Fútbol Femenino

De la esclavitud del que informa sobre fútbol femenino, y otros insultos que nos llenan de orgullo

Es noticia
Jorge Vilda

Es Navidad. La gente escapa de la ciudad por carretera a la tarde. Desde mi ventana, una larga fila de coches toma la autopista que conduce a la costa, al aire fresco de la brisa del mar, a los árboles de la sierra que sienten aún la caricia ocre y melancólica del otoño que se resiste a marchar. Desde hace varias horas trabajo con la vista pensativa asomada a la ventana, las manos cansadas dormidas en el teclado. Siento en los párpados plomo que anuncia siesta, y en el estómago punzadas de hambre por el café con leche de la mañana que se quedó frío al pie de los correos que llenan la bandeja de entrada.

Jamás alcanzo a ver la bandeja de entrada vacía de documentos y notas de prensa. Los mails llegan en oleadas cada vez que enciendo el ordenador. Después de varias horas comprobando viejas noticias, artículos de otros, comunicados y Boletines Oficiales del Estado, el oleaje se retira como la marea a primera hora de la mañana; pero entonces abro la pestaña y llega otra oleada inmisericorde de remitentes ya conocidos: Federación, Liga, sindicatos, agencias de representación. Hay que volver a poner las manos en el teclado. Ese teclado que es ya la prolongación de los dedos de mis manos y que me amarra a una casa de la que quisiera estar lejos la mayor parte del día.

¿Cómo harán el resto, los compañeros que trabajan también en la información del fútbol femenino, para sacar los papeles de la mesa cada día? A veces les escribo para saber cómo van o para tirarles una piedra que mueva sus aguas y saquen una noticia, y luego me arrepiento al instante por si estaban en un momento de calma y la rompo con una tempestad de la que no sabían. 2022, ahora que todo el mundo hace revisiones y propósitos para el año que entra, ha sido un año de ajetreo para nosotros. Lo empezamos pensando que ganaríamos una Eurocopa y lo terminamos con miedo a que llegue un Mundial. Hemos cubierto más ruedas de prensa que nunca. Fuimos a Madrid a inaugurar una liga profesional. Sacamos fotos a otro Balón de Oro. Rezamos para que los partes médicos no tuvieran que publicarse nunca y, si lo hacían, que no llevasen las siglas LCA. Creímos en un sindicato. Publicamos un audio del año pasado para evitar que un entrenador volviera a un banquillo (y no lo conseguimos). Despedimos a leyendas. Valoramos alquilar un piso en Las Rozas. Nos intentaron boicotear unas elecciones. Sufrimos una huelga. Conseguimos que anunciaran un Mundial de fútbol sala. Nos dividieron en bandos. Bautizamos nuevas categorías. Miramos con envidia a Inglaterra. Metimos 91.648 personas en un estadio. Ganamos dos Mundiales y una Eurocopa. Hablaron de nosotros los que nunca habían hablado, y fue para insultarnos. Acertamos y nos equivocamos, como siempre, pero estuvimos al pie del cañón para intentar hacerlo lo mejor posible e informar de algo que nadie más informa.

Ser periodista o creador de contenido de fútbol femenino es de todo menos fácil. Un nicho pequeño que estuvo olvidado hasta hace dos días, que ha crecido a la par que la afición y que tiene el eco reducido a las redes sociales. Los podcasts hechos por aficionados tienen más rigor informativo que los espacios que alcanzamos a mendigar en los medios generalistas. Amar a este deporte y respetar a su comunidad son condiciones básicas para partir. Estar dispuestos a asumir que si lo haces tendrás una cruz institucional encima toda tu vida, va en el cargo. Casi nadie que se dedique a esto gana un céntimo con ello. Si tienes suerte, te ficha un medio. No pagas facturas viendo partidos ni comentándolos. Te llevas más disgustos que alegrías. Y, sin embargo, aquí seguimos. Empujados por una afición creciente que cada día que pasa quiere saber más y nos busca para entender qué pasa en un deporte del que hace diez años era imposible estar informado. 

De entre todos los correos y mensajes que recibo llegan a veces algunos —siempre anónimos— que lo empañan todo de una amargura extraña. Al resto, a aquellos que me acompañan en esta misión estéril de informar y comentar lo que nos azota cada día, les llegan los mismos que a mí. Personas que no sé si conocemos, que no enseñan la cara ni dicen su nombre, se sienten dolidas por cómo contamos las cosas. Personas a las que tal vez no hayamos hecho nada malo —ni nada bueno— en nuestras vidas, que solo saben nuestro nombre y creen conocernos por las letras que escribimos. Aseguran saber a qué partido votamos, de qué equipo tenemos una bufanda, y con quién nos tomamos un café. Unos días somos para ellos madridistas, otros culés, y, por supuesto, saben a quién odiamos y quién nos dicta lo que escribimos. Nos repiten palabras hirientes, nos colocan motes despectivos, juzgan nuestro trabajo con críticas destructivas, y nos duelen sin merecerlo. Tal vez nos hemos malacostumbrado al comentario benévolo que endulza el mundo en el que nos movemos y nos afecta más de la cuenta cuando alguien nos embiste por la espalda sin más ánimo que dejarnos una herida. 

Mapi León

Pero entre todos esos desprecios que leemos con dolor y asombro cada día, hay uno que me gustaría exhibir como un honor y un privilegio. Jamás podría adivinar quien lo escribió en el chat de uno de mis streamings que iba a llenarme de tanto orgullo. Aquel anónimo que pretendía sembrar de amargura la cobertura informativa de la rueda de prensa de Jorge Vilda que hacíamos entre varios compañeros nos llamó aquel día: ¡Siervos de las futbolistas! 

¡Qué honroso insulto! ¡Qué encomiable humillación! Por supuesto que somos siervos de las futbolistas. Con sus problemas nos acostamos cada noche y con trabajo en busca de soluciones a nuestro alcance nos levantamos cada mañana. Llegamos a esto cuando aún era campo, las conocimos, nos identificamos con su lucha por un hueco en el panorama deportivo español, y disfrutamos cuando lo consiguieron. Vamos a los campos y saben nuestro nombre. Acuden a nuestro teléfono cuando tienen que contar su historia. Marcan gol y lo celebran a nuestra cámara. Nos preguntan cuando no entienden lo que se cuece en los despachos. Nos leen a escondidas y en público. Presumen de nosotros igual que nosotros de ellas. Nos cruzamos en la cubierta de este barco, de este velero pequeño, día a día durante años. Y si de alguien tenemos que ser siervos, es de ellas, porque esto es suyo y nosotros solo somos el puente entre sus vidas y las de los que las siguen. 

Las futbolistas son para nosotros tiranas, caciques y opresoras, porque son las dueñas del fútbol en el que creemos, pero son también el único motivo por el que no damos una patada a la lata y salimos por patas de aquí. Si tuviéramos que sentarnos cada día delante del teclado para leer comunicados y notas de prensa de las afrentas entre unos y otros, sin más motivación que mancharnos la camisa de sangre y barro, ninguno encendería el ordenador cada mañana. Ni aunque lloviera el dinero del cielo para pagar por nuestras palabras lo haríamos. Pero un ‘gracias’, un ‘menos mal que estáis ahí’, una sonrisa en la sala de prensa, un abrazo en el parking, una camiseta que llega por sorpresa a la oficina de Correos, nos recuerda la cadena de esclavitud que elegimos. Y también es el recordatorio de que tan mal no lo haremos si todas, les toque defender el escudo que les toque, aprecian las horas sin dormir que invertimos para hacer lo que otros no harían por ellas desde los micrófonos más escuchados de la radio o las páginas más manoseadas de un periódico de renombre. 

El día que me falte la dictadura de las futbolistas, asumo con tristeza que me quedaré hueca. No sabré para quién o por qué escribo. Gracias, querido amigo anónimo, por darme un título que quisiera poner como resumen de los últimos años de mi vida. Años que pasan con el cansancio del calvario institucional, de las peleas en redes sociales, de apropiarme de la lucha de unas mujeres a las que respeto con el corazón en el puño. Años como este, que se ha hecho larguísimo, y como el que viene, al que da miedo asomarse. 

11 Comments

  1. Carmen Kubalita

    Enhorabuena, Andrea. Estoy de acuerdo en lo que publicas. A veces da pavor lo que se escribe. Siento mucha tristeza por la división entre las futbolistas y quisiera ver una selección completa y competitiva en el Mundial. Las futbolistas son las protagonistas, los demás, elementos necesarios para su trabajo y eso a veces se olvida. Abrazo.

    • Tienes toda la razón si en algo ahí que luchar es por ellas lo demuestran día a día y se merecen algo más que un respeto y más por el opresor Vilda y federación AN demostrado y demuestran su inaptitud estoy 100 por 100 con ellas

      • Jose luis cañizares luque

        Sr Vilda vallas cojido de la mano 🤚🏽 con el presidente de la Real federación, incompetentes y mal educados

  2. Sempre hi ha algú que vol matar al missatger, perquè no té arguments contra la vostra feina, endavant noia

  3. Hola Andrea. Si no llega a ser por ti y por varias más, es verdad que no tendríamos ni la mínima parte de información que tenemos, ni el mismo interés por el fútbol femenino que existe hoy. Es lógico que ellas, las futbolistas son las que nos hacen ser incondicionales por su trabajo, pero también que sois parte importante por darle difusión. Valoro y respeto mucho tu trabajo. Gracias.

  4. Victor Andrés

    Sigo el fútbol femenino regularmente desde hace poco tiempo. Antes lo hacía muy de tarde en tarde y tengo que reconocer su positiva evolución en la última década al punto que en muchas ocasiones prefiero ver un partido femenino que uno masculino. Sin conocer en profundidad la problemática que en estos últimos tiempos envuelve a las jugadoras con el seleccionador, no deja de sorprenderme que una gran mayoría de las jugadoras internacionales pidiesen cambios en lo que a la selección absoluta se refiere y por toda respuesta obtuviesen una manipulación por parte de la FEF. En todo caso, mi felicitación por su comentario que entiendo, desde mi modesto punto de vista, muy acertado

  5. Hace falta más visibilidad, simplemente, y un cambio cultural más radical. El fútbol femenino está subiendo como la espuma y yo lo aplaudo, todo se irá trasladando poco a poco, esperemos. Muchas gracias por tu trabajo.

  6. Mejor estar vendidos a las futbolista que no a tantos que solo quieren dinero y poder sin importarles las verdaderas protagonistas de cualquier deporte

  7. Gracias por hacer que el fútbol femenino siga creciendo y, por hacerlo con tanto amor y entusiasmo❤️🤙

  8. 2023 se presenta ilusionante ante el Mundial, y debemos estar todos unidos con nuestra Selección, porque es la mejor manera de apoyar a todo el fútbol femenino de manera colectiva y sin egocentrismos.
    Ojalá que Alexia se recupere bien y pueda estar con todo el equipo.
    ¡Viva España!!

  9. Vìctor Armando Vèliz Rocco.

    Las futbolistas sólo quieren ser miradas y respetadas como profesionales pero a la vez como personas y ya lo han conseguido en gran medida en algunos clubs como en F. C. B. … Y porque han sido escuchadas y tomadas en cuenta su opinión hoy se encuentran en el primer lugar y van cosechando triunfos tras triunfos y con diferencia…
    Entonces es tan malos escucharlas y trabajar en conjunto?? … Pues parece que para aquellos que tienen intereses creados y que nada tiene que ver con el avance tras el éxito del fútbol femenino en general nada tienen que ver … Y del machismo aún imperante es mejor ni hablar porque da para mucho… La pregunta que se hacen para justificar el machismo es ; Cómo van a saber las mujeres más de fútbol que un hombre y los que le apoyan?? … Y la respuesta es una sola … Ellas han triunfado, han ganado títulos de alto nivel… Y saben como hacerlo … Un poco más que el que pretende dirigirlas sin tomarlas en cuenta y lo único que sabe es jugar a ser la víctima y es apoyado por todos aquellos que pretenden manejar este deporte y aprovechar de poner en vitrina a sus jugadoras para elevar sus precios en caso de … Es decir vuelve a prevalecer el negociado del tráfico de personas!! … Me cuesta mucho ver otra explicación a lo acontecido con las chicas que se niegan a trabajar con el dictador que se dice entrenador, el cual ha olvidado cual es una de sus obligaciones más importantes olvidando que ellas no son su pertenencia a modo personal ellas hacen lo que hacen para su país y todo un pueblo que llegado el momento debe de ponerse la «roja» sobre cualquier otra camiseta!! …
    Y no para su persona!! …

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