Parece que fue ayer cuando le veíamos anotar sin parar, triple tras triple, penetración tras penetración… Han pasado ya más de diez años desde su retirada, pero el recuerdo de Louis Bullock (Washington D. C, EE.UU. 1976) sigue estando muy vivo en nuestro país, sobre todo, en la memoria de los aficionados de Unicaja y Real Madrid.
Este escolta estadounidense de 1,85 m, a pesar de haber sido un destacado jugador en su etapa universitaria nunca jugó en la NBA. Eran otros tiempos, la era del triple y el small ball quedaban todavía un poco lejos. Por suerte para nosotros, Bullock hizo las maletas rumbo a Europa, su primera parada sería Italia y después España, donde pudimos disfrutar de su baloncesto durante una década.
Ahora, cuando está a punto de cumplir 48 años, vive alejado del baloncesto y disfrutando de su familia. Sin embargo, da la sensación de que los años no pasan por él, se le ve que sigue estando en forma, de hecho, nos atiende vía zoom durante una hora, poco antes de irse a jugar al golf.
En compañía de Iván Rodríguez y Rafael Navarro entrevistamos a uno de los mejores norteamericanos que han pasado por la ACB en los últimos años, Louis Bullock.
Hola, Louis. ¿Qué tal estás?
Buenos días. Muy bien. Voy a jugar un poco al golf, algunos minutos, a ver si puedo jugar un poquito como jugaba al baloncesto. (risas).
¿A qué te dedicas en la actualidad? ¿En qué trabajas ahora?
Tengo tres niñas, dos nacieron en España durante mi época allí y una nació aquí, en Estados Unidos. Mi trabajo es la vida de mis niñas, lo número uno. Pero, más en serio, soy un dueño de una empresa de informática.
¿Sabe la gente de tu entorno, las personas con la que trabajas, la gente de tu día a día, que has sido una estrella del baloncesto en nuestro país?
Es interesante esta pregunta, porque la verdad es que, normalmente, no, pero cuando conecto con alguien por linkedln y ven mi trabajo de antes, donde dice Real Madrid y Unicaja, me preguntan: «¿Qué trabajo has hecho allí?». Y yo digo: «Antes he jugado un poquito al baloncesto antes». (risas). Entonces se van a internet a buscar y en las siguientes reuniones ya solo quieren hablar de baloncesto y no de negocios (risas).
¿Quién te puso el apodo de Sweet Lou? ¿Es verdad que viene de tus años en la Universidad de Michigan?
Sí, sí. Mi preparador físico un día me llamó así durante un entrenamiento. Había un jugador mucho mayor que yo que jugaba en la misma liga de universidad, se llama Sweet Lou, y yo no lo sabía. Creo que jugaba en la Universidad de Minnesota. Y mi entrenador me decía que teníamios cosas similares. Fue por eso.
¿Cómo era Louis Bullock de niño? ¿Eras un niño deportista, tímido, extrovertido, buen estudiante…?
Sí, un poco de todo. Tengo una hermana mayor, casi diez años mayor que yo, y por eso me pasaba mucho tiempo solo, jugando a mi bola porque ella era mucho mayor. Y la verdad es que yo era un crío con mucha energía dentro…
Eras muy activo.
Sí, era demasiado activo para mi hermana. Muchas veces hacía deporte solo y me imaginaba que estaba jugando con más gente. Esto me estimuló la imaginación para aspirar a hacer algo grande. Me gustaba mucho el baloncesto, el fútbol americano, todos los deportes. Pero cada año que pasaba mejoraba en baloncesto más que en los otros.
Mi padre veía mucho baloncesto NBA y universitario por la tele, y muchas veces me sentaba con él. Es un hombre que no habla mucho, habla muy muy poco, pero siempre estaba viendo baloncesto y, bueno, yo me sentaba a su lado… Los años iban pasando y no hice más que desarrollar un amor por este deporte.
¿Empiezas a jugar al baloncesto antes de tus años en High School?
Sí, mi padre me llevó a la escuela de mi pueblo, donde había un equipo para los niños que tenían 10 años, y quiso que jugara con ellos. Recuerdo que no quería ir, estaba en el coche casi llorando. Sí, sí, en serio, porque tenía mucho miedo de que los niños pudiesen ser mucho mejores que yo, pensaba que iban a matarme… Y yo, en el coche: «Papá, no quiero, no quiero, no quiero». Y él diciendo: «No, no, no. Sí, se va, se va». Y así es como empiezo.
Aquello sucedió en Washington D.C., ¿no? Allí es donde naciste.
Sí, eso es.
Y ahora vives en Maryland.
Sí, nací en Washingtonn D.C. y nos movimos muy cerca, a 15 minutos, y después en Maryland toda mi vida.
Fuiste un jugador muy importante durante tus años en High School, incluso te llegan a elegir para el McDonald’s All-American de 1995 justo cuando terminas tu etapa en High School, previo a tu paso a la Universidad de Michigan. Allí solo iban los mejores…
Sí, el 95 fue de los mejores años de la historia del baloncesto de instituto de aquí, pero para mí fue un camino largo. Sseguía mejorando cada año, cada año, y cuando llegué al último curso de High School, había conseguido mucha atención por todo el país.
Procuré tener los pies en el suelo. No escuchaba a la gente que me escribía y me decía «Eres el mejor jugador de…» No, no, no, me dedicaba a trabajar y no hacer caso de los elogios. Al final, me llamaron para el McDonald’s All-American. Ese fue uno de los grandes momentos de mi vida. En el baloncesto de High School, desde luego, es lo mejor que te puede pasar. Eso es el top, si llegas ahí, estás entre los 22 mejores jugadores de High School en todos los Estados Unidos.
Participaste en el concurso de triples de aquel torneo. Por allí estaban, entre otros, unos jovencitos Kevin Garnett y Vince Carter, acabaste metiendo más triples que ellos y ganaste el concurso. Por entonces, ya eras un grandísimo tirador…
Mis niñas también han visto el vídeo y dicen: «Papá, ¿cómo podías ser tan joven?». (risas). «Ahora eres muy viejo». Aquello fue algo de lo que no te das cuenta mientras lo estás viviendo, mientras lo vives no pienas en lo que estás sintiendo. Ahora, en cambio, veo el vídeo y es un orgullo, porque hoy puedo llamar a Kevin Garnett o a Vince Carter y hablar con ellos, por las redes sociales puedo intercambiar mensajes con ellos. Aquello fue un instante para toda la vida. Fue algo especial.
Después pasaste cuatro años en la Universidad de Michigan siendo un jugador muy importante, pero te quedaste un poco lejos en el Draft del 99 para haber podido disfrutar de verdaderas oportunidades en la NBA. ¿Crees que merecías algo más en aquel Draft?
Sí, es que esa época de la NBA era antes del small ball de ahora, que juegan con los pequeños, que tiran muchos triples… Aquello me pilló un poco antes de que cambiara la NBA y me decían cosas, como: «Eres demasiado pequeño para jugar de escolta». Y por eso no me eligieron más alto, pero para mí fue lo mejor que me pudo pasar porque era la primera vez en mi vida que un equipo me decía: «No te queremos», que fue lo que hizo Orlando Magic. Y esto cambió mi vida, pero para mejor.
Te eligió Minnesota Timberwolves en el puesto 42 del Draft de la NBA de 1999, pero tus derechos fueron traspasados a Orlando Magic.
Sí, porque Orlando pensaba que un equipo iba a elegirme antes que ellos. Recuerdo que me fui a Orlando tres veces para entrenar antes del Draft. Sabía que me querían, pero después de que me eligieran hicieron muchos cambios y ya no había un hueco para mí entre los 15 jugadores que podían tener con contrato.
En ese momento, como jugador, me dicen que era mejor ir a la liga CBA, que ahora es G League. Me decían: «Mejor vete allí y durante la temporada te llamamos y subes al equipo». Y yo: «No, yo no quiero esto». Y hablé con mi representante para que me buscase oportunidades en Europa.
La mejor decisión en tu vida fue decirle que no a Orlando.
Cuando el baloncesto se convierte en tu trabajo, cambia mucho la visión que tienes. Cuando juegas en High School o en el universitario no percibes que el baloncesto sea un trabajo, pero cuando llegas al momento en que hay que buscar un trabajo para sobrevivir te cambia completamente la visión.
Me dije: «Llevo aquí dos meses y el entrenador no me da oportunidades de salir a la cancha. Si me voy a la CBA y juego bien, no hay garantías de que me vayan a llamar para volver a los Magic, nadie me lo asegura. Es mejor que busque algo más estable».
Te vas a Italia, fichas por el Verona en la temporada 99/00 y juegas allí dos temporadas y otra en Milán a muy buen nivel. ¿Cómo fue tu adaptación a la vida en Europa?
Todo empezó mucho mejor que yo pensaba. Entonces Internet no era lo que es ahora, no era tan fácil obtener información de cómo es un país y aprender todo lo que puedas lo más rápido posible como puedes hacer ahora. Así, llegué a Italia, que es un lugar muy bonito, pero no había casi nadie que hablara inglés. Eso se me hizo muy duro. Muy difícil. Sin embargo, de lo que tenía ganas era de recuperar la confianza jugando al baloncesto.
¿Se te olvida el sueño de jugar en la NBA cuando llegas a Europa?
No, no, no. Cuando llegué a Italia seguía pensando llegar a la NBA y que ese era mejor camino para llegar. En esa época, mi motivación para jugar era demostrar a la gente de la NBA que tenía talento par jugar allí. Cada verano, volvía de Italia y jugaba la NBA Summer League.
¿Con Orlando Magic?
Un verano con los New York Knicks y otro con Atlanta Hawks. Me ofrecieron cosas, pero no eran muy buenas, especialmente comparadas con Europa, donde me estaba yendo bien, tenía buen nivel de juego y las ofertas que iban saliendo eran mucho mejores que lo que me ofrecían en la NBA. Mi objetivo también era formar una familia y poder ayudar económicamente a mis padres, así que vi que era mejor seguir en Europa.
Fichas por Unicaja al final de la temporada 01/02 y continuas allí las dos siguientes. ¿Qué tal se vivía en Málaga por entonces?
Málaga era fenomenal porque el tiempo, la playa y el baloncesto es una combinación maravillosa. Es uno de los mejores sitios para jugar al baloncesto, y también para vivir.
Tu primera temporada completa en Málaga es con Maljkovic y la segunda con Sergio Scariolo, dos de los mejores entrenadores europeos de todos los tiempos. ¿Qué destacas de cada uno?
Bueno, con Boza había muchos entrenamientos que el denominaba «fuertes» para fortalecer las piernas. Me decía «te vamos a mejorar esas piernas, vamos a correr un poco» (risas).
¿Corríais mucho?
Sí, sí, sí, pero no hay queja, estuvo muy bien, con él aprendí lo que hace falta para ganar títulos. Si te fijas, tanto los equipos de Boza como los de Scariolo siempre han cosechado éxitos.
¿Cómo se produjo tu fichaje por el Real Madrid?
Estaba muy bien en Málaga, llevaba dos años muy buenos. Mi hija había nacido allí, me encantaba la ciudad. Quería seguir, pero cuando Boza fue al Madrid fui la primera llamada que hizo. Parece que fue a Madrid diciendo «Quiero a Louis» (risas) Y ahí, la verdad, es que me planteé que Unicaja era un gran equipo, pero una oportunidad para ir al Real Madrid había que aprovecharla.
Habías finalizado contrato en Málaga y querías estar más tiempo allí.
Sí, sí.
¿Cómo fue tu adaptación al Real Madrid? El año anterior el entrenador había sido Julio César Lamas y, con la llegada de Boza Maljkovic, llegaron muchos jugadores nuevos al equipo. ¿Qué ambiente te encontraste en el vestuario al llegar?
Aquí también tuve un buen aterrizaje. Había jugadores veteranos como Elmer Bennett y Alberto Herreros, jugadores que eran profesionales de alto nivel. Y yo llegué con ganas de ganar algo. Se había formado un gran equipo y el vestuario estaba genial, la gente era fenomenal. Me encontré todo lo que ya pensaba que era el Real Madrid.
Aquella temporada será siempre recordada por el triple de Herreros en Vitoria que os dio el título de campeón de liga, pero no hay que olvidar que tú fuiste el MVP de las finales. No debe ser fácil llegar a un equipo nuevo y ser el mejor en la final de la ACB.
Sí, pero todo aquello se debe a que mis compañeros me permitieron desarrollar mi baloncesto, el baloncesto de Louis Bullock. Sabía que en la pista podía contar con ellos en los momentos buenos y en los momentos duros. Como jugador, cuando tienes eso, la confianza de tus compañeros, te da mucho.
¿Qué recuerdas de la celebración? Fue uno de los finales más increíbles de la historia de la ACB. ¿Hay alguna imagen que se te haya quedado grabada?
Hombre, me acuerdo de todo. ¿Sabes que el año que viene se cumplen 20 años de este tiro de Herreros? Lo recuerdo como si fuera ayer. Metimos a Boza en la ducha del vestuario, con el traje y todo… Mi mujer y mi hija estaban allí. Tengo muchos recuerdos.
La temporada siguiente se va Maljkovic y se producen muchos rumores sobre el fichaje del nuevo entrenador del Real Madrid, pero finalmente llega a Joan Plaza, que había sido el ayudante de Boza. ¿Cómo vivisteis dentro de la plantilla aquella incertidumbre?
Joan era un poco diferente de Boza, quería trabajar de forma un poco diferente. Algunas veces necesitas que llegue alguien nuevo para cambiar la actitud y la dinámica de un equipo.
¿Tenías rutinas para entrenar los triples o era algo que te salía natural?
Te lo digo totalmente en serio, es natural. Para mantener la misma mecánica en cada tiro lo que hacía era trabajar el equilibrio y los hombros. Eso es lo más difícil, tirar siempre igual. Cuando lo consigues, te conviertes en un buen tirador.
Entrevistando a Oscar Schmidt y Jaycee Carroll me impactó la cantidad de triples que eran capaces de meter en sus rutinas de tiro al final de los entrenamientos. ¿Cuántos triples seguidos recuerdas haber metido en los entrenamientos? ¿Se te quedó alguna marca grabada?
Sí, hay un par de las que no me olvido. Una es en un entrenamiento en Málaga, un día haciendo un entrenamiento solo de tiros, con Berni Rodríguez, él y yo. Me puse a meter triples seguidos, seguidos, seguidos… y llegué hasta 77 o 78, algo así. Pero fue desde la misma posición, sin cambiar, en el mismo sitio.
Y la otra ocasión fue en mi primer año en Madrid, después de un entrenamiento, antes de los playoffs del año 2004/2005. Entrenábamos en Estepona, haciendo un Camp antes de playoffs, me puse a tirar moviéndome, cambiando los posiciones, de esquina a esquina, a tope… Y meto, meto, meto y debieron ser casi 80, 79 o algo así, seguidos. Pero tardé 30 minutos, más o menos, y fue después del entrenamiento, tenía a todos mis compañeros sentados, mirando, y algunos diciendo: «Eh, Louis, que queremos ir al hotel a descansar». (risas). Y yo seguía metiendo tiros, mientras ellos estaban con el hielo en las rodillas y todo eso.
Querían ir al hotel y comer y estar tranquilos porque entrenábamos otra vez por la tarde, y esto era por la mañana, y los entrenamientos con Boza no eran tan fáciles. Los pobres estaban: «Venga, Louis, vamos. Falla uno». Y yo seguía pum, pum, pum…
Has ganado tres concursos de triples, que es la mejor marca histórica de la ACB.
No sé, me limité a estudiar el baloncesto. Cuando aprendía, me fijaba en lo que hacían los jugadores, cómo jugaban, cómo tiraban, cómo ponían las manos, cómo hacían los movimientos… y luego procuraba respetarlo. Así conseguí confianza tirando. Ahora ves a lanzadores como Stephen Curry que tiran mucho. También Damian Lillard. Ahora salen a la cancha y triple, triple, triple, triple. Cuando yo jugaba, lo hacía igual que cuando entrenaba, triple, triple, triple, triple. Pero no había mucha gente que trabajase así en esa época.
Hablando de triples, ¿has visto muchas veces tu partidazo contra Panathinaikos, con aquellos tres triples en los instantes finales?
Claro, he tenido que volver a verlo porque, en el momento, mientras lo estás jugando, no te enteras de lo que está pasando. Luego lo ves en el vídeo y te das cuenta de la dimensión que ha tenido. No estuvo mal ¿verdad? (Risas)
¿Por qué pasaron tantos jugadores, sobre todo extranjeros, por el Real Madrid durante aquellos años sin cuajar la mayoría de ellos? Recuerdo a Rakocevic, Papadopoulos, Bogdanovic, Massey, Pepe Sánchez, Pelekanos… Pasaron muchos en poco tiempo y muy pocos aguantaron más de una temporada en el equipo. ¿Qué pasaba con ellos?
Cuando llegas a un equipo como el Real Madrid hay que cambiar un poco, en un club así no puedes jugar al baloncesto tú solo. Puede que tengas un gran talento, pero tus compañeros seguro que también, por eso te tienes que esforzar por jugar todos juntos, aunque luego tengas que ser un killer en la pista. Sé que es difícil de conseguir, y no voy a decir que esos jugadores estuvieran solo pensando en sí mismos, pero esa es la mentalidad que hay que tener en los equipos grandes.
También has coincidido con jugadores que dejaron huella en el Real Madrid, como Herreros, Llull, Felipe Reyes o Raúl López. ¿Qué es lo que más te ha impresionado de cada uno de ellos?
De Herreros, la experiencia. Ha vivido momentos muy buenos con el Real Madrid. Cuando llegamos Felipe y yo al equipo en el 2004, él, dentro del vestuario era genial. Tenía su experiencia y, aunque no estaba jugando tanto como antes, siempre estaba animando desde el banquillo, diciendo cosas que ayudaban mucho. Ha sido uno de los mejores compañeros que he tenido en mi vida.
¿Era el líder del equipo aquella temporada?
Sí, sí, sí, sí, seguro, seguro, seguro.
¿Y Sergio Llull? ¿Tenía ya ese desparpajo cuando llegó tan joven al Real Madrid? ¿Se veía que iba a ser alguien muy especial?
Sí, porque en ese momento yo tendríar 30 años o algo así, y necesitaba a una persona con esa energía, que me recordaba a mí cuando tenía 20 años y era todo hambre para luchar, para mejorar, para competir… Y esto lo vi desde el primer día en Llull.
¿Metía por entonces sus famosas mandarinas, esos triples imposibles?
Sí (risas). Era como un hermano pequeño, siempre quería estar a mi lado y hacer todo lo que me veía. No paraba de preguntarme «¿Cómo haces esto?» «¿Puedes hacer algo así?» Y se ponía a intentarlo. Me di cuenta en seguida de que iba a tener éxito en el baloncesto, sin lugar a dudas.
Creo que Felipe Reyes también era como un hermano para ti, pero más por lo que te aportaba fuera de la cancha.
Sí, vivíamos en la misma comunidad de vecinos. Cada partido íbamos juntos porque solo podíamos aparcar un coche en Vistalegre. En esos trayectos hablábamos de todo, no solo de baloncesto, de cosas de la vida. Yo soy de Maryland, que es un pueblo donde nadie habla de lo que hay fuera de Estados Unidos, el hecho de ir juntos sentados en un coche hablando durante cuarenta minutos de lo humano y lo divino, además, en una lengua que no era la mía, para mí era muy bonito.
Y por último Raúl López. ¿Era tan bueno como se decía?
Sí, es que este ya venía con experiencia de la NBA. Estaba siempre tranquilo, tranquilo, tranquilo, tranquilo, no había ningún defensa que pudiera meterle prisa, y cuando tu base está tranquilo en la pista, es capaz de hacer lo smejores pasos en los momentos más duros, más intensos.
En la temporada 09/10, el Real Madrid ficha a Ettore Messina y fue tu último año en el equipo. ¿Qué pasó?
Ya sabía que no contaba conmigo desde el primer día, pero yo soy un profesional y tenía que hacer mi trabajo con cualquier entrenador que viniera, por el respeto que le tenía al Real Madrid y el respeto que siento por el baloncesto. Tienes que trabajar igual esté el entrenador que esté. Era consciente de que no era uno de sus jugadores preferidos, pero también respetaba todo lo que había hecho en el baloncesto y los títulos que había ganado. Aun así, no teníamos muy buena química.
¿Habló Ettore Messina contigo en algún momento para comentarte los planes que tenía contigo?
No, pero no hacía falta. Ya llevaba muchos años jugando en Europa, había visto mucho a sus equipos y era consciente desde el primer entrenamiento de que era un hombre que conseguía todo lo que quería. No te voy a decir que dijera «no quiero a Louis Bullock» el primer día, pero al final fue lo que sucedió.
¿Y cómo fue el momento en que te comunican que no continúas en el Real Madrid? ¿Fue un palo muy duro o ya te lo esperabas?
Era un cambio de vida. No solo por mí, también por mis hijos, por mi familia, llevábamos seis años en el Madrid, tenían amistades, de todo. Esa es la otra cara del baloncesto y es mucho más importante que el balón. Aun así, ganar las dos ligas y una Copa ULEB en un momento en el que estaba tan fuerte el baloncesto en Europa para mí es orgullo. Creo que empezamos a poner las bases para la nueva etapa del Madrid y los éxitos que han tenido en los últimos años.
Tras seis temporadas en el Real Madrid, la 10/11 fichas por el Cajasol y, finalmente, te retiras al año siguiente después de disputar tres partidos con Estudiantes. ¿Qué destacas de tu etapa final como jugador profesional de baloncesto?
Era una época en la que ya sabía que se acababa, porque el cuerpo ya no podía hacer lo que yo quería. Intentaba hacer cosa y o no podía o no me salían igual que antes.
Te refieres a tu temporada en Sevilla, ¿no?
Sí. Quería seguir jugando, pero también tenía mi orgullo y veía que los demás jugadores eran más rápidos, más jóvenes, y tuve que parar.
Sin embargo, la temporada siguiente fichaste por Estudiantes.
Estaba viendo si podía seguir o tenía que retirarme definitivamente y Estudiantes fue una buena oportunidad para averiguarlo, aparte, porque ya conocía la ciudad, la gente y todo. Ya no estaba con mi familia. Sin embargo, al final, aunque hubo un equipo ACB que me quiso, me quedé defintivamente en Estados Unidos. Había nacido mi tercera hija el 31 de agosto. Si fichaba por ese equipo, no habría podido estar con mi mujer en el parto. Pensé que era mejor quedarme con mi familia.
Es mejor estar con la familia.
Sí, sí, sí.
¿No te acuerdas del equipo que te quería fichar?
Ahh… Estaba por el norte… Jugaba Javi Salgado allí…
¿El Bilbao Basket?
No, el Bilbao no.
¿El Lagun Aro de San Sebastián?
Ese. Y me querían fichar y yo me dije: «Bueno, no. Mejor no»
¿Te intentó fichar algún equipo mientras estabas en el Real Madrid? ¿Hubo alguna oferta importante estando allí?
No, no. Me imagino que debía estar bastante claro que no me quería ir del Real Madrid. Si alguien llamó a mi representante, nunca me dijo nada (risas).
Creo que el Real Madrid no te llegó a hacer ningún homenaje tras tu retirada.
No, oficialmente no.
Es una pena porque una leyenda como tú creo que merecía algún tipo de reconocimiento por toda tu trayectoria en el Real Madrid.
Pues lo mismo, pero he vivido el éxito de forma muy tranquila. No estaría mal un homenaje, sobre todo por mi familia, pero como jugador, por el amor que le tengo al baloncesto, ya di todo lo que tenía en la pista, de cuerpo, de corazón, de todo…
¿Te gustaría volver al Real Madrid y formar parte de él, por ejemplo, como una especie de embajador del club?
Sí, me gustaría, pero también tiene que haber interés por los dos lados, y ver si es algo que le beneficie al club de alguna manera, no a mí, sino a ellos… Estoy aquí para ayudar en lo que quieran.
Dejando a un lado el baloncesto, creo que has vivido episodios muy duros de racismo a lo largo de tu vida.
Es una cosa… Ojalá mejorare todo esto. Es cierto que se está avanzando, pero me gustaría que la gente tuviese una mentalidad más abierta. Todos los seres humanos somos iguales, esto es lo importante, no debe haber prejuicios antes de conocer a una persona. En Estados Unidos, desde que aprendí a conducir, he vivido con que me pare la policía a pedirme los papeles.
Solo por ir en coche y ser negro. Igual no me ha pasado cada día de mi vida, pero mis padres ya me decían de niño «cuando os pare la policía, ponéis las manos visibles y decís a todo ‘sí, señor’ con respeto». Tenían mucho miedo por todo lo que veían en televisión. Esto ha sido así, pero por otro lado tenemos que vivir, no puedes vivir con miedo. Hay que vivir tu vida y espersar que no pase nada malo.
[Se une a la entrevista Rafael Navarro, profesor de baloncesto de la Universidad Europea de Madrid] Tú, que tuviste una formación universitaria, ¿qué piensas de que hoy en día, a los deportistas profesionales les resulte difícil compaginar el deporte con los estudios?
Sí, es difícil porque el baloncesto solo te va a durar unos años y luego la vida sigue. Recuerdo que en la universidad me era muy difícil compaginar estudios y deporte. No sé cómo se podría mejorar esto.
Ayudas universitarias, becas…
Sí, ahora hay más cosas. Hablo con gente de Míchigan, sigo sus entrenamientos, y me han dicho que hay muchas más ayudas para los estudiantes, pero todos los jugadores con los que hablo siempre me cuentan lo mismo, es muy difícil salir del baloncesto e incorporarse a la vida normal como un trabajador.
Formidable artículo de Javier Balmaseda repasando y recordando el brillante historial personal y baloncestístico de Louis Bullock (máximo anotador de la Lega de Italia en 2002 con el Adecco Milán, ganador de dos Ligas de España con el Real Madrid, tres veces triunfador en el Concurso de Triples, etc.), aportando siempre lindas anécdotas con útiles mensajes sobre valores (racismo, estudios, compañerismo…).
Siempre me quito el sombrero para dedicarle un «chapeau» a la calidad de las interesantes, profundas y originales entrevistas que conduce Javier Balmaseda, versado en basket con gran experiencia periodística.
Entrevista pelota, todo preguntas facilitas y ahora 500 comentarios diciendo que Balmaseda les ha proporcionado una experiencia mística con la lectura.
Joder, y que esperabas, ¿que le preguntara sobre la guerra en Gaza o los efectos secundarios de las vacunas contra el Covid?
Por algo que no sean frases de la wikipedia.
Increíble entrevista como siempre. Menudo trabajazo de Javier Balmaseda. Y Bullock una maravilla verlo y disfrutarlo en el Real Madrid, vaya triples que enchufaba.
Fenomenal entrevista con un grandísimo jugador que hacía mucho tiempo que no sabíamos de él. Enhorabuena Javier Balmaseda por tus entrevistas que nos devuelven a bonitos tiempos pasados. Ya estamos esperando con muchas ganas la siguiente.
No sabía nada de este jugador. Me ha encantado conocer cómo le va y enterarme de algunas cosas muy interesantes que ha contado como la forma de entrenar los tiros, eso que ha contado del racismo, su salida del Madrid… Nuevamente, enhorabuena por estas entrevistas.
Felicidades Javier! Una vez más nos muestras el lado más humano de una gran Estrella del baloncesto
Excelente entrevista Javier, un placer haber leído y conocido a éste gran jugador desconocido para mí, esperando la siguiente ansiadamente
Cómo siempre Javier, te documentas muy bien, pero además tú cercanía en edad con Bullock, te ha permitido disfrutarlo y conocelo, haciendo un símil con tu entrevistado…hoy has metido una mandarina 🍊 como entrevista, gracias y a esperar la próxima.👏👏👏