Se dice que, 4 o 5 años atrás, ya se reconocían rasgos propios de Pau Gasol en un chaval de 13 o 14 años de la cantera del Casademont Zaragoza, un tal Aday Mara. Balón agarrado con una sola mano muy, muy arriba, mientras sin precipitarse leía los movimientos de compañeros y rivales. Luego lo colocaría donde hubiera más posibilidades de que acabara dentro de la canasta. Esa lectura de juego, eso de jugar pensando, esa confianza en no tener miedo al error -como intentar subir la bola aunque la perdiera, usar las dos manos para finalizar aunque aún no fuera tan efectivo con alguna de ellas-, y cómo no, sus interminables brazos, hacían y hacen soñar a la afición.
Los que conocen más profundamente a Aday me dicen que es un líder más precoz que Pau, con tal convencimiento que, incluso en alguna ocasión, le han dado el toque. Como en su día lo hicieran con Doncic u otras fuertes, pero jovencísimas personalidades del deporte que no se cortan en decir lo que piensan, sea quien sea quien tengan delante. Son así y siempre lo serán. Ricky Rubio es otro claro ejemplo de esos líderes, aunque más sutil que los anteriores, que lo fueron desde que eran imberbes.
Mara, a sus 18 años recién cumplidos, está ligado -tan inevitable como peligroso-, a ser la sensación del presente del baloncesto y, si su cuerpo no lo impide, a la del futuro. A su edad, Pau era bastante más bajo (2.08m) que el aragonés (2.21m), pero físicamente el mayor de los Gasol era más atlético, rápido y con más margen de crecimiento. Por entonces, Pau aún no había explotado, pero el deporte, como la vida, se basa en el grado de progresión.
AM llevó al Casademont Zaragoza júnior a la tercera posición en el campeonato de España. En esos últimos compases de la competición y, por consiguiente de más nivel, el impacto del chico en el juego ha sido mayor con unas medias de 21.3 puntos con 63,7% en tiros de 2, 10 faltas recibidas, 12.7 rebotes, 3.7 asistencias, 1.3 balones robados y 1.3 tapones en 33 minutos de juego. Antes ya venía de haber hecho sus pinitos con el primer equipo en la Liga Endesa, donde en poco más de 11 minutos, mete prácticamente un tapón por partido, ha enchufado los dos triples que ha intentado, y suma 6.9 de valoración.
Ante el runrún de su salida, desde el club insisten, seguramente molestos, en que nadie se ha puesto en contacto con ellos para liberar al jugador, quién tiene una cláusula de salida de 600.000 euros. Ni la universidad de UCLA, ni ningún club con poder adquisitivo suficiente como para pagar lo que haga falta por tenerlo. No obstante, aunque no hay nada oficial, la gente cercana del Casademont Zaragoza ya intuye que la marcha del chico es inminente y que no cumplirá ninguno de los años (¿tres?) que le quedan de contrato.
Mientras pasa todo eso, el chaval sigue llevando una vida más cercana a la de un estudiante deportista que a la de un jugador profesional. De hecho, no fue convocado para el último partido que el equipo jugó en casa, 7.500 espectadores, por no haber podido entrenar durante la semana debido a sus estudios. Sus padres -Javier fue un jugador discreto de 2.03 que sólo jugó 5 partidos en ACB y anotó una única canasta mientras su madre Angélica Gómez de 1.92 fue una destacada jugadora internacional del voleibol español-, llevan a rajatabla sus estudios y, si estos se lo permiten, sólo entrena con todo el equipo por las tardes. La llegada de Porfirio Fisac no solamente permitió consumar mantener la categoría, también fue quién conjugó que Mara pudiera tener oportunidades reales con el primer equipo. A las 7 de la mañana alimentando su físico y técnica junto a otros jóvenes, luego al instituto. A las 4 de la tarde, de nuevo, a reforzar ese trabajo satélite para acabar por fin yendo a la sesión de tarde con el equipo profesional.
Otra comparativa, ésta con el foco únicamente en el IQ (intelligence quotient), me decían que al ex jugador Rafa Vecina, dominaba las zonas con tan sólo 2.05m de altura, menos de 100 kilos de peso y… cojo por su carisma, inteligencia, valentía y determinación en la pista. Que era un jugador al que sólo le hacía falta que los entrenadores les explicaran las cosas una vez. Así me dicen que es Mara, además de una persona magnética que, sin importar su edad, se hace con el vestuario. En la pista encaja, sin mayor problema, sistemas y situaciones de juego entrenando la mitad que sus compañeros. Lo suyo es una cuestión de desarrollar y cuidar su físico. Durante su corta carrera ya ha tenido algún problema en un codo y en una rodilla. Pero es que este chico hace alrededor de un mes que es mayor de edad, mide 220 centímetros, pesa unos 110 kilos y sigue creciendo. Ha aprendido a jugar el Pick and Roll, pero sigue sin poderlo defender. Su físico aún no le permite atacar y defender al 100% ni afrontar grandes cambios de ritmo. Su tren inferior se está desarrollando y cuando tenga potencia jugará mucho más por encima del aro. No obstante, una fuerte carga de esfuerzos, si no se le dosifica y se le sigue preparando bien, podría acabar en lesiones por estrés y cortar su desarrollo físico. Aún es un crío, mentalmente maduro, talentoso y gigante, pero un crío.
Mara, no podía ser de otra forma, se ha metido en el bolsillo a la afición que acude al pabellón Príncipe Felipe. Ésta se siente totalmente implicada con sus jugadores. El «niño» ha sido el catalizador. Simplemente, el equipo es más identificado y querido por él.
No hay duda de que en los Estados Unidos son verdaderos especialistas en fortalecer, hacer más atléticos y muscular deportistas. Que en el campus «Basketball Without Borders» que organizan NBA y FIBA fue elegido entre los mejores 12 jugadores. Que la NCAA ya ofrece contratos suculentos gracias a la nueva normativa de patrocinios. Que te puedes formar allí, Que familia y agentes saben que el mundo del deporte, por desgracia, también está asociado a las lesiones y que ese es un riesgo que puede impulsar a cerrar el mejor acuerdo posible.
Su oportunidad para estar lo más arriba posible en el Draft de la NBA de 2024 o 2025 y puede pasar por jugar la liga universitaria para así también adaptarse al juego y estilo de vida estadounidense de una forma más sencilla. Que esos campus disponen de los mejores gimnasios y recursos humanos para sumar músculo, agilidad y velocidad a sus atletas. Sin embargo, como en todo, nada es perfecto. Mara deberá trabajar de lo lindo para coger suficiente resistencia, movilidad y fuerza, pues el ritmo de juego en la NCAA no hace paradas, requiere de un sin fin de transiciones y ritmo infernal.
Tirando del romanticismo, cómo me gustaría que un club que ha contribuido tanto a su formación, una ciudad que tanto lo ama y con tal tradición del baloncesto como es Zaragoza, pudiera disfrutar de un año más de Aday. Sobre todo, porque se antoja que la 2023-24 sería la temporada de su explosión en la ACB. Con el coach Fisac y sus compañeros duplicaría sus guarismos y su presencia en el juego. Todo indica que acabará siguiendo los pasos de Santi Aldama Jr., un par o tres de años en la NCAA mientras busca su encaje en la todopoderosa NBA. Está claro que el futuro está en sus manos, ¿Su techo? Por ahora, con los pies de puntillas consigue pasar, con las yemas de sus dedos, los 3.05 metros que limitan la altura de cualquier aro oficial.
Excelente artículo: riguroso, con profundidad, sin polémicas, y con un estilo que hace de su lectura un placer. Así da gusto leer sobre baloncesto.
El artículo me parece correcto aunque discrepe de la actitud de Mara y, parece ser, de su familia. Hasta ahora, no le ha dado ni al club ni a la afición, prácticamente nada, y cuando puede devolver parte de lo que tanto el club como la afición le han dado, dicen que se va. Como decía un amigo, que pague y se vaya…
Si yo fuera directivo de la marca Casademont o cualquier otro posible patrocinador local no me lo pensaría dos veces en hacerle una buena oferta a Mara para que se quedase uno o dos años más ( más allá parece imposible) . No van a tener una mejor oportunidad de vincular a una estrella del baloncesto de alcance mundial ( con casi toda probabilidad) con su marca comercial en los años en los que seguramente va a explotar
Nada le ha impedido a Wembayama ser número uno jugando en la liga francesa. No tiene prisa por llegar a Estados Unidos.
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No siendo un gran seguidor del basket .no entiendo la postura y el enfado de los clubs y algunos aficionado porque jugadores españoles emigran a las universidades de eeuu.a estudiar una carrera universitaria y formarse como jugador profesional .parece que en españa las dos cosas a partir de los 18 años es imposible.cuando los clubs han puesto el dinero de sus sponsors y los chavales y familia muchas horas de dedicacion y esfuerzo de sus vidas.es dificil valorar quien debe a quien y cuanto
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