La columnista tuvo la suerte de nacer en una familia vinculada al ciclismo, y de pasar de la habitación aséptica del hospital donde lo hizo a un coche de carrera a los tres días de vida. Mi padre era director deportivo, mi hermano fue ciclista y llegó a profesional antes de que un accidente le rebanara un pie. Toda mi infancia -y mis mejores fotos de niña- son en carreras. A los tres años, Sean Kelly me subió al podium de la Vuelta a España, después de que le gritara a pie de puerto en el Alto de la Miranda y me reconociera en la línea de meta. Me llevé el ramo de flores a casa y su cinta aún está en el desván, donde guardo también un maillot de Campeón de España de Vicente López Carril, tesoro ese de mi hermana.
Por eso de estar tantos años entre bicicletas, mi madre guardaba una retahíla de frases y anécdotas que se repetían en cada cena familiar, frases que hoy día aún repito por inercia. Una de ellas aconteció en una carrera en Cangas de Narcea, bajo un aguacero infernal, y en la que tres corredores del equipo de mi padre se habían metido en fuga. Decenas de kilómetros después, se descolgaron del grupo, y acabaron engullidos por el pelotón y haciendo la cuerda para no entrar fuera de control. A mi padre y a Fuente, su segundo, les llevaban los demonios. La bronca fue de órdago. Uno de ellos lloraba. Y mi madre le cogió por las mejillas y le dijo «no seremos los mejores, pero somos los más guapos». Y esa frase, treinta años después, ha vuelto a mi memoria al escuchar a Jorge Vilda en rueda de prensa diciendo que «Para ganar un torneo a veces no es lo mejor tener a las jugadoras que mejor juegan, si no quizá tener a jugadoras, cómo tenemos nosotros, con otras características».
La columnista no sabe ya qué más tonterías tiene que decir Jorge Vilda en rueda de prensa para que la prensa que le alaba pida su crucifixión. Todas las comparecencias que ha hecho desde que estalló el conflicto de las 15+3 (-1) son a la vez una clase magistral de vergüenza ajena y de narcisismo. No sé a cuántos entrenadores se les consiente salir a señalar a jugadoras por errores puntuales, admitiendo a la vez que esos errores vienen de que no estaban en condiciones de jugar y él las ponía igualmente porque no quería dar la oportunidad a otras. Tampoco sé a cuántos se les permite hablar de «trato exquisito» y retar a que alguna hable contra él, cuando las que lo han hecho están vetadas de por vida para jugar en España. Ni mucho menos sé cómo puede salir indemne de la sala de prensa un tipo que da lecciones a los periodistas de hablar de fútbol, y cuando le preguntan por fútbol da respuestas vagas, o que es incapaz de enumerar una lista alternativa a la que ahora tiene, escudándose en las 70.000 licencias de fútbol femenino de nuestro país, sabiendo que el grueso de ellas está en clubes de barrio.
Vilda sale a rueda de prensa a decir que no va a hablar de las 15, pero no deja de soltar dardos como el «amor a la selección» o el «compromiso». No ha entendido nada. Precisamente el amor a la selección y el compromiso es lo que llevó a las 15 a decir «mira, o cambiamos para ganar, o no me llames». Confunde de forma constante la ambición de las futbolistas con una guerra personal contra él, se victimiza, hace gaslight, hincha el pecho y se erige en salvador de una selección a la que le va mejor cuando él no está en el banquillo, a Toña Is y Pedro López me remito. Despliega toda clase de toxicidades que servirían a cualquier psicólogo clínico para trazar un perfil de egolatría e inseguridad por el que debería ir a terapia. Y eso, lamentablemente, solo lo vemos los que miramos debajo de su careta hace ya varias temporadas, y las 15.
Sobre la lista pre-mundial, y sobre el núcleo duro de esta nueva selección, los que le criticamos decimos lo mismo que decíamos antes de la Eurocopa, antes incluso de la Arnold Clark Cup o de la She believes: hay nombres que debían estar hace mucho tiempo. Solo él sabe por qué no las ponía antes. Por qué usaba o convocaba a jugadoras que no quería, a las que ahora se encarga de lanzar a los pies de los caballos. Si tan claro tenía que para ganar un torneo importante no hacía falta llevarse a nombres que venden camisetas, sino a otras con características distintas que le aporten un estilo nuevo de juego, tal vez debería haberlo hecho ya no para ganar uno, sino para pasar alguna fase. Pero no lo hacía. Sus convocatorias y alineaciones eran sota, caballo y rey, y su estilo de juego era poner a 9 de un equipo y dejarlas jugar, algo que quedó en evidencia en esta Eurocopa cuando se jugaba a una cosa cuando estaban la mayoría del Barça en el campo, y a otra distinta cuando había más jugadoras del Madrid. Y luego están los experimentos de posiciones con diez días de entrenamiento, o las excursiones a Moldavia de alguna a la que llevó para callar a las cuentas de Twitter que dice que no lee. Por cierto, ¿qué tiene que hacer Maitane López Millán para sacarse el pasaporte e ir a Australia?
De la fórmula matemática antes utilizada, el 15+3 (-1), el paréntesis es Jenni Hermoso, que vuelve desde México para ocupar un puesto que antes era suyo sin discusión y ahora lo es cuestionada. A mi parecer, perdemos el enfoque cuando esa cuestión que le podemos hacer a la jugadora viene desde el conflicto. Por la Jenni que conocimos merecíamos esperar en la Euro, por la Jenni que conocemos no sabemos si vale esperar en el Mundial, y eso es una duda razonable. Ahora, entrar en el juego de traiciones y disputas es un gran error, el mismo que cometimos haciendo caso a las filtraciones interesadas de la Real Federación Española de Fútbol y su gabinete político-periodístico que ya nos manipuló en el pasado. Manu Carreño lanzó la bomba el pasado miércoles de que Jenni será la encargada de tender puentes entre las niñatas caprichosas y el herido seleccionador. Manu Carreño, el mismo que sacó en primicia el mail filtrado desde las Rozas de las 15. A mí todo eso me sigue sonando a la táctica vil, cobarde y malintencionada de una Federación que continúa sacando nombres de jugadoras para que se lleven el foco, los insultos y las críticas, como ya hicieron con Irene Paredes en su momento. Ataquemos a Jenni, que es lo que quieren. Y mientras tanto, nadie le preguntará a Vilda por qué dice tantas tonterías en rueda de prensa sin que nadie pegue un manotazo en la mesa y diga «basta ya».
Hola, no conozco de nada a la Sra. Menéndez, pero ha escrito la Biblia, enhorabuena por el artículo. Bajo mi punto de vista, el gran problema no son las chicas, sean del equipo que sean. El único hándicap de la roja fimenina es Jorge Bilda. Yo no sabía nada de es este Sr. hasta que vi por TV. El Inglaterra VS España del pasado Europeo. Bilda no tiene puta idea de fútbol. Regalo el pase a semis a Inglaterra. Con 0-1 tuvo 30 minutos para acabar hundiendo a Inglaterra con otro gol. Y se dedicó a cambiar a las tres jugadoras ofensivas que tenía en el campo por tres de defensivas. Resultado: España a tomar por el culo. A partir de ahí grande es Castilla.
Jenny a vuelto porque tiene un precontrato con el r madrid para la temporadam que viene de seis cifras
Gran artículo aunque haya a quien por sus colores no les guste. No soy un narcisista pero he entrenado más yo que el Vilda – que ya sabemos porque esta- poco favor le hace a su apellido. Y a quien beneficia que no vayan las 15? La respuesta es clara. Y si es cierto lo de Jenni que se lo haga mirar ella y la Federación. Pero como siempre una España de pandereta y vividores.
Vidal.
A. La. Calle. Ya
Que. No. Vale. Seleccionador
Artículo demasiado largo contándonos tu vida Que no nos interesa para nada No tú un poco de odio hacia vilda seguramente alguna amiguita tuya es una de las quince saludos
Artículo largo???? Quizás deberías leer alguno más largo que explique ortografía. Vilda es mal entrenador y prepotente. Si estuviera en la selección masculina hace tiempo que estaría en la calle.
Excelente artículo Andrea, muy buen analisis de la situación, ya cada uno saque su conclusión, pero lo que siempre noto es que los que defienden a Vilda no tienen la menor idea o no les importa el fútbol femenino
Vidal.
A. La. Calle. Ya
Que. No. Vale. Seleccionador
En mi humilde opinión el seleccionador Vida, ya ha demostrado que no es entrenador para el equipazo que podría haber en la selección femenina, hay que tener en cuenta que un equipo así no se vuelve a tener en décadas y ese señor junto a la federación parece ser que les importe bien poco, están más interesados en cuántas van de un equipo y cuántas van de otro equipo y con está mentalidad no se puede ganar un campeonato mundial.
Pingback: La vuelta de Irene Paredes a la selección femenina: Cambiar desde dentro lo que se perdió fuera
Pingback: Cómo hemos desperdiciado la temporada más importante de la historia del fútbol femenino español
Que interesante resulta toparse con estos artículos en septiembre de 2023…