Ciclismo

Giovannettis, dinosaurios y tíos con maillot del Kelme: Primož Roglič gana su cuarta Vuelta a España

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Primož Roglič
Primož Roglič (Foto: Cordon Press)

Primož Roglič es el mejor ciclista en la historia de la Vuelta a España. Lo era ya antes. Por números, por seriedad, por dedicación. Lo era ya antes, pero es que ahora exhibe, también, récord de victorias. Fue, su Rojo, colofón a tres semanas raritas, con momentos difíciles de entender y mucho «suspense sobrevenido», tres semanas donde, esperábamos, todo iba a terminar en un inmenso Buuuum.

Y, oigan, nos quedamos con ganas…

Fados y fugas bidón.

Comenzaba la Vuelta en Portugal, como hace ya… buff, tanto tiempo.

Comenzaba la Vuelta en Portugal, digo, y solo se veía un favorito en el horizonte, y ese favorito se llamaba Roglič, y estaba ante el reto (reto menor en el gotha de las bicis, pero reto) de ser quien más veces triunfa por estos lares.

Comenzaba la Vuelta en Portugal, y se veían pocos obstáculos entre Primož y Madrid, porque le iba el percorso (aun sin cronometradas dignas), y porque… en fin, porque hay cuatro estrellas para los veintiún días, y tres se ausentaron…

Así que el cuarto a por la cuarta.

Lució poco, sí, esa salida. Lució tan poco que no lució ni Lisboa, y para que no luzca Lisboa algo raro hay. Estaban todos emocionadísimos con Almeida (el ciclista, que es el Almeida que desata fervores), y empezó bien, se fue desfondando, y pilla covid, y se marcha a casita. Ningún deporte, curiosidad, continúa con incidencia de covid como este de las bicis, lo que nos lleva a dos conclusiones: a) el coronavirus afecta mogollón a esfuerzos continuados tipo ciclismo en fondo; o b) el resto de deportes se pulen alegremente el tema con un «circulen, circulen, nada que ver aquí». Escojan, ustedes, su opción.

Y eso, que lució regu Portugal, porque todo era llano y chicharras. Si hasta hicieron etapuca en homenaje a Joaquim Agostinho (algún día les contaré la historia de Joaquim Agostinho, porque es historión) y sale el asunto de una planicie que acojona a Giovanni Drogo, una planicie como el electrocardiograma de Michael Emerson, una planicie que te la firma Mondrian. Y así no hay manera, así no hay manera. Bostezos, no quiero engañarles, estos días.

Y, en tres semanas, bostezos intermitentes. Ha sido, en lo estrictamente atlético, una Vuelta a España pobre, pareciera. Lo cual me importa poco, porque quien se fija únicamente en números acaba explicando la vida a partir de un excel. Pero es que tampoco hubo vibraciones de espesor, ataques incontrolados, sorpresas y alternativas. Es como si se hubiese jugao a lo que planteaba, siempre, Primož Roglič. Y, en fin… allí el más beneficiado ha de ser, por lógica, Primož Roglič.

Motril - Granada 178,5: Daniel Felipe Martinez, Giovanni Aleotti y Primoz Roglic (Foto: Cordon Press)
Motril – Granada 178,5: Daniel Felipe Martinez, Giovanni Aleotti y Primoz Roglic (Foto: Cordon Press)

Su estacazo llegó por Villuercas y, vistos antecedentes, pintaba a definitivo. Venía Roglič a septiembre con la intención de ponerse como el ciclistas con más títulos de la historia (empatado con Roberto Heras y con un señor juez), y traía todo de cara. Que si equipo, que si recorrido, que si menos rivales que Carl Sagan en el trivial de un crucero, que si experiencia y calidad. Sin Vingegaard y Tadej (y, quizá, sin el Remco de este julio) nadie se acerca a Roglič. En patas y en mentalidad….

Se complicó el asunto innecesariamente en Yunquera. Media montaña, cuestas de Cádiz, carreteras sin un metro llano. ¿Les suena Giovannetti? Pues igual, pero en oriundo austral. En realidad el arquitecto del asunto fue Patxi Vila, director de Primož Roglič, que quiso justificar su sueldo jugando a Napoleón Bonaparte.

Así, permitió escapada con tufo a bidonazo, solo porque allí estaba Lipowitz, chaval jovencito con buena pinta y mejor pasaporte. Sucede que Lipowitz pintaba a Grande Armée, pero acabó siendo los masillas en Power Rangers, así que Ben O´Connor se lo merendó con patatuelas. Y, de esta forma tan chusca, se regalaron cinco minutos a un tío que ha sido cuarto en Italia o Francia.

Vale, otro comentario sobre Primož Roglič. El año anterior no pudo competir la Vuelta por aquello de Sepp Kuss, y esa jugada que le hicieron en su equipo, con Vingegaard atacando mientras dice que «coño, pensé que estabas delante», el twitter petándolo sobre lo mucho que merece Kuss esta victoria, cómo le vais a quitar a Kuss esta victoria y, en general, peor rollo del que mostraron las fotografías. ¿Resultado? Una Grande menos y cambio de escuadra.

Todo lo cual se hubiera evitado de haber puesto Roglič sus gónadas encima de la mesa. Vamos, que quien es líder se comporta como líder y, sí, tiraniza como un líder. Uno no imagina la «jugada de Kuss» a Hinault o a Merckx, mucho menos a Armstrong (si se lo hace a Armstrong ahora estaría flotando en el lago Michigan), así que Primož tiene, también, su parte de culpa.

Viene esto al caso de que, coño, le volvieron a hacer lo mismo a Roglič, esta vez con Lipowitz como protagonista. Y, encima, el propio Lipowitz demostró estar lejos de tal envite. Y se puso la Vuelta en mandarín (aunque con traductor simultáneo) cuando debió ser paseuco tardoveraniego para Primož. Vamos, que tiene palmarés para meterse entre los grandes de este deporte (entre los grandes de la historia, digo), pero su actitud renquea una miaja… Si a eso le suman que gasta una zona de seguridad bien, pues…

A veces es mejor no innovar…

Más aun, es que se volvió loco el asunto, y camino de Granada pilló premio Adam Yates, y también Richard Carapaz, y parecía que estábamos en la hora feliz, en la semana fantástica. Porque allí, también, mostró credenciales Enric Mas.

Enric Mas (Foto: Cordon Press)

Enric Mas llegó a la Vuelta con un mar de dudas. Repudiado definitivamente por la Grande Boucle, eterno compango en el top ten de cualquier Romandía o Itzulia, Enric encuentra en el agosto-septiembre español el paraíso que cualquier british ebrio (y perdón por la redundancia) conoce. En 2024, incluso, probó algún ataque. Menos de los que, aparentemente, cargaba, menos de los que serían necesarios para alcanzar cotas mayores, pero…

Subiendo Hazallanas dejó a todos los favoritos atrás, coronó en solitario, pudo sentirse ciclista, pudo hacer lo que todos los niños desean (ningún niño quiere conservar el puesto, ningún niño se sube a la bici para especular). No obtuvo recompensa, entre otras razones porque casi se estaza, pero seguro que fue, aquel día, con una sonrisa a cenar…

Nombres propios y los hijos de Hulk

La segunda semana tenía media montañuca, rampas vergonzantes y dos o tres cosas de traca. La segunda semana tuvo, sí, nombres, nombres.

El primero fue Wout van Aert. Que llegó a la Vuelta con un añito para olvidar, sin confianza, la sombra del van Aert que fue, alejadísimo del van Aert que muchos pensamos puede ser. Era un van Aert de Hacendado sin piña, una versión menor, un tío tres puntos menos que aquel de Hautacam. Pero… suficiente para chulear a unos cuantos. Triplete de etapas, destellos del ayer. También, sí, confianza inmensa que regaló etapa a Groves, esprínter triunfante con paradoja incluida, porque levantó los brazos en dos tardes (Leitariegos, Estranguada) que solo se entienden la inacción de los otros.

Último apunte de Wout… caída y abandono, final de temporada. Cuando vienen las cosas regu…

Segundo nombre… el de Dunbar, que iba a trincar en Galicia, que repetirá por Picón Blanco. Y tercero… pues el increíble Pablo Castrillo, que vestía de verde, que sudaba rayos gamma, que tiene un pedaleo a lo Bruce Banner con mala hostia. Ganó en Manzaneda, el mismo día que supimos sobre el fallecimiento de Manolo Azcona, alma máter del proyecto cuyo maillot defiende. Muchos pensaron que casual, que, casi, alineación de astros.

Y no.

Fue, aquello, el prólogo (emocionante) a la recuperación de viejas tradiciones: el equipo volador. Oh, sí, desde Navigare o algunos Kelme noventeros no veíamos una escuadra que, desde división inferior, trincase botín de interés en Vuelta Grande. Porque los muchachos del Kern tripitieron, cual estudiantes poco aplicaos. Primero Castrillo, que pilló gusto al tema, que subió Cuitu a golpe de hachazo.

Ben O'Connor, Primoz Roglic, Mikel Landa, Sepp Kuss y Pavel Sivakov (Foto: Cordon Press)
Ben O’Connor, Primoz Roglic, Mikel Landa, Sepp Kuss y Pavel Sivakov (Foto: Cordon Press)

Su cruce de miradas con Vlasov fue uno de los momentos álgidos de veintiún días (y la demostración de que, entre potenciómetros y avituallamientos continuos, aun son las bicis asunto de sensaciones y psique… si Pavel lleva gafas en aquel momento, si no hubiese mostrado sus ojos moribundos, gana). Después trincó etapa Urko Berrade, tras exhibición tremebunda en Maeztu, digna de cualquier Wolfpack lefeveriano. Lo del Picón, con Pablo a por la montaña (debe tener más ofertas que el Lidl) y Urko haciendo la de Hervé en Izoard, fue guinda a tres semanas impensables…

Enhorabuena por ello.

¿Quieren un cuarto nombre? Lo traigo de rebajas, así que… Regalo nombres como Marc Soler regala vatios, fuerzas, arrancadas. Marc Soler tiene la misma capacidad estratégica que Dani Güiza con dos patxaranes, la misma capacidad estratégica que Ana Obregón jugando al Risk… Pero es que gasta unas patas increíbles (Soler, digo, no se me confundan).

Pasó Marc veintiún días haciendo dislates por los asfaltos ibéricos, quedándose, picado con quien no debía, echando la bronca a uno, a otro, enlazando, pasando de «moto tres» a «cabeza de carrera» sin solución de continuidad. Su Vuelta es para ponérsela a los chavalucos que empiezan en las bicis: «mira, así es como no debes correr». Pero es que su Vuelta es, también, para ponérsela a los chavalucos que empiezan en las bicis: «mira, así es como hay que correr». Valentía y locura, adiós a la lógica. Justísima recompensa en Lagos.

(Y descacharrante último parcial en línea, con Vine y su bigotito cepillándole el maillot de la montaña).

En la general… pues un ir recuperando, un remontarse, un limar segundos cada día. De Primož Roglič sobre O´Connor, de Primož Roglič sobre el resto. Porque, a puro sumar de tiempos, Roglič picoteaba a todos. Y lo recalcamos… aparentemente estaba más débil que otras veces, no tenía esa frescura, no andaba fino. Arrancaba, abría hueco, le iban recortando, a veces, incluso, parecía perder rueda. El propio líder, O´Connor, achicando agua dignamente (o todo lo dignamente que puede ser el achicar agua). Y eso es cierto, too eso es así… pero lo indiscutible es que nadie pudo inquietarle.

Jamás.

A veces ser un dominador consiste en dominar sin que parezca que aplastas. Y lo hizo Primož Roglič entre España y Portugal.

Landazos, decepciones y el mismo final de siempre

Ni siquiera hubo un puto Yates. O la moto, tirándole al suelo. No fue tras el día de descanso, ni su equipo lo mandó parar. Nada de abanicos, nada de caídas. No.

Pero tuvimos un landazo. Para aumentar la leyendas.

Aunque… fue muy poco Mikel. Es ahora, en la madurez, cuando Landa ha descubierto regularidad y gusto por septiembre. Se le veía más metido que nunca aquí (más metido que nunca desde aquel pinganillo colgante en Andorra, hace ya… joder, casi la década), se le veía sufriendo y penando, agazapado por cajón u oportunidad. Pena que gaste, hoy, menos reprís que un roomba del líder. Pena que cuando se coja abajo lo siga hasta Txente García Acosta…

Pero ahí estaba, cerquita de los mejores, con un cajón a la vista… hasta que llegó su tierra. El Landa menos Landa quiso ser, esa tarde, más Landa que nunca. Subía el pelotón Herrera, y le dio a Richard por agitar el árbol. A ver qué manzana cae. Todos miraban a O´Connor, pero cedió Mikel… Hasta Maeztu exhibición de su escuadra (de los directores de su escuadra), que mueven peones con pericia de mandril y resultados tipo Dmitri Piterman. Ahora entiende uno cómo se extinguieron los dinosaurios…

Así las cosas, el Rojo se decidió (si aun no estaba sentenciao) en Moncalvillo. Unipuerto, seis kilómetros finales muy duros, lugar para vatios, cadencia y olvidarse de cualquier otro. Vamos, territorio Primož Roglič. Y cumplió, vaya si cumplió. Lanzado por los equipiers, metiendo placa desde el principio. Diferencias nimias entre el batallón gris oscuro (muy preocupados en mirarse, poco en jugar a mayores), pero victoria y líder. La cuarta en el zurrón.

Porque la jornada pasiega sirvió solo para los paisajes. Ojo, que los paisajes bien chulos, eh, de paisajes nadie tiene quejas. Asomaron por allí Estacas, y Lunada, también ese descenso a puro vértigo de La Sía. Parecía, por la tele, que estábamos en Suiza, solo que con más cabañas y aire pasiego, que siempre es aire mejor. Pero el tema bicis… tira tú, yo ya lo hice en 2020, estoy cansado, mejor de la manuca… Grosso modo. Ni siquiera un equipo del líder mermado (por una mayonesa regulera, mayonesa que milagrosamente no probó Primož) animó un poco a los no-valientes. Segunda victoria para el irlandés delgadito, O´Connor que aguanta, el pódium en un pañuelo. Pena, porque eran era el patrón de Espinosa y cualquier locura hubiera encontrado fiesta abajo…

Y por Madrid… bueno, qué quieren. Es que esta Vuelta trajo déficit cronometrado desde su presentación, así que vuelcos los mínimos. Quizá es lo que quería quien perpetró el asunto, quizá salió casual. Pero, decíamos, en poco tiempo menos opciones… O´Connor segundo gracias a su bidón, Mas tercero gracias a que esto es la Vuelta, y Carapaz cuarto gracias a… en fin, gracias que es Richard Carapaz, un tío inasequible al ko.

Eso sí, a Primož Roglič nadie lo movió de su sitio.

Que es el de dominador histórico en la Vuelta a España.

Enhorabuena.

 

 

3 Comments

  1. João Neto

    Para Marcos Pereda,
    En Cuitu Negro Pablo Castrillo intercambio miradas con Vlasov, y no Pavel Sivakov. Son muchos OV…
    Saludos!

  2. Alejandro

    Otro artículo escrito como para «colegas de pub». Incongruente y sin una estructura lógica en su narrativa.
    Por supuesto no podía faltar la cuña a todo lo que no sea su ídolo Sánchez, que ese es el que despierta pasiones entre ustedes. ¿¡A qué sí?!
    La siguiente gracieta, sin venir a cuento, será que Ayuso, el ciclista, sí que despierta pasiones, no la «otra».
    El Rey Sol Sánchez y los generosos nacionalistas que nos guían, sí se las despiertan y motivan.

  3. Completamente de acuerdo con el comentario de Alejandro.
    Esta moda absurda de redactar de manera desordenada unida a la ya antigua de ningunear nuestra Gran Vuelta es la suma de al menos un par de complejos.

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