Champions League

El «fútbol integral» del Real Madrid de Ancelotti

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Joselu remata ante Neuer para la remontada del Real Madrid (Foto: Cordon Press)
Joselu remata ante Neuer (Foto: Cordon Press)

El fútbol es un deporte donde siempre ganan los alemanes a menos que el rival sea el Real Madrid y la competición sea la Champions League. En esos casos siempre gana el Madrid. Y a menudo lo hace a la heroica. Esta vez fue el humilde Joselu quien se vistió de crack en el Bernabéu para, haciendo doblete, culminar otra remontada gloriosa. Con ello hizo justicia a la exhibición de Vinicius, el mejor futbolista del mundo, durante toda la eliminatoria.

Cuando tras marcharse Benzema hace unos meses se lesionaron gravemente varios defensas titulares del equipo, nadie daba un céntimo porque el Madrid de Ancelotti volviera a levantar la Champions. Pero el italiano ajustó el equipo para que funcionara y Vinicius hizo el resto, ofreciendo un gran torneo y una de las mejores semifinales que se recuerdan.

Un Bayern variado e insuficiente

En la eliminatoria, Madrid y Bayern honraron sus historias, viéndose dos partidos del máximo nivel que tuvieron de todo. En la ida Tuchel trató de que el Bayern dominara la posesión y el equipo lo consiguió. Lo hizo desde la base y para ello usó a Kimmich como lateral en el sector técnicamente fuerte. Su diestra junto a las de Neuer y Min-Jae se valieron para castigar el costado más débil en presión del Madrid, compuesto por la dupla brasileña y Kroos por detrás.

Así encerró al Madrid, pero sólo pudo marcarle goles cuando Tuchel modificó la posición de sus atacantes Musiala y Kane, cambiándolos de banda.

En el 4-2-2-2 dispuesto en el Allianz, la pareja de delanteros compuesta por Kane y Muller fijaba a los centrales para impedir el salto sobre los enganches Musiala y Sané, dándoles así espacio y tiempo. Sin embargo, Tuchel los alineó a pierna dominante y esto limitó el excelente fuera-dentro de ambos que pudiera acabar en chut.

Neuer (Foto: Cordon Press)

El técnico lo hizo pensando en aprovechar también posibles centros a la cabeza de una doble punta con gran capacidad aérea, pero, al centrarse, Musiala y Sané colgaron pocos balones y apenas pudieron ejecutar las jugadas individuales peligrosas que habían sido imaginadas. Cuando en la segunda parte Tuchel estableció a Sané y Musiala a pierna cambiada, el Bayern remontó con una jugada de cada uno que acabaron en penalti y gol, respectivamente.

Aprendida la lección, en el Bernabéu Sané empezó en la derecha, toda vez que Musiala lo hizo de enganche en un 4-2-3-1 que prescindía de Muller. El Bayern había sufrido en la ida con espacios a explotar por Vinicius y Rodrygo, por ello Tuchel dijo en la previa que esta vez quería controlar mejor el partido. Para conseguirlo planteó una espera en bloque medio-bajo que favoreciera las atenciones sobre Vinicius, toda vez que sumó a Musiala a la zona media a objeto de reforzar la fase de posesión.

Sin la doble punta fijadora, esta vez los espacios para favorecer la acción de Musiala se dieron desde la izquierda. Ahí jugó Gnabry -y Davies tras su pronta lesión-, un extremo clásico que atrajo la atención de Carvajal y dio así la amplitud que el diestro Mazraoui no daba desde el lateral.

En ambos partidos Tuchel estableció al marroquí en ese lateral para defender de manera favorable el pasillo interior que ataca Valverde, siendo el Madrid un equipo que prescinde de extremo derecho. Consiguió lo defensivo pero con Mazraoui no existe la amenaza atacante que sí da Davies. En el Bernabéu, la combinación interior con Musiala apareció en varias ocasiones en la primera mitad que pudieron acabar en goles de Kane.

Un Madrid estable y letal

Por su parte, Ancelotti confió en el mismo plan para los dos partidos. Parece algo previsible. Sin embargo, lo que sucede es que el plan del Madrid es de fútbol integral, por lo que tiene múltiples variantes.

En ambos formó su habitual 4-4-2 con Tchouameni en lugar de Camavinga como pivote, a fin de ganar estabilidad posicional y poderío aéreo ante Kane y Muller. En la zaga, Ancelotti fue justo con Nacho y Lunin, que se mantuvieron en la vuelta aun con Militao y Courtois recuperados. Pudo salir mal pero la justicia lo recompensó. Sólo Carvajal, ya disponible, jugó en la vuelta por delante de Lucas Vázquez, autor de un penalti en Alemania.

El problema que tienen los equipos que enfrentan al Madrid es que si lo anulan de contragolpe son castigados en combinativo, y viceversa. A diferencia de la ida, en el Bernabéu el Bayern controló la mayoría de ataques al espacio madridistas pero Rodrygo y Vinicius se asociaron en corto, juntándose en la izquierda, y generaron aún más ocasiones.

El Madrid se asocia técnicamente en la izquierda con la categoría mundial de sus brasileños y hace bascular a cualquier bloque rival, generando con ello espacios en el centro y la derecha que asaltan Bellingham, Valverde y Carvajal. Kroos, el mejor volante organizador de Europa, hace de conector cercano y lejano desde el interior izquierdo.

Joshua Kimmich y Vinicius (Foto: Cordon Press)

El empate que cerró el 2-2 del Allianz llegó tras un penalti provocado por Rodrygo en ese sector. Había ingresado Modric y sucedía la magia. Mientras que, en el Bernabéu, empezada la segunda mitad tres jugadas individuales de Vinicius en la izquierda casi acaban en gol.

Vinicius se activa y el Bayern se adelanta

Desde el manejo de Kroos y la amenaza de Vinicius hundió el Madrid al Bayern en la reanudación, convirtiendo el sensato plan inicial de Tuchel en algo altamente peligroso para sus intereses.

Con Vinicius entonado hay poco que hacer porque su estado condiciona toda la psicología habida en fútbol. Cada vez que recibió Vinicius el Bayern reculó sobremanera. Cuando los alemanes consiguieron avanzar en posesión lo hicieron sin confianza, por lo que el Madrid recuperó el balón y acabó en una transición hacia Vinicius.

El brasileño estuvo cerca de adelantar al Madrid, mientras el corazón del Bernabéu se aceleraba al ritmo de sus desbordes. Con el Madrid volcado, ingresó Modric por Kroos para ganar sensibilidad en espacios reducidos y claridad en la asistencia. Ancelotti apostó todo a la ofensiva. Pero el exceso de confianza puede costar caro.

En una de esas jugadas de posesión blanca, Carvajal estaba demasiado arriba en un costado que ataca el potente Davies. La recuperación baja del Bayern la sacó Musiala y encontró en Kane un apoyo frontal. Mucho gran futbolista junto para impedir que se encuentren. El inglés asistió para la carrera de Davies, quien controló, encaró a Rudiger y definió a la escuadra derecha de Lunin.

Dos minutos después anularon el empate al Madrid, por falta de Nacho sobre Kimmich a la salida de un córner. Fue entonces cuando Tuchel tocó el equipo para tapar la fuga en el sector derecho.

Ingresó Min-Jae, quien había sido señalado por el propio Tuchel como responsable de los dos goles de la ida -aunque el primero fuera un fallo posicional de Laimer que desencadenó el salto del coreando sobre Vinicius, algo que nadie pareció ver-. Bajo ese juicio, Min-Jae se ubicó lo más lejos posible de Vinicius y Rodrygo, como lateral izquierdo. Fue Mazraoui quien pasó al lateral derecho, en una buena decisión de Tuchel para dar aire a Kimmich.

Neuer falla y Joselu entra en la historia

Kimmich pasó a replegar como tercer central, algo que tampoco es conveniente. El Madrid casi empata en el 82 con un pase diagonal a su espalda que Vinicius chutó fuera por poco. Empatándolo poco después tras una jugada de Vinicius hacia dentro. Los entrenadores deberían saber que desnaturalizar futbolistas rara vez es la mejor opción. Kimmich no llegó a tapar el chut y Neuer, que había sido el mejor de su equipo, cometió un falló impropio de su nivel.

A esas alturas ya se había producido un carrusel de cambios en ambos equipos y uno de los ingresados por el Madrid fue Joselu. Un delantero centro de área. Un salvador inesperado, como otrora fuese Rodrygo. Aunque una remontada del Madrid en Champions hace años que dejó de ser un suceso inesperado.

Luca Modric (Foto: Cordon Press)

Joselu fue quien aprovechó el fallo de Neuer y quien en el 90’ hizo el 2-1 que da la final al Madrid. Apareció, otra vez, una épica que parece ir más allá de los protagonistas.

«Lo teníamos muy cerca, pero pasas de ganar a perder en diez minutos. Cuando crees que el Madrid está muerto, siempre tiene el último aliento. Eso hace la diferencia. Por eso el Madrid ha ganado la Champions catorce veces», dijo De Ligt en el post partido. Antes de mostrar su frustración porque el árbitro señalase una acción en el 95’ antes de que el remate acabara en las redes de Lunin.

El Madrid está en la final. Una final donde esperan otros alemanes, los del Borussia Dortmund. Otra final que difícilmente pierda.

11 Comments

  1. Carl8smo

    El resumen de un tal Poquí en TV3 hace unos minutos. El Real Madrid es «una banda criminal «. Con esas mismas palabras. Tras ese comentario, los aficionados culés que no hayan sentido ofendida su inteligencia pueden ir a dormir tranquilos.

  2. Madridista de La Guindalera

    No es Ancelotti, o Joselu, o Vini. Es el Real Madrid. Puedes poner a quién quieras en este equipo, es la camiseta. Sigo pensando que Xabi es el entrenador. De hecho le metió 3 al Bayern sin despeinarse. Aun así vamos a ganar. La 15. Este club es maravilloso. Y la rabia de otros, más.

  3. manolín

    Artículo asombroso, recien levantado y todavía en estado somnoliento he tenido que comprobar que no estaba leyendo el Marca porque no daba crédito a lo que leía , pero si apenas han pasado 12 horas de la enésima gesta «milagrosa» del Realmadrí y ya aparece con celeridad pasmosa esta crónica forofa y laudatoria en este supuesto magacín cultural, tan mal están las cosas en el Jotdown que han tenido que entrar en nomina de La Central Lechera ? Sigan así, sigan.

  4. Jerónima Bucero

    Entre «análisis» que hablan de o bien robos y mafias o bien de épicas y de escudos, da gusto leer un artículo de fútbol que habla de fútbol.

  5. Otro escándalo mundial. El árbitro pitó un fuera de juego que era fuera de juego.

  6. Lara González

    por fin algo interesante en un medio sobre el partido

  7. Ángel Romera

    Por fin un artículo sobre el partido que no se resume en «Joder, otra vez el puto madrid de los cojones».

  8. Buen análisis de la eliminatoria, en general, aunque obvia que con este mismo plan, pero con total renuncia al balón y una apuesta muy poco elegante por un burdo catenaccio, el Madrid ganó al City, el mejor equipo de esta edición, de pura suerte.
    Una vez superado ese escollo, sin saber muy bien cómo, lo que quedaba no está al nivel del Madrid. Ni PSG, un equipo que depende de un solo jugador (y no es Mbappé), ni Bayern, en horas bajas, ni Dortmund, un equipo apañado demasiado imprevisible, daban el nivel.
    En la final puede pasar cualquier cosa, pero como otras finales en las que el Madrid se ha enfrentado a equipos inferiores en ese momento (y ojo, que han sido bastantes: Leverkusen, Liverpool, Valencia o Atlético de Madrid), todo parece jugar a su favor. Algo que no suele fallar en estas finales es que el equipo que aplica el clásico discurso perdedor de «hemos llegado hasta aquí, que ya es un premio. Todo lo que tenemos que hacer es salir a disfrutar. Vamos a salir a ganar, por supuesto, pero sin presión» acaba perdiendo.

  9. Abel_75

    Muy buen artículo!
    Y qué curioso la cantidad de veces que en este tipo de partidos siempre aparece la frase»
    «…y [portero rival], que había sido el mejor de su equipo, cometió un fallo impropio de su nivel.»

    Es mental. Ven enfrente al Madrid en modo «berserk» y les entra el tembleque. Para que luego digan que la «mística de la camiseta» no existe!

  10. Me encanta leer los comentarios ofendidos de los culés.

  11. Yo creo que no se trata de mística ni del peso de la camiseta. El Madrid en el Bernabéu cuando puede ganar la eliminatoria va a por ella y rehuye tacticismo. El 1-2 nace un pase el borde del área contraria de un central (Nacho) a otro central (Rüdiger) pisando línea de fondo. Casi cualquier entrenador, después de haber conseguido empatar la eliminatoria, y a pocos minutos de la prórroga, hubiera metido al equipo atrás

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