Victor Wembanyama, un jugador diferencial con un marketing sin precedentes

Cuando el 16 de mayo se sorteó el equipo ganador de la lotería del draft, aquel que seleccionaría al mejor prospecto de la nueva hornada de jugadores de la NBA, nadie dudaba de quién sería el escogido. Desde hacía meses solo se hablaba de Victor Wembanyama. Un fenómeno francés de dieciocho años que medía 2.23 metros de altura y que destacaba por sus cualidades defensivas, pero también porque era capaz de botar y tirar como un exterior. Un «unicornio» de envergadura y habilidades estratosféricas. El jugador más prometedor que se había visto nunca. Ni siquiera hace veinte años, cuando LeBron James se presentó al draft, se había levantado un revuelo mediático de semejantes dimensiones.

La noche de la lotería del draft siempre crea expectativas. La retransmisión dura tan solo media hora. En estos treinta minutos, se depositan las esperanzas de reconstrucción de los peores equipos de la liga, sobre todo cuando aparece una buena hornada de jugadores. En este caso, Detroit Pistons, Houston Rockets y San Antonio Spurs tenían el 14 % de posibilidades de conseguir el número uno, esta vez unánime, que recaería en Victor Wembanyama. Sin embargo, había algo diferente en el ambiente.

Nada más empezar el programa, Adrian Wojnarowski comentó que esa podría ser una de las noches más importantes de la historia de la liga. «Victor Wembanyama no es solo el mejor prospecto de la historia del draft de la NBA, sino también de la historia de los deportes de equipo», afirmó el periodista sin rubor. Entretanto, una unidad de la ESPN se había desplazado a París, donde eran las dos de la madrugada, para acompañar al jugador francés en una fiesta privada y filmar su reacción a lo largo de los minutos, en especial cuando supiera qué camiseta vestiría en la próxima campaña.

El momento cumbre llegó y el comisionado adjunto, Mark Tatum, reveló el nombre del equipo ganador de la lotería. La sorpresa fue mayúscula: todo se había confabulado para cumplir las previsiones que acompañan a un jugador diferencial. San Antonio Spurs era el mejor lugar para terminar de pulir a Wembanyama, quien no ocultó su felicidad por acabar donde realmente quería. Un equipo con un entrenador legendario, un puñado de jugadores jóvenes y suficiente espacio salarial para rodear bien a su estrella en el futuro. Y, sobre todo, una franquicia que había sabido aprovechar el talento de interiores como David Robinson y Tim Duncan para ganar campeonatos, y donde habían brillado internacionales como el argentino Manu Ginóbili o los franceses Boris Diaw y Tony Parker.

Pocas horas después del sorteo, este último colgó en redes sociales una foto de Wembanyama de niño con su camiseta que se volvió viral. The french connection en San Antonio.

Living Las Vegas

Todo había empezado muchos meses antes, en una operación de marketing sin precedentes incluso para una liga como la NBA, acostumbrada a realizar este tipo de estrategias. Victor Wembanyama había decidido jugar su última temporada europea en un equipo menor de una liga menor. Boulogne-Levallois Metropolitans 92 disputaba la Pro A de Francia, aunque ni siquiera participaba en competiciones internacionales. Por eso mismo, era el lugar perfecto para terminar de desarrollarse: jugaría un partido a la semana y así tendría menos probabilidades de lesionarse y caer de posición en el draft.

La NBA estaba dispuesta a vender a su próxima estrella desde el comienzo y empezó a retransmitir en su plataforma streaming los partidos de su equipo. Como decíamos, un equipo menor de una liga menor. Además, el 4 y el 6 de octubre, cuando acababa de comenzar la temporada francesa, se organizaron dos encuentros de exhibición en Las Vegas entre Metropolitans 92 y G League Ignite, donde militaba Scott Henderson, presumiblemente el número dos del próximo draft. La hipotética rivalidad agregó un poco de sal y pimienta en la presentación ante el público estadounidense de Victor Wembanyama, quien no defraudó en unos partidos que fueron retransmitidos en la televisión nacional.

En el primero, anotó 37 puntos (7-11 en triples), cuatro rebotes y cinco tapones; en el segundo, 36 puntos, 11 rebotes, cuatro tapones y cuatro asistencias. Unas estadísticas impresionantes. Pero lo mejor no fueron los números, sino el repertorio del que hizo alarde: protección del aro, fade aways en el poste, pick-and-pops, alley-oops, stepbacks y tiros sobre una pierna, hasta desde la línea de tres. «Nunca habíamos visto a un jugador como Wemby. Es como Kevin Durant cruzado con Rudy Gobert, lo que le convierte en un Kareem Abdul-Jabbar de la GeneraciónZ o un Ralph Sampson que ha crecido con vídeos de YouTube. Aunque suene hiperbólico, los ejecutivos de la liga ya están de acuerdo en que Wembanyama tiene potencial para convertirse en uno de los mejores jugadores de la historia», escribió Kevin O’Connor en The Ringer.

La NBA se rindió ante Wemby, como es conocido. Las estrellas de la liga, quienes habían seguido los partidos en Las Vegas, le dedicaron elogios. «Es, sin duda, un talento generacional. Todo el mundo ha sido un unicornio en los últimos años, pero él es más como un extraterrestre. Nadie ha visto nunca a alguien tan alto, y tan fluido y elegante, como él en la pista», declaró LeBron James. «Creo que es un buen desafío, para todos en la liga, tener a alguien de su tamaño que sea capaz de lanzar por encima de ti, driblar como si fuera un base, taponar tiros y correr rápido por la cancha. Tenemos que prepararnos», dijo Giannis Antetokounmpo.

Ha nacido una estrella

El fenómeno Victor Wembanyama se ha gestado lentamente, sin prisa pero sin pausa. Nació el 4 de enero de 2004 en Le Chesnay, en las afueras de París. Es hijo de un atleta originario de la República Democrática del Congo y una entrenadora y exjugadora francesa de baloncesto, quien le inculcó la afición por este deporte. Sus primeros pasos los dio en el club de su localidad. A los diez años, gracias a su altura, ya era codiciado por varios equipos de renombre, entre los que se encontraban el Barcelona y el Asvel que —no por casualidad— preside Tony Parker.

Finalmente, entró en la cantera del Nanterre 92, donde permaneció durante toda su etapa formativa, desarrollando su capacidad de bote y tiro con total libertad, a pesar del encorsetamiento que se le aplica a un jugador de su altura y con sus habilidades defensivas. Debutó como profesional cinco años después y, entonces, su carrera se disparó, así como su exposición mediática. Tras pasar por el Asvel, la temporada pasada aterrizó en Metropolitans 92, donde ha sido dirigido por Vincent Collet, el entrenador de la selección francesa. ¿El objetivo? Convertirle en la estrella del equipo galo para los Juegos Olímpicos del año que viene, que se celebrarán en París.

El resumen de su trayectoria es revelador: indica cómo ha sido se ha gestado la carrera de Wembanyama. Su talento ha sido promovido y arropado por un país que desde hace décadas apuesta firmemente por la cantera, gracias a un trabajo en conjunto entre el Ministerio de Deportes, la Federación Francesa de Baloncesto y los clubs que la integran. Como ha explicado Ramón Trecet en Twitter, su desarrollo ha sido planificado al milímetro, y no solo desde un punto de vista físico y técnico. El nuevo jugador de los Spurs lleva cuatro años estudiando inglés y algunos más empapándose de la experiencia de jugadores que ya están en la NBA y que ejercen sobre él una suerte de rol de mentores.

«Conozco a Victor desde que tenía trece años», ha contado Rudy Gobertsobre su papel en la carrera de la joven promesa. «Es un gran chico. Es muy inteligente. Obviamente, tiene todas las herramientas. Pero lo que le hace especial es su mentalidad y su espíritu. Le apasiona el juego. Quiere ser grande y sabe lo que hace falta para serlo. Está reuniendo todo eso y trabajando muy duro para llegar a ese nivel. Ha sido genial verle crecer».

Más allá de los números

A medida que transcurren los días, se comienzan a conocer algunas cifras. Según Forbes, durante los primeros cuatro años, el contrato rookie de Wembanyama superará los cincuenta millones de dólares, el más alto de la historia en un novato. Además, sus ingresos fuera de la pista serán mucho mayores: únicamente con Nike, la marca que representa en la actualidad, podría recibir cien millones de dólares al año —hace dos décadas, LeBron James consiguió 87 millones por siete años—.Si las ganancias que los expertos pronostican en la carrera de Luka Doncic son de alrededor de quinientos millones de dólares, en el caso del francés esta cantidad podría ser muchísimo mayor.

Sin embargo, más allá de los números, hay un jugador diferencial en todos los aspectos. Incluso en sus intereses y aficiones, entre los que destacan escuchar música clásica y apreciar el arte. «Me siento un artista dentro y fuera de la cancha. Me encanta pensar en muchas cosas y trabajar para conseguir una obra de arte… Me encanta dibujar. Me encanta construir Legos. Me encanta. Me encanta escribir», contó a ESPN cuando le preguntaron cómo se describiría a sí mismo. Hasta en eso se encuentra en las antípodas de cualquier otro jugador de la NBA.

Victor Wembanyama ha aterrizado en San Antonio y ha demostrado sus habilidades para tratar con la prensa, para amar —y dejarse amar— por los aficionados. Se ha desenvuelto con humildad, afirmando estar impaciente por trabajar con la comunidad y por mejorar los puntos débiles de su juego, como su físico y habilidades en el poste. Es consciente de que se encuentra en el mejor equipo posible bajo las órdenes del mejor entrenador posible. Como dijo el mismo Popovich, sobre el que se han esfumado los rumores de una posible retirada, «él no es LeBron, ni Tim, ni Kobe, ni nadie. Él es Victor». Un jugador que podría dar comienzo no solo a una nueva dinastía para los Spurs, sino también a una nueva etapa en la NBA en cuanto a marketing se refiere.