Hubo un tiempo en que las bicicletas eran para el verano, los únicos ciclistas parecían muertos de hambre esmirriaos y nada que no fuese Tour o Vuelta tenía interés para la peñuca al sur de Somport. No hace tanto, no me miren de esa forma, no soy tan viejo. Pasa que hoy nos pirra hasta el Cx, y tenemos ojitos puestos en cualquier asunto que se corra por el continente. Y que apreciamos las Clásicas. Que ha costado, pero apreciamos las Clásicas como lo que son… las mejores carreras cada año. Primavera, jardín ciclista, edén para los que calzamos coulotte y casco.
Así que, querido lector, sea usted bienvenido a nuestro breve y desvergonzadamente personal análisis sobre lo que Monumentos y Clásicas, adoquines o Ardenas, van a depararnos desde hoy hasta la tercera semana de abril…
Aunque antes… lo ya visto. Porque nos hemos calzao dos carrerones sin acabar febrero, amigos.
Lo del sábado fue… desconcertante. Surrealista, si quieren. Es como un Sergio Ramos vs Leticia Sabater en Pasapalabra… quizá te diviertas, y seguramente te lo pases genial viéndolo, pero tampoco logras comprender de todo el asunto… Y eso, que hostias desde donde Cristo perdió la cartera (en ciclismo se dice «desde donde atacaba Merckx»), alternativas, el equipazo de van Aert que es más equipazo que de van Aert, Iván García Cortina generando hypes para las siguiente catorce temporadas, Jorgenson probando el dolor que es darse de baja en Movistar (y escribiendo después whatsapp a «Richard olímpico» para llorar los dos juntos) y Nils Politt que tira con fuerza de su jefe de filas para dejarle sprint en bandeja.
Vale, llevaban distintos maillots, pero es que fue rarísimo. Y ojo, a mí Tratnik me encanta, porque se presenta a veces con unas pintillas de aficionado perruguero, con abdominales escondidos y las patas con definición medio-bajuca que… Pero, en fin, no sigo, que luego me dicen hater. Ah, muy bien Wout celebrando el tercer puesto de su gregario, elegancia y deportividad. Al menos no ganó Laporte, supongo que pensó… Het Volk para un esloveno, aunque la Het Volk ya no se llame Het Volk y este esloveno tenga menos fama que Tadej o Primož.
Después venía Kuurne, y todos temimos por Kuurne, porque unas de las cosas que hacen Kuurne a Kuurne es el viento y la lucha contra el viento, y ya saben ustedes que este año han prohibido el viento para las carreras de bici, que lo vi yo en O Gran Camiño, que me lo dijo Adam Hansen. ¿Subir puertos a media hora del ganador y bebiendo cerveza de los aficionados?
Check, eso guay, eso sí es ciclismo de verdad. Pero… ¿correr con algo de aire? Venga, no me jodas, eres un puto psicópata, quieres ir a ver gladiadores al circo. Antiguo, anacoluto, impresentable. Mañana post en el insta para criticar estas ideas de antigualla.
Bravo por Adam Hansen, adalid de un deporte sano. Sano y bajo techo, vaya.
Pero, paradoja de paradoja, salió buena la Kuurne, mientras que Vingegaard gozó sabrosonamente de recortes, reducciones y un colacao caliente en la ponchera, pa no resfriar. Salió buena Kuurne, digo, con hostias desde Parla, con los buenos metidos en movidas enormes a distancias tipo Eddy, con van Aert que entro que no, con Lazkano enormérrimo (qué pinta más buena tiene Lazkano, amiguetes, qué pinta más buena), con un Wellens que es como los gremlins… cuando hay agua se pone picueto y saca performances tipo Pascal Hervé en el Izoard…
Al final marcharon terna, y se entendieron perfectamente, y Wout se mostró a sí mismo (ay) que tomar iniciativas le renta mogollón, mientras que estar a verlas venir igual no es ideaza. Fin de semana perfecto para Visma, notición para van Aert (que necesitaba esto), resultado increíble de Oier Lazkano…
¿Resumen del weekend? Divertidísimo, oigan, divertidísimo.
Pero es que es lo de siempre con las Clásicas. Por eso ahora tenemos semanas de diez días hasta las piedras gordas, porque la gozaste cantidad y el parón se hace eterno. Las Clásicas son, siempre, lo mejorcito del año. Jolgorio, épica y su punto de polemicidad inherente. Ah, y belgas chiflaos. Como para no amarlas, como para ser solo «aficionao de julio». Los de las bicis somos cual flores acapulladas antes de primavera… todo vemos con esperanzas. De espectáculo, de que gane quien más nos gusta, de seguir, cromo a cromo, haciendo colección completa. El ataque en La Redoute, un ganador de Grande Boucle por el Paterberg, ese sprint de San Remo, el velódromo más bonito del año…
Ahora… ¿cómo se nos presenta en 2024? Pues miren, con ciertas dudas, como siempre. Ciertas dudas porque las Clásicas son carreras de mucha puñetería, complicadas, carreras que se te van al garete por un pequeño detalle. No rifa y bonoloto, como dicen los directores catetos (y algún periodista de soberano y varón dandy) pero sí sumas de momentos trascendentes que solo lo parecieron a posteriori. Así que los pronósticos sirven para pasar el rato.
(Y, oye, por mí bien, me encanta pasar el rato hablando de bicis).
Todo lo anterior es lo que argumento para no decirles que Mathieu van der Poel va a hacer una campaña de Clásicas histórica. Como la de 2023, como el currículum que se va construyendo el mozuco. Anda Mathieu con la tranquilidad de quien ganó todo lo ganable desde el aspecto objetivo, y ahora solo le cabe repetir o ampliar horizontes.
Pero repetir (o ampliar horizontes) sabiendo que puede, sabiendo que ya demostró, sabiendo que su leyenda tiene libro, y ahora solo resta ir añadiendo apéndices. O, dicho de otra forma, que se le ve calmao. Pero calmao de narices, calmao tipo Miguel Delibes tras un día en el monte. Sumen que ha hecho un invierno de Cx perfecto. O, bueno, casi perfecto si obviamos la hostia con una farola en Benidorm, pero qué guiri no se ha dado una hostia con farola por Benidorm… Y eso, calendario selecto pero amplio… la Primavera, las piedras mayores, las dos Ardenas que realmente molan. Espíritu de francotirador. De mantenerse como el año pasado y gestionar igual de bien estrategia… Pinta a temporadón.
(Y, caso de mantener lo anunciado, irá despejando incógnitas sobre si puede convertirse en el primer no belga con los Cinco Monumentos).
La ausencia de cierto rival que ya ha demostrado poder ganarle es, paradójicamente, su mayor peligro. Porque Tadej Pogačar no repetirá en Flandes, y anuncia cierta actitud averlasvenir en otras Clásicas. Oigan, es que este año hago Giro, y tampoco puedo deslomar esfuerzos, que no soy di Luca, codo, codo, guiño, guiño. Decía que eso es malo, o puede ser malo, para van der Poel, porque Pogačar es el perfecto shit starter, el tío que siempre (siempre) lo va a intentar. Vamos, que con Tadej te garantizas resoluciones reducidas y tras triscas intensas, y ahí es donde los buenos (pero los buenos de verdad) imponen calidades.
Seguramente luego no sea tanto, lo de venir con en plan turista, y reviente todo en el Poggio, y muestre soberbia en Ardenas, y se meta en movidas clasicómanas por Strade Bianche, y vete tú a saber si no pasa por la salida de De Ronde (a mí de este sujeto no me extrañaría), pero…
Pogačar ha demostrado poder ganar a van der Poel, mientras que su némesis generacional, el mozo con el que lleva a golpes desde la temprana adolescencia, parece tener la moral comidísima. Pero con esta gente como para fiarte. Wout van Aert tiene a su favor una mentalidad de hierro, unas condiciones niqueladas para este tipo de asuntos y un equipo que es el más fuerte. Así, sin discusión. Claro que eso también juega en contra, porque van Aert no parece líder indiscutible de Visma, sino uno más. ¿Preeminente?
Sin duda, pero solo para servir como rémora a posibles persecuciones. No es Wout un campeón a la vieja usanza, uno de los de «tengo que ganar yo, que para eso soy líder». No, él, asume, espera, levanta brazos cuando campeonó uno de jersey idénticos. El anti-Merckx, vaya. Sobre el papel los holandeses deberían ser casi inabordables, pero eso no necesariamente revertirá en victorias para su gran líder (pregunten por Devolder y Boonen si no me creen).
Sumen, a eso, otra vez el factor Giro, porque cuentan que si van Aert se va para la Bota, y cuentan que si probará generales, y cuentan que para eso es imprescindible pasar temporaduca en el Teide, y cuentan que si del Teide bajas como un avión cuesta arriba pero regu en Clásicas, y que hay más peligro de sufrir descompensacioneh de la hostia, Alejandro dixit.
Veremos.
Los otros… pues deberían estar un peldaño por debajo. No Evenepoel, en principio, que un doble ganador de Lieja es digno de tembleques, pero Evenepoel parece reducir al máximo su presencia en Clásicas, porque quiere probarse en el Tour. Y ya va siendo hora, eh, de probarse en el Tour, aunque parece arriesgado lo de ir pasando oportunidades en terrenos donde ya te sabes con diferencial.
Vamos, que por San Remo puede montar pifostios gordísimos en Cipresa, verbigracia. Dicen que solo lo veremos por colinas valonas. Sea como fuere… Remco es siempre factor diferencial porque condiciona (actitud y aptitud) aquella carrera donde sale.
Aun no ha llegado a eso Tom Pidcock. Y mira que el tío insiste e insiste. Hay que reconocerle al inglés un nivel de flipada y ego tan grande como para refocile en berenjenal ajeno. Vamos, que Pidcock sufre y sufre a rueda de Pogačar, vale, pero eso es porque salió a rueda de Pogačar y no escatima incluso relevos marchando con Pogačar. Por ahora sus ganas resultan mayores que su motor (y sus resultados en primavera), pero lo mismo trinca alguna racha de esas mágicas que antes sobraban en el SKY y se corona…
En el mismo escalón debería estar Mads Pedersen, pero igual solo es por nombre, que Pidcock tiene más prensa que un presidente de Comunidad Autónoma. O presidenta, vaya. Pedersen es durísimo, es uno de esos «cuanto peor, mejor», es flandrien oficioso, tiene sprint, tiene endurance en subidas, tiene más resistencia que un autónomo con catarro. Y, encima, cada año parece mejorar. En estrategia, en dureza, en tenacidad. Cóctel perfecto. A priori está (algo) por debajo de los grandes-grandes, pero le falta un mínimo pasuco para marcarse algo rollo «Primavera Kristoff-Degenkolb». Veremos. A mí es un corredor que me chifla.
Y luego tenemos especialistas puros y duros. Skujiņš, que siempre parece gastar más de la cuenta cuando conviene gastar menos de la cuenta, pero que de la que pille tiempos, distancias y un par de partidas al Risk puede ser cosa cuca. O Arnaud de Lie, que es como meter cien caballos trotones con trescientos bueyes de trabajo en el cuerpo de un ciclista. De Lie es jovencillo, y aun tiene errores de jovencillo, errores que no le permiten desarrollar esa potencia que guarda dentro y que te podría iluminar medio Manhattan. Cuando aprenda…
Y están los ardeneros… ese Skejlmose con futuro, ese Primož Roglič con cuentas a saldar en Flecha (y todo su equipo, que cómo camina todo su equipo), hasta Ayuso o alguien con tal perfil, que las Ardenas son muy de vueltómanos que aparecen a ver qué se puede trincar… A mí me molaría mucho ver a Healy, porque tiene aire como de haber ido a un concierto de los Guns n´Roses, año 1991, y después trincar la bici de empalmada. Ah, y de oler a… cómo decirlo… como dulzón, como a su profesor de Arte. Seguro que entienden. Qué pintillas, Ben Healy, qué bien hacen tipos con ese aire despreocupado en el deporte de hoy…
(Sumen las sorpresas, que en Clásicas siempre se nos cuela alguna sorpresa. Igual hasta, oh milagro de milagro, aparece alguien dirigido por Patrick Lefevere. Si gana tiene prohibido beber champán en el pódium, que luego se lo afean por redes sociales).
En fin, que qué les voy a decir yo. Las Clásicas son ese lugar donde hasta en los peores años (años de trenecito, de ataques en vallas, de arrancadas muritescas, de bostezos sin final) podías encontrar un refugio seguro, un espacio para ser feliz. Y ahora pintan aun mejor. Las mejores carreras con los mejores ciclistas.
Que ustedes lo disfruten.
Marcos Pereda se nota que sabe un montón de ciclismo y sus artículos son interesantes pero ese estilo quizás ya esté un poco pasado de moda en mi opinión.
Uf, pues a mi el estilo me encanta. Disfruto como un enano!
Marcos es un genio!!!