Ciclismo

Un líder a lo Guy Ritchie, perseguidores a lo Isabel Coixet: Tadej Pogačar domina el Giro 2024

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Tadej Pogačar (Foto: Cordon Press)
Tadej Pogačar (Foto: Cordon Press)

Ganó el Giro Tadej Pogačar, y pocas cosas más añadimos. Que es el mejor ciclista del mundo, que lleva un año epatante, que era favorito indiscutible y domeñó con creces. Ganó el Giro Tadej Pogačar y eso fue, seguro, la menor sorpresa en tres semanucas. Hizo que pareciera fácil, hizo que, sí, todos pensasen en dobletes más que en Italia.

Ganó el Giro Tadej Pogačar, y lo ganó a la forma de los más grandes, de los campeones. De las leyendas.

Ese club en el que se siente cada vez más cómodo.

¿Ganador? ¿No quiere apuesta más difícil?

Empecemos por el final. Y el final es, siempre, un vistazo a lo de antes. Pasado, mitos, Gotha. Eso que hace de las bicis material para trenzar historias. Que recuerden quienes buscan cargarse todo lo que de grande tiene este asunto.

Empecemos por el final.

Las cifras, principalmente. Tadej Pogačar ha ganado el Giro, ya lo saben, pero nos interesa aquí contar cómo ha ganado el Giro. Casi diez minutos al segundo, por ejemplo. Para que se hagan idea… mayor distancia desde 1965, cuando Vittorio Adorni le casco once y medio a Italo Zilioli. Si contamos desde la Batalla de Tarento solo Adorni, Clerici (bidonazo mediante) y Coppi han ganado por más rato… ¿Suficiente? Pues esperen…

En toda la historia del Giro únicamente cinco paisanucos han trincado el rosa y seis etapas. Cinco paisanucos de nada, cinco desconocidos, igual ni les suena el nombre. Eddy Merckx, Learco Guerra, Costante Girardengo, Alfredo Binda… y Tadej Pogačar. Ese es su horizonte, esa es su exhibición.

Son magnitudes históricas, como corresponde a un ciclista histórico. Te cuentas con los dedos de una mano hondonadas de hostias como las de este Giro con Tadej. Cosas de Eddy, de Le Blaireau, aquel Tour 1984 de Fignon, quizá Coppi cuando desvirgó Alpe d´Huez…. Y poquito más, oigan, poquito más.

Deberíamos estas flipándolo fuertemente, deberíamos estar frotándonos los ojos. Y sin embargo… Todo fue tan previsible, tan «épico» sin «épica»… El Giro de Tadej Pogačar ha sido como fichar a John Williams para que componga la BSO de Los Fruittis. Habrá fanfarriones, pero…

Porque salía Giro de Turín y no se alzaba ante el esloveno nadie con mínimas opciones de hacer cosquillucas. Ya no es solo palmarés y currículum, es que esta misma temporada únicamente hizo aguas en San Remo… donde fue pódium. Lleva el tío, antes de verano, catorce victorias, que son cifras de sprínter, son cifras de Petacchi o Cavendish, solo que mejor. Y eso, que principiando por Turín, y la única duda es cuándo iba a trincar maglia, cuánto iba a gastar en mantener maglia y cuántas etapas se iba a embolsar.

Jhonatan Narvaez (Foto: Cordon Press)

Respuestas sencillas. Ataque de Pogačar el primer día, pero le mantiene pulso Jhonatan Narváez, que logra batirlo al sprint. Narvéz disfrazado de Thierry Marie, Narváez que lleva maillot de Cipollini. No podrá ser Pogačar rosa en todas las etapas, como fueron antes Bugno, Merckx, Binda y Girardengo. Ya ven, nombres que se repiten.

Un apunte sobre Narváez. Que ha andado como nunca, que logró resultado de calidad, que luego estuvo metiéndose en fregaos varios a partir de la segunda semana. No es ciclista para general, y (creo) pierde algunas victorias por cicatero (le han pillado matrícula los otros), pero en patas su Giro es espectacular. Pena que el equipo no quisiera aprovecharse de ellas para proponer algo, pero sobre Geraint Thomas hablamos más tarde.

Tampoco hubo de esperar demasiado, ojo, para el liderato de Pogačar. Oropa y exhibición, Oropa y la primera de seis, Oropa y maglia. Se marchó cuándo y cómo quiso, tras el lanzamiento de Rafał Majka. Sí, ese mismo Rafał Majka que era uno de los gregarios más perretes del orbe ciclista, evangelizado hoy en equipier modélico.

Repitieron estrategia en todo el Giro… tres kilometrines a tope del polaco, tuerce el manillar y arranca Tadej. El final ya le saben ustedes. Parecía punto débil para Pogačar este del equipo. En Turín, incluso, corrieron un poco cual pollo sin cabeza, dejando en plan Clint al esloveno. Pero más tarde… mitad rendición y mitad dominio. No parecen a la altura de Visma, aquneu vaya usté a saber, porque Visma lleva un par de mesucos horribles.

Daniel Felipe Martínez (Foto: Cordon Press)

Allí, por Oropa, empezó a asomarse Daniel Felipe Martínez. Oh, yeah, Daniel Felipe Martínez, el tío que animó a Bernal con la misma parsimonia que afronta Chimo Bayo un finde. El de las poses fucker en fotografías oficiales.  El sí pero no, el que va muy encogido sobre la bici, el que no gasta cilindrada de ídolo. Daniel Felipe Martínez ha sido segundo en Roma, y ese es un resultado cojonudísimo para sus posibilidades.

El mejor, vaya, porque Tadej estaba fuera de todo… Ocurre con Daniel Felipe… a ver, cómo explicarles a ustedes… que es epítome perfecto a esta edición. Tuvo dos o tres ataques (pero ataques más «Roberto Petito» que «Marco Pantani», ataques que duran lo que una monja de gira con Black Sabbath), dos o tres momentos de ir a por más, dos o tres brindis a la postre espurios. Y ya.

El tío no es un escalador de élite, no hace cronos destacables, baja como el culo y ni siquiera tiene reprís. Vamos, que tono grisérrimo. Y segundo, detrás de Tadej; pero a tanto, en todos los sentidos, de Tadej.

Claro que tercero fue Geraint Thomas. «Lli» Thomas, como se encargan de recordarnos cada día en televisiones o redes sociales, porque los anglos (antiguo Impero SKY) siguen mandando por esos menesteres. Solo por esos, ojo. Nuestro amigo «Lli» parece bastante listo, y tiene rollo cool, y seguramente puedas hablar con él de cosas distintas a watios y desarrollos… pero como ciclista es una auténtica tortura.

Perdió el Giro hace doce meses por ser más amarrategui que Lotina jugando contra el Newteam, y en esta ocasión ha llevado costumbres hasta casi la parodia. Iba más feo que nunca sobre la bici (para venir de la pista el tipo no tiene mucho flow), iba más escondido que nunca en los grupos (salvo el día que anduvo liado con Tadej para romper el sprint… salió más escarmentado que Paco Porras en Cifras y Letras), iba más tiránico que nunca dentro de su propia escuadra.

Geraint Thomas (Foto: Cordon Press)

Esto último trae penuca, porque nos perdimos a gente como Arensman o Narváez actuando como electrones libres, puente o similar. Claro que gente como Arensman o Narváez parecían encantados en su rol (el ecuatoriano) o con horchata en arterias (el neerlandés). Así que nada, «Lli» a lo suyo, quinto pódium para él en una Grande. No está mal para quien debutó en el puesto 140 de La Grande Boucle, hace ya diecisiete años (seis minutos y un Wim Vansevenant muy solvente le privaron de ser farolillo rojo).

Y ese fue el cajón romano. La diferencia entre primer puesto y los dos inferiores es la que hay entre las cuadrillas esas de los gemelos que reforman casas por la tele, y la que contrató usted, bajo cuerda, para hacer tres chapucillas en la casa del pueblo, que aun no vinieron a rematarle el trono, todos los grifos siguen goteando y la encimera no va bien nivelada.

Seguro que me entienden.

Detengan a los sospechosos habituales y métanlos en una escapada

Y así, como lo ordena Louis Renault (Renault es un apellido muy ciclista) es como formamos la fuga. O, al menos, como formamos la fuga en este Giro de Italia.

Acaba sucediendo siempre. Los que quieren caña, los que buscan oportunidades, los que calzan valentía y patucas como para mantener envites… terminan por coincidir muchas veces.

Aquí, en este Giro, nombres se repetían… Que si Steinhauser (bonita planta, buen futuro), que si Nairo Quintana (etapón en Livigno, solo superado por Tadej), que si Paret-Peintre (buena victoria, menos cintura que un central del Córdoba), Scaroni, Storer (no estaba muerto, estaba de parranda), Conci. A estos sumen ustedes, por favor, mi pareja parrandera preferida de este Giro: Julian Alaphilippe y Pelayo Sánchez, amigos y residentes en Testa della corsa.

El Giro de Julian Alaphilippe ha sido un éxito y un fracaso. Ganó etapa, estuvo muy presente en carrera, mostró aptitud y actitud, fue, a ratos, el ciclista nervioso, el seleccionador cruel, el zorro de táctica inmejorable, que siempre había sido. Pero, al mismo tiempo, conformarse con lo anterior es reconocer que aquel gran Alaphilippe nunca volverá. Ley de vida, si quieren… muchas lesiones, mucho desgaste, mucha polémica. Y, oigan, que todos cumplimos años. Es un Julian menor, pero al Julian menos aun le basta para pastorear victorias grandes.

Y para ser el que siempre fue, al menos en grandilocuencia, gestitos, hablar más que Mateu Lahoz en un directo de Youtube, llevar siempre la voz cantante. Por eso, sí, se las tuvo con nuestro segundo protagonista.

Pelayo Sánchez.

Pelayo tiene veinticuatro añucos y trae marca Asturias incorporada. Sale en Turín como uno de los cinco españoles en el pelotón (marca casi histórica, por bajita), y llega a Roma como triunfador en parcial de exigencia y protagonista muchas horas.

Pelayo Sánchez (Foto: Cordon Press)

La victoria fue por Rapolano Terme, el día que hubo tramos sin asfaltar. Sterrato, le dicen por acá, y suena bien el asunto. Aquella tarde lo más sorprendente fue que Pogačar no atacó, para que vean el grado de dominio esloveno. Eso y la victoria de Sánchez, esprintando con Alaphilippe y Lucas Plapp.

Con todo, el éxito podía ser coincidencia… pero su actuación durante el Giro nos habla de calidad gorda. Porque trincó más fugas, porque se comportó en ellas de forma… curiosísima. Siempre parecía ir quedándose, siempre terminó por volver. ¿Racaneo? ¿Capacidad para sufrirte mucho?

Pues una miaja de cada, seguramente. Alaphilippe volvió a cruzar ojos con Pelayo varias veces, y ambos eran como esos matrimonios que están todo el día discute que te discute, que si los niños, que si ayer llegaste oliendo a cubata, que si no me haces ni puto caso. Esos que morirán unidos y amándose.

Hay buen ciclista, en Pelayo. Cazaetapas y cumplidor. A ver si nadie empieza a regalarle oídos como hicieron a otros que tenían pinta así…

Manca finezza en el ciclismo italiano

O, más bien, mancan campeones. Campeones bien tochos, se entiende.

Italia cuenta, hoy, con gente de nivel. Ciclistas, al menos, yo hablo de ciclistas, en otros aspectos políticos o vitales ya que se metan otros. Y eso, que entre los ciclistas tiene, Italia, al sprínter por excelencia. Jonathan Milan, veintitrés años, unonoventa de tío, espaldas donde caben tres Cacaíto Rodríguez.

Milan ha sido el dominador de las volatas en esta edición, y se lleva también la ciclamino que debió ganar Tadej, pero es que los organizadores hacen unas cosas rarísimas. Pero eso, el rompetechismo organizateril, no es cosa de Milan, que trae hechuras de ciclista grande, de tío potente con campo de acción no limitado a doscientos metros.

Su campaña de Clásicas ha sido dulce, y no descarten que se centre en faire le Belgio algún añito. Entre medias trincará muchas victorias, y lo hará de forma clara, porque es un velocista clásico, sin ese punto marrullero que tienen los bajucos en esto del sprint. Que no es McEwen, oigan, porque Milan coge su espacio, mueve la bicicleta muy poco, no saca de más coditos o espalda. Limpio y potente. Grandísimo futuro.

Italia cuenta, también, con el mejor contrarrelojista que hay. O el mejor contrarrelojista en contrarrelojes planucas, porque si subes dos puentes te mete placa Vingegaard a niveles anquetilianos, ya saben. Sin desniveles… Filippo Ganna. También alto, también espaldas para estibar mercancía, también patorras a lo Sarrapio y más culo que Ullrich el siete de enero.

Infalible en lo suyo (o casi), quizá se le pueda achacar cierto acomodamiento, porque hizo cosas interesantes también cuesta arriba. Claro que si no hay nadie mejor en todo el orbe haciendo algo… debe ser difícil ir más allá.

Pasa que, al margen de esto… erial. Italia y las bicis, digo. Que no hay un astro generando pasiones, desatando gritos, que en el país de los chiflaos nadie se chifla mucho por nadie. Vale, sí, esta Tiberi, pero Tiberi desata pasión regulera.

Jonathan Milan (Foto: Cordon Press)

Escalador serio, joven, reflejos felinos, siempre con la escopeta cargada, defendiéndose como gato panza arriba. Pero no arriesga, no propone, teme darse un tiro en el pie. Giulio Pelizzari, el otro transalpino destacante, tiene mejor pinta, porque va recién entrado en la veintena, porque mostró casta, porque exhibió fondo. Buen credencial de grimpeur

Pero insuficiente para Italia, que menuda crisis. La de ciclistas, digo. Y la del Giro también. Una no puede entenderse sin la otra. Con estrellas italianas «grandes» seguramente la organización no tuviese que aguantar pitorreos cada doce meses por parte de quienes se dedican a una profesión que odian. Sí, esos mismos que anulan de manera sistemática (a veces oficialmente, a veces en plan «piernas caídas») ciertas jornadas del Giro.

Por nieve, por temperaturas gélidas, porque hay lluvia, porque es largo, porque es duro, porque sí, porque ya sabe. Estos paisanos reciben generosa remuneración por parte de un deporte que detestan, y al cual se quieren cargar desde dentro. Todo lo que hizo de las bicis lo que hoy son las bicis… todo eso nos molesta.

La épica, la imagen de «tipos duros», el ir más allá del sufrimiento, el no rendirse nunca. No, ahora lo que se lleva son videos de tiktok, posts lacrimógenos en instagram y declaraciones que apelan a los Derechos Humanos (suena ridículo, pero ocurrió). Los Derechos Humanos no nos permiten subir el Umbrail, dicen los herederos de Martin Luther King en bici.

Todos agrupados alrededor de Adam Hansen, inane personajillo con ínfulas que ha encontrao en la presidencia de sus antiguos compañeros ese espacio ideal para hacer lo que siempre aspiró a hacer: ciscarse en el deporte que le permitió dejar de ser un completo don nadie y demagogear para que algunos piensen que es menos don nadie del don nadie que aun sigue siendo. ¿O Gran Camiño? Anulen. ¿Giro de Italia? Suspensión. ¿Vuelta a España? Pónganme dos o tres parones y protestamos. Eso sí, contra ASO ni mu, porque característica de estos especímenes es el mostrarse cruel contra los débiles y manso ante la fuertes…

Pinta regu, el asunto.

Pinta regu.

Arrasando para soltar piernas

Habrá visto usted que apenas hablamos sobre la clasificación general. Y es que… a ver, si tienen muchas, pero muchas ganas, yo les vendo motos, aunque no garantizo que funcionen. ¿Resumiendo? Que del top ten solo atacó (pero atacar en plan ataques guay, atacar con arrancadas superiores a los veinte metros), el líder. Y que tiramos casi un mes de carrera confiando en que diese algo de ciclismo el único que, por su posición, no estaba en necesidad de dárnoslo.

Sucede que Pogačar es diferente. Pogačar tiene un llenesecuá a lo Hinault, tiene ambición merckxiana bajo sonrisa de Gimondi soft, tiene ese par de mechones asomando que tú dices «joder, cómo va a mearse este tipo en todo el pelotón de los buenos». Y resulta que sí, que cero oposición, que a lo loco. Y sin aparente esfuerzo, oigan.

Guión que se repite, como en la tercera temporada de cualquier serie… acelerón de Majka, grupo de doce (uno arriba o abajo), meneo de Tadej, cien metrucos en pie, luego pone su ritmo. A ratos, incluso, parece que va soltando piernas, porque sube sin aparente esfuerzo. Dos minutos de gap conseguidos rápidamente, el tío haciendo cucamonas a niños y cámaras.

Tadej Pogačar (Foto: Cordon Press)

Corre, literalmente, solo, sin oposición, porque nadie osó salir a por él. Un día prueba O´Connor y casi muere, otro hace amago Daniel Felipe y se le borra sonrisa… Así que exhibiciones y exhibiciones. Dejó escrito Cyrille Guimard que lo de Mourenx (Eddy escapado por Tourmalet y Aubisque, ocho minutos a los perseguidores) no fue para tanto, porque allí nadie tiraba a por el belga, todos buscaban segundo puesto. Y mutatis mutandi...

Quiero decir, la carrera de Tadej era distinta a la carrera de los que no son Tadej, y nunca sabremos qué distancia (mayor o menor que en Roma) había entre ellos. Sea cual fuere… era abismal.

Miren, por ejemplo, lo de Bassano. Último día con puertos, el majestuoso Monte Grappa por partida doble. Pues Pogačar que va solito a casi cuarenta de meta, que pone marcheta infernal, que se pierde curvas arriba. Tras él… timoratos, reguleros, grises, aguantadores profesionales, rapiñapuestos.

Tadej asciende y está en una peli de Guy Ritchie, enfocan a quienes persiguen y te pasas a una de Isabel Coixet. Tuvo tiempo para regalar poncheras a los fans pequeñitos, para descender suave, para mirar el potenciómetro y ver que, hostia, igual debo hacerme concentración de cara al Tour. Porque en eso transformó Tadej Pogačar la Corsa Rosa

El primer paso hacia un doblete inédito en este siglo.

Enhorabuena a Pogačar por su éxito, a Thomas y Daniel Felipe por su pódium, a muchos ciclistas por no cansarse demasiado y a Adam Hansen por lograr que me siga sabiendo su nombre en 2024. Todos ellos son, sí, un poco protagonistas.

Aunque solamente hubiera una estrella.

3 Comentarios

  1. ¡ Qué desprestigio a la cima Coppi ! ¿ Al final cual ha sido, con tantos pasos suspendidos ?

  2. Jo, como la ha tirado de fina Marcos con lo de Tiberi… He soltado buena carcajada.

    Gloria eterna a Don Tadej Pogacar.

  3. Buenos puntos y buen Giro de los telefónicos. Divertidísimo Pelayo. Del esloveno ya se ha dicho-escrito todo. Ahora el Tour…bueno antes una Dauphine que promete estar cuanto menos entretenida.

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