El de Bari fue un excelente futbolista, con altibajos, como se pudo comprobar en España, pero era un superclase. Sin embargo, lo recordaremos más por su personalidad, porque fuera del campo siempre dejó declaraciones para partirse de risa y, ahora, que se ha retirado, no es una excepción. Cada vez que abre la boca es un verdadero desparrame.
Acaba de aparecer en Passa dal Basement, el podcast de Gianluca Gazzoli, que le ha realizado una completa entrevista. Quizá la parte más divertida sea la relativa a su presentación con el Real Madrid. Cassano cuenta que cometió un error del que actualmente se avergüenza, pero que fue una liada tremenda. «Me presenté con esa chaqueta de piel, delante de 500 personas, cuando entré en la sala de prensa los periodistas se miraban entre sí diciendo ‘¿a quién hemos fichado?’ tarde o temprano lo van a detener».
Cassano se refiere a una cazadora con forro de piel que, a la vista está, no ha envejecido muy bien. Pero el look era completo: «Llevaba, me acuerdo, un reloj en una mano, otro en la otra, dos brazaletes, dos collares y dos anillos, tenía una panza así de grande y parecía un proxeneta que un futbolista». Cuando lo recuerda, exclama, que parecía que pensaba: «¿Pero qué estoy haciendo aquí?».
En el crepúsculo de los galácticos del Real Madrid
Aquel todavía era el Madrid de los Galácticos y cualquier fichaje era la noticia de primera plana en todos los medios. Cassano no se lo imaginaba, en cuanto puso un pie en la capital se sintió desbordado: «Era algo inimaginable, creo que habría 500 o 600 periodistas, cámaras… yo qué sé, ahí estaba todo el mundo».
Pese a su paso accidentado de blanco, no tiene malas palabras para el club. Dice que, como institución, era impecable de tan bien organizado que estaba todo: «Está en Real Madrid y luego no hay nada, el Real Madrid es algo estratosférico».
Incluso le llamó la atención cómo se trataba a los juveniles, que tenían todo tipo de atenciones y comodidades, casi como las estrellas del primer equipo: «Cuando un chaval de la cantera se entrenaba con el primer equipo y lo convocaban, ya tenía su suite individual, podían tener a disposición el coche que usaba Cassano, Beckham, Ronaldo, todos igual. Íbamos por ahí con tres o cuatro personas de seguridad por cada jugador. Y repito, desde los chicos jóvenes hasta los más importantes».
Sobre las grandes estrellas del Madrid de los Galácticos, dice que estuvo con ellos «maravillosamente», que cuando marcó su primer gol, se fue a abrazar con Zidane porque: «Todos me querían». No obstante, su rendimiento dejó mucho que desear, no por su talento, que dejó detalles, sino por su forma. «Cuando llegué, tenía ya diez kilos de sobrepeso, marqué nada más debutar, pero me faltó continuidad». Y esto era debido a que se desmadró en una ciudad como Madrid: «Era un perro suelto, estaba libre para hacer lo que quería».
Con esta actitud se chocó con Fabio Capello, que en un momento pudo pensar que Cassano le estaba imitando delante de sus compañeros, pero él lo niega en la entrevista. Dice que su conflicto con él se inició porque lo tuvo calentando 45 minutos en un partido sin sacarlo. Ahí se rompió su relación: «Puedo decir después de casi veinte años, y se lo he dicho a él también: yo no lo imité. El problema fue después, en el vestuario, que me hizo calentar cuarenta y cinco minutos y sí, discutí y le lancé algunas cosas. Me dejaron fuera del equipo por eso, no por la imitación».
Al final, tuvo que salir hacia la Sampdoria, donde vio rebajada su ficha, pero le dio igual: «Me fui del Real Madrid ganando una montaña de dinero, en la Sampdoria seguía ganando muchísimo, pero mucho menos. Pero yo siempre he jugado por pasión».
No le gusta Cristiano Ronaldo
A la hora de mencionar a otros jugadores, es curiosa la manía que le tiene a Cristiano Ronaldo. «No lo pongo ni entre los cinco mejores jugadores de la historia, ni siquiera entre los 10, porque para mí la calidad de un juegado es otra cosa». A los que sí que coloca en el Top-5 es a Zidane y Ronaldo Nazario, con los que se sigue viendo.
Pero más curioso es que, cuando el portugués escuchó estas críticas, le mandó un mensaje de voz quejándose: «Me has faltado al respeto cuando tú solo has marcado 150 goles y solo has ganado cuatro títulos». El italiano no se cortó a la hora de contestar: «Dije, perfecto. Y le contesté: ‘Querido Cristiano Ronaldo, escucha, ¿sabes cuál es el problema? Si crees que te he faltado al respeto diciendo eso, te he faltado al respeto. No me gustas como jugador ¿cuál es el problema?’».
De hecho, el hijo de Cassano se llama Lionel, en honor a Messi. Se lo tuvo que imponer a su mujer después de una larga discusión, pero él lo tenía entre ceja y ceja: «Dudaba entre si llamarlo Lionel o Roger, por Federer, pero elegí Lionel porque si Jordan es una divinidad, para mí Lionel va más allá de la divinidad». Incluso celebró como un argentino más su victoria en el Mundial: «Me tiré a la piscina, que estaba a dos grados, casi me muero, pero mereció la pena».
Fan de Mbappe
De los futbolistas actuales, Cassano destaca, evidentemente, a Kylian Mbappe, al que todavía le ve como un jugador incompleto por la falta de un título, la Copa de Europa: «Creo que un jugador como él debería llevarse una Champions League, en mi opinión, si la hubiera ganado, no se habría ido de París. Creo que su objetivo es ganar la Champions y luego el Balón de Oro».
Más de su gusto es Francesco Totti, con quien tuvo una relación «estupenda y maravillosa». Es algo que venía de largo, cuando fichó por la Roma con 19 años, se alojó en casa de sus padres: «Los primeros cuatro meses viví en la casa de Fiorella y el difunto Enzo, que me hicieron sentir como su tercer hijo».
Eso luego se tradujo en el terreno de juego, donde la compenetración fue máxima: «Había una alquimia técnica, cualitativa, en el campo. Con un simple silbido ya sabía dónde jugar y cómo, dónde estaba él y dónde iba a meter el paseo al revés». La única disputa que tuvo con él fue porque un día le dio la paranoia de que le había robado el cheque con su sueldo, pero resulta que se le había caído debajo del asiento del coche.
No ahorra adjetivos para describir su legado juntos: «No conozco que haya en Italia otra pareja que haya hecho lo que hicimos nosotros a nivel estético, con tanta belleza, armonía, no hablo de trofeos, porque los títulos no me importan».
Odio eterno al fútbol moderno
Por supuesto, Cassano es de la cofradía de rechazo al fútbol actual. Suena a mofa, pero dice que hoy los futbolistas «solo juegan por dinero», cuando tampoco ha pasado tanto tiempo desde su época. Aunque, lo que sí que es cierto, es un detalle descorazonador que señala: «Ahora hay gente que con veinte años se va a jugar a Arabia Saudita por dinero».
Aunque contrasta con lo que dice cuando recuerda el gol más destacado de su carrera, uno que le metió al Inter, lo primero que pensó fue: «¡Me hago rico!». Horas después, se convirtió en un dios: «había tres mil personas en mi casa después del partido».
Cree que en su país el nivel ha ido decreciendo: «En Italia hay muy poca cosa en este momento». La selección depende de Federico Chiesa, considera, y se lamenta de que los demás estén muy lejos de su nivel. Antes, cuando jugaba él, cree que había más talento en la Azzurra. Pero claro, hay un problema de base: «Hoy ves a los chicos y ¿qué hacen? Terminan el entrenamiento y lo publican… ‘Hemos terminado el entrenamiento» ponen en Instagram, ‘Hemos terminado el entrenamiento’, ponen en TikTok… Hoy se vive para aparentar y para ganar la mayor cantidad de dinero posible».
Sorprendentemente, Cassano es muy fan del baloncesto, pero de la de hoy. Los años dorados, concretamente, cuando Isiah Thomas imponía su ley con los Pistons, le parecen de menor nivel: «Antes iban a luchar físicamente, en aquellos tiempos de los Detroit Pistons, los Bad Boys, te tenías que pelear con ellos, te rompían la cabeza. Ahora hay más calidad». Si tuviese que citar a un jugador favorito, sería Stephen Curry, porque «ha revolucionado las canchas de baloncesto, antes era difícil tirar de tres puntos, él tira desde su casa».
Orígenes humildes en Bari de Antonio Cassano
Aunque Cassano insiste una y otra vez en que al fútbol hay que jugar por pasión y no por dinero, se muestra agradecido a la vida por haber prosperado y haberse enriquecido con el deporte. Cuando era pequeño, procedía de Bari Vecchia, un barrio de los más pobres de Bari, donde la delincuencia estaba a la orden del día.
Su madre fue el personaje clave de este periodo, se esforzó mucho para sacarlo adelante: «Hizo de todo y más en mil trabajos, hacía frituras en la calle, no teníamos dinero. Cuando llovía, no podía freír en la calle, y yo me tenía que ir a la charcutería a pedir, a ver si me daban algo de mortadela para comer ese día». Y le dejó claro que nunca debería olvidar sus orígenes: «Mi madre siempre me dijo, Antonio, venimos de caminar por el fango, de la miseria, pero no volveremos ahí nunca más».
Como su padre nunca estaba presente, con 13 años Cassano sacó valor para plantearle un ultimátum a su madre. Le dijo que tenía que elegir entre él o su padre: «Le dije a mi madre que, vale, que perfecto, pero que tenía que elegir: ¡o te vas con él o conmigo’, yo tenía 13 años y me eligió a mí».
Tal vez ahí esté el origen de la dureza de su carácter, algo que zanja con una frase lapidaria: «No soy alguien que derroche el dinero, pero lo que he ganado, me lo he ganado. Los pocos amigos que tengo me bastan y me hacen feliz». Ya que no tiene excesivas ambiciones, como su odiado Cristiano Ronaldo: «Yo solo quiero ser recordado como un buen chico, a mi manera, un loco desatado, pero una buena persona, con mis valores, que digan que fui un buen futbolista me importa poco».