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Eden Hazard, un «chollo» en el banquillo

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Es probable que a usted le suceda lo mismo. Está viendo jugar al Real Madrid —deseando que gane o que pierda, eso ahora da igual— y la realización televisiva salta del campo a la banda. La cámara muestra un plano medio del banquillo y, en ese momento, al verle enfundado en el chándal, y probablemente sentado junto a Mariano, cae en la cuenta: «Ah, es verdad, que Hazard está en el Madrid». Quizá usted emplee otro verbo y se diga «sigue en el Madrid», pero yo me digo «está», como si aún no hubiera debutado. Cuatro temporadas después, tengo la sensación de que aún tiene pegado el plástico.

Eden Hazard, el fichaje más caro en la historia del Real Madrid, es posiblemente también el peor si cruzamos rendimiento deportivo e inversión. Lo primero es fácil de cuantificar: 73 partidos (43 como titular) y 7 goles. En casi cuatro temporadas, no ha disputado ni un solo minuto contra el FC Barcelona. Lo de la inversión ya no está tan claro. En el verano de 2019, Marca —entre otros medios— publicó que la operación ascendía a 100 millones de euros fijos más un máximo de 30 en bonus, pero sólo tres meses después varios diarios belgas hicieron cuentas —en este caso, basta con una regla de tres— y aseguraron que el Real Madrid había desembolsado 160 millones. El club lo negó, claro. Nunca tendremos la certeza pero, a estas alturas, ya no importa demasiado si la ruina es del tamaño del Océano Atlántico o del tamaño del Pacífico.

Lo único claro es que Florentino Pérez se ha ahorrado abonar al Chelsea el bonus acordado por el Balón de Oro. Cuando le ficharon, Hazard había sido octavo en la votación y apuntaba aún más alto. «Bienvenido, Eden, al paraíso del Bernabéu», le recibió Tomás Roncero, siempre cordial y lírico. No vamos a recopilar hoy aquí los mejores elogios que la prensa le dedicó aquellos días. Probablemente, casi todos eran merecidos. Había consenso en que el Real Madrid se había hecho con uno de los cracks del mercado. Parecía un buen fichaje. «Es muy, muy bueno, de los mejores jugadores que he visto», se admiró Pep Guardiola, que es poco sospechoso de sentarse en el ala oeste de El Chiringuito. No faltó quien, más que elogiar a Hazard, quiso aplaudir al que lo había fichado. «Pagar 100 millones por Hazard me parece un chollo», dijo Josep Pedrerol, que prefirió quedarse con la parte baja de la horquilla. «Es el próximo Balón de Oro, no digo más», se apresuró a vaticinar Siro López. Acertó en lo segundo: mejor que no dijera más.

Con Hazard lo interesante no es lo que nos contaron cuando llegó sino cuando volvió; o mejor dicho, cuando nos anunciaron que iba a volver, cosa que nunca ha sucedido. Ya saben, el viejo truco de «El fichaje es…» seguido de un nombre al que la mayoría de aficionados preferirían perder de vista. Hazard ha sido «el fichaje» durante más de tres años, así que es normal que algunos aún demos un respingo al verle aparecer en pantalla, bien abrigado para no coger frío cruzado de brazos. Hace mucho que los madridistas perdieron la fe y las portadas transmiten que ya no le espera ni la prensa. Aun así, hace algunas semanas asistimos al enésimo intento de revivir al belga, tal vez el último: «El Madrid alucina con Hazard», publicaba el diario As, con firma de Fernando S. Tavero.

Mucho más alucinamos los que lo leímos: «El belga ha vuelto de las vacaciones con una marcha más y ha impresionado al cuerpo técnico con su desempeño e implicación en los entrenamientos. […] Su plan es claro: reconquistar la confianza de Ancelotti desde el minuto uno. Y nada mejor que empezar a picar piedra en los entrenamientos, donde lleva unos días de trabajo ‘espectacular’. Hazard ha elegido rebelarse contra su propio destino».

Eden, el capitán de su alma. Quizá acabe convertido en el héroe de la decimoquinta —cosas más raras hemos visto, aunque tampoco muchas— pero desde aquellos entrenamientos que anonadaron a su entrenador sólo ha jugado un partido y muy mal, contra el Cacereño. Al menos, este invierno no hemos leído aún aquello de «El fichaje es Hazard». Todo tiene sus límites, aunque en la prensa deportiva no sea fácil encontrarlos.

Un comentario

  1. Es increíble. Una pena, la verdad.
    Ha habido fichajes «fracasados» previamente como Anelka o Kaka (me niego a meter a Gareth Bale, quien a pesar de sus desplantes y bajada de rendimiento final, ha sido uno de los 10 jugadores más importantes del siglo), pero nada comparado a lo del belga.

    Creo que esto potencia aún más si cabe la estrategia de fichar talento joven; esperar que alguno despunte (Militao, Fede, Vini o Rodrigo), sacar beneficio con ventas de los que se queden a medias (Odegaard, Kubo) y asumir los fracasos (Reinier).

    Pero ya si hasta supuestas certezas como Eden te fallan así…no merece la pena asumir el riesgo de operaciones así, en este mercado hiperinflado. Ahora, el cachondeo de las portadas no nos lo quita nadie, ¡buenísimo!

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