Dedicarse a la marcha atlética en España es tener valor de echarse a la espalda el legado de Jordi Llopart, María Vasco, Josep Marín o Valentín Massana. Álvaro Martín (1994, Llerena, Badajoz) no es que aceptase el reto sino que metió una patada a la puerta de la gloria. Fuera por descaro juvenil o por poseer muy altas capacidades atléticas, fue olímpico en Londres 2012 en plena adolescencia, en una especialidad donde reinan el callo, la veteranía y el sufrimiento de larga duración. Ha sido dos veces campeón de Europa en 20 kilómetros marcha, en Berlín 2018 y Munich 2022, y finalista en los Mundiales de Londres 2017 y los Juegos de Tokio 2020. Con todo, todavía es un veinteañero en vías de terminar su segundo título universitario: primero en Ciencias Políticas y después en Derecho. Multiplicará con más preguntas cada una de las que le hacemos.
Se ha presentado a charlar con nosotros con un peso de combate de 71kg para un siempre moreno y tieso metro ochenta. Porque Álvaro camina recto. Su volumen máximo de consumo de oxígeno lo han medido en 65 ml/kg/min y en reposo da 43 pulsaciones. Con ese material ha encabezado durante cuarenta y dos semanas el ránking mundial de veinte kilómetros. Como un Prometeo más, vive encadenado a tener siempre los pies en la tierra. Tras las paredes de cristal de la terraza en la que nos sentamos discurren las carreteras asfaltadas de la Casa de Campo de Madrid, el parque urbano por donde se ha dejado media vida entrenando. Viene sin prisa y, sin quererlo, va a gustar a la cámara. Sus ojos verdes son más verdes con el sol de tarde. Tras buscar un buen ángulo Begoña Rivas sonríe, por fin. Se sienta con una mano apoyada sobre su rodilla izquierda, como si estuviera a punto de saltar en cada respuesta. Comenzamos.
El olimpo de marchadores está lleno de historias de gente que prueba la especialidad y se queda. Uno, a la marcha, llega por una sugerencia de tu entrenador o por haber probado un día. Tú destacabas en fondo y cross en edad escolar. Pero te lesionas y «pruebas».
Como tú has dicho, un accidente. Yo era corredor. Me defendía bastante bien en pruebas de cross, de pista cubierta, de fondo, y yo llegué a la marcha por una lesión de rodilla, de crecimiento, producida porque hay mayor impacto en la carrera. Mi hermana estaba marchando y mi entrenador decía «mira, si te duele corriendo vamos a probar a marchar para que no pierdas la forma, y así luego te incorporas a la carrera». Así estuve compaginando ambas disciplinas, correr y marchar, hasta que en un momento pensé que lo haría porque me gustaba más, nada más complejo. Y corriendo llegué a tener incluso alguna medalla en un campeonato nacional, pero decidí por ese accidente y sobre todo por cierto punto de locura. Porque esto de marchar, o te gusta mucho o lo detestas. No hay término medio.
Y con 15 años ya estás instalado al más alto nivel. Vas a Moscú a competir en las clasificatorias de 10 kilómetros marcha para los Juegos Mundiales de la Juventud.
Lo de Moscú era como unos trials para clasificarse para los primeros Juegos Olímpicos de la Juventud, en Singapur. Es verdad que yo despunté muy rápido en la marcha porque ya traía muy buenas condiciones como corredor. Otros compañeros, en cambio, no eran tan buenos y les costó dar el salto a la élite en la marcha.
¿Podías tirar más de fondo de armario de forma física y no depender tanto de la técnica?
Al final un marchador y un corredor solo se diferencian en la técnica. Los entrenamientos, la condición física es la misma, y yo tenía una buena base por lo que, en el momento que pillase bien la técnica, ya podría despuntar.
La cosa sale bien. Con 16 años te vas a estudiar bachillerato a Madrid y dejas Llerena. Me pongo en plan padre: ¿Seguro que no vas a descuidar los libros? ¡Que tú eres un trasto!
Mis padres sí que estaban preocupados porque veían que yo empezaba a destacar en el deporte. De esto ellos y yo nunca lo hemos hablado pero tenían el miedo de que yo dejara los estudios por el deporte. En el instituto yo no era buen estudiante. Pasaba los cursos pero raspado. No tenía esa motivación a la hora de estudiar porque no encontraba qué me gustaba. A los quince llega un momento clave ya que solicito la beca para el Centro de Alto Rendimiento de la Residencia Blume en Madrid. Y eso, para un padre, decir que el año que viene se va tu hijo, es duro. Seguro que les llamó la atención por lo extraño pero iba a seguir vinculado estudiando en el instituto de la Blume y eso les convenció.
Tampoco te ibas a jugar a los cadetes del Real Madrid. Al fin y al cabo el atletismo es un deporte precioso pero arriesgar con ello es un gran salto.
Si yo me pongo en la piel de ellos no sé si hubiese querido que mi hijo se fuera. Es verdad que tengo familia aquí, pero se te va un crío de 16 años que sale de un pueblo de 6.000 habitantes del sur de Extremadura, él solo, a Madrid… uf. Yo no era consciente. Si hubiera sabido lo duro que iban a ser los primeros meses, en fin, no sé cómo lo hicieron. Les honra dejarme ir a perseguir mi sueño pero, vaya, es una muestra de que siempre han estado ahí de mi lado.
Con 17 años le metes una hostia al Récord de España junior de 20 kilómetros marcha, lo sitúas en 1h22, logras la mínima olímpica y te clasificas para los Juegos de Londres 2012. Abramos el libro de tus pensamientos de esos días.
Lo veo ahora y es que era un niño. No era capaz de analizar ni ser consciente de lo que había hecho. Lo veo con calma ahora que han pasado once años y le doy más valor todavía. Era una barbaridad. Es verdad que a los Juegos de Londres yo tenía que haber ido a acabar simplemente la prueba; a coger experiencia. Aun así, inocente de mí, me impuse una presión como si tuviera que ganar una medalla olímpica. Antes de la línea de salida ya estaba derrotado: por desgracia, no supe tener la madurez de saber que había dado un campanazo y que había que disfrutar de eso porque a esa edad no te toca pelear por nada.
Explica a nuestros lectores un poco el exigente sistema de marcas mínimas en el atletismo a nivel mundial.
El sistema (aunque ahora ha cambiado un poco), se basa en clasificarse mediante una lista de marcas mínimas. Son marcas de nivel A y B que había que conseguir. Por cada país pueden acudir normalmente tres participantes. Si en un caso no hay ningún español con una mínima A, la selección española podía presentar alguien con una mínima B. Es sencillo y a la vez cruel. Pero si hubiera en el caso un máximo de tres con la mínima A, el cupo se completa. En Londres 2012 logré la mínima A y eso me dio el derecho de poder asistir. También se dio otra casualidad y es que ese año fue muy difícil para los españoles en los 20 kilómetros marcha y solo dos españoles la hicimos. A día de hoy eso es impensable, pero en 2012 se dio.
Es que hay una densidad tremenda de marchadores en España. La marcha mundial se concentra históricamente en cuatro o cinco grandes países, salvo la reciente incorporación de China, Japón. ¿Hay alguna explicación para ello?
Al final es que tenemos un componente técnico muy específico. Piensa que ahora están saliendo marchadores keniatas cuando nosotros decíamos ¿y por qué no salen? ¿Por qué no hay nadadores o ciclistas de Kenia? Pues es igual. En nuestro caso se necesita técnica del mismo modo que en otros deportes se necesitan instalaciones. ¿Por qué se concentran en pocos países? Porque hay muy pocos entrenadores de marcha. Si quieres sacarte el título de entrenador nacional de atletismo tienes que trabajar todas las especialidades pero, al final, algunas especialidades son más fáciles que otras. ¿Cuántos entrenadores hay especialistas en lanzamiento de martillo? Muy pocos. En marcha es igual. Da la casualidad que fuimos pioneros y eso generó que tuviéramos los primeros grandes entrenadores y de ahí salieron atletas.
¿Esto es tanto para bien como para mal? Por un lado poder ganar títulos pero creo que se percibe como una especialidad algo debilitada en el contexto mundial.
Y no tendría por qué. Eso creíamos nosotros. Pero ya hay marchadores de China, Japón, suecos, canadienses y de toda latinoamérica, así que ya tenemos los cinco continentes. La cuestión es por qué antes era Europa y por qué no hay densidad en los otros. La clave de la debilidad de la marcha es que aún no hay gente puntera en Estados Unidos. Por lo demás, me acuerdo de que el cuarto en el Campeonato Mundial de 2017 era sudafricano. ¡Un marchador sudafricano! La actual campeona mundial de 20 y 35 kilómetros es peruana. Japón siempre ha estado ahí. Cada campeonato China lo que saca es increíble, por calidad y volumen. Es verdad que debilitados estamos como pueden estar el disco o el martillo. A su vez, si te fijas los países del Este siguen manteniendo esas escuelas y siguen sacando generaciones enteras pero ojalá ver un día un keniano en martillo. Ya fue excepcional el caso de jabalina pero ojalá.
Por favor, explica a un profano la dificultad de su ejecución. ¿Es víctima la marcha de su propia subjetividad técnica?
Dos pinceladas primero sobre las dos normas que tenemos. Tenemos que estar, a vista de ojo humano, visiblemente con un pie siempre en contacto con el suelo. Y digo a ojo humano. Porque si sacas una foto, verás que hay una fase «de vuelo». ¿Cuánto está permitido? Son centésimas de segundo en las que está permitido ese vuelo, sin tocar el suelo con ambos pies a la vez. Esto se considera indetectable salvo que pongas una cámara lenta o hagas una foto. Luego tenemos que la rodilla o pierna de ataque, la que avanza hacia delante, digamos, en el momento que toca el suelo tiene que estar recta.
Claro, desde la televisión se percibe como si se fuese corriendo. Y, ¡a qué velocidad vais!
Claro. Y ahora vamos con la parte subjetiva. Alguien pensará que lo de la rodilla recta puede tener más complicación pero en la fase de vuelo, ¿no hay suficiente tecnología para poder controlarlo? Es más, los marchadores exigimos a la World Athletics, que es quien tiene potestad para ello, que modernice nuestra disciplina igual que lo han hecho con otras. Ahora cualquier lanzamiento, medición de saltos, se hace con la más moderna tecnología. Incluso los tacos de salida, donde están debatiendo rebajar el tiempo de reacción, todo es a base de tecnología. ¿Por qué no quieren aplicarla a la marcha? Cuando en pleno siglo XXI es tan arcaico y tan subjetivo que, tanto el espectador como los propios atletas tengamos nuestras dudas. A veces salimos en un Campeonato del Mundo más de cien marchadores y hay ocho jueces y ¿crees que en los primeros kilómetros, con un pelotón de los cien más rápidos del momento, los jueces van a poder controlar a todos? Es imposible, yo sí he visto a compañeros de especialidad que se quedan en el centro del pelotón y corren, y eso no es de recibo, claro. Ya no es que está haciendo trampas sino que está dañando el prestigio de la especialidad.
En la marcha se descalifica a los participantes. No importa si eres el primero en ese momento. Incluso después.
Te digo más, Luis. Somos la única disciplina deportiva en la que, si te pones a andar, te descalifican. Porque no tienes la rodilla recta en el paso de ataque. Es parte del juego, y da para mucha estrategia. Si yo veo un compañero al lado que lleva dos tarjetas pues le aprieto aunque vaya fastidiado. Pero es también la espada de Damocles que llevamos al marchar.
Su otra particularidad es que está ligada al gran fondo. Desde el siglo XVII se ha competido en pruebas de andarines. Horas y horas. Sois herencia del pedestrianismo. La marcha tiene cien años de tradición más que el maratón contemporáneo. Y eso lastra para las televisiones y organizaciones modernas: tantas horas son un engorro y estamos viendo una mutilación progresiva de la especialidad. Ya han suprimido, de momento, los clásicos 50 kilómetros.
La marcha nace de una tradición popular en Inglaterra en los siglos XVII y XVIII, luego da el salto a Estados Unidos y México y, curiosamente, en los primeros Juegos Olímpicos las pruebas de marcha no fueron largas: si no recuerdo mal fueron tres millas o milla y media. Eran distancias muy cortas pero no eran profesionales. Pronto se empieza a profesionalizar todo y ven que en esa distancia tan corta es imposible mantener la técnica. Yo puedo salir en un mil a 3:15 y tengo la capacidad física pero eso no es marchar de manera legal. Y el proceso fue volver a alargar las pruebas a veinte y cincuenta kilómetros. Ahora bien, insisto, si acortas las pruebas como ocurre de nuevo y no implementas la tecnología para controlar la fase de vuelo, eso irá en nuestra contra. Lo que se va a hacer ya no es marchar. Con la nueva prueba de relevos que están diseñando (2 relevos mixtos de unos 10km hasta completar un maratón), podremos ver por ejemplo un marchador indio que salga a 3.30/km y eso no será marchar. Será muy bonito y competitivo pero no está demostrado que se pueda marchar a esos ritmos.
Se están acomodando las previsiones de transmisiones, y la marcha de larga distancia no encaja en el ocio el resumen en 3 minutos de YouTube. Además tiene que competir con los sprints o la pértiga. ¿El conjunto de marchadores está en contra?
Mi especialidad tiene que evolucionar. ¿Cómo? Implementando tecnología. Y sobre todo que los atletas tengamos voz por lo menos para poder expresarlo si nos parece bien. No ya voto. Pero ni tenemos voz, ni los motivos parecen ser deportivos, ni se pretende en el mejor de los casos cambiar. También hay una perspectiva más negativa que es la de que la marcha podría desaparecer. Entiendo que, como veíamos los Juegos antes, se ha terminado. Eso de sentarse a ver la televisión horas y horas a ver los Juegos, ver cualquier disciplina, ya sea saltos de trampolín, gimnasia artística, las nuevas generaciones ya no lo ven así. Ahora hay nuevas formas, el contenido se da en el móvil, en twitch, y se ven diez minutos de cada cosa. Con esos parámetros el maratón sobra. Una prueba de marcha sobra. Y los que toman las decisiones, sobre todo el Comité Olímpico Internacional, lo entienden así. Conciben los JJOO no como algo deportivo sino como una empresa que necesita beneficios y cuyo público no consume su producto igual que lo hacía hace diez años.
Y las castigadas son siempre las especialidades deportivas de larga duración.
Cuando abres una puerta no sabes hasta qué punto será, ni dónde se detiene. En este caso no sabes si el COI tiene en el punto de mira a la marcha o si hay más especialidades en peligro. Verás: el atletismo es además el deporte que más deportistas mueve en unos Juegos Olímpicos; mal asunto. También es el que más dura; mal asunto. Se sabe que el COI quiere reducir el número de pruebas y de deportistas. El atletismo es una joya que hasta ahora nunca se le había tocado pero, ahora que se ha abierto la puerta, vamos a ver. Ahora vienen a por nosotros pero irán a por otras disciplinas. Al final no es una cuestión de la marcha sino del atletismo en general.
Y, en esto de lo viejo contra lo nuevo, ¿no hay un movimiento alternativo de atletas, similar al de los corredores de trail running, buscando la esencia, alejándose de las federaciones?
Por ahora no. Y digo por ahora. Al final nos están obligando a ello. Vamos a ver, fisiológicamente, a uno que está especializado en la antigua distancia de 50 kilómetros, te lo has cargado. El legendario Chuso García Bragado y eso de ir a ocho juegos; eso va a desaparecer. Si haces que la prueba más larga sea veinte y luego los relevos son dos diezmiles, esta gente que fisiológicamente estaba entrenada para las largas distancias no podrá competir. A la fuerza habrá que ver qué se puede hacer. Yo todavía no estoy en esa situación pero veo que, al final, por respeto a la disciplina, a nuestra historia, por ser un deporte con unos valores, pues a lo mejor en un tiempo es posible desvincular la marcha de las federaciones de atletismo. Ojo, con la anterior Ley del Deporte eso era imposible, pero si ahora aparece una federación internacional de marcha, se podría generar una federación española de marcha independiente.
Por otro lado, la tradición del atletismo te hace crecer como atleta mirando poder ir a grandes campeonatos, Mundiales, Juegos, participar en las selecciones. Y dentro de lo posible tú quieres ser profesional del deporte que practicas.
Por supuesto. Vamos a ver. La marcha es una disciplina del atletismo de pleno derecho, tanto como el 5.000, el martillo o el maratón. Es lo bonito del atletismo. Si vas a una pista puedes ver competir a un velocista, a un marchador, y son deportistas totalmente distintos. No queremos desvincularnos pero casi te obligan a ello. Somos un deporte minoritario y el deporte que queda fuera de los Juegos Olímpicos está en peligro de extinción. Las cosas como son, a nivel de repercusión, de ayudas, patrocinio, etc. Mira los karatecas de katas a los que los han sacado de los Juegos y eso supone casi su extinción. Ahora, sus recursos y lo que puedan mover, no tendrá nada que ver.
Uno se topa con las estructuras de la organización del deporte. Una gran pirámide política que soporta ese deporte y frente a la que se ve al deportista solo, ante una maraña de federaciones nacionales, comités olímpicos y la federación internacional.
Pero esa sensación ya la he tenido desde hace mucho. Sobre todo la última vez, cuando fuimos al Mundial de atletismo en Doha 2019. Y yo qué pinto aquí, pensaba. Evidente, yo no puedo decidir dónde se celebran las competiciones. O, sin ir más lejos, el año pasado, en que nos llevaron a Omán al Campeonato del Mundo de marcha. La prueba la ponen al lado del aeropuerto, en cuesta, en mitad del desierto, y la excusa que ponen es que son un país musulman y las mujeres no pueden competir por ahí en braguita y top y no quieren que la población local lo vea. Y tú, como deportista, ¿cómo te comes eso, cómo te rebelas? ¿No compites? ¿Pones un tuit? No puedes hacer nada. Y te dicen que o eso o nada.
Los escenarios en los que os hacen competir han sido demenciales. En Moscú 2013, a las cinco de la tarde en verano. En Doha 2019, de noche porque, de lo contrario, habríais muerto… ¿Qué tiene World Athletics en la cabeza?
Pues ese es el problema. Además, en Doha los atletas presentamos varias opciones porque aquello es el desierto en el mar. Es una locura. Había días que se estaba bien, entre comillas, por ejemplo el maratón masculino fue un poco mejor entre muchas comillas, pero el maratón femenino fue un infierno. Nuestro caso fue también un infierno. Cuando nos quejamos en su momento la respuesta de la organización es «no te preocupes, tenemos un hospital de campaña y rápidamente saldrán los sanitarios y os salvarán». Hombre. Yo no quiero morir, eh. Me entregaré al máximo y me dices que puedo darlo todo porque hay un hospital por si reviento. Bueno, yo vengo a competir, no a sobrevivir.
En Doha recuerdo que la realización enfoca al grupo con los mejores del mundo y de repente, apenas recorridos 40 minutos, empezáis a parecer muertos vivientes. Cuando te pasa el británico Tom Bosworth eres como una imagen encharcada mezcla entre un preso de guerra y un jornalero que regresa destrozado a casa. Un tío de élite que ha explotado en tres minutos de carrera.
Y eso es lo que se vio en carrera. Luego, cuando terminabas, pasabas por el hospital este y veías a ocho o nueve tíos que son duros como rocas, tumbados en una camilla con el suero metido en vena, deshidratados, esto ¿por qué es? Y también las consecuencias que tiene otorgar grandes eventos a Qatar que no es el país donde más se respete los derechos humanos. No sólo el mundial de atletismo sino el de fútbol con todos esos trabajadores que han fallecido construyendo los estadios. Nosotros veíamos aquella barbaridad. Y lo peor es que te decían que no te quejases.
Las disciplinas de fondo son así. No hay un equipo que te bate claramente. Las estrategias se basan en resistir un poco más esa tortura física. Más rápido durante más tiempo.
Un ejemplo. Nosotros para Qatar trabajábamos en las instalaciones del Ejército del Aire y metimos toda la tecnología posible y más para poder aclimatarnos. Y las conclusiones fueron, mira, tienes la piel más gruesa porque has nacido con unas condiciones genéticas en España, y posees unas condiciones de sudoración que otros mejoran de manera innata por ser de otra parte del mundo, por ejemplo del Ecuador. Que se puede solventar pero, cuando compites a unas condiciones de 44 grados a las once de la noche, da igual lo que hayas entrenado. Había gente que no se había aclimatado tanto pero que les fue mejor. Otros se desmayaron. Otros que iban a dar el campanazo, desaparecieron.
Disciplinas que son un poco las hermanas pobres del deporte. Solo brillaréis a la atención de los medios si hay una medalla o, lamentablemente, si das positivo porque hay que exprimir el cuerpo aún más y hay compañeros que atajan.
Hay compañeros que eso de la prensa les da más rabia. A mi no, lo de la prensa me es indiferente. No compito siquiera para ganar medallas. Yo hago esto porque me gusta. Es verdad que nos gustaría tener más repercusión pero sí y no. Creo que debe ser agobiante ser un Messi o esta gente que no puede ir por la calle. En atletismo, además, decimos que las medallas no son todas iguales, dependiendo si lo gana alguien de 100 metros o un marchador o un lanzador. Pero en mi caso me da igual.
Viviendo con esa honestidad casi quijotesca, ¿duele salir a entrenar y a competir conscientes del historial de doping de algunos países rivales? Más de veinte marchadores rusos, sin ir más lejos, todos del oscuro núcleo de entrenamiento de Viktor Chegin en Saransk, han sido descalificados en los últimos años. Las medallas de los marchadores chinos cambiaron de mano tras la revisión de positivos en Londres 2012… ¿Cómo consigues competir así?
En marcha, pero también en todos los deportes, los rusos han hecho trampas. Dopaje por medio. ¿Tu ves normal que en un mundial junior yo quede quinto y ahora soy cuarto porque han descalificado a un ruso por positivo? En categoría junior, no estamos hablando ni de categoría absoluta. Si lo haces a ese nivel con menores de edad, ¿qué le haces a los absolutos? Y me da pena. De pequeño veía en marcha a esos rusos ganar casi abusivamente, y decías ojalá poder competir con ellos algún día, de mayor. Y luego ves que lo han hecho con trampas y te sientes engañado. Me ha dado rabia competir con ellos en esas condiciones. Es verdad que estamos viviendo una época con menos positivos, y quieres creer que cuando quedas cuarto, les das la mano a los que te han derrotado, y eso que los has tenido bien cerca pero, venga, les saludas, has hecho todo lo posible y les das la enhorabuena. Pero lo otro da muchísima rabia.
Soy un lector español y me recomiendan el documental del marchador italiano Alex Schwazer (nota: sancionado en dos ocasiones por dopaje). ¿Con qué ojos le entro a esa historia?
El documental es durísimo. A Schwazer le conocí y he competido contra él. Claro, tienes una idea de él. Y cambia tu percepción. No de que ha competido con trampas, que en efecto le han pillado, pero la segunda parte del documental es tremenda, donde hablan sobre toda esa mafia que hay, que la federación internacional era consciente del sistema de dopaje de los rusos y que se aceptaba. Además de la sospecha de que le manipularon las muestras para que diera positivo, pues es para echarse a llorar. No es que a algunos les permitan ir dopados, sino que, encima, si te intentas rebelar te cortan la cabeza. Y dices ¿pero dónde estoy? Es algo que yo he visto y no quiero que lo vean mis padres porque van a echarse a llorar.
Ya no es un solo entrenador o un centro de entrenamiento corrupto sino que son Estados-empresa que utilizan la juventud como carne picada para su gloria personal. ¿A qué debe dedicarse la política con el deporte? ¿A educar, gestionarlo, sacar el máximo rendimiento económico o mediático?
Nosotros decimos que el deporte es una herramienta social. Pero no solo la parte positiva de educar en buenos valores. Ojo, porque también se puede estar educando en malos valores. El deporte siempre se ha utilizado como arma de propaganda. La URSS lo hacía durante la guerra fría, se hacía como una forma de demostrar la superioridad entre sistemas de ambos bloques, se usaron los boicots en ambos juegos de Moscú 1980 y Los Ángeles 1984, la RDA lo utilizaba, China también…
Te recomiendo el libro de Fit Nation para leer sobre el uso del deporte en EEUU durante la Guerra Fría.
En EEUU había casos también de echarse a temblar, porque ha fallecido tal o cual deportista por muerte súbita, claro. Eran otros tiempos en los que el dopaje estaba totalmente descontrolado. El que no se metía dentro del sistema, nada. El deporte siempre se va a usar como arma de guerra. A día de hoy, en los Juegos Olímpicos todavía se sigue utilizando. Mira el conflicto con qué hacer con los deportistas de Rusia. El COI, abanderado en teoría de la neutralidad, dice que deberían competir mientras que la parte occidental dice que no. Yo tengo también mis dudas. Muchos deportes rusos son militares. Si te fijas es meter a parte de las Fuerzas armadas a competir. En muchos otros países los deportistas son también militares. No van al frente lógicamente pero hay cierta moralidad, ética en esas decisiones, que cuestionan esa supuesta neutralidad del COI, al que yo veo más como una empresa privada que como una institución que busca unos valores olímpicos.
Hombre, concediendo mucho terreno al rival, está bien que el deporte en el siglo XX se actualizase a nivel global y que, al fin, generara dividendos. Y se terminaba con el falso amateurismo y por fin os permitía ser profesionales.
Yo me acuerdo cómo vendían algunas historias los soviéticos. Un chaval que ha salido de más allá de los montes Urales, de un entorno agrario en Siberia, y que ahora es campeón olímpico. Era una forma de proyectar a la sociedad el triunfo del sistema o como queramos verlo. Pero para eso hacía falta ser profesional del deporte. Y antes se descalificaba a deportistas si se demostraba que habían cobrado en ciertos sentidos por competir. Pero es lógico: ahí el COI dijo que esto había que verlo como una empresa con la que se podía ganar dinero. En los años 70 es cuando empiezan las televisiones a nivel global, las retransmisiones, y la idea mercantil está ahí por mucho que se vendan los valores olímpicos o la unión de los cinco continentes. Queda muy bonito pero la idea primigenia es la de hacer dinero.
El deporte, en algunos países, está dentro del ministerio de Cultura o de Educación. ¿Debe estar ahí?
Si tuviese su propio ministerio sería lo mejor. Pero entiendo que el deporte tiene que ser parte de la cultura y más aún de la educación. Tenemos una generación cada vez menos sana, que se mueve menos, es la que menos interactúa socialmente. Muchas veces en vez de recetar una maldita pastilla lo que tendrías que recetar es algo de deporte.
Entonces podría estar en el Ministerio de Sanidad.
Por ejemplo. Y no digo el deporte de alta competición porque este deporte no es sano. Pero el deporte base es lo más sano. No solo físicamente sino también mentalmente.
Decías que el atletismo es un deporte minoritario pero alrededor del atletismo se mueve dinero. Warner Bros Discovery puso sobre la mesa 1,300 millones de euros por los derechos de los Juegos Olímpicos para Europa. No quiere decir que ese dinero termine en manos de los atletas.
Y depende de qué atletas. ¿Tú crees que cobra lo mismo el mejor marchador del mundo que en su momento Usain Bolt? Qué te puedo decir ahí.
Que te hubiera gustado ser un marchador profesional bien pagado.
Yo soy profesional y entiendo que estoy bien pagado. Luego ya están las expectativas de qué quiere conseguir cada uno. Yo me considero profesional no por ganar dinero sino porque puedo vivir de ello. Para mí eso es ser profesional. Podrían decirme que lo que gano no es suficiente pero quizá para mí sí.
Pero para instalar aire acondicionado en los asientos del estadio de Doha sí hay equis millones mientras que a ti te escamotean unos miles de euros en becas. Dinero hay mucho.
Fíjate. En el atletismo español estamos viviendo una época de vacas gordas. Estoy en la asamblea de la RFEA y tengo acceso a las cuentas. La actual es la época de mayor presupuesto que hay. Otra cosa es la gestión de ese dinero. ¿Cómo puede ser que la época de vacas gordas sea la de menos ayudas a los deportistas? Eso es cómo focalizas tú el dónde y a quién tiene que ir ese dinero.
Sin ir más lejos, en 2022 renunciabas al título que te otorga la RFEA como «Atleta del año», como denuncia por la situación económica del sistema de ayudas a los atletas. Por reducir las ayudas a deportistas y excluir precisamente a los grupos más pujantes, sub 23, sub 20. Es una postura política.
Hemos hablado antes de cuando fui a Londres 2012 siendo júnior. Si hubiese ido ahora con 17 años, no habría tenido derecho a recibir ayuda económica. Así que lo veo en mi propia experiencia. Aparte de los principios que implica. En pleno siglo XXI, el atletismo sigue viviendo con el concepto de «generación espontánea». ¿Crees que ahora mismo hay una persona con un ordenador pensando cómo sacar una María Vicente por ejemplo? Maria Vicente, Adrian Ben o Mariano García son generación espontánea. Que no nos vendan cuentos. Porque tenemos la suerte que hay un entrenador ahí de toda la vida, que ha dado con la tecla con un chaval en particular y le hace surgir. Pero no hay un trabajo de federación, no hay un seguimiento sistemático. Me hace gracia cuando te venden que han hecho un seguimiento a no sé cuántos deportistas, porque es mentira. Sí, se hace un seguimiento para rellenar una hoja excel y punto. ¿Qué es lo que habría que hacer? Aparte de ese excel, hay que coger el teléfono y preguntar, oye, te has comprado unas zapatillas, te las pagamos. Has contratado un fisio, te lo pagamos. Pero eso no se hace. Eso es hacer un seguimiento.
Entonces llega 2022, estaba galardonado como candidato a mejor deportista del año por mis resultados. Entiendo que si llevo bastantes años con este choque frente a este sistema, no considero correcto que yo fuese allí a recoger un premio o tomarme un vino con el presidente de la RFEA, Raúl Chapado. Yo no podía ser tan hipócrita. A día de hoy, volvía a ser la elección de candidaturas y en la asamblea Raúl se me acercó y me dijo «hombre, Álvaro, es que tenemos un problema contigo porque si te vamos a proponer y vas a escribir una carta en contra…». Entonces le respondo si sólo van a proponer a atletas que no se quejen. Este premio reconoce atletas por los resultados, pero sus candidatos son atletas que no se van a rebelar. Nos estamos equivocando.
Te posicionas claramente en todo. Terminas el grado de Ciencias Políticas con un trabajo sobre la revuelta campesina de 1936 en Extremadura. Un hecho histórico totalmente desconocido.
Mi Trabajo de Fin de Grado, la Revuelta campesina del 25 de marzo de 1936, versa sobre una revolución y no rebelión. La diferencia es que una revolución quiere cambiar el statu quo. Una rebelión sólo cambia el puesto de quien manda pero no el statu quo. Es revolución porque las condiciones que había en el campesinado español no eran las mismas entre el norte, minifundista, y el sur, latifundista. Era una situación totalmente desigual. Y la reforma agraria de la Segunda República había quedado ahí, sin salir adelante. Las condiciones en el campo eran casi esclavistas. En la provincia de Badajoz, por ejemplo, la propiedad de la tierra estaba en manos de unas quince familias burguesas; toda la provincia.
Un 25 de marzo deciden tomar la tierra de manera pacífica, sin soltar un tiro, sin violencia. Es una locura por la capacidad de movilización. Cuando quisieron echarlos no era posible hacerlo sin derramar sangre. Y esta es una de las teorías que explican por qué el general Yagüe decide pasar con su ejército por Extremadura tras el golpe de estado, cuando si quieres ir a Madrid desde el sur, que era la idea de Franco, lo lógico sería ir de Sevilla por Despeñaperros. Y esta revuelta desemboca en la masacre de Badajoz porque la familia latifundista era una de las patas sobre las que se apoyaba Franco, y no querían sufrir una revuelta campesina que no se había dado en toda la Europa de esos años.
Compartes rama de la ciencia con el vallista Asier Martínez, otro atleta joven de pensamiento crítico que estudia Ciencias Políticas. ¿Nunca habéis cruzado conversaciones más allá de la pista de calentamiento?
Y aun así creo que el pobre está bajo la lupa, por aquello de que es navarro y demás. Recuerdo que hubo mucha polémica en el mundial de Eugene por un supuesto gesto que él hizo que yo creo que no fue así. No hemos compartido un rato, pero si le puedo dar un consejo es que, por desgracia, hay cosas que todavía no se pueden decir.
«¿Entrevistas a deportistas?, a ver qué sacas», me dicen. Pero ya no se puede decir que los deportistas de élite sean solo fuerza bruta. Sois una generación de médicos, licenciados en administración de empresas, especialistas en fisiología deportiva, formadores…
Te digo lo bueno y lo malo de esto. Lo bueno es que eres un escaparate para la sociedad. Si ven que te involucras, a la hora de pertenecer a colectivos o defender posiciones, eres un ejemplo. Pero la parte mala es que a los patrocinadores, a la misma RFEA, esto no les hace gracia. Más aún. En 2018 tuvimos un taller de la federación, sobre cómo manejar las redes sociales, lo dimos en la Ciudad de Fútbol de Las Rozas. Quien lo impartía nos decía que a veces está muy bien defender cosas como la sanidad o la educación pública pero que somos deportistas, que ahí no nos teníamos que meter. Llegaba a más, que si teníamos cosas que defender, que fueran cosas muy generales como la paz en el mundo o que se termine con el hambre. ¿Me estás diciendo a mí lo que tengo que poner? Vendían que tú eres deportista, eres un producto, y tu producto es el deporte. No salgas de ahí. Es más, si por ejemplo a ti te gusta el rock, como a mí, ni se te ocurra decir que te gusta, sino la música que lo está reventando en ese momento. Y que esto lo tengo que aceptar tal cual.
Ni que os pagase una empresa, o una gran liga de atletismo que os impone ese código. Cuando de quien cobráis es fundamentalmente de ayudas que salen de un presupuesto público.
Tú debes ser libre. Pero te dicen que eres un producto. Vaya, qué bien, ya me han mercantilizado como parte de un proceso productivo. Cuando lo analizas es súper fuerte ¿Tú crees que a chavales con 15 años les están diciendo qué tienen que escribir en twitter? O lo que tienen que sentir, defender o la música que tienen que escuchar. ¿En qué les estamos educando y qué van a educar ellos cuando sean mayores?
En los deportes mayoritarios los chavales tienen manager desde los 12 años y gestores de cuentas de redes sociales.
Sí, e incluso alguna vez he cedido mis redes sociales porque sé que soy polémico pero al final digo mira, paso. Me ha llegado a escribir algún patrocinador diciendo que me tengo que abrir cuenta en tiktok y he dicho que no quiero. Estás perdiendo dinero, Álvaro, me dicen. Sí. Hay patrocinadores que no me quieren por cómo me posiciono. Vale. Mi libertad vale mucho más que todo ese dinero que hay por el mundo.
Es como si no te quejas sobre un asunto como el dopaje. Vas a perder dinero porque quedarás siempre el 5º o el 19º. Expusiste tus comentarios hace poco sobre el asunto del pasaporte biológico en España, porque el panorama es delicado.
Cómo está ahora el tema del antidopaje en España y el control del pasaporte biológico es para echarse a llorar. Lo bueno es que muchos deportistas no somos conscientes de la situación tan atípica y anormal que estamos viviendo en España. Y luego nos rasgamos las vestiduras cuando vemos casos de dopaje fuera, que está muy bien. Pero hay que tener el mismo criterio con gente que haya hecho trampa aquí también. Por ejemplo, Paquillo Fernández, marchador, se le da mucha caña, sí, pero yo todavía le he visto recoger premios en España. A lo mejor en el sector de la marcha recordamos que tuvo problemas con el dopaje, por tenencia de sustancias, pero también hay muchos con la memoria muy a corto plazo y se les ha podido olvidar.
Es un ejemplo de mala reglamentación jurídica.
Y yo, que estudio Derecho, me jode.
Eso es. Precisamente te embarcas en estudios de Derecho. Estuviste en la cárcel hace unos meses hablando de deporte. Has participado en ponencias sobre incentivos fiscales al mecenazgo deportivo y formas parte de la comisión sectorial de deportistas en Extremadura. ¿Entender las dificultades de la sociedad ayuda a agachar la cabeza cuando toca apretar un poco más en un día a día tan duro como el del deporte de élite, o es un tópico?
¿Has ido alguna vez a la cárcel?
No.
Y ¿cómo te la imaginas? Como nos la han vendido, como un sitio frío, con unos presos muy agresivos, vestidos con monos naranjas… Pero me parece un buen ejemplo. Cuando entré en la cárcel también tenía esa perspectiva. Vas con miedo, es un sitio que no invita a entrar. Pero en el código penal en España, la pena se compone de dos partes: una que es pagar por un crimen pero también que hay que educarte para que, cuando salgas, no cometas otra vez el mismo crimen. Y ahí es donde yo quería incidir. Si tanto decimos que el deporte es una herramienta social, que estén pagando por una pena es lo que hay, pero quería ayudarles.
Estuve con ellos y me di cuenta, por ejemplo, de lo que les ayuda el ajedrez. Piensa que mucha gente, con el tema de la droga, quedan machacados y el ajedrez les ayuda a que las conexiones neuronales se estén regenerando. Descubrí que el deporte les ponía contentos, que vaya alguien de fuera a hablar con ellos. No sé si conseguí que alguno, cuando salga, tenga idea de integrarse y recuerde esa esperanza transmitida. Por eso también estoy en la comisión de deportistas de Extremadura, voy a ponencias, a hablar con los chavales, a transmitir que con el deporte hay esperanza. Cuando tienen que ver el documental de Schwazer, de las mafias existentes, que algo sirva tras hablar con ellos.
Monitores de prisiones de Reino Unido han pedido organizar pequeñas carreras populares también dentro de los recintos, las famosas park runs, y son un soplo de aire fresco de gente que quiere ser tratada como personas.
Y no sólo ser tratados bajo esa denominación de criminales. Muchos quieren salir de ahí. En general la mayoría está por tema de drogas, y no quiere estar ahí pasando frío y que se les vea como bichos estigmatizados. Yo volveré porque fue una experiencia muy gratificante. En otras cosas, el deporte también ayuda a ver la sociedad con más amplitud.
¿Qué futuro a uno o dos ciclos olímpicos le ves a la especialidad?
Un enfoque realista, por lo menos. Tenemos un problema gordísimo porque no hay ningún marchador relevante estadounidense en estos momentos y los siguientes Juegos son en Los Ángeles 2028. Los organizadores no quieren la marcha. En cambio los siguientes son en Brisbane, en Australia, en 2032. Sí, hay marchadores australianos bastante buenos, y los organizadores querrán tener ahí la marcha. ¿Qué vamos a hacer, unos sí y otros no? El ejemplo del karate kata, me han dicho que Tokio 2020 quería por todos los medios tenerlo. Pero en París desaparece.
¿Podría pasar a ser un deporte de exhibición?
Yo creo que si no está en Los Ángeles 2028, se acabó. Una forma de actuar a partir de esa supuesta expulsión del programa olímpico en Los Ángeles, sería hacer un boicot a la prueba de relevo mixto que no nos gusta a nadie. Para qué vamos a esperar a que nos maten en 2028. Yo he propuesto eso pero ahí los compañeros tenemos que ir todos a una porque, si no, mal. Que España, que es una potencia, boicotease esa prueba de París 2024 y no llevara marchadores, haría que otros atletas se unieran. Claro, que no me quede yo en casa y luego los demás acudan. Pero está todo aún en estado embrionario.
Y de esto, ¿son conscientes los nuevos valores como Paul MacGrath o Aldara Meilan? Están a punto de entrar a vivir sus sueños olímpicos.
Hace poco tuvimos una concentración en Torrevieja, estaban allí los menores, y un técnico de la federación para tocar este tema de la marcha. Lo primero que dijo es «los pequeños, que se vayan» y nosotros les obligamos a quedarse porque la idea que transmitían los directivos era que era una faena pero para los grandes campeonatos había posibilidad de medalla, «así que no os distraigáis, vamos a centrarnos en esto» y ponerse las pilas para sacar resultados. Les dijimos que no, que los chavales se tenían que quedar al debate y que si había que pelear algo, queríamos escuchar lo que tenían que aportar como grupo emergente, gente como Paul MacGrath, que es un chico con carácter y que tiene un futuro por delante excelente. Yo tampoco quería pintarles muy feo el panorama sino darles algunas esperanzas. Y ante las posibles acciones está claro que un junior no puede poner la cara. Tenemos que ser nosotros los primeros.
¿Hay cierto consenso en otros países? La prensa mexicana sin ir más lejos está muy activa.
Sí. Vamos a ver. Todos tenemos claro que lo que han hecho es una faena. Los relevos famosos no sabemos siquiera cómo se componen, ni los plazos de clasificación. En otros países como Japón y China también se han quejado pero las diferencias lingüísticas son una barrera porque no saben hablar en inglés y no podemos tener contacto directo con ellos. Nosotros hemos hablado con todo el contorno de atletas italianos, alemanes, portugueses, resto de europeos y de América Latina.
Como gestión no puede estar peor planificado desde arriba. Se cargan los mitológicos 50 kilómetros. Rebajan la prueba larga a una distancia que los mejores del mundo de la corta podéis dominar y acaparar el medallero de ambas.
Mira Luis. Cuando en 2017 las mujeres reclaman hacer el 50, porque era la única disciplina de todo el atletismo que aún no estaba en categoría femenina, ganan el juicio. La WA está obligada a incluirlo, y al acudir al COI la excusa fue que quedaban solamente tres años para Tokio y era imposible modificar un calendario olímpico. Pues te lo comes ¡Tres años! Ahora, estamos a catorce meses de París y no se sabe ni cómo se van a clasificar, ni nada. ¿Dónde está esa inamovilidad?.
Potestas frente a autoritas, he leído en algunos apuntes de Derecho. Cómo se ejerce el poder desde una estructura sin otro competidor, porque sólo hay unos Juegos Olímpicos.
No hay 3 empresas que los organicen, eso es. Y todos los deportes quieren entrar en tu negocio. Además es el lado bueno del marketing del deporte. Lo venden como los valores olímpicos, la unión de los cinco continentes, la idea original de que los países no podían estar en guerra durante los Juegos. Todo eso, ¿dónde queda? Cuando se ven los escándalos de cómo Río de Janeiro compró los Juegos de 2016. Cuando me hacen firmar un contrato en el que yo no puedo decir a mi familia cómo estoy de forma para no alterar posibles apuestas.
¿Qué?
Yo, que estoy en contra de las casas de apuestas, tengo que firmar que no puedo revelar a un tío que apueste por mí.
¿Tiene pinta de que Sebastian Coe va a dar un salto de la federación de atletismo al comité olímpico?.
Coe ha sido un grandísimo deportista y un pésimo directivo. Cuando saltó todo el escándalo de los rusos, él ya era de la directiva de la federación y decía que él no sabía nada del asunto. Qué pintas de vicepresidente si no te enteras de nada.
Estaba con Lamine Diack, procesado por corrupción con el caso de dopaje de estado en Rusia.
Tras este proceso asume la presidencia y lo que me da a entender es que es un trampolín para acceder al COI. Pero hay más motivos de queja. En la Diamond League establecieron un sistema para los saltos y lanzamientos en el que se premiaba solo el último intento. Esas ideas, ¿de dónde las sacas? Era una locura y tuvieron que rectificar. Por ejemplo, Yulimar Rojas podía batir el récord del mundo de triple en el primer salto que, si hacía nulo en el último, otra atleta podía ganarle.
Decisiones que tomas ni respetando a una estrella global que te puede poner la cara colorada.
En la escala del atletismo español da la sensación que somos un mero número para rellenar una hoja excel y que, cuando me retire, otro marchador ocupará mi lugar en ese excel. No tenemos ni voz ni voto ni somos personas en una rueda que gira continuamente. Y eso psicológicamente es durísimo cuando eres consciente de la situación. Yo estoy encantado con mi psicólogo porque, antes que como deportista, me trata como persona. Y cuando trato con federativos no me siento persona, sino un mero deportista, una herramienta.
Pero llegar a estar así de quemado con veintipico años es tremendo. Son pensamientos que oirías a gente retirada y avejentada de todo.
Tú tienes hijos. Imagínate que quisieran ser deportistas profesionales. Y sois de una familia humilde. Para que puedas optar a ir a unos Juegos Olímpicos, entre gastos de concentraciones, zapatillas, fisios, y mil historias, esto vale mucho dinero. Y yo veo muchos chavales que se están hipotecando con un sueño y me rabia porque yo veo las cuentas de la federación española y hay dinero. Muchos de los más jóvenes, sobre todo marchadores, me preguntan cómo lo veo. Y les digo que si se sacan un curso de inglés van a hacer más por su futuro. Y eso es muy doloroso. Estando en la Blume he visto deportistas que no han estudiado y, después de un buen año, han entrado en picado por lo que sea y se han visto volviendo a sus casas con 28 o 30 años sin la ESO, no han trabajado en su vida, no tienen herramientas para la vuelta al mercado laboral. ¿Qué hacemos con esas personas?
Hay un documental que trata el atletismo norteamericano en el que ves aquello de exprimir a los universitarios para llegar a ser profesionales, pero ahora ¡trasladado a la enseñanza primaria para conseguir becas en atletismo que permitan costearse la secundaria!
¿Te imaginas a tus chavales con once años soportando esa presión? De competir todos los fines de semana y el fracaso que supone no conseguirlo. Porque otra de las facetas del deporte es que a mí se me glorifica, se me mitifica y endiosa como si mucha gente normal no pudieran estar haciendo cosas extraordinarias. Tú tienes que estudiar, y cuando se rompa tu burbuja de deportista, tienes que estar preparado para el mundo real. En la residencia de deportistas tú entrenas, pero te hacen la comida, la cama. Te caes de la cama y estás ya en tu instituto. Hay un documental buenísimo de RTVE que se llama Del podio al Olvido, que trata sobre deportistas de Barcelona 1992, españoles, que consiguieron medalla olímpicas, y dónde están treinta años más tarde.
Existe un programa, el PROAD, para orientación a deportistas de alto nivel.
Gente que dice yo llevo nadando 25 años, o corriendo y no sé hacer otra cosa. Pero ahí los deportistas también somos comodones y desconocemos los programas que tenemos al alcance. Sobre el PROAD, hasta que no estás en la mierda, no preguntas si habrá alguna ayuda. O no saben que la universidad pública, si eres deportista de alto nivel, está obligada a facilitarte los estudios. Cursando Políticas, carrera presencial, algún profesor se ponía farruco y yo le decía que ese viernes tenía que viajar a una competición, y acudir a determinadas prácticas me era imposible, que nos pusiéramos de acuerdo. Eso muchos deportistas lo desconocen.
Nos enredamos con un inocente tráfico de libros y perdemos el hilo de la entrevista. Esperan a Álvaro para cenar y decidimos cortar y quedarnos repasando las notas resultantes. Tras su partida flota en el aire una sensación de las ocasiones trascendentales y también la amargura de la posible extinción de un deporte. En su momento, tras eliminar Doha a Barcelona de las candidatas a los Mundiales de atletismo de 2019, el entonces presidente de la federación española, Jose María Odriozola, se quejó que solo se vota donde hay dinero. Porque, dinero, hay.
Aplausos!!!!
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Mismas entrevistas a deportistas que siempre dicen lo mismo en un claro sesgo ideológico. No hace más que quejarse. La marcha atlética debe ser eliminada del programa atlético por las continuas y generalizadas irregularidades.
«por las continuas y generalizadas irregularidades». Se refiere usted al fútbol?
Buen tipo este Alvaro, a parte de gran atleta. Larga vida a la marcha.
La marcha atlética es un timo, todos corren descaradamente.
Este de la entrevista es tan tramposo cómo los otros.
Primero, creo que deberías ver lo que es la marcha y después hablar.
Hay que conocer un poco más de las cosas para poder opinar gratuitamente.
«Este de la entrevista» definición de oir campanas.
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Estupenda Interviú, tanto el tono, como el acercamiento a la marcha y sobre todo, el entrevistado.
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Campeón del mundo. A base de trabajo y esfuerzo. Sin doparse. Extremeño. De la España vacía. Me representa. Sigan viendo ‘El chiringuito’.
Interesante entrevista, de verdad. Sólo una aclaración: Yo soy de Madrid y voy a menudo a Cádiz y debo decir que el camino por Extremadura (por el que siempre voy) es más llano que por despeñaperros. Y la misma distancia entre los dos puntos.
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