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Florentino no delira, pero exagera

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Florentino Pérez (Foto: realmadrid.com)
Florentino Pérez (Foto: realmadrid.com)

«El fútbol sufre una crisis sin precedente, muy grave. O reaccionamos, o no sobrevivirá como lo conocemos ahora». Son palabras de Florentino Pérez, presidente del Real Madrid en la Asamblea de socios compromisarios. Es una defensa de su proyecto de Superliga. Lógicamente, es una visión interesada, pero abre una reflexión que nadie está haciendo y es necesaria.

En su denuncia a las autoridades del fútbol citó las innovaciones que se están produciendo en los deportes estadounidenses: «La UEFA gestiona el fútbol sin trasparencia y sin innovar. Sin saber cómo hacer frente a deportes en constante crecimiento, como el Americano y a los E-Sports, que atraen al público más joven. Kodak fue líder en fotografía, pero fue a bancarrota por no saber modernizarse. El fútbol no es distinto a ellos. Si no avanzas, te superan. Es evidente; cada año es más evidente».

En Estados Unidos hay una gran competencia entre deportes para atraer ese público más joven. En la NFL que cita el presidente, se han producido cambios en las reglas del fútbol americano,  y cambios en la oferta de competiciones. Pero lo más importante se está llevando a cabo en la presentación del conjunto, en las retransmisiones. Los acuerdos de la NFL con ESPN y Disney+ para retransmitir en Realidad Virtual encuentros dentro del universo de Toy Story seguramente sean los que marquen el futuro.

Como se explicó en Jot Down Sport, la cartera de derechos de Disney es enorme, se empleó el universo de Toy Story, pero podría haber sido el de Star Wars o el de Marvel. No cabe duda de que todos acabarán apareciendo en la ecuación. Es una estrategia familiar, permite a los padres inocular la afición por su deporte favorito a sus hijos, pero que parte de una separación, se tiene que seguir en dos pantallas. Los niños ven el mismo partido, pero la tecnología hace posible que los jugadores sean representados por dibujos animados.

Sin embargo, esta idea no es una extravagante innovación estadounidense. En fútbol ya ha habido iniciativas de reproducir jugadas y resúmenes de partidos en Lego. Los efectos visuales en las repeticiones son cada vez más habituales en las redes sociales, donde se registran las mayores audiencias fuera del match day, y en LaLiga, por ejemplo, se han introducido cámaras en los vestuarios para ampliar la información sobre la narrativa de la competición acercándose al género de la telerrealidad.

Atraer la atención se puede realizar desde diferentes enfoques. El béisbol estadounidense logró repuntar tras una pérdida de público joven a través del desarrollo de aplicaciones para seguir datos en tiempo real. En este deporte la estadística siempre ha tenido un gran protagonismo, pero integrarla para una consulta personalizada cambia la experiencia por completo.

Los grandes cambios en las retransmisiones cobrarán  un impulso definitivo tras los Juegos Olímpicos de París. Se están ensayando ideas, como el reconocimiento facial para medir la fatiga a través de Inteligencia Artificial, que pueden revolucionar la información que se recibe durante la emisión de un deporte en directo.

Otra cuestión es el precio de estas retransmisiones. Decía Florentino que debe abaratarse. El antecedente del peligro está claro. Durante años, cuando el cable era el canal exclusivo para productos premium, HBO tenía en el boxeo uno de sus valores más importantes. Sin embargo, era caro. Ese efecto lo que produjo fue el de un público cautivo que fue envejeciendo rápidamente. Los jóvenes no tenían posibilidad de pagar tanto por un entretenimiento. Esto llevó a una grave crisis al mundo del boxeo que se zanjó cuando promotores como Bob Arum se dieron cuenta de que el problema estaba en el cable.

Mientras tanto, lo que ocurrió fue que la barrera de HBO para ver el boxeo hizo que, con el auge de internet, crecieran exponencialmente las Artes Marciales Mixtas. Dos organizaciones jóvenes, UFC, de 1993, y Ballator, 2008, coparon el mercado más joven y eso tiene una consecuencia que puede tardar en llegar, pero cuando lo hace es definitiva: la publicidad se volcó en ellas por los segmentos de edad de su público.

Si el problema no viene por las retransmisiones, puede hacerlo por el fútbol presencial. Los precios de acceso han crecido exponencialmente y el propio Florentino, con su nuevo estadio, ha entrado de lleno en las nuevas técnicas de explotación de los recintos deportivos. Lo mismo que los largos pasillos que hay que atravesar para coger un vuelo en un aeropuerto se han transformado en un centro comercial con amplia oferta de hostelería, los estadios van a lo mismo y el Bernabeu pretende ser puntero en eso mismo.

Más grave puede resultar que por el ansia de satisfacer al público global se degrade el producto por algo mucho más prosaico y antiguo como el horario. El ejemplo lo tenemos en el último Clásico, disputado en la sobremesa. No es el primero con este tipo de horarios y la emoción visual que desprende está años luz de aquellos encuentros disputados bajo los focos que no solo hicieron afición, sino que marcaron de por vida a generaciones.

Está por ver que el fútbol pueda ser desplazado de su posición preferente en el entretenimiento, pero nada está a salvo de cualquier tipo de cambio o convulsión, sobre todo ahora cuando la oferta para llenar el tiempo libre tiende a infinito. No obstante, uno de los valores del fútbol ha residido siempre en que se mantiene prácticamente inalterado, con pequeños cambios en las reglas, en tres siglos distintos. Y si algo tiene que cambiar, es para que no cambie nada. Ese es el reto.

2 Comentarios

  1. El jurgol es un deporte que vive en una torre de marfil, y algún día se pegará una hostia. Por ejemplo, el dinero del jurgol viene fundamentalmente de la TV, y el jurgol se niega a adaptarse a la TV. No digo de llegar a los extremos de la NFL, donde sin perderte ni un segundo de juego te pueden meter toneladas de anuncios. Pero el basket hace años pasó de 2 tiempos de 20′ a 4 de 1o’ y con algún tiempo muerto más para poder meter más anuncios y generar más dinero y no se han muerto. Y ya de paso si consiguen dejar claro cuándo cojones acaba el partido ya sería la rehostia, y no, «cuando al árbitro le salga de sus putos huevos» no es una reglamentación aceptable.

  2. Sí salvar al fútbol es ver partidos con los personajes de star wars o la colmena, vamos de culo

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