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Andoni Goikoetxea: «Cuando veo a De la Fuente le digo, ‘Luis, esa sonrisa que tenías antes que no te la quite ni Dios’»

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Andoni Goikoetxea

Tiene 67 años y una sonrisa que cruza a nado la ría tras volver a subirse a la gabarra con el título de Copa del Athletic después de 40 años. Fue Andoni Goikoetxea un central imperial. Tenía una pierna zurda que era un mando a distancia. Pero su recuerdo siempre convivirá con la dureza desde aquella noche en la que lesionó a Maradona en el Camp Nou.

Hoy, Andoni Goikoetxea es un hombre feliz que vive en Bilbao y que tiene casa en Madrid, en el barrio de Chamberi, donde recuerda que él un día también estuvo aquí. Jugó tres temporadas en el Atlético de Jesús Gil hasta que se retiró en 1990. Entonces arrancó el entrenador que en todos los sitios hizo lo posible por ser un triunfador. «No me puedo recriminar nada», dice.

De chaval pudiste fichar por el Madrid.

Sí.

Con tu hermano.

Yo juego en un equipo de infantiles de mi pueblo y hay un momento en el que me dicen que el Real Madrid me quería ver. Vine con mi hermano una Navidad. Hicimos una prueba en la Ciudad Deportiva del Madrid antigua. Y como esos momentos no se olvidan, recuerdo que estaba Martín Roales, un delantero asturiano que llegó a jugar en el Castilla.

¿Y entonces?

Me citan para volver en Semana Santa cuando tenga vacaciones en el colegio. Pero esa noticia corre por un periódico local, El hierro, que salía por la tarde en Bilbao y se publica en primera página que el Madrid quiere a los hermanos Goikoetxea. Y en dos días vino gente del Athletic Bilbao a ver a mis padres a casa. Tenía 14 años. A la semana siguiente, ya estaba entrenando en Lezama.

¿Y cómo fue llegar a Lezama?

Yo no jugaba de defensa, sino de interior izquierdo. Era un jugador que tenía buena zurda, que tenía llegada y que tenía gol.

Entonces aspirarías a ser el sucesor de Txetxu Rojo.

No, no. Txetxu Rojo era otro estilo. Yo fui compañero y vecino de él. Txetxu era extremo izquierda. Él era el 11 y yo jugaba de interior.

Eras un chaval.

Imagina. Entraba en el vestuario y veía a Iribar, Villar, Rojo I, Rojo II, Dani, Carlos Ruiz, que era pichichi…. Había gente mítica y con 18 años yo era uno de ellos. ¿Qué podía hacer? Me limité a callar y a trabajar hasta que Rafa Iriondo me hace debutar.

¿Y cómo fue?

Fue en 1975. Creo que en el mes de junio. Jugué de lateral izquierdo contra la Real Sociedad en la ida de Copa en Atocha. Perdimos 3-1 ante una Real que solo en la delantera tenía a Idigoras, Satrustegui y López Ufarte. Pero en San Mames ganamos por el mismo resultado. Llegamos a la tanda de penaltis. Allí, yo tiré uno y ese fue mi primer gol con el Athletic.

¿Quién te dio el mejor consejo posible?

Para mí, el mejor entrenador que he tenido seguramente ni lo vas a conocer, porque fue en mi edad de aprendizaje. Clemente, Iñaki Sáez llegaron a mí en la edad de la exigencia. Pero el que más me enseñó fue Gonzalo Beitia en juveniles. Me dejó claro que en el fútbol hay dos partes. Una es la velocidad y otra la técnica. Pero si no hay técnica, olvídate de todo lo demás. Y Gonzalo era un maniático de la técnica. Nos daba un balón a cada uno y nos dedicábamos a hacer malabares o, por lo menos, a intentarlo. Cada uno a nuestra manera.

¿Fuiste un futbolista técnico?

Ha habido muchas zurdas buenas y reconozco que la mía es una de ellas. Te lo diré de otra forma. Mira, para mí de los futbolistas modernos, y aunque sea diestro, Xabi Alonso ha sido el gran pasador con una precisión milimétrica. A 30, a 40 metros a la distancia, lo que le pidieses. Posiblemente yo con la zurda era igual, porque trabajé mucho con el balón.

En tu Athletic, el zurdo por excelencia era Argote.

Argote era un jugador muy fino. Tenía una zurda enorme. Miraba con la cabeza donde estaban los compañeros y la ponía donde querías. A mí me daba una confianza total cuando subía a rematar. Te puedo decir que en toda la historia del Athletic, que tiene 125 años, el defensa que más goles ha marcado he sido yo: 44. Y, te digo una cosa, hay que meterlos siendo defensa.

Andoni Goikoetxea

Y sin tirar los penaltis.

Alguno marqué, pero en aquella época normalmente los tiraba Dani con la famosa paradiña.

Pero a mí el que más me gustaba era Argote.

Estanis era una persona extraordinaria. Me acuerdo cuando íbamos a algún festejo, él solía llevar el acordeón en el coche, en el maletero. Y nosotros lo sabíamos. Y le decíamos, «Estanis, ves a por el acordeón». Primero decía que no quería, porque él era muy reservado. Pero luego se animaba y eso hacía equipo y recuerdos.

Dani, Sarabia y Argote en la delantera. ¿Ha existido una mejor en el Athletic?

Esa es la mítica. Si tiras muy atrás te viene la de Iriondo, Venancio, Zarra, Panizo y Gainza, que también eran ganadores de títulos. Pero yo no les he visto jugar. Así que solo puedo hablarte de nosotros, que hemos sido los últimos en ganar dos Ligas. La anterior fue en el año que nací yo, en 1956, lo que quiere decir que ganar una Liga nunca fue fácil.

Sarabia tenía fama de ser un tío difícil.

Mira, ayer estuve con él y con Urtubi para una entrevista. Para mí, Sarabia era un artista. Técnicamente ha sido de lo más completo que he podido conocer y que nunca conoceré. Le fallaba un poco la condición física. Pero tenía calidad y gol y cada gol suyo era distinto.

Ya lo creo.

Yo coincidí mucho con él. Hicimos juntos la mili en la base de Zorroza de automóviles. Y, por cierto, no nos pudimos quejar. El cuartel lo estaban desmantelando y no había muchos comandos. Recuerdo que fuimos voluntarios y en esa época se decía «voluntarios ni a la mili». Pero Sarabia y yo nos dijimos, «vamos, ¿por qué no vamos?», y fuimos. Él es un poco más joven que yo.

¿Eras su hermano mayor?

No, era su amigo, su compañero.

¿Y cómo se pelea con Clemente?

Aquello dio para hablar mucho, incluido mentiras. Y fue algo puramente deportivo. Sarabia no congenió con Clemente y ese fue el problema. Uno quería una cosa y otro otra. Y de ahí vino la destitución de Clemente cuando pega un órdago en el que dice «o Sarabia o yo» y la junta directiva cesa a Clemente.

Y ahí se termina el Athletic campeón.

Recuerdo que un día estaba la Junta reunida en un piso de Alameda Rekalde para tratar el problema. Y a las doce de la noche fuimos todos los jugadores, excepto Sarabia (que se quedó en su casa), para intentar salvar a los dos. De hecho, Sarabia estaba informado de que íbamos a ir allí para que la Junta no tomase ninguna decisión drástica.

¿Y quién era el que más alzaba la voz?

No, no. Nadie era más que nadie. Ahí no levantaba la voz nadie, y mira que había gente de mucho calado como Zubizarreta, el Chato Núñez…, había internacionales. Pero sabíamos cuando hablar y cuando callar. Sobre todo porque olíamos que aquella reunión iba a desencadenar algo gordo que no se podía evitar.

¿Y?

A la mañana siguiente, cuando iba en coche a Lezama, lo primero que hago es encender la radio. Y el titular en todas las emisoras es que Clemente había sido cesado por Pedro Aurteneche que además era su amigo e Iñaki Sáez, que era el hombre de Lezama, se hizo con las riendas del equipo.

Andoni Goikoetxea

¿Fue Clemente un pionero?

Yo tengo que hablar bien de él. Era un gran entrenador. Daba mucha confianza. Lo que decía se le entendía y a veces no es fácil. Era muy didáctico, muy claro. Hablaba sobre todo de los errores no forzados, como en el tenis, e insistía en que esos son los que no hay que cometer. Nos decía, «errores en el fútbol se cometen continuamente, pero lo que no puedes es cometer errores en zonas de una influencia decisiva». Y esa idea me acompañó siempre.

Fue un entrenador irrepetible para el Athletic.

Lo llamaban el rubio de Barakaldo. Era un poco mayor que Dani, de la misma edad que Txetxu Rojo. Había gente que había jugado con él. Yo no le vi jugar. Ya venía con la lesión. Tenía en la tibia una herida que no le cerraba. Andaba siempre con apósitos. Pero los que le vieron decían que era un fenómeno y cuando hacíamos el partidillo se solía meter en algún equipo y ya se veía que tenía clase y que era una zurda privilegiada.

Siempre estaba con algún cigarrillo en la boca.

En aquella época, sí, pero hace tiempo que ya ha dejado de fumar.

¿Y en ese vestuario del Athletic había fumadores?

Alguno igual, sí, pero no hemos sido fumadores. Igual en una comida cogía uno y se fumaba uno. Pero eso no es fumar.

Hoy, si le pillan en redes sociales en esa comida, sería un crimen.

Ahora estaba más que demostrado que fumar no es bueno. Pero es como la alimentación. Ya todos sabemos que eres lo que comes. Y mira que yo creo que en mi época comíamos bien. Pero mi nutricionista era mi madre, mi mujer. Ahora es un profesional que te dice lo que tienes que hacer hasta rozar la perfección. En mi época era imposible. Eso no existía.

¿Hacías excesos con la comida?

Yo creo que comía bien. Pero no sé si era el momento idóneo para comer lo que comía porque no había un profesional que te lo controlase y que midiese el peso exacto con el que debías jugar. Ahora todo eso está al milímetro e, incluso, hay muchos libros que se titulan que somos lo que comemos.

¿Cómo era Zubizarreta?

Como es hoy. Un tío bonachón. Un tío que cuando habla se le escucha. Recuerdo cuando llegó. Siendo tan joven, llamaba la atención. Era un tío que elegía las palabras, que nunca hablaba por hablar. Esa gente infunde respeto. Ya Zubizarreta se le respetaba, porque era eso: un tío honesto, de los que mejoraba un vestuario. Y mira que el vestuario del Athletic siempre ha sido un ejemplo,

¿Y cómo pasó lo de Sarabia?

Lo de Sarabia fue hace 40 años por como se desarrolló todo. En definitiva: lo de Sarabia fue una excepción en nuestra historia.

Trabajaste con Clemente en la selección como segundo.

Pero antes lo tuve de entrenador en el Atlético con Jesús Gil.

¿Y cómo era ese Clemente? ¿En qué se parecía al del Athletic?

Recuerdo que Gil le echó yendo segundos… Pero, sí, las condiciones no eran las mismas que en el Athletic. Recuerdo que a veces él provocaba las polémicas voluntariamente. Lo que le interesaba era el grupo y que nadie lo tocase. Es verdad que se metía en fregados, pero a la vez sabía lo que hacía. Si alguien se metía con el equipo era el primero que saltaba.

Andoni Goikoetxea

¿Y cómo empiezas a trabajar con él en la selección?

Cuando dejo el fútbol en 1990, voy al Athletic con Lerchundi de presidente. Entró en Lezama de entrenador, de ayudante de Iñaki Sáez. Llevo el juvenil de división de honor. Pero en el 92 Clemente es elegido seleccionador y me llama. Me dice que quiere que sea su ayudante y yo digo que sí. Me salgo de Lezama y estoy con él en la selección hasta el 96. Él era el absoluto, pero yo llevaba todas las categorías inferiores. Y ahí se lograron éxitos.

¿Y Clemente te daba libertad?

Hablábamos antes, sobre todo de la sub-21, si había algún jugador que le interesaba.

Sin móviles, estaríais muchas horas al teléfono fijo.

No, no te creas. Lo hablábamos en los viajes, en persona, incluso. Date cuenta de que éramos vecinos en Las Arenas. Vivíamos a 300 metros. Él me llamaba, «Andoni, ¿dónde estás? ¿Estás en casa?», y yo iba a la suya, que vivía en un chalet y en cinco minutos estaba y no se sabía cuando podíamos acabar.

Y hacíais a papel y bolígrafo las convocatorias.

Y hoy también se hacen así (risas), lo que pasa es que luego hay que pasarlas a limpio. Pero, sí, en todas las convocatorias siempre sale alguno que quieres ver. Hoy hay mucha maquinaría en televisión, en el ordenador. Pero entonces había que ir a verlo. Yo iba a ver partidos todos los fines de semana. Y me ponía en contacto con los seleccionadores regionales cuando quería saber de algún futbolista que luego siempre iba a ver.

La primera mancha negra de Clemente en la selección es el gol que falla Julio Salinas ante Pagliuca en el Mundial de EEUU 94.

En Boston. Contra Italia. Yo estaba en el banquillo con Clemente. Fue un drama, sí.

Y luego vino el codazo de Tassotti.

Aquel partido fuimos muy superiores a Italia. Merecimos haber ganado. Pero perdimos. Hoy, a Tassotti lo hubiesen sancionado por partir la boca a Luis Enrique. Y la acción de Salinas es una más del fútbol. La podía marcar o no. No la marcó. Yo recuerdo un silencio que hablaba. Los silencios del fútbol. En el autobús no se decía nada. Habíamos perdido una gran oportunidad. Lo sabíamos. Tenías mucha rabia.

Había que hacer las maletas en la habitación.

Te cogía Julián del Amo y te decía a la hora que el avión sale a Madrid. Todos callados, todos tristes porque digas lo que digas no va a cambiar nada. Decir que lo mereciste y no lo conseguiste. Eso no vale para nada.

¿Y cómo se consoló a Julio Salinas?

Fue difícil. Igual que a Luis Enrique. Pero, al final, te queda la satisfacción de haber hecho buen fútbol, un buen Mundial… Teníamos un gran Hierro, un gran Caminero, Nadal, Alkorta, Guardiola también estaba. Había un muy buen equipo, pero chocamos con un pero que nunca tuvo solución. Habíamos perdido. Teníamos que volver a casa, hacer la maleta, como dices, deprisa y corriendo.

Andoni Goikoetxea

Y dos años después Clemente acaba pegándose con Jesús Gallego, periodista de la Cadena SER, en la Eurocopa 96.

Jesús Gallego me parece un tipo muy listo, muy preparado. Cuando le veo por ahí lo saludo afectuosamente. No tengo malas vibraciones al recordar su nombre Y, mira, yo no sé si se pegaron. Yo no lo vi. No sé lo que pasó. Pero son esas cosas que pasan. Las charlas de Clemente eran así. Recuerdo que también tenía polémica con Alfonso Azuara… En todas había algo. Además, entonces en sus ruedas de prensa podía entrar cualquiera. Eran entretenidas. Tenían un fondo de gusto, de polémica.

¿Y tú participabas?

Qué va. Yo las veía callado como un periodista más. No le decía nada.

Cuando cae ante Chipre y echan a Clemente, tú ya no estás con él.

En 1996 yo ya había cumplido una etapa en la selección. Ya me tocaba estar de primero. Tenía que dar el paso. Y lo di y, a partir de ahí estuve en el Salamanca con un ascenso a Primera; en el Compostela con Caneda; en el Numancia donde mantuve al equipo en Primera División (algo que no ha conseguido nadie), en el Rayo, en el Racing, en el Hércules… Lo último fue de seleccionador de Guinea Ecuatorial.

Nunca entrenaste al Athletic.

Nunca me llamaron. Es lo único que se me ocurre decir, lo único que puedo decir.

¿No estabas preparado?

Seguro que sí. Preparado, sí. También sé que se me hubiese exigido más como hombre de la casa y le hubiese hecho frente. Mi vida ha sido el fútbol. En el fútbol no me da miedo nada. Pero nunca estuve en el lugar idóneo en el momento adecuado. Me hubiese gustado, sí. Pero seguro que estaba en otro sitio donde estaría a gusto. Ahora ya no lo echo en falta.

¿Y si mañana te ofrecen entrenar al Athletic?

Si me lo ofreciesen no me puedo negar. Pero eso es imposible porque está Valverde.

Pero tú dirías que sí a pesar de estar jubilado.

Sí, estoy jubilado, sí. Soy pensionista. Pero eso se quita al momento. Ahora estoy como representante institucional del Athletic. Me siento cómodo y a gusto. Pero si mañana sale algo interesante aparcas la pensión, lo tengo claro.

Uno nunca deja de ser entrenador.

Echo de menos el olor al césped, aunque ser entrenador es muy duro. Es una profesión complicada. He tenido muchas alegrías y tristezas porque el fútbol es así. Cuando hay alegrías todo el mundo está a tu lado. Pero en el fracaso el entrenador se queda solo. Me hubiese gustado haber tenido mejores resultados en el Rayo, en el Racing.

¿Y a quién no?

La palabra fracaso nadie la quiere utilizar en el fútbol. Pero el fracaso no significa nada. Es un objetivo no cumplido, simplemente. Pero cuando crees que lo has dado todo y tu profesionalidad estuvo a la altura solo te queda pensar que fue mala suerte. Tu conciencia está libre de pecado. Lo intentaste y trabajaste.

¿Fuiste mejor futbolista que entrenador?

Yo creo que fui un gran futbolista y un grandísimo entrenador.

Andoni Goikoetxea

No te falta vanidad.

A estas alturas de mi vida, la vanidad me la paso por el forro. A mí me hacen muchísimas entrevistas. ¿Quieres que te diga una cosa? No leo ninguna.

¿No vas a leer esta entrevista entonces?

Supongo que sí, porque me la enviarás. Pero no soy de leer. Ya sé lo que dije. Sé que he sido honrado. Que lo he dado todo. Que he tenido mis éxitos y fracasos y que esa es la línea común de cualquier entrenador. En definitiva: me siento muy orgulloso de mi carrera.

¿La lesión de Maradona fue un fracaso?

Me dio popularidad, porque Maradona era el mejor jugador del mundo en los ochenta. Yo estaba en el candelero. Sufrí ese tema. Iba a Inglaterra y en The Sun veía mi fotografía en la portada y un texto «the butcher of Bilbao» como si fuese un auténtico carnicero. Todo eso no me gustaba, pero lo tenía que aceptar.

¿Y no te lo merecías?

Hombre, acepto que su lesión fue una entrada dura a destiempo en la que no calibré bien. Decir lo contrario es una gilipollez. Pero si analizas su lesión Maradona en tres meses ya estaba jugando.

Tenía 23 años.

Su último partido con el Barça fue la final de Copa en el Bernabéu contra nosotros. Ganamos 1-0, gol de Endika. A raíz de ese partido se va al Nápoles. Gana varios scudettos y el Mundial de México 86. Su etapa más brillante como futbolista es posterior a la lesión. Y luego estuve otra vez con él, porque Maradona volvió a jugar a España.

Sí, al Sevilla.

Una de las anécdotas que recomendaría a mucha gente. ¿Te acuerdas de Pineda en el Sevilla? Era uno chiquitín, un zurdo muy bueno. Ver el calentamiento entre él y Maradona los 15 o 20 primeros minutos era un espectáculo, de pagar 20, 30 euros, lo que fuese, solo por verlos. Luego, la competición era distinta y no tiene nada que ver, pero aquel calentamiento… Todavía no lo he olvidado.

Maradona era cuatro años más joven que tú.

Si Maradona fue malo fue para él. He conocido a gente que estuvo con él y todos hablan maravillas: un hombre espléndido que era muy generoso. Recuerdo estando en el Sevilla cuando fue a Bilbao. Estuvimos charlando un rato, una media hora de la familia, de las cosas y bien, muy majo. Pero entró en un mundo oscuro y no salió de ahí.

Tú has tenido más suerte.

Una de las cosas que más valoro es la forma de ser. Mira, cuando veo a Raúl o a Iván de la Peña que los tuve en categorías inferiores (de hecho, el primero que hizo internacional a Raúl fui yo en la sub 18), a día de hoy me ven y me vienen a dar un abrazo ellos y todos los jugadores con lo que estuve. Eso te llena no de vanidad, sino de satisfacción, de la satisfacción del deber cumplido, de haber hecho lo que debías hacer.

Andoni Goikoetxea

¿Y cómo es que Clemente no llevó a Raúl ni a Iván de la Peña a la Eurocopa 96?

No lo sé. Eso era cosa de Clemente. Raúl ya era muy conocido. Ya sabíamos quién era. Pero Clemente tenía sus razones y yo no podía entrar ahí. ¿Para qué le iba a dar mi opinión si a lo mejor no me la pedía? Uno debe tener saber estar.

¿Te sigues viendo con Clemente?

Menos, porque él ya no vive en Bilbao. Se fue a vivir a Zarauz. Pero ahora nos hemos visto con la celebración del título de Copa: todos los que la ganamos el año 84 íbamos en un barco detrás de la gabarra: Zubizarreta, Liceranzu, Urtubi, De Andrés… en fin que te voy a contar.

¿Y con De la Fuente? Él era el lateral izquierdo en aquella defensa con Urquiaga, Liceranzu, Goikoetxea y De la Fuente.

Luis De la Fuente era un lateral izquierdo que tenía muy buena zurda, sí. Físicamente era muy potente. Muy fuerte. Pero sobre todo era muy alegre en el vestuario. Y mira que yo le llevo unos años. Se juntaba con Patxi Salinas, Miguel de Andrés… con los de su edad. Vivían cerca. Pero, sobre todo, recuerdo que era un hombre muy divertido. Ahora, cuando le veo, siempre le digo lo mismo: «Luis, esa sonrisa que tenías antes que no te la quite ni Dios». Pero, claro, ahora la responsabilidad de la selección le hace estar tan atento.

¿Tiene currículum para entrenar a la selección?

¿Quién tenía currículum para ser seleccionador? Lo que le va a marcar son los resultados. Tiene una trayectoria de ver en todas las fases menores a los que hoy están en la selección absoluta. Y ahí sí estaba él. Por lo tanto, en ese sentido es el hombre más preparado. ¿Que no ha estado en equipos de renombre trabajando? Sí, vale. ¿Qué no tiene Copas ni Champions? Sí, vale, pero tiene conocimiento.

¿Y ahora quedas con él?

Ahora le veo en los palcos, sobre todo en el de San Mamés cuando viene a ver algún jugador.

¿Quién era tu mejor amigo en aquel Athletic?

Mi grupo cuando salíamos con las mujeres a cenar era el Chato Núñez, Santi Urquiaga, Estanis Argote, Miguel Sola… Ese era mi grupo. Pero, vamos, que podía haber cenado con cualquier otro. El ambiente del vestuario del Athletic era de diez. Siempre lo ha sido.

¿Qué tal se conservan todos?

Te puedo hablar por mí. Yo me conservo bien. He sido un afortunado a día de hoy con las lesiones. Solo tuve una en el tendón de Aquiles en el Atlético porque hoy veo a compañeros. Uno tiene una prótesis de rodilla. Otro está operado de la cadera derecha y está esperando para operarse de la izquierda. El fútbol es un deporte muy agresivo.

Tuviste fortuna entonces.

Pero yo ya no practico fútbol. A veces, me dicen, «Goiko, aunque sean diez minutos», pero digo que no. No quiero exponerme y mira que hago deporte. Hago bicicleta de carretera, que me encanta y me puedo tirar tres horas. Pero estoy sentado. Tiene su riesgo, pero es otro riesgo.

Andoni Goikoetxea

Con Maceda hiciste una pareja de centrales auténtica en la Eurocopa 84 y en el Mundial 86.

Buena pregunta porque no sé dónde está Maceda ni nadie lo sabe. Ahora, con el 12.-1 de Malta que han estado haciéndonos homenajes, no ha habido manera de localizarlo. Nadie ha podido. No sé donde vive. Dicen que en su pueblo en Sagunto. Primero, estuvo en Gijón. Pero, lo que te digo, no le encuentran. Y, en mi caso, me llevaba de maravilla con él. Era un chaval extraordinario.

Esperemos que lea la entrevista.

Ya te diré si me entero.

¿Tu obra maestra en la selección pudo ser el 1-5 a Dinamarca en México 86?

En ese Mundial teníamos una gran selección. Y el 5-1 la gente me dice de Butragueño y yo les tengo que decir: ¿a qué no sabes quién metió el otro gol porque Butragueño no los metió todos?

Tú de penalti.

¿Pero cuál fue? ¿Qué número hizo?

No recuerdo.

El 3-1. Fue el 3-1 el que marcaba la diferencia y ese había que meterle y lo metí yo. Pero la pena fue el siguiente partido, el de Puebla frente a Bélgica, el que nos hubiese metido en semifinales. Yo estaba sancionado por tarjetas y nos eliminaron. Pudimos haber hecho algo más y no lo hicimos.

Nos eliminaron en la tanda de penaltis. Zubizarreta no paraba uno.

¡Zubizarreta ha parado penaltis! Pero es que parar penaltis en muy complicado. Parece que se iba al sitio equivocado. Pero es que no es fácil.

Se te ve un tipo feliz, ya solo con esa sonrisa.

Tengo todo. Salud, economía, familia. Es verdad que todo se puede mejorar. Pero del 1 al 10 estoy en un 8. Me declaro conforme. Vivo donde me gusta en Bilbao. Vengo a Madrid y puedo ir a ver a los nietos porque una de mis hijas vive aquí.

Cuando viniste aquí a hacer la prueba del Madrid viniste con tu hermano. ¿A qué se ha dedicado él?

Seguro que esta película la has oído más de una vez. Mi hermano falleció nada más jubilarse. Al poquísimo tiempo. Él era del 54, dos años mayor que yo. Era rematador, era delantero centro, alto, valiente. Y, ya jubilado, después de haber trabajado en Altos Hornos en el laboratorio, un día le dice a su mujer, «Raquel, me voy a dormir». Le pegó un infarto y eso fue todo lo que dijo. Una muerte sin sufrir que todos deseamos, en mi caso dentro de veinte años.

Le hubiese gustado vivir el título de Copa 40 años después.

¿A quién no?

¿Cómo la viviste?

Lo viví en Bilbao. Lo pasé con mi familia vestidos todos de rojiblanco dando un paseo por Bilbao, recorriendo las calles, el casco viejo, todo el mundo con sus banderas. Fue algo difícil de narrar. Y luego fuimos a San Mamés a verlo en las pantallas gigantes con una tensión, con unos nervios tremendos hasta el último de Berenguer.

Andoni Goikoetxea

¿Y cómo reaccionaste?

Abracé a todos los que tenía a mi lado, hasta a los que no conocía. Bueno, estaba mi mujer. Y luego hay una anécdota que prueba lo que es el Athletic. Vino el hijo de un amigo desde Los Ángeles, que llegó el viernes, estuvo en mi casa y, al día siguiente, volvió a Estados Unidos.

Y vino porque su padre, Rafael Elías, le había transmitido esta pasión por el Athletic y había fallecido unos días antes. Y el hijo, que se llama igual que yo, Andoni, cogió el avión y estuvo con nosotros todo el día viendo lo que significa el Athletic en homenaje a lo que su padre hubiese querido hacer.

En este Athletic de hoy solo falta Goikoetxea en el centro de la defensa.

Efectivamente. Con Vivian, Paredes y Yeray, los tres centrales que andan muy bien y, a pesar de la final de Aguirrezabala, tenemos posiblemente el mejor portero del mundo: Unai Simón. Te diré más. Dime uno que sea mejor.

¿Kepa?

Vamos a decir las cosas claras. Kepa, de momento, es suplente. Es un gran portero. Pero ahora es suplente.

Lloris.

Podemos decir muchos. Yo te diría Ledesma, el del Cádiz. Me encanta. Pero a Unai Simón le veo todas las semanas. Me parece un portero de envergadura, de salidas, tiene más o menos juego con el pie que ahora es importante. Me parece un grandísimo portero. Insisto: dime uno que sea mejor.

¿Qué me ha faltado por preguntarte?

Quizá por la familia. Tengo una familia extraordinaria, Mi mujer es médico. Tengo dos hijas maravillosas. La mayor hizo ADE. Fue número 1 en la Universidad aquí en Madrid. Trabaja ahora en el tema financiero de la Mutua Madrileña. Tiene dos hijos y está embarazada. Y la pequeña hizo psicología y trabaja mucho on line en Bilbao y tiene una niña ¿qué más vas a pedir?

 

15 Comentarios

  1. Central imponente que fue injustamente despellejado por el periobarcelonismo porque osó hacerle una entrada a Maradona. Marcó una época tanto en su equipo como en la selección, también fue un buen entrenador. En definitiva, un tío sano, noble, leal, muy vasco. Un grande Andoni.

    • Estoy in love con José Andrés.

      • Fue junto a Maceda la mejor dupla de centrales de la selección a mi gusto pero es que era buenísimo y yo recuerdo el penalti a Dinamarca que como querían asegurar se lo dieron a él que la reventó luego el quinto que también fue de penalti se la dieron a Butrageño pero un excelente jugador y por lo que se ve también persona. De

    • Fue junto a Maceda la mejor dupla de centrales de la selección a mi gusto pero es que era buenísimo y yo recuerdo el penalti a Dinamarca que como querían asegurar se lo dieron a él que la reventó luego el quinto que también fue de penalti se la dieron a Butrageño pero un excelente jugador y por lo que se ve también persona.

  2. De las entrevistas más insulsas que he leído nunca. El debate sobre si el mejor portero del mundo es Unai Simón, Kepa, Lloris y Ledesma…

  3. Así tratan a los jugadores del Barça. Sólo hay que ir a youtube y ver cómo marcaban a Maradona. Porque contra el Barça todo está permitido. Leed el primer comentario y a el madridista medio le parece bien, «osó hacerle una entrada a Maradona» es el razonamiento. En fin. Futbolista que sabía con quien se metía, y tan amigo de Clemente.

    • ¿Así tratan a los jugadores del Barca? Claro, hombre, no faltaba más. No debes haber visto mucho fútbol, y mucho menos mucho fútbol de aquella época, si de verdad te crees que esto solo pasaba con los jugadores del Barcelona.
      Tan permitido está todo contra el Barcelona que a Goicoechea le sancionaron con 18 partidos, que si no recuerdo mal tras las apelaciones quedaron en 7, y aún así sigue siendo una de las sanciones más duras de la historia de la liga por una falta en juego.
      Ahora, para dejar las cosas claritas: Goicoechea me pareció siempre un guarro como jugador y en mi opinión debería habérsele prohibido jugar para los restos. Pero decir que esto solo pasaba contra el Barcelona, cuando el nivel medio de las defensas de aquella época era de carnicero para arriba, es para hacérselo mirar.
      Y los del Barcelona, como los demás. Y si no, basta con recordar la final de la Copa del Rey de 1983, en la que una una criminal entrada del futbolista del Barcelona Migueli le provocó a
      Bonet, jugador del Real Madrid la rotura de ligamento lateral interno, la rotura del menisco externo y el desgarro de la cápsula posterior de la pierna izquierda. Migueli se llevó una tarjeta amarilla y ahí se acabó el asunto. Así que a llorar a otra parte, cocodrilo, que aquí conocemos al Barcelona.
      Decir que contra el Barcelona se permite todo después de lo que sabemos, es de coña. ¡Negreira, calienta que sales, que contra el Barca todo está permitido! Pero el problema es que quien aquí lo dice no lo dice de coña, sino que parece que realmente se lo cree.
      Y ya lo de mentar al madridista medio cuando en este asunto el Real Madrid ni pinchaba ni cortaba, que era todo entre el Bilbao y el Barcelona, supongo que será porque habrá visto el carné de socio del Real Madrid del tal Jose Andres [sic], porque si no es eso entonces la manía persecutoria de Lupo ya excede cualquier tratamiento posible…

      • Pobre. O es un troll, o es deficiente. O el madridista medio. Por ejemplo Salgado a Juninho. Figo a César. A Benito, que lo conocí, ni lo mienta el troll. Hala, a montar estupideces con otro.

        • Soy tonto. Y me gusta Caveat. Un beso.

        • Estupideces las tuyas cuando dices que contra el Barcelona todo está permitido.
          Ahora te lo voy a explicar clarito, que parece que no te da para entender las cosas si no se te mastican antes. ¿Cuándo he dicho yo que los del Real Madrid no hagan faltas? ¿Cuándo he dicho yo que en el Real Madrid no haya habido jugadores marrulleros y sucios? Ya te contesto yo, que tú, con el retraso que gastas, no llegas a tiempo: nunca.
          Me pones ejemplos que ya conozco. Yo también puedo ponerlos de tu Barsita, pero no estoy jugando al «y tú más». Ya he dicho que en aquella época de Goicoechea las defensas eran criminales, incluida la del Barcelona, y a los defensas del Barcelona se les permitían cosas que hoy serían de cárcel (como a los de los demás equipos, reitero). Además, te repito que a Goicoechea, por su entrada a Maradona, le cayó una sanción que sigue siendo de las más duras que ha habido en la liga española.
          Así que déjate de decir que contra el Barcelona todo está permitido. Dedícate a poner en hora tu reloj, que el retraso que llevas ya es demasiado. Un retraso de dieciochos años… de pagos a Negreira.

          • Toda la pinta, de provinciano y lector del Marca. Estoy seguro que ni conoces el nuevo Bernabéu. Bueno, quieres similitud, busca a una estrella del Madrid que hayan marcado como a Maradona. Sólo una. Pero que se puede decir de una persona que cree que las copas del generalísimo son iguales a las ligas. Y ya no digo nada de que en la posguerra no se pasaba hambre y se veía el fútbol. También debe ser franquista como su familia y votante del Vox, un partido que ha empoderado al provinciano taurino y madridista. Cuando encuentres a esa estrella que haya tenido el mismo marcaje que Maradona respondes, sino quédate en tu cueva.
            Y si quieres hablar de Negreira, habla. Es lo que alimenta al provinciano. De Plaza mejor callar.

          • Insulta, Lupo, insulta, que es lo que te queda. No tienes argumentos válidos y lo sabes.
            Sigue hablando de Franco, y de la posguerra, y del hambre, y olvida mencionar como el Barcelona ganaba ligas con Franco entre el 39 y el 52 cuando el Real Madrid ni las olía.
            Sigue hablando de los marcajes a Maradona y no menciones, por ejemplo, los que se le hacían a Amancio, no vaya a ser que se te joda el relato falaz del nazionalismo barcelonista.
            Y te vuelvo a decir, persona carente de la más mínima comprensión lectora, que nunca he dicho que las copas del generalísimo son iguales a las ligas. Lo que he dicho, incapaz, es que para ser Franco, según tu azulgrana visión de la realidad, tan del Real Madrid y tan anti-Barcelona, no parecía tener ningún reparo en que el club tramposo y corrupto de la ciudad condal ganara su copa ni en entregar de su propia mano el trofeo a los capitanes del más-que-un-club (¿un puticlub?). Ahora vas y lo interpretas como quieras, menso inmenso.
            Y evidentemente que hablaré de Negreira, como ya lo hago. Y si tú quieres hablar de Plaza, botarate, habla, pero que no se te olvide contar primero lo de Antonio Camacho, Xavier Amat y sus cortadoras.

  4. Entrevista insulsa?
    Madre mía…. porque decimos esas cosas.
    Una entrevista enfocada de una manera concreta y listo.
    Me pareció muy interesante.

  5. Compara Amancio con Maradona. Eso es Caveat. Así todo. Provinciano de bar, con palillo en la boca, franquista y taurino. Su felicidad consiste en como caza el galgo. Y quiere hablar de fútbol. No se puede hablar de Franco ni la de la posguerra en que su familia lo pasó bien. Negreira provinciano. Que por cada trato de supuesto favor al Barça en esa época te saco dos de tu equipo. Pero eso se llama evidencia, y claro tú estás leyendo el Marca. No como el tío Plaza, que por cada trato de favor al Madrid no hay ninguno al Barça. Lesión de Maradona incluida. Hala provinciano, arregla esa boina.
    Ah, y por supuesto, a que no has ido a conocer el nuevo Bernabéu…si es que…

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