible, el baño evidente. La segunda empezó con un balón de Rapinha al palo y terminó con Iñaki Peña como salvador del equipo, lo que no habla precisamente bien del equipo catalán, pero con los tres puntos en el bolsillo no es cuestión de ponerse exquisitos. El Atlético se espabiló de la modorra en la segunda parte y sin hacer nada del otro jueves puso en problemas a los culés, aunque no fue suficiente como para nivelar el marcador.

Justo cuando el runrún alrededor del equipo comenzaba a zumbar fuerte, el Barça ha respondido con victorias y con la mejor primera parte de juego ante el Atlético en lo que va de temporada. La minicrisis se ha desvanecido en un pispás y menos mal, porque había indicios que mostraban que la afición estaba comenzando a saltar del barco a pesar de los mensajes megaoptimistas de Laporta y Xavi. Sin ir más lejos, ante el Atlético se registró la peor entrada de la temporada en Montjuïc: 34.568 espectadores.

La vuelta de De Jong, la conexión de Pedri, la calidad de Joao Felix, la concentración de Iñaki Peña, pero sobre todo la movilidad, el dinamismo, la presión alta ante los de Simeone no tuvo nada que ver con partidos recientes en los que el Barça provocaba angustia. Se han anunciado tantos puntos de inflexión desde que Xavi llegó al banquillo que ya es imposible distinguir cuándo llegará el de verdad, pero por el momento siguen optando a todo, han vuelto a ser reconocibles y han salvado con buena nota un momento crítico en el que hasta su propia afición había empezado a desertar. Ya veremos si es suficiente, pero por el momento, no es poca cosa.

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