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«Drive to Survive»: más un «Sálvame Deluxe» deportivo que un documental

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Drive to survive
Imágenes de Drive to survive (Foto: Netflix)

Acaba de concluir la septuagésima cuarta temporada del mayor espectáculo del automovilismo, por lo que ya podemos hacernos una idea de lo que será la sexta temporada de la aclamada serie de Netflix Drive to Survive. Cabe esperar que, entre las novedades que destaque la plataforma de streaming, la nueva temporada sea tan monótona como la temporada 2023. Por mucho dramatismo y polémica que le quieran dar, la realidad es que estos ingredientes son precisamente los que enmascaran una F1 en declive.

Para contextualizar: los derechos de la Fórmula 1 estaban bajo la propiedad de un consorcio liderado por el empresario británico Bernie Ecclestone, figura clave en la gestión de la F1. Después de décadas de control, en septiembre de 2016, la empresa estadounidense Liberty Media Corporation, una empresa de medios de comunicación, acuerda adquirir la Fórmula 1 por un valor empresarial de 8.000 millones de dólares. Más tarde, en enero del 2017, Bernie Ecclestone es sustituido como director ejecutivo de la F1 por Chase Carey.

¿Qué supuso esto para la F1? Entre otras cosas, Liberty Media implementó varias estrategias para promocionar y presentar la F1 al mundo, incluyendo una presencia más destacada en redes sociales, la expansión de eventos promocionales y, a mi juicio, la que más repercusión ha tenido: una serie para la plataforma de streaming Netflix. Hasta entonces, la gestión de Bernie Ecclestone había sido considerada algo más elitista; la F1 era para un nicho de mercado más pequeño. Estos cambios abrían el deporte a millones de potenciales aficionados.

Imágenes de Drive to survive (Foto: Netflix)
Imágenes de Drive to survive (Foto: Netflix)

Si bien la reglamentación y la seguridad de la categoría reina siguen siendo competencia de la FIA (Federación Internacional del Automóvil), la marca registrada Fórmula 1 se encarga de los derechos comerciales y televisivos. La compañía de comunicación aprovechó el auge global de las plataformas de streaming para crear una serie documental sobre el deporte centrada en los bastidores de la F1.

La serie sigue una estructura clara: cada febrero-marzo (desde el 2019), se estrenan diez capítulos sobre la temporada anterior. En 2019 se habla de la temporada 2018, en 2020 de la temporada 2019, y así sucesivamente. Por tanto, podemos esperar que en unos meses se estrenen los capítulos de la temporada que concluyó hace unos días en Abu Dabi.

El éxito de la serie es incuestionable; se ha vuelto muy popular y ha atraído a un público que antes no seguía las carreras. El pequeño nicho anterior a Liberty Media sigue viendo las carreras, más todos los nuevos fans que ahora conocen los secretos. La serie no es un resumen deportivo, se centra más bien en historias personales, rivalidades y momentos intensos detrás de las cámaras.

Imágenes de Drive to survive (Foto: Netflix)
Imágenes de Drive to Survive (Foto: Netflix)

Ahora bien, ¿cómo de buena es esta serie? Bueno, eso depende de cómo haya ido la temporada y de cuánto te guste el dramatismo y el salseo. En su esencia, la serie redefine el deporte al abrir al público el drama de la alta velocidad, las personalidades a través de la política «para todos» de Netflix. Uno de los problemas de este deporte había sido la accesibilidad. Si bien se podían seguir las carreras en varios canales a nivel nacional e internacional, la F1 había sido siempre desconocida para el gran público. Existía ese hermetismo elitista que Bernie había creado; no era para todos, solo para una elite y un nicho de mercado pequeño.

Inicialmente, los equipos eran reacios a participar; la F1 es un deporte con mucho secretismo y receloso de que los otros equipos conozcan las estructuras internamente. ¿Cuál fue la solución? Evitar los secretos técnicos y centrarse en lo que vende; el drama, el mercado de fichajes (conocida como la Silly Season), y los conflictos entre pilotos e ingenieros. Se dejaron de lado aspectos técnicos como los alerones, los cambios de reglamento, los neumáticos y los análisis de telemetría.

Producida por Box to Box Films, la serie se embarca en la tarea de seguir a los pilotos y equipos, proporcionando una perspectiva cómica y dramática de lo que sucede detrás de las cámaras. Combina momentos emocionantes en la pista con las historias personales de los protagonistas de este deporte.

Imágenes de Drive to survive (Foto: Netflix)
Imágenes de Drive to survive (Foto: Netflix)

Hay que pensar que la serie surge en un contexto de crisis mediática en la Fórmula 1, marcada por la dominación de Mercedes y la falta de adelantamientos y ruido desde la era híbrida, en 2014. Drive to Survive busca revitalizar el interés al ofrecer una perspectiva única, aunque muchas veces se aleje de la realidad para abrazar otro tipo de elementos.

Drive to survive a menudo se siente como un Sálvame Deluxe deportivo: es más una obra de ficción que un documental, con demasiados momentos dramáticos exagerados, ausencias de personajes notables y demasiado protagonismo de gente algo irrelevante -en las primeras temporadas se explota demasiado a periodistas como Will Buxton o Jennie Gow-.

Como contrapartida, la narrativa gráfica de la serie es rica y bien editada, con hilos conductores interesantes, aunque la construcción novelada y el enfoque héroe-villano pueden no ser del gusto de todos. La inclusión de elementos como flashbacks y referencias al riesgo inherente del deporte contribuyen a la experiencia única de la serie.

Y es precisamente en eso donde la serie acierta recordando a personajes como Niki Lauda o Anthoine Hubert, expiloto de la F1 y piloto de la F2 respectivamente, fallecidos en 2019. Por otro lado, la serie repite y exagera con pausas dramáticas los graves accidentes de Romain Grosjean en 2020 y Guany Zhou en 2022.

Imágenes de Drive yo survive (Foto: Netflix)
Imágenes de Drive yo survive (Foto: Netflix)

La serie también tuvo detractores internos; una de las mejores temporadas de la historia, la del 2021, fue condicionada por la ausencia de Max Verstappen, uno de los protagonistas de aquel año. Max mostró su desacuerdo sobre la metodología de la serie y la creación de historias sensacionalistas. Destacó que hay un exceso de guion, falsas rivalidades y comentarios artificiales, alejándose así de la esencia pura de la F1.

Si bien es cierto que se tiene acceso a entrevistas realizadas específicamente para la serie, además de reuniones privadas, negociaciones, que sucedieron en la realidad, la producción manipula estas partes para crear dramatismo.

Drive to Survive acierta arrojando luz sobre la lucha de equipos menos destacados, como Williams, destacando la dificultad de obtener puntos y cómo una posición puede afectar significativamente al presupuesto y los patrocinios de una temporada. También acierta en darnos una imagen de los pilotos como seres humanos y no como celebrities, acercando a la audiencia al deporte y permitiendo que el espectador disfrute de la F1 desde otro punto de vista -aunque no siempre completamente fiel a la realidad-.

Aunque es cierto que hay bastantes patinadas en la edición; muchos sonidos típicos de la F1 (subida y bajada de marchas, desaceleración en horquillas, frenadas, etc.) no coinciden con las imágenes. Además, no son fieles con los momentos en los que realmente suceden; radios que no son de ese gran premio y neumáticos equivocados.

Imágenes de Drive to survive (Foto: Netflix)
Imágenes de Drive to survive (Foto: Netflix)

En conclusión, la serie tiene mucho margen de mejora. Por ejemplo, en vez de lanzarla una semana antes de la primera carrera o de los tests invernales, acertarían lanzándola estratégicamente en enero, un mes donde no hay absolutamente nada en relación con la F1.

Se agradecería un formato más cronológico, respetando las imágenes y sincronizando correctamente los sonidos. Además, estaría bien reducir el dramatismo y quizá poco a poco empezar a introducir elementos de reglamento y tecnología que harían que los más fieles mejorasen su visión de esta serie.

Aunque Drive to Survive puede no satisfacer a los puristas de la F1, es interesante para aquellos que buscan conocer a los pilotos y sentir la tensión de las carreras más allá de la realidad del deporte. La serie atrae a un público más joven y diverso, desplazando a la audiencia tradicional y ofreciendo una visión más humanizada de los pilotos. Esta serie sigue siendo un fenómeno cultural que genera discusiones y debates entre los fanes.

Para la sexta temporada, podemos esperar previsibilidad; no habrá cambios de parrilla para el 2024, por lo tanto, no ha habido mercado de fichajes. La temporada ha sido un completo dominio por parte del piloto neerlandés. Desafortunadamente, no hemos visto la 33 de Fernando Alonso, aunque sí la segunda de Carlos Sainz, por lo que podemos esperar un capítulo sobre Singapur.

Por lo demás, seguramente tocarán el bajón psicológico de Sergio «Checo» Pérez, los ocho podios de Fernando Alonso, el resurgimiento de equipos como Mclaren y Mercedes y el pique entre Sainz-Leclerc. No se olvidarán de la vuelta de Daniel Ricciardo a la F1, el nuevo rookie Oscar Piastri y la lucha interna de Alpine. Veremos qué tan buena es la nueva temporada.

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