Con la pantorrilla untada en analgésico y envuelta en film transparente, nos recibe José María Martínez, conocido como «Chemita» Martínez, atleta olímpico, fondista español. «Esto no es nada», nos dice, y apunta a sus calcetines azules de rayas: «también me he propuesto marcar tendencia en las carreras».
Estamos en el Centro Deportivo de Navalcarbón, en Las Rozas, en la pista de atletismo que es su segunda casa, para hablar con él sobre qué es correr y cómo explicar la vida a través del running. En su palmarés, dos medallas (oro en el europeo de Munich y plata en de Goteborg), más de cuarenta internacionalidades, dos participaciones en Juegos Olímpicos y la perseverancia de trescientos sesenta y cinco días al año de duro entrenamiento. Sonríe enormemente cuando dice que son pocas las buenas carreras y muchas las normales o malas. Sonríe también mientras nos explica que correr hace feliz, aunque duele. Bajo el tenue sol de invierno, al terminar, dan ganas de hacer un par de vueltas.
Y nos damos cuenta de que no estábamos equivocados: Chema es un romántico del deporte, un predicador del atletismo, un loco de los de antes. Con él charlamos también de política, educación y claro, del dopaje. De un pasado que fue mucho mejor y un futuro que aún no ha escuchado el disparo de salida. [Esta entrevista se publicó en 2014]
Tu despedida oficial de deporte de elite fue en la Maratón de Nueva York y con la San Silvestre Vallecana del 31 de diciembre, pero desde 2011 no compites en un campeonato a nivel mundial ni europeo.
En 2011 estuve en Corea y en 2012 no pude ir a los Juegos porque me rompí la fascia y no pude competir. Realmente lo de la retirada es más que nada para poner fin a un periodo de mi vida. Son dieciocho años en alto nivel, viviendo en una concentración plena.
Desde el año 93 o 94, antes de ser internacional ya vivía en esa concentración, así que son casi veinte años de muchísimos kilómetros, muchísima presión, muchísimas competiciones al más alto nivel, hasta que me levanté un día como Peter Pan y me hice mayor.
¿Crees que hay una edad para el atleta?
No, hay una edad para el deporte. Creo que se está cometiendo un error por parte de muchos padres que fuerzan a sus hijos a ser campeones desde edades muy precoces. Lo que hay que hacer con los niños es que jueguen con el deporte, que lo incluyan en sus vidas. Habría que eliminar esa competitividad, nuestra tarea como padres es hacer que vean en el deporte una forma de desarrollo para ellos, con un componente lúdico, y así experimentarán sensaciones que no se las va a dar otra cosa en la vida. Yo intento llevar esto a mi casa.
¿Qué le motiva de una carrera popular a alguien que ha saboreado la victoria a nivel profesional?
Yo tengo mucha suerte porque en cada carrera gozo del cariño de la gente. Escribí por ahí que no es ganador quien consigue la victoria, es ganador quien persevera por conseguir sus sueños. Yo siempre he trabajado para conseguir ser el mejor, la mayoría de las veces no lo he conseguido, lo he conseguido solo en alguna ocasión, y ahora lo saboreo cuando corro en las carreras populares y la gente me da ese cariño. Ese es probablemente el mejor premio que me haya llevado en la vida, correr en la San Silvestre Vallecana y que el estadio se ponga en pie es increíble. Cada vez que comparto una carrera y me devuelven ese cariño hace que merezca la pena todo lo que hago.
¿Afecta en algún modo la presencia de público en la carrera?
Sí. Ha cambiado mucho el mundo de las carreras populares: ahora a la mayoría de las carreras la gente va a pasar el fin de semana, o es una cita, es una manera de contribuir con las carreras solidarias, es una excusa para quedar con alguien, relación social o es una excusa para probarse, de forma que la mayoría de la gente no compite por ganar la carrera, al final la gente va a buscar sus propios límites y un objetivo que sea para él, para cada persona; luego está ese pequeño porcentaje que son los que pelean por ganar.
Como todo el mundo está corriendo, el público realmente no te ayuda porque hay carreras en las que corren diez mil o veinte mil personas a las nueve de la mañana, como pasa aquí en Madrid, y la ciudad casi no se ha levantado, con lo cual la mayoría de la gente que hay es ayuda logística para los corredores. De todas formas, como te decía antes, yo soy de los afortunados a los que sí que la gente insufla ese aliento que ayuda. Pero entiendo que la victoria es anecdótica.
Hay un vídeo espectacular cuando cruzas la meta en la San Silvestre Vallecana.
Sí, de hecho me paré antes, siempre hago cosas distintas, nunca había entrado a una meta andando y esta vez cuando entré al estadio la gente empezó a aplaudir. La verdad es que era consciente de que era la última vez que iba a pisar ese césped porque aunque seguiré corriendo, la San Silvestre Vallecana popular no termina dentro, y aquello fue una pasada. Me paré, saboreé ese momento y lo compartí con todos los espectadores. Oír a toda esa gente diciendo tu nombre te hace sentir muy especial, se me saltaban las lágrimas.
¿Has notado un cambio en la participación de la mujer en este tipo de carreras?
También. Yo, como ya soy un persona mayor (risas) he visto cómo ha evolucionado este deporte. Recuerdo cuando me puse las mallas por primera vez, salí a correr y todo el mundo me estaba mirando, cuando llevar unas mallas era algo extraño para un hombre. He visto igualmente cómo antes eran menos las mujeres que salían a correr, no sé si porque les daba miedo hacerlo solas y ahora lo más normal es salir y encontrarte con muchísimas.
En las carreras el porcentaje de participación ha evolucionado tremendamente. Yo creo que ha ayudado mucho la Carrera de la Mujer. Esa lucha contra el cáncer a muchas mujeres les ha hecho dar el primer paso. De todas formas es que vosotras por lo general sois mucho menos competitivas que los hombres, los hombres afrontamos las carreras intentando bajar siempre el tiempo y las mujeres no son tan obsesas con esto, buscan disfrutar e intentar mejorar pero sin esa prisa.
¿Crees que ha cambiado también en otros países?
Sí, una vez que corrí en NY había más mujeres que hombres, creo que ha evolucionado en todos los países salvo en aquellos donde la mujer no tiene todavía un papel tan integrado en la sociedad.
¿Qué puede significar correr para los aficionados, que cada vez son más, del fenómeno del running? El volumen de seguidores que ha experimentado estos últimos años no puede ser solo por querer adelgazar…
Para mí correr es vida. Correr o tener objetivos me hace sentirme vivo, y una persona que no tenga estos estímulos parece que les falta una chispa. Eso te hace mejor persona. Otra cosa importante es que cuando terminas, estiras, te das una ducha, te miras y ostras, ¿qué pasa? Tienes una sensación de bienestar que no te la da otro deporte.
Por otro lado, coincide que la gente se ha cansado de ver deporte por la TV, dice «yo quiero experimentar qué es lo que pasa y salir a correr» y ve que se le están poniendo duros los músculos, empiezan a vivir en sí mismos lo que supone esta práctica. Otro factor más es la crisis. Al no tener dinero, la gente se evade corriendo porque hace que tus malos rollos desaparezcan, y es otra de las causas. Es un deporte que no requiere mucho dinero, aunque si quieres ir la última sí que te tienes que gastar pasta. Pero este deporte te da mucho.
Precisamente iba a preguntarte si crees que correr hace feliz.
A mí sí. Al final todos buscamos la felicidad, las cosas que nos hacen sentir bien, aunque muchas veces no sabemos qué es felicidad. Para mí el pasar un día con mi familia y el entrenamiento son pequeñas cosas que se pueden acercar a eso que se llama felicidad.
¿Cómo fue el momento en que le dices a tus padres que quieres dedicarte a correr?
Pues si te digo la verdad yo creo que eso no sucede así tal cual, la propia evolución de la vida me ha llevado a eso. No he sido un atleta demasiado precoz. Con once años gané mi primera carrera, con el dorsal once, precisamente. Cuando era pequeño participaba en todas las escuelas deportivas que había en Villaviciosa y lo que siempre he tenido claro es que a mí el deporte me hacía sentir distinto.
Fui un chaval normal, un adolescente con sus amigos, pero cuando comencé a estudiar INEF tomé contacto con otro mundo de alto nivel, que entrena de forma profesional. Entonces empecé también a los veinte años, con lo cual mi incursión se da de una forma muy paulatina. Esa vida paralela al deporte hizo que yo solo en un momento dado me pusiera a correr, aunque ya lo habían visto en casa toda la vida. Nunca sabes si correr te va a hacer triunfar, por eso seguí formándome.
¿Cómo es la distancia entre el entrenamiento junior y el salto a la Federación y a la alta competición?
Es una evolución constante, cuando yo era promesa senior con dieciocho o diecinueve años, hacía unos setenta kilómetros a la semana; con veinte años empiezo a subir cada año en porcentaje de noventa, cien, hasta que llegas al alto nivel y lo único que haces es entrenar, porque si quieres ser el campeón del mundo tienes que entrenar como el que más.
Cuando te preguntan cuántas horas dedicas a correr yo respondía: «veintricuatro», yendo siete días al fisio. Preparar todo tu cuerpo, ese sería el extremo. Entre medias siempre tienes que llevar una evolución práctica, todo tiene que ir de menos a más.
¿Con qué momento de tu trayectoria identificarías las siguientes palabras?
Paciencia.
Con toda mi vida, un corredor siempre tiene que ser paciente, es una de las cualidades que tiene que tener. Lo identificaría con los veinte-veinticinco años, cuando yo pensaba que podía llegar a conseguir algo pero sabía que tenía que trabara muy duro.
Sorpresa.
Sorpresa… creo que hay pocas sorpresas en el alto nivel. La palabra «sorpresa»… ¡Como no te sorprendan el día de tu cumpleaños!… ¿Sorpresa cuando ganas? No, porque siempre te lo esperas. Cuando fui campeón de Europa en 2002, antes de salir, hablo con mi mujer y le digo: «voy a hacer algo grande». Para los periodistas puede ser sorpresa pero yo estaba convencido de que podía ganar.
Interviene en este momento Lupe, entre disparo y disparo, interesada en aquella respuesta. Deja a un lado la cámara de fotos: ¿Y sorpresa al perder?
Frustración puede haber, pero no sorpresa. Cuando corres veinte carreras al año, buenas hay una o dos, las demás son malas o normales. Lo que diferencia al buen corredor es que diga «hoy ha salido mal, voy a ver lo que ha pasado para hacerlo mejor».
Cuando aparece la palabra «sorpresa» en una carrera suele estar ligada al doping. Gente que tú no te esperas, y de repente… dos más dos suman cinco.
Dolor.
Siempre. Correr duele. Lo he incorporado a mis conferencias hace poco. Salir todos los días a correr, hace que te duela todo tu cuerpo, experimentas el dolor, lo que pasa es que aprendes a trabajar con ello. Ha habido ocasiones en que he corrido una maratón y me dolía tanto todo, que me dolía hasta el alma, pero seguía hacia delante. Tengo el recuerdo del Mundial de Helsinki en el que reventé muy pronto y me dolía cuerpo y alma.
¿Y el dolor ligado al fracaso?
Aquí también tengo otra visión: en una persona que pone todo lo que tiene, el fracaso no tiene cabida. Lo que tiene que preguntarse es qué ha pasado, el porqué, pero no hay que interpretarlo como un fracaso, tiene que estar satisfecho.
Emoción.
Cada día que salgo a entrenar. Por ejemplo, cuando sale el sol me emociono y quiero salir a correr. Emotivo en terreno deportivo, cuando quedo subcampeón de Europa en Barcelona con toda la gente animándome, o en la San Silvestre Vallecana. Corría en Madrid y en plena carrera toda la gente quería chocar mis manos, eso es emoción.
¿Y Munich 2002?
El europeo de Munich fue más euforia. Bueno, ahí definí lo que podía ser felicidad, momentos en los que las emociones que te invaden son tan fuertes que es imposible describirlas.
Fíjate que las había definido perfectamente y ahora dudo, para esto también me va fallando la memoria.
Emotiva era para mí la de Barcelona; la de la confirmación o el decir «sigo estando ahí» era Goteborg. Munich es que siempre ha sido especial. No he vuelto a tener nunca ese tipo de sensaciones. Yo siempre digo que cualquier deportista que dedica su vida a entrenar se merecería tener esos segunditos de gloria porque es la sensación de plenitud total.
Tu primera medalla es como tu primer hijo; les quieres a todos igual pero tu primer hijo es diferente. Yo en esa carrera dejé de ser José María Martínez para ser Chema Martínez, me dio mucho a nivel internacional.
¿Con qué distancia es con la que te sientes más cómodo?
Diez mil metros. El otro día leí que soy el atleta de raza blanca que más veces ha bajado de veintiocho minutos [esta entrevista es de 2014]. De la historia. Muy fuerte el dato, creo que eran catorce veces, una barbaridad. Los diez mil metros es la distancia para la que he nacido, en la que me siento cómodo, aunque soy un todoterreno, tengo marcas de élite desde los tres mil metros, cinco mil… y la maratón ha sido muy especial para mí en los últimos años.
A propósito de ese dato, ¿crees que hay una condición genética para el atleta de fondo?
Sí. (Se levanta sudadera y camiseta a una vez, y nos enseña las costillas, intentando agarrar lo que solo es puro músculo y pellejo) ¿Tú me ves delgado? Pues ves a un corredor africano y te digo que peso quince kilos más que uno de mi misma talla, y piensas, ¡no puede ser! Si estoy, como dicen los ciclistas, «más fino que un tubular», pues sí, yo creo que debe de tener un componente genético. Los corredores africanos viven en la altoplanicie, a dos mil y pico metros, lo que condiciona su mejora sanguínea en el rendimiento, y luego muscularmente creo que están mejor preparados para correr.
Ha habido mucha especulación y hay estudios que no clarifican esas teorías… aunque aún hay corredores que van a entrenar a la montaña.
Sí, es verdad, ha habido muchos estudios y datos diferentes y no llegan a ninguna conclusión definitiva. Tengo un amigo que ha hecho una tesis doctoral con corredores eritreos de los mejores del mundo y con quince o veinte atletas buenos de raza blanca y realmente no se apreciaba ni a nivel sanguíneo ni de oxígeno ninguna diferencia entre unos y otros. Posiblemente la única diferencia constatada es la del diámetro del gemelo, es menor la suya, pero al final no se constata nada más significativo.
También creo que en cierta forma cambia el entrenamiento. Con el running ellos tienen una manera de subsistir, de crecer y de tener vida, una posibilidad de mejora, por la diferencia con nuestra sociedad de bienestar.
¿Se puede vivir de correr?
Yo afortunadamente lo hago. Es difícil. No son muchos los que tienen la suerte, los que puedan pagar su hipoteca… pero se puede.
¿Crees que está reservado solo para la «élite deportiva»?
Sí.
¿Qué pasó en los Juegos Olímpicos de Pekín de 2008?
Uf, muchas cosas, en lo deportivo gané la maratón de Madrid, estaba como una moto, mentalizado para intentar ser campeón olímpico e iba a pelear por ello. Me fui concentrado a la montaña meses antes, salí a pelear con los mejores. Fuimos muy rápido, quedé campeón de diez mil metros porque crucé en la maratón la línea de los diez mil en primer lugar, y hasta el kilómetro diecisiete estuve soñando. En este punto mis sueños desaparecieron, se escaparon los mejores, me tocó pelear por llegar hasta el final, creo que lo hice en el puesto catroce, y bueno, feliz por haberlo intentado.
¿Cuáles crees que deben ser las condiciones de un corredor de fondo?
Pues guapo, elegante, un tío con clase… (risas). Tiene que ser una persona paciente, como decíamos. Trabajador, alguien constante, muy disciplinado, que sea soñador para tener esos objetivos a los que agarrarse y pelear muy duro.
En las dos horas y pico aproximadamente en las que hace una maratón un atleta de élite…
Me vas a preguntar en qué pienso.
No en qué piensas, sino… si hay tiempo para la reflexión.
No. En esas dos horas, es como si ves un autobús y ves que se te escapa, y haces un sprint, ¿piensas en algo?
Supongo que piensas en cogerlo, al menos.
No, ni eso. Cuando haces un sprint involucras todo tu cuerpo en algo, tu mente no se abstrae, estás concentrado en lo que estás haciendo. En una maratón vas a veinte por hora, tienes que ir concentrado en ir colocado dentro del grupo, intentar que si va a haber un giro a la derecha colocarte a ese lado para ganar cien metros de más, ver por dónde pisas… cuando te despista tu mente es que no estás peleando por ganar.
Algunos deportistas se quejaron tras la Copa Confederaciones de las altas temperaturas en Brasil, los siguientes Juegos Olímpicos son en Río de Janeiro; vienes de NY de correr la maratón con muy pocos grados… ¿cómo puede afectar la temperatura a la carrera?
Si hablamos de maratón por ejemplo afecta todo, el circuito, el terreno… hay corredores que termo regulan bien, otros que con el frío van mejor… y luego, como todo, hay que entrenarlo. Yo que vivo en Madrid lo que hacía cuando sabía que me tocaba competir en sitios con mucha humedad era irme a entrenar a la playa.
¿Puede afectar la contaminación también?
También, de hecho cuando fueron los Juegos de Pekín me fui a China un mes antes para ver si de verdad afectaba tanto, y lo que hacía es que los primeros días después de una hora de carrera continua escupía negro.
¿A qué dedicas tu tiempo libre? Me vas a decir a correr…
¡No tengo! Debí venderlo todo a Momo o a los señores de gris, no tengo nada… el tiempo que tengo se lo dedico a los críos, me acompañan a correr con la bici. Tengo amigos que tocan y me gusta de vez en cuando ir a conciertos. Leer me encantaba, pero no tengo tiempo, tengo una cola de libros esperando…
¿Escuchas música mientras entrenas?
Pues la verdad es que hablo mucho y me encanta entrenar con gente. Cuando no puedo hacerlo, como llevo tantos kilómetros en las piernas, paso tanto tiempo solo que me aburro y entonces sí que me pongo música.
Esto es pura curiosidad: ¿has practicado yoga? Correr, cuando hablamos de largas distancias, me parece una actividad de una tremenda soledad e introspección para el deportista. ¿Es necesario entrenar la mente?
Pues lo he intentado pero se me hace muy duro porque tengo poquísima flexibilidad, mi físico no me permite disfrutar de una sesión de yoga. Encuentro las mismas sensaciones que te puede dar el yoga cuando salgo a correr y estoy mal, estoy cansado, pero consigo ese equilibrio y todo parece más rápido. Pero es verdad que puede ser beneficioso.
En estos treinta años que llevas corriendo, ¿cómo ha evolucionado el seguimiento y la tecnología del entrenamiento?
Lo primero que ha cambiado es la nomenclatura: crossfit, bodypant… pero no deja de ser lo que se hacía antes. Yo creo que sobre entrenamientos está todo inventado. Al final el buen entrenador es el que con todas las herramientas sabe sacar el cien por cien de cada persona a la que entrena. No hay un plan ideal, cada persona necesita uno y a lo largo de tu trayectoria vas aprendiendo cuál te viene bien a ti, es una lucha constante en producir cambios e intentar que sean mejoras. Vas incorporando las innovaciones y muchas no te funcionan, así hasta encontrar el plan idóneo para ti, que siempre es dinámico.
La tecnología ha evolucionado muchísimo, claro. Ahora tienes GPS y zapatillas que te miden el ritmo, pero en definitiva si vuelves atrás el entrenamiento lo podrías hacer igual. Es verdad que ahora además te permite compartir los datos que tienes, te permite tener certezas sobre ellos, antes salías con un cronómetro, medías el tiempo de un circuito y con eso calculabas…
¿Sigues basando parte de tu entrenamiento en sensaciones?
Sí, y creo que está bien hacerlo. Al final hay veces que no te encuentras bien, que has tenido un mal día, y esos días me gusta tomarlos con lo que me pide el cuerpo, si me pide suave, suave, y creo que está bien aprender a confiar en eso.
¿Crees en el azar? … o en la posibilidad de un golpe de suerte.
Sí. Sí, pero no en la mala suerte. Si caes enfermo dos días antes de una competición, no creo que la mala suerte vaya en tu contra. Creo en el trabajo.
Y en cambio, ¿la buena suerte puede hacerte ganar una carrera?
Mmmm… Difícil. Suerte como tal no. Para ganar una carrera se tiene que dar que tú estés al cien por cien, que los demás no lo estén… a todo eso, ¿lo puedes llamar «la suerte de que estén todos los astros alineados» y que todo «vaya bien», porque solo gana uno? Mmmm… no lo sé. Por eso te decía que haces una carrera buena al año, otras son normales o son malas. Es que esto es así.
¿Qué importancia tienen la táctica y la estrategia?
Tienes que tener a tu cuerpo muy entrenado para tomar decisiones en décimas de segundos; todo es una experiencia, cada competición se incorpora a tu disco duro, es muy importante que hayas trabajado todo lo que puede pasar en carrera. Hay que salir ya con una estrategia.
¿Es determinante en este punto la figura del entrenador?
Entrenador y psicólogo. Yo he tenido una psicóloga durante cuatro años y me ha ayudado bastante a tener estrategias mentales para adaptarlas en cada competición. Al final es todo el equipo que tienes tras de ti, incluso los compañeros, si tienes alguno más mayor, aunque en mi caso es difícil.
Dice Murakami en De qué hablo cuando hablo de correr que escribir novelas se parece a correr una maratón.
No, no tiene nada que ver. Correr una maratón es durísimo. No encuentro el símil, requiere mucho de ti, que sacrifiques muchísimo de tu vida, te duele, hablando del alto nivel. Para mí no tiene nada que ver, he escrito tres libros, pero el que ha corrido una maratón va a saber por qué pienso esto. Correr tiene un componente de dolor que no tiene la novela. Puedes encontrar el símil en la planificación con la narración, pero en buscar tu límite no tiene comparación.
¿Qué sueles leer?
Me gustan biografías últimamente. También me acaban de regalar uno de una tribu que van descalzos…[Nacidos para correr, Christopher McDougall. N. de R] pero está ahí, en la cola. Me gusta leer de todo, aunque me enganchan las novelas con un poco de chicha. La verdad es que últimamente lo que hago cuando tengo un vuelo largo, por ejemplo, es ver el más vendido y no me complico mucho la vida.
Vamos, ¡que no te he dicho ningún libro!
Ya, solo me ha quedado claro que buscas que te entretengan, eso, o que te gustan las listas…
Estoy perdiendo la memoria, de verdad, memoria y vista.
Leí hace poco la historia de Derek Redmond, y me pareció perfecta para hablarlo contigo. Redmond es un exatleta británico, que durante la carrera de los cuatrocientos metros lisos en Barcelona 92 se desplomó lesionado cuando iba favorito. Ya había tenido problemas en anteriores carreras pero parecía recuperado. Entonces se levantó, y su padre, que había sido su entrenador, saltó a la pista, le abrazó, y juntos cruzaron la línea de meta. Se convirtió en un referente de motivación, una historia de superación. Ahora da conferencias motivacionales a todo tipo de audiencias.
Sí, creo que se cayó a los doscientos metros, entonces fue cuando saltó el padre y cruzaron juntos la línea de meta. Quien consiguió la victoria consiguió la medalla, ganó. Pero para este señor la victoria fue durante muchísimos años. Él se rompió, pero consiguió rebasar esa línea de meta y al final no le hizo falta ganar.
Tú también has dado charlas a empresas. ¿Qué paralelismo hay entre el running y con el mundo de los negocios?
Primero que hay que tener objetivos, y definirlos muy bien. Elaborar una estrategia, con trabajo en equipo, que al final, entre todos, siendo perseverantes y disciplinados, se puede llegar a conseguir. Y si no, es cuestión de ver el porqué. Al final es muy parecido.
Si lo extrapolamos a la sociedad, a la política, ¿crees que falta ese análisis?
A los políticos les falta todo, desgraciadamente la figura del político de este país está bajo mínimos. Yo echo en falta a políticos honestos, políticos que estén más preocupados por la ciudadanía que por ellos mismos y que realmente se dedicaran a intentar que el ciudadano estuviera orgulloso de ellos. Creo que es una figura que está mal vista, que ha pasado al lado oscuro, y espero que salgan jóvenes que estudien y que puedan trabajar por el bien del ciudadano, que es quien le vota.
¿Les vendría bien el running?
Corren, corren unos cuantos. Los expresidentes, Aznar y Zapatero, corren; a Rajoy parece que le gusta la bicicleta; Zaplana corre también; Rubalcaba… sí que hay políticos corredores, pero yo quiero políticos que hagan bien política y que trabajen por el ciudadano.
Por cierto que directivos de empresas muy importantes de este país son seguidores tuyos.
Sí, José María Álvarez-Pallete, de Telefónica, es un apasionado del maratón; Ángel Cano, consejero delegado del BBVA también; Rodriguez-Pina del Deutsche Bank también es un gran corredor; José Luis Gómez Alciturri del Santander… he entrenado con ellos. Es cierto que en el mundo de las finanzas el que no es corredor es el raro.
Dicen que el deporte de élite consiste en llevar al ser humano a su límite. Mencionabas antes el dopaje, ¿cómo crees que ha afectado a la imagen del atletismo español?
¿El dopaje? Mal, muy mal. Es una de las cosas por las que un deportista siente vergüenza. Ver los casos tan llamativos de este país que se han destapado: «Operación Puerto», «Operación Galgo»… y realmente ver que no han llegado hasta el final con todas las consecuencias, a mí como deportista me hace sentir triste.
Entiendo que desde el extranjero nos vean como un país permisivo, y siento vergüenza ante eso. No contemplo cómo puede haber todavía con la Operación Puerto más de ciento setenta bolsas de deportistas y que no las hayan sacado a la luz, que no se les hayan devuelto. Simplemente es devolver algo que es suyo. Que todos veamos quiénes son los que han hecho trampa. Lo digo con ironía pero es que tenía que haber sido la justicia mucho más tajante, esperaba mucho más y creo que lo que tenemos que hacer es predicar con el ejemplo.
¿Con sanciones?
Lo he dicho muchas veces, con sanciones mucho más fuertes, ejemplarizantes. Intentando que los jóvenes vean en el deporte una forma de vida, y no en el dopaje un ejemplo a seguir, y eso solo se puede hacer con mano muy dura y aislando a toda esa gente que hace trampas. España ahí tiene una asignatura pendiente.
Los deportes con más casos de dopaje son junto al atletismo, el ciclismo y la halterofilia, ¿qué tienen en común?
Pues en el caso de la halterofilia no lo sé muy bien, supongo que también en la recuperación que necesitas para poder levantar día tras día esos pesos tan enormes. Desde luego en el caso del ciclismo y el fondo es recuperación y aumentar tu nivel de forma. Tampoco lo sé porque no he utilizado el doping. Como todo en esta vida siempre hay gente que hace trampa, así que imagino que en deportes minoritarios existe también.
¿Crees que está cambiando el acceso al dopaje genético?
Llevan diciéndolo tiempo, que iba a ser algo más cercano, pero yo es que no quiero hablar de dopaje, lo que quiero pensar es que hay gente joven que piensa en el deporte como triunfo que se puede conseguir de manera honesta, y no estar pensando en lo negativo. A lo mejor en mi vida deportiva he ganado pocas veces, pero estoy totalmente satisfecho de todo el camino que he hecho.
¿Dónde estabas el día de los atentados de la maratón de Boston?
Estaba en casa, preparando la cena a los niños. Tenía programa de la Cope, y me llamaron para contármelo. Fui corriendo a ver qué había pasado, no conocía a nadie directamente afectado. De todas formas, el running va más allá de los vándalos y no hay que tener miedo. Una semana más tarde se corrió en Londres y luego la Maratón de Madrid y no pasó nada.
Te has convertido en una especie de «predicador» del atletismo español, he decidido llamarte así.
Te iba a decir, prefiero «sujetador» en vez de «predicador».
Hombre, puede ser, junto con los calcetines, el complemento para esa apuesta por la moda que me contabas al principio…
Mira, pues sí.
Me refería a tu aportación a la imagen del atletismo español. ¿Crees que hay un desequilibrio o un desfase entre el periodo fructífero del deporte español (tenis, baloncesto, etc.) y el atletismo?
A ver, yo creo que ha evolucionado el fenómeno running. Ha dejado de ser una moda para ser un fenómeno. Paralelamente ha habido unos años en los que el deporte español ha sufrido cambios. Muchos deportes, sobre todo el atletismo. No es normal que gente mayor todavía sigamos dando el callo, algo ha fallado.
En todos estos años ha habido una década de buenos deportistas españoles, que han hecho que el atletismo estuviera muy arriba. Pero claro, esos deportistas han terminado su carrera y nos hemos encontrado con que no ha habido un relevo, algo se ha hecho mal. Y en eso nos hemos quedado, en un vacío profesional, y nos va a costar mucho tiempo volver a ser los que éramos antes.
Tenía muchas esperanzas en Madrid 2020, para haber dispuesto de un poco más de tiempo para dar a esos jóvenes la posibilidad del liderazgo de los juegos en España. No pudo ser así. Nos queda un peregrinaje complicado. También ha cambiado la sociedad, hay muchos nacionalizados extranjeros, con lo cual el atletismo español ha perdido un poco la identidad y estamos ahora en proceso de cambio.
Es un problema fundamentalmente de cantera, entonces.
Sí, sin duda, no hemos hecho las cosas bien, es un problema de federación.
Dicen que tanto por los resultados como por los recortes económicos, el atletismo español ha decrecido treinta años. ¿Eso tiene que ver directamente con el modelo federativo?
Hay muchísimo menos dinero, se ha notado en las becas. La Federación dice que no tiene recursos, pero hay una cosa que no entiendo: si su principal activo son sus atletas, a los primeros que tienen que cuidar es a ellos. La Federación es una empresa que se ha creado con unos resultados que sucedieron hace años, y ahora mimo es inviable, necesita un cambio. Hay que plantear un modelo distinto para impulsar ese deporte joven, amateur, para que pueda haber un impulso profesional después. Ahora, a corto plazo esto es complicado.
¿Cambiarias la estructura?
Sí, ¡la tocaría entera! Hay que rejuvenecerla, con gente formada y con ganas de trabajar.
Hablabas antes de la nacionalización de atletas extranjeros. El histórico de España es que no se permitía hasta 1990, cuando hubo un aperturismo en este sentido. Actualmente se puede obtener la nacionalización cumpliendo una serie de requisitos (residencia de tres años, conocer la cultura, el idioma…) o por Decreto Ley en el Congreso, es decir, en el momento, por motivos excepcionales. ¿Cuál es tu postura ante esto?
Pues que la sociedad ha cambiado, y que al final cada ciudadano tiene sus derechos y obligaciones, y si decides irte a otro país y ese país te acoge y cumples todos los requisitos, así es como tiene que ser. Lo que hay que hacer es adaptarse a esos cambios.
Luego está el caso de Catar, que directamente compra atletas.
Sí, pero al final si esa persona tiene el pasaporte en regla, y han hecho todo lo que tienen que hacer para ser seleccionables…
¿Nos acercamos al modelo de clubs de fútbol?
Sí, al final estamos abocados a eso. Ahora mismo todo el mundo sabe que eso está ahí.
¿Eres futbolero?
Sí, mucho, del Real Madrid. Soy futbolero, deportista, me encanta todo el deporte.
¿Te sientes parte de la Roja?
Sí, estoy contento de poder disfrutar de la Roja, de poder sacar una bandera y que no fuera símbolo fascista ni de nada, simplemente de orgullo de nuestra selección, es una de las cosas bonitas que le debemos. Creo que además hemos tenido la gran suerte de gozar del mejor fútbol que se ha vivido en mucho tiempo.
¿Qué pasó en los Juegos Olímpicos de Londres?
Para el atletismo fue momento de inflexión, el año anterior habíamos estado en Corea y la habíamos cagado igual, o sea que no iba a haber ningún milagro, en el deporte no existen los milagros. Luego la cosa se arregló un poquito, salió también Mireia Belmonte, consiguió esa primera medalla que costó llegar y más o menos se enderezó el rumbo.
Decías que te dio pena que no consiguiéramos Madrid 2020, ¿crees que nos beneficiaría tener unos Juegos Olímpicos en España?
Sí, de hecho Madrid creo que se lo merecía, llevaba años trabajando duro. Al final lo que aprendimos fue que unos Juegos son un evento tan grande tan grande, que no se pueden hacer con cosas de segunda mano. Nadie quiere hacer unos Juegos con unas instalaciones viejas, quieren que sea el mayor acontecimiento del mundo. Al final presentas una candidatura austera, acorde con lo que está pasando en el mundo, y resulta que no interesa.
¿Se quedó corta también nuestra presentación de la candidatura?
Bueno, nos ha dejado el «relaxing cup of café con leche» para los restos, no está mal el relax… ¡para el yoga! No debimos estar a la altura, y eso que teníamos unos buenos asesores que cobraban un pastón…
A pesar de ser deportista de élite no has dejado de lado tu formación, eres licenciado en INEF, máster en Gestión y Administración del deporte por el COE, postgrado en Gestión de campos de golf… La formación tiene un hueco muy importante para ti en la vida del deportista.
Sí, de hecho cuando llegan atletas jóvenes al centro de alto rendimiento con dieciseís años, yo les digo que tengo cuarenta, fíjate los kilómetros que llevo, todo el tiempo que tienes… se te puede truncar tu carrera deportiva y a ver qué haces… Les animo a que se formen, porque aunque es duro merece la pena.
Casi la totalidad del equipo nacional estudia o ha terminado estudios superiores. ¿Es solo reciclaje o crees que puede beneficiar a la carrera deportiva?
La verdad es que ahora se dan muchas facilidades para estudiar a los deportistas de élite, cambio de exámenes, becas… lo que creo es que hoy en día si no estás formado no vas a ninguna parte.
¿Crees que se inculca el deporte en la educación española?
No. Me parece que es demasiado poco, soy partidario de más horas lectivas porque tiene demasiadas cosas buenas como para que los niños no las aprovechen, teóricas y prácticas. Siempre que me encuentro con algún político se lo suelto: creo que es importante que se quieran modificar y mejorar las leyes educativas pero que desde mi punto de vista el deporte no se tiene demasiado en cuenta.
¿Y has conseguido alguna respuesta?
He conseguido que me escuchen, si el deporte te ayuda a formarte como persona y a evolucionar, oye, pues es importante para todos que esos valores se los puedan enseñar a un niño. Creo que es importante enseñar que no siempre se gana, que lo importante es luchar y prepararte para la siguiente carrera, para el siguiente partido.
Ahora ¿tienes algún objetivo entre manos?
Sí, las charlas siempre, y objetivos entre pies más bien. Ahora la verdad es que voy a hacer lo que hace una persona normal, tener otro tipo de retos, algo diferente a estar todo el día enganchado al crono, a tener que ganar. E este año se me abre un abanico de posibilidades increíbles: quiero hacer bici, quiero hacer un Ironman… Y algún otro nuevo reto siempre en la línea de seguir haciendo locuras, sigo estando muy motivado.
¿Seguirás escribiendo?
Sí, además, a ver si consigo un poco de paz, a ver si voy a unas clases de yoga (risas), pero sí, tengo en mente otro libro. Va a ser sobre vivencias, para transmitir cosas que se experimentan cuando corres, sensaciones, menos práctico que el anterior… más interior. Lo mismo me sale un drama.
¿Cómo llevas el peso histórico?
No, soy uno más, una persona normal que puntualmente en su vida ha saboreado la victoria en un momento de forma distinto pero no sé, no creo… Tengo el polideportivo en Villaviciosa, ¡es lo que veo que haya dejado mi paso por la vida! No, al final todos pasamos al olvido, tienes que preocuparte mucho por tu presente cada día porque al final lo pasado es pasado, y pasado está.
No lee, y por supuesto no entiende la analogía que hace Muraksmi, para eso hay que estar en un nivel más elevado intelectual, a pesar de los 3 libros supuestamente escritos.
Seguramente ni tu ni Muraksmi (ni se quien es ni falta que me hace), habéis corrido una maratón.
El libro de Murakami, se me hizo muy, muy pesado y creo que no lo acabe. Sin embargo he acabado 6 maratones.
Gran entrevista
Murakami sería un gran constructor por la gran cantidad de ladrillos que fabrica. Grande, Chema.