Entrevistas Baloncesto femenino

Elisa Aguilar: «Creo en la meritocracia, no soy presidenta de la FEB por ser mujer»

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Elisa Aguilar López (Madrid, 15 de octubre de 1976) habla pausadamente, midiendo sus palabras, sabiéndose de memoria el oficio de presidenta de la Federación Española de Baloncesto. Trata de quitarle pancarta al hecho de ser la primera mujer que ocupa en su puesto en su centenaria historia, aunque, claro, de vez en cuando cuela que su deporte es el más practicado a nivel femenino en el país, quizás hasta que Aitana Bonmatí y compañía sigan en plan «destroyer». Pero por ahora la sucesora de Jorge Garbajosa (el ‘4’ abierto eligió a una base cerebral para ocupar su sillón hace poco más de un año) está tranquila, con su discurso sereno aunque también firme.

En uno de los despachos del pomposamente llamado Edificio de Bronce, en zona norte de Madrid donde tiene su sede la FEB, habla un poco de todo: de su vida primero en las pistas y luego en las mesas de negociación. No parece echar demasiado de menos las canchas: siempre le han gustado los partidos emocionantes, sobre todo decidirlos, y ahora tiene uno casi cada día, rodeada de una cohorte de hombres de la que presume.

¿Cómo ha ido este tiempo al frente de la federación, reelección incluida? Ya estaba dentro como directora de competiciones, pero ser presidenta debe ser diferente…

Hay diferencia. Cuando eres presidenta asumes la posición de máxima responsable, con todo lo que conlleva en cuanto a decisiones, planificar la estrategia del futuro… Es verdad también que haber sido directora de competiciones durante tanto tiempo te da un conocimiento bastante amplio de lo que es el funcionamiento de la federación en todas las áreas. Aquí hacemos un trabajo muy trasversal y he estado cerca de todos: comunicación, marketing, la dirección general, la secretaría general…

¿Es más difícil que ser jugadora de primera fila?

Son etapas distintas. Cuando eres jugadora también asumes mucha responsabilidad y es un trabajo en equipo. En los despachos es diferente, pero también hay un punto en común que es importante: dependes de un buen equipo y eso hace que todo sea más fácil y que las decisiones tengan un estudio profundo antes de tomarla por la experiencia y el conocimiento de la gente que me rodea.

Seguro que de niña, en Carabanchel, se imaginaba a sí misma más como estrella de la canasta que como dirigente…  Usted quería ser futbolista, como los hombres de su familia…

Cuando eres pequeña vives sin ningún tipo de preocupación. Lo único que quieres es divertirte. Por mis circunstancias familiares, he tenido balones de fútbol toda mi vida en casa, por mis hermanos, mis tíos, mi padre. Me divertía, pero no pude desarrollarme como futbolista porque no había una competición organizada y me dijeron que me pusiese a jugar al baloncesto y también me lo pasaba bien con mis amigas. Vas quemando etapas y empiezas a ver que hacerse profesional es una opción.

¿A qué se dedicaban sus padres?

Mi padre ha trabajado toda la vida en la banca y ha tenido negocios. Mi madre siempre ha estado ahí, respaldándole en todo, tanto en los negocios como cuidando de todos.

¿El fútbol femenino se ha convertido en un enemigo del baloncesto femenino por la captación que puede hacer de niñas con talento para el deporte?

No lo veo en absoluto así. Todo lo bien que le vaya al deporte femenino, sea cual sea, hace más grande a todos los deportes. Ser campeonas del mundo de fútbol ha sido un hito histórico que no se había logrado y esa visibilidad en cierta manera ayudan a todos los deportes femeninos.

El baloncesto sigue siendo el deporte más practicado por las mujeres y vamos a seguir incidiendo en ese crecimiento. Tenemos nuestro camino bien trazado y no tenemos nada que envidiar. Todo lo que necesite el fútbol femenino aquí estamos para poder ayudar.

¿Cuándo empieza a pensar que se puede ganar la vida con el baloncesto? ¿Cuando se va a Estados Unidos a la universidad de George Washington?

Cuando me marché a la liga universitaria ya había debutado con la selección absoluta y ahí ya sí que se abrió el abanico de posibilidades. Me gradué y tuve ofertas para volver a Europa y fue cuando me planteé vivir de mi pasión, que era el baloncesto, aunque siempre tuve claro, y eso me lo inculcaron en la familia, nunca descuidar la parte de la educación e incluso hice dos másters tras terminar la carrera.

Siempre se ha dicho que es un sistema imposible de exportar…

Son dos culturas y dos sistemas distintos. Hay que intentar coger lo que se pueda de allí, pero ellos también se han dado cuenta de que aquí hay mucho talento, tanto en chicos como en chicas. Ellos tienen un sistema fuerte de universidades, pero nosotros también tenemos ligas seniors que ellos no  tienen.

¿Le gusta que haya tanta jugadora española joven en la NCAA?

Yo me fui en el 1997 y no había ni internet casi. Es una experiencia. Si se marchan, suelen hacerlo durante cuatro años y con 22 han terminado esa etapa universitaria, con la carrera acabada y el inglés perfeccionado. Pueden venir a Europa y esa es nuestra oportunidad  para que nuestras competiciones crezcan.

Usted regresa a España y se convierte en la base de referencia de una generación que empezaba a luchar contra los mejores…

Me siento más madura. Estuve sola allí mucho tiempo. Si tenía problemas personales, deportivos o de estudios me tenía que sacar las castañas del fuego por mi cuenta. No tenía a mi entorno cerca. A nivel deportivo la profesionalización fue importante y adquirí experiencias grandes. Mi visión se hizo más amplia.

La Liga Femenina Endesa no era la de ahora, que se ha convertido en más fuerte…

Afortunadamente todo va evolucionando. También viví años buenos, con equipos como el Ros Casares. Ahora es verdad que hay más proyectos profesionalizados. Valencia, Girona, Zaragoza… pueden perder en cualquier pabellón. Somos la mejor liga de Europa, siempre lo digo, y es por el número de equipos top que hay a nivel de estructura. A eso hay que añadir un gran evento como la Copa de la Reina.

En la WNBA jugó poco con las Utah Starzz. ¿Qué tal en Salt Lake City? No parece lo más adecuado para una chavala de veintitantos años…

Viajaba mucho. Conocía la cultura americana de la época en la NCAA. Es verdad que Salt Lake no es la ciudad más divertida del mundo, pero allí iba a jugar y a competir y fue una grandísima experiencia en una gran franquicia.

Pues parece que la WNBA no ha terminado de ser lo que ellos querían en términos de rentabilidad. Las competiciones largas y en las que se paga más siguen siendo las europeas…

Han sabido entender el hueco que tenía la WNBA, que era en verano para no solaparse con la NBA, con la que no pueden competir a nivel de audiencia ni de aficionados. En ese hueco les ha ido muy bien. Hay salarios para tres meses o cuatro que son importantes y toda la profesionalización alrededor es muy grande. Ahora quieren ir avanzando con más franquicias. Han sido listos.

Su carrera se asocia mucho a la de Amaya Valdemoro, que habla siempre en términos muy elogiosos de usted. ¿Cómo fue jugar tanto tiempo a su lado? ¿Es tan competitiva como proclama o más todavía?

Para mí fue un privilegio jugar al lado suyo. Somos de la misma generación. Para mí es la mejor jugadora que ha habido en este país, con todo el respeto a muchas otras que lo han hecho muy bien. Su currículum es muy grande por los objetivos que ha podido cumplir, sobre todo en una selección no éramos las más altas, las más rápidas, las más fuertes. Pero sí teníamos mucho carácter competitivo. Ella lideraba todo eso.

Comparar siempre es difícil…

Sí. Son distintas épocas, distintas jugadoras, distintos estilos. Por ejemplo, a mí Alba Torrens me tiene ganada por cómo juega y cómo es, pero yo hablo de Amaya porque es con quien he estado mucho tiempo. Antes estuvieron Wonny Geuer y Blanca Ares y después, Laia Palau. Todas líderes.

¿Le hubiese gustado nacer unos años después para jugar con una generación más dotada seguramente?

No. Yo estoy muy contenta de haber estado en mi generación. Recibí un testigo de la anterior. Todas han ido poniendo su pilar y su punto para el crecimiento del baloncesto femenino español. Parte de nuestro éxito está en las que estuvieron antes que nosotras. Y me siento superfeliz de todos los éxitos que han venido posteriormente y que nos hayan superado.

Pero cuando le preguntan sobre con qué jugadora actual se compara suele responder que a Maite Cazorla. ¿Por qué?

Me veo en su estilo: una jugadora muy de equipo, que siempre mira primero el pase y que también es una tiradora fiable. En eso último es mejor que yo, por cierto.

Cuando se retira en 2013 tras jugar en Rusia ¿qué pensaba que iba a hacer con su vida?

Me he preparado durante mucho tiempo a nivel educativo, en la gestión deportiva. Lo iba pensando. Lo curioso es que aquel verano de 2013, tras ser campeonas de Europa, ya había firmado para seguir jugando en Katowice, en Polonia, pero José Luis Sáez me propuso quedarme en la federación dentro del proyecto Universo Mujer y me sonó fenomenal.

Consideré que no había mejor momento para poner el broche a mi carrera siendo campeona con el equipo de mi vida, que ha sido la selección. Físicamente estaba para algún año más, aunque tampoco era para tirar cohetes.

¿Y entrenar? Por su modo de jugar hubiese cuadrado…

Hice los cursos y lo disfruté. Soy entrenadora superior y podría hacerlo, pero nunca me ha llamado. Hay gente más preparada. El papel del entrenador es difícil porque el resultado lo marca todo cada fin de semana.

Por cierto, ¿le fastidia que todavía haya tan pocas entrenadoras en la Liga Femenina Endesa?

No tan pocas, eh: Anna Montañana, Cristina Cantero, Madelén Urieta, Azu Muguruza… Han sido cuatro de 16 en la última liga. Poco a poco. Vamos a ir sumando, que siempre es importante.

En su época como jugadora había menos…

Carme Lluveras, Antonia Gimeno y por supuesto María Planas, que fue la pionera. No era lo habitual.

¿Algún día será considerada una competición con status profesional o no es algo que tenga demasiada importancia tras el convenio que se firmó recientemente con las jugadoras?

La Ley del Deporte dice es que los únicos deportes profesionales son el fútbol masculino y el femenino, que ahora se ha incluido, y la acb. Nosotras no estamos incluidas. Otra cosa es que las jugadoras sí sean profesionales y que hayamos firmado un convenio que va a ser importante para la profesionalización de las estructuras de la Liga Femenina Endesa. Nuestra hoja de ruta es de la mano con los clubs y las jugadoras para ir mejorando nuestra competición y los derechos, fortaleciendo las estructuras.

¿Le gusta que cada vez haya más clubs masculinos que abran secciones femeninas potentes, como Valencia y Zaragoza?

Estas dos apariciones son importantes, pero también me gusta respetar el trabajo de otros que llevan muchos años como Perfumerías Avenida, Girona, los vascos y otros muchos. Han hecho un esfuerzo enorme y son los que nos han hecho grandes. Estamos encantados de esa combinación, pero no aspiramos a que esto sea una acb.

Las relaciones de la FEB con la acb, habitualmente tensas, ahora parecen atravesar un buen momento…

Sí. La conexión que tenemos con Antonio Martín, el presidente de la acb, es muy buena, como con la organización en general. A veces tenemos distintos intereses y puntos de vista, pero eso no quiere decir que te tengas que llevar mal con la institución. La línea de trabajo es conjunta en favor del baloncesto. A mi entender no podemos hacer otra cosa que no sea tender puentes. Es la línea que está encima de la mesa, con la acb y con otras instituciones que están en nuestro ecosistema.

Pero le gustaría que hubiese más jugadores nacionales en todas las competiciones, no solo en la máxima categoría masculina, sino en las competiciones federativas…

Estamos en un mundo global y eso quiere decir que al igual que nosotros exportamos talento, viene también talento de otros países, europeos y no europeos. Lo que hacemos donde tenemos incidencia es potenciar al jugador de formación local. Y en las selecciones, poner las mejores condiciones para potenciar el sentimiento de pertenencia que tienen, que es lo que nos hace distintos. Somos buenos y ahí están los resultados.

Lo que se llamó «el Método FEB». ¿Le gusta la etiqueta?

Ni me gusta ni me deja de gustar. Llevamos mucho tiempo con una línea importante para tener resultados y así llevamos durante muchísimo tiempo. Lo que hay que hacer es seguir potenciándola, aunque en un mundo más global que hace 20 años. Tenemos muchas reuniones con jugadores y jugadoras. Estamos aquí todo el año, no solo los meses de verano con los equipos nacionales.

Si podemos echarles una mano, lo hacemos. Somos más #LaFamilia. Ese hastag dice mucho de cómo somos. Con la familia estás todos los días, individualmente de la distancia. No hay nada mejor para un baloncestista que representar a tu país en una cita internacional. Si encima vas con un grupo de personas que conoces desde que tienes 12 años… Esos lazos personales se van consolidando. Todo eso hace que cada selección sea especial.

Volver a incluir a Lorenzo Brown en la selección masculina absoluta está en sus planes, ¿no?

Confío en que pueda estar en el Preolímpico y él mismo lo ha dicho. No es algo de ahora. Llevamos muchos años con este tipo de iniciativas, con jugadores nacionalizados como Niko Mirotic o Serge Ibaka que ayudaron mucho y son parte de nuestra historia.

Yo viví la llegada de Sancho Lyttle a la femenina y fue una aportación clave para nuestra evolución. A las seleccionadores hay que ayudarles a que dispongan de lo mejor para elegir. Pasa lo mismo con Megan Gustafson. Se ha visto la calidad que tienen tanto Lorenzo como ella.

¿Cómo ve la labor de sus dos antecesores, José Luis Sáez y Jorge Garbajosa?

A Pepe le tuve sobre todo como presidente siendo jugadora y la labor que hizo, que fue lo que me tocó, que es el baloncesto femenino, fue una inversión y una creencia muy importante para que ahora podamos disfrutar de lo que disfrutamos. Y con Jorge he estado en la gestión casi diez años. Ha hecho una labor impresionante, construyendo una federación estable y de una reputación.

Hablando de expresidentes federativos. ¿Se atreve a emitir una opinión sobre el caso Rubiales?

Ya dije antes que la selección de fútbol ha hecho algo histórico. Pero desgraciadamente ha pasado a un segundo plano por lo que pasó tanto en el palco como en la entrega de trofeos. Soy muy respetuosa con la federación de fútbol, pero no esos comportamientos no está bien que se den no solo en el ámbito del deporte, sino de la sociedad.

¿Fue la demostración de que el deporte español es todavía machista, que España todavía lo es porque no faltan quienes dicen que aquello no tuvo importancia?

La tuvo. Es obvia. Ahí están los hechos. Incluso lo que pasó luego. Estamos en una evolución de normalizar ya el tema del género. Espero que todas estas preguntas en cinco años no se tengan que hacer porque hayamos llegado a una normalidad que todos queremos. Me gustaría ir a otra velocidad en algunos temas, pero la evolución está siendo buena. Tengo hombres a mi alrededor muy eficaces.

Suele hablar de la meritocracia…

Yo estoy donde estoy por la meritocracia, no por ser mujer. Evidentemente, soy la primera presidenta de la FEB en cien años y la noticia se hace más grande, pero la asamblea puso la confianza en mí por todo lo que hecho y por lo que me conocen.

En una entrevista en Gigantes del Basket dijo que uno de sus objetivos es que hubiese un balón de baloncesto en cada colegio. ¿No los hay? ¿Se está perdiendo el basket como deporte escolar, capitalizado por los clubs?

Lo que comenté es que somos el segundo deporte en licencias en España, el primero en mujeres. Lo que queremos es seguir creciendo y nos hemos puesto el objetivo de las 500.000 fichas en seis años y donde queremos empezar es donde todo empieza, que en mi opinión es en el patio de los colegios. Ahí es donde tienen que iniciarse los niños antes de que les llegue otra cosa.

¿Cuáles son sus grandes retos para los próximos cuatro años tras su reelección?

Ir creciendo en licencias te hace tener mayor volumen y de ahí siempre sale el talento. Vamos a impulsar el Club de Socios de la Selección Española. Tener estructuras cada vez más profesionalizadas en los clubs. Y en el mundo tecnológico siempre hay muchos retos, como adaptarnos a lo que demanda la sociedad y los consumidores de deporte. Hay muchas ideas y tengo un gran equipo para llevarlas a cabo.

El 3×3 se abre camino. La selección femenina estará en París 2024, pero no la masculina. ¿A usted qué tal se le daría?

No muy bien. ¡Soy más de cinco contra cinco! El 3×3 es una línea estratégica fundamental para subir el número de licencias. Estamos impulsando un circuito de verano que tenemos que consolidar y una liga más de invierno, por así decirlo, con el objetivo de tener cada vez más jugadores especialistas. Estamos en crecimiento.

No se suele hablar de los árbitros y suele haber problemas para encontrar a chicos que dirijan partidos de cantera en algunas comunidades…

Parte del éxito del baloncesto español también viene por el nivel del estamento arbitral. Siempre hay árbitros nuestros dirigiendo partidos importantes en los grandes torneos. Sinceramente, somos la envidia. Muchos países vienen a ver cómo estamos trabajando con ellos. Está mal que lo diga yo. Siempre he tenido una relación muy buena con ellos, cuando jugaba y ahora, y hay que poner en valor su papel porque no es fácil. Jugadores y entrenadores están a muchas pulsaciones y tienen mucha presión, pero ellos también, intentando estar siempre receptivos a su comunicación.

2 Comentarios

  1. Interesante entrevista a nivel de élite y un poco coja a nivel amateur , a Garbajosa poco se le vio promocionando el básquet de club pequeño , todo es la élite y #lafamilia y eso denota sectarismo porque la Federación es de todos , desde Ricky Rubio hasta el último premini de Soria ….por otro lado urge una aplicación correcta de la discriminación positiva y la no segregación , que el minibasquet sea mixto y que desaparezcan los campeonatos regionales y nacionales de mini e infantil porque es inflar la cabeza a unos niños y unos padres que es posible que en Júnior se den de bruces con la dura realidad , mi hijo no sirve y eso es muy triste …..mientras más alto llegas , más dura es la caída y eso con niños y niñas de 11 años es duro de asimilar y bastante traumático ….también los clubs tendrían que valorar si hay que ir a por el africano o el balcánico de turno cuando aqu i hay muy buena base , y no me refiero a alguien extranjero asentado en España, sino a la búsqueda intencionada del siguiente Embid , no hace ningún bien al básquet español

  2. Buena entrevista, como todas las de Javi Ortiz. Pero no voy a negar que me ha faltado que se le preguntase por el gran debe, en mi opinión, de la FEB y es el trato y la potenciación de las ligas FEB

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