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Mikel Lasa, un hombre chapado a la antigua

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Mikel Lasa
Mikel Lasa

Como el Real Madrid jugaba un partido contra la Real Sociedad, en el diario As entrevistaron a Mikel Lasa. Es posible que antes lo hubieran entrevistado en Jot Down, y yo esté aquí y ahora metiendo la pata, pero no importa.

El caso es que pasé un buen rato tirado en el sofá leyendo la entrevista a Mikel Lasa. Para empezar, apuntó que se considera un hombre «chapado a la antigua», ante lo que cabe preguntarse si existe algo más propio de un hombre chapado a la antigua que emplear la expresión chapado a la antigua. No lo creo. Mikel Lasa, ex lateral izquierdo y chapado a la antigua.

Mi parte favorita de la entrevista trata sobre Emilio Cidad, el psicólogo del Real Madrid en la época de Benito Floro. A principios de los años noventa, Cidad era un pionero en un escenario hostil, y lo valoro, pero atentos al método.

Mikel Lasa contó que antes de viajar a Pamplona para jugar contra Osasuna, el psicólogo los llevó al gimnasio, los puso a caminar y sacó un pulverizador con agua para simular los escupitajos de los aficionados rivales. También contó que a veces salían de la ducha y de repente aparecía el psicólogo y les sacaba una tarjeta amarilla. La idea era fomentar el autocontrol de los futbolistas para que después no tuvieran malas reacciones sobre el terreno de juego.

No entraré a valorar la eficacia de estas acciones. Me limitaré una vez más a la fantasía. He estado imaginando la mejor manera de adaptar estos métodos a la educación de mis hijos. Más que nada para que se vayan acostumbrando a eso que llamamos vida adulta. Voy a empezar, por ejemplo, a esperarlos tras la puerta cuando lleguen a casa, escondido, e irrumpiré en escena sin que lo esperen, encapuchado, para consumar un atraco.

También iré a sus habitaciones mientras estén durmiendo para susurrarles órdenes estúpidas e irracionales y convertirlos poco a poco en magníficos empleados. Si los despierto y ya no se vuelven a dormir, todavía mejor, porque así se habituarán a la única verdad del futuro que les espera: la de estar siempre cansado.

La paradoja Cidad, por cierto, es que a Benito Floro lo destituyó el Real Madrid, a grandes rasgos, por perder el control en el vestuario del campo del Lleida. Claro que esa no la vio venir el psicólogo. Un pulverizador se quedaría corto.

De la carrera de Mikel Lasa recordaba, como todo el mundo, el mítico Lasazo. Aquel gol que marcó al Sevilla, en la temporada 1994/95, desde más allá del centro del campo. Es decir, pronto se cumplirán 30 años del Lasazo, y del lunes ese en el que nos turnamos en el patio del colegio para intentar emularlo.

Es decir, deberíamos ir madurando. Y es decir, han pasado más años desde el Lasazo hasta hoy, que del Lasazo a mayo del 68. ¿Qué opinará Mikel Chapado a la antigua Lasa de mayo del 68? Yo digo que ojalá estar ahora mismo en mayo del 68. Exactamente, ojalá estar en mayo de 2068, ya jubilado, leyendo entrevistas a futbolistas retirados y comprobando científicamente si la adaptación del método Cidad ha funcionado con mis vástagos.

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