En el vertiginoso mundo de la Fórmula1, donde la velocidad y la precisión son fundamentales, la narrativa y el periodismo juegan un papel crucial en cómo experimentamos y entendemos este deporte. Con Miguel Portillo (Madrid, 1981) una voz autorizada en el ámbito del motor, el narrador más joven de F1 en Televisión (Movistar) presentador en DAZN y ahora comentarista en Telecinco y colaborador de Jot Down Sport, con él exploramos el impacto del periodismo en la F1, el papel del narrador en la construcción de historias que capturan la esencia de la velocidad, y el futuro del periodismo deportivo en una era dominada por la tecnología y la inmediatez.
Eres de los años 80, ¿Cuáles son tus primeros recuerdos de la F1?
Recuerdo el día que se murió Senna. No vi la carrera, pero sé dónde estaba. Sé lo que estaba haciendo. Mi padre vino a recogerme. Estábamos jugando al fútbol en un polideportivo. Recuerdo estar en la radio pendiente de lo que decían y demás y de esos años. Pero la verdad es que no tengo muchos recuerdos de carreras de Fórmula 1, porque además veía todos los deportes. Pero si tengo que decir uno, sería ese, la muerte de Senna.
¿En tu casa se veía solo la Fórmula 1?
En mi casa se veía el fútbol, el tenis, y las carreras. Venían como algo natural, porque mi madre trabajaba en la empresa que patrocinaba los camiones, que era CEPSA. Nos conseguía pases para ir a ver las carreras y estar con nuestro piloto, que en aquel entonces era Antonio Albacete. En Madrid teníamos lo que teníamos, teníamos copas monomarca y el europeo de camiones con Antonio Albacete, que era lo más.
Crecí viendo eso, carreras de camiones. Luego nos metimos mucho en las motos por otros temas, fuimos a muchos grandes premios, pude estar en muchos boxes, por patrocinadores. Vas juntando las carreras de un sitio y de otro. Cuando te metes de lleno en la Fórmula 1, todo lo que has aprendido, florece. Y te das cuenta de que valoras cosas que veías en los camiones y que no se podían ver en otras carreras.
O las cosas que había en las motos, pero que ocurre en de otra manera en los coches, como es el tema de la aerodinámica, la estrategia… es un paso más. Todo eso hace que la F1 sea mágica, que sea otro nivel. Si acaso, mis primeros recuerdos sí que son de Hakkinen. Sé que hay algo antes de Schumacher, porque recuerdo vivirlo. Puede ser que alguna vez haya dicho que mi primer recuerdo es cuando Schumacher cierra a Villeneuve y le descalifican, en el 97. Yo creo que ahí ya tengo claro lo que son las carreras y a partir del 2000 las empiezo a ver como si fuera gasolina en las venas.
Cuando estudiaste periodismo, ¿decidiste meterte en el automovilismo o empezaste en otro sector?
Quería ser corresponsal. Hice un máster en relaciones internacionales y comunicación y tenía clarísimo que me quería ir de España, quería vivir fuera informando para mi país de lo que sucediera, sobre todo de política internacional. Tenía clarísimo que quería hacer eso. Estuvo a punto de irme a vivir a Filipinas y en el último momento no salió, ya había hecho todas las entrevistas, lo tenía todo preparado y no salió. Y cuando fui, por ejemplo, a hacer prácticas en la tele, en Antena 3, dije quiero hacer de todo menos deportes.
Vaya…
Soy periodista de raza, para mí es vocacional. El deporte para mí no es cien por cien periodismo. Cuando empecé en Antena 3, pedí hacer de todo menos deportes, porque para mí no es periodismo como tal.
¿A qué te refieres?
En España, en el fútbol lo que importa es la polémica. Importa el chismorreo alrededor, se habla de todo menos de fútbol. No se habla de táctica. No se habla de información, sobre análisis de datos… Y cuando hago alguna cosa sobre fútbol, a mis jefes les llama la atención que de lo que hablo sea del sistema táctico.
Haciendo Fórmula 1 en Marca, echaba alguna mano cuando había algo potente de fútbol, como un derbi, y recuerdo decir: «pero, si está jugando el Real Madrid con defensa de 6, y no lo estáis viendo. Es una defensa de 5 y está bajando el extremo a defender a Messi». «Ah, ¿sí?» Empezaron a hacer un revuelo de la defensa extrema de José Mourinho, y me di cuenta de que la información como tal no interesaba, sino el titular, ya en 2010, 2011. El fútbol como tal no interesaba, sino todo lo del alrededor, y yo pues buscaba el dato, las diferencias, los motivos de esas diferencias, por qué ocurrían, tratar de entenderlo…
Estudié la carrera muy metido en el deporte, pero sabiendo que no quiero trabajar en el deporte y cuando quiero trabajar en política internacional, estoy dispuesto a ello, pero hay que englobarlo todo muchísimo. Hay que irse a vivir fuera de España, hay que estar muy metido en las instituciones muy bien relacionado. Y como no consigo irme, me quedo aquí, empecé a hacer economía, etc. ¡Y lo tuve que quitar del currículum porque solo me llamaban de sitios para trabajar en la sección de economía!
Pero aquello me dio el análisis, el tomármelo como un juego, el interpretar cosas, movimientos. ¿Por qué una cosa significa otra? ¿Cómo afecta? Se me daban bien las carreras y, en la redacción de El Mundo, tengo el recuerdo de estar viendo una carrera y dije: «el que va a tercero va bien». Y me contestan los compañeros: si fuera bien, iría primero, ¿no? Y digo: no, porque está preparando la estrategia, está trazado un poquito más largo, se está preparando para atacar después.
Luego uno me dice: ponte ahí y escríbelo, que la gente no lo sabe interpretar. En España nos gustan los deportes de bar. Nos gusta lo que tú puedas ver y reaccionar inmediatamente, que tú puedas hablar con tus amigos, tomar una caña. El partido va 1-1 y seguir charlando. Vamos a ver un concierto, no estamos pendiente de cómo toca, si no hablamos entre nosotros, es un evento social. La Fórmula 1 tienes que estar muy pendiente de lo que ocurre, tienes que interpretar qué pasa, tienes que ir por delante. Saber cómo funcionan los neumáticos, cómo van a responder, cómo va a reaccionar el coche, qué tipo de coche se acopla a un circuito…
Cuando me llama la radio y me dicen «según cómo han ido los entrenamientos, ¿qué esperas?», les digo algo totalmente distinto: «una cosa es el resultado y otra cosa es cómo se ha producido el resultado». En la tanda larga no te implica un resultado bueno final, pero lo vas a ver el domingo, que es lo que ha pasado en 2023 con Ferrari, que era muy buena una vuelta, pero la tanda larga era muy mala. Entonces yo decía el domingo, Ferrari no va a funcionar, pero está el segundo y tercero detrás de Red Bull. Se van a ir. Esas cosas hay que verlas antes, y para verlas antes hay que interpretar, hay que analizar, hay que estudiar, hay que entenderlo, hay que ser un obseso.
¿Crees que esa poca profundidad se da solo en el deporte? ¿Se da solo en España o es algo en general que vende más lo superficial?
Es una muy buena pregunta. Es verdad que en España tendemos a hacerlo todo muy, muy extremo. También muy emocional. Vende más la polémica, la emoción, la reacción, más que lo que ha ocurrido, cómo ha ocurrido. Que un equipo haya ganado 2-1, da igual cómo lo haya hecho. Lo que importa es lo que ha dicho el entrenador, qué han hecho los aficionados, cómo has celebrado el gol, el gesto, cómo se han insultado los jugadores… No soporto eso, por lo menos no va conmigo.
Sí, desgraciadamente eso vende mucho. Y pasamos del deporte a puro entretenimiento, prensa rosa…
A mí hace años me dijeron que el fútbol es como Salsa Rosa, el programa de corazón, ¡y me indigné! El fútbol no es farándula, es cultura, es emoción, todos los valores que evoca el deporte. Y poco a poco fui comprendiendo que, ya incluso en 2010, el fútbol no se trataba con el rigor que yo creía que se tenía que tratar, para mí el motor es el único deporte que se trata desde un punto de vista periodístico.
Yo todo lo que he aprendido en mi vida, como corresponsal, analizando la información extranjera -que en Fórmula 1 hay mucha información británica-, de economía, toda la información que no es deportiva, al final me ha formado como trabajador y como periodista, y todo ese bagaje lo enfoco a la Fórmula 1. Me inspiro en todas las secciones del periodismo y las llevo a la Fórmula 1. Habrá gente que dirá que soy un exagerado, pero si tú quieres ser periodista, tienes que ser respetuoso con lo que informas, para mí no hay otra manera y nunca la hubo.
¿Y crees que, si se tendiese hacia el abandono del dramatismo, esa parte emocional, y se centrasen solo en el análisis puramente deportivo, crees que perdería mucha afición el deporte? La audiencia podría acabar siendo nichos de gente interesada en la parte técnica, pero perdería en números cuantitativos. Que creo que es un poco lo que ocurre con la serie de Netflix Drive to Survive, que, honestamente, no va dirigida a hablar del deporte de la Fórmula 1, sino más bien ese ‘salseo’ del que hablábamos.
Perdería mucho. El fútbol, por ejemplo, es mainstream. El fútbol es para todo el mundo, exige una información superficial. Y para mí el mainstream está muerto, ha muerto la televisión generalista, han muerto las series para todos (por eso se han creado todas las plataformas streaming) y para mí la información para todo el mundo es casi imposible. Ahora es información para el aficionado y el amante de un tema.
No significa que tengas que hacer información purista, no significa que tengas que ser supertécnico, pero sí que tiene que ir para tu público. Aunque hay que tratar de aceptar a todo el mundo y tratar de engancharlos. «Ahí va el piloto X en tercera posición, ahí le estáis viendo». Es una información supersencilla, superdirecta, para que nadie se pierda y todo el mundo la pueda seguir. Pero yo voy a la gente a la que le interesa esa carrera. No voy a hablar de la vida privada del piloto, no voy a hablar de sus gustos, no voy a decir «es el único piloto que llevas gafas» o «tiene una mala relación con su padre».
Sé estos pormenores de cada uno de los pilotos, sé datos que me hacen reflejar la personalidad y luego incluso lo puedo comentar en un momento distendido, pero necesito crear un ambiente en el cual el espectador se sienta muy dentro de la carrera y sienta algo especial, porque yo soy espectador muchas veces y viendo una carrera se dicen nombres y me pregunto, «pero quién es quién».
En una parrilla de pilotos de motos, por ejemplo. En ese momento digo: «quién es quién». No tengo por qué saber el nombre de todos, que me lo sé, pero yo ahora mismo estoy narrando las carreras como a mí me gustaría que me las contaran y eso requiere un esfuerzo muy grande por parte del que lo hace. Salgo destrozado de la cabina.
Salgo saturado con la cabeza llena de datos -nosotros estamos sumando parciales, primero, segundo, tercer parcial, diferencias entre ellos- cuando no hay actividad entre los pilotos de la parte delantera, lo buscamos debajo. ¿Quién está a punto de entrar en DRS? ¿En dónde va a haber acción? Yo me anticipo. En la tele decimos que no se puede ver la tele, tienes que crearla, tienes que decirle al espectador lo que va a pasar.
Para mí no es admisible que me digas «de dónde ha aparecido este piloto, pero ¿qué hace ahí?» Tú le tienes que contar a la gente por qué el piloto ha llegado ahí, por qué está estirando el stint, por qué está detrás del Safety Car. He escuchado cosas en Fórmula 1 que para mí no son admisibles. Yo no voy a las carreras a ver la tele, voy a crear la tele.
Es lo bueno de las de estas plataformas tipo Twitch, YouTube. Me da la sensación de que congregan a los que sí se interesan por estas, por estos aspectos más técnicos.
El tema es valorar las carreras. Cuando entiendes la Fórmula 1 es cuando te empieza a gustar, entonces tú tienes que hacer que la gente lo entienda. A mí me han explicado a la Fórmula 1 con cosas que yo no he entendido. Por ejemplo, si me han dicho que estos neumáticos estaban desgastados, ¿por qué no lo cogen? Ese es el trabajo que hay que hacer, explicarlo de la manera más sencilla para que todo el mundo sea bienvenido.
Hay mucha gente que solo suelta datos en redes sociales, pero el trabajo del periodista es transformar esos datos que escuchas. Si escuchas «¡ha hecho un 27.2!», deberá ser importante, ¿no? Porque ha pegado un grito. ¿Pero, qué es 27.2? ¿Es mucho, es poco? Mi esfuerzo y como yo lo he hecho es: si el piloto hace 27.2 y el que le está siguiendo hace 26.9, le digo: 3 décimas más lento, se ha dejado 3 décimas en el primer sector. Eso requiere un esfuerzo. Tienes que saber el tiempo del piloto anterior, el piloto que lo está haciendo ahora, sumarlo y contarlo e interpretarlo. Creo que es la manera de poder darle al espectador un nivel más. Estamos acostumbrados a un nivel medio, hay que subir un nivel, no con pretensión, pero sí con respeto y con trabajo.
De las personas con las que has trabajado en Fórmula 1, por ejemplo, Roldán Rodríguez, Antonio Lobato, Pedro de la Rosa, ¿podrías destacar algún aspecto de comunicación de cada uno de ellos? Algo que te sorprendiese, algo que hayas incorporado a tu forma de narrar…
Yo aprendo de todos y siempre he sido superhumilde con todas las personas. A cada redacción que he ido he sido el más joven, ¡aunque ya empiezo a no serlo! Aprendo de todo el mundo, aprendo de las cosas buenas, aprendo de las cosas malas, de cómo hacerlo y de cómo no hacerlo, y trato de aprender de cada situación, de cada carrera, de esta conversación, de todo. Y trato siempre de quedarme con lo positivo, soy una persona muy positiva.
Y si hay algo negativo, tratar de entenderlo para no reproducirlo. Cuando he sido cien por cien espectador sabía clarísimo lo que no tenía que transmitir yo. Cuando he transmitido las carreras, he ido acoplando lo que he ido conociendo de cada una de las personas con las que he tenido la suerte de trabajar.
Para mí Josep Lluís Merlos es un referente, una persona con un respeto absoluto por la profesión, con una emoción, con una manera de introducir las carreras que es única. Tiene tanto respeto por el deporte que lo transmite. El que haya un accidente y no diga «accidente espectacular», ¡un accidente nunca es espectacular! Primero respeto por el piloto, que esté bien y luego nos centramos en que siga el espectáculo. Eso lo he aprendido de él.
He aprendido a no precipitarme. No puedes gritar al espectador diciendo que está rompiendo el motor cuando le está dejando pasar. Para saber eso primero hay que tener mucho respeto por el deporte, hay que entender a los pilotos. Intento hacer todas las carreras que puedo… karting, GTs… me he subido y me subo a todo lo que puedo y me pongo en la piel del piloto. El piloto es el protagonista y cuando entiendes lo que pasa y lo sientes, ahí es cuando le das un nivel más a la retransmisión.
Una de las cosas más difíciles es no pisarse en las narraciones. ¿Cómo gestionáis los tiempos entre compañeros a la hora de hablar? Veo carreras de los años 2000 y era increíble que hubiese tres personas hablando al mismo tiempo y no se entendía nada.
Es increíble que eso sucediera. Yo también he visto esas carreras. En ese momento todo lo que ocurría nos parecía normal, porque no teníamos con quién comparar. Ahora, la gente que escucha mis carreras, me dice: «¿Cómo consigues ese nivel de compenetración con tu piloto?» Cuando escucha las carreras de 2007, 2008, primero te das cuenta de que se pisan porque no hay respeto entre el narrador y el comentarista. No tienen una buena relación y van a todas. No hay compenetración. Eso es no pensar en el espectador, es ser egoísta.
En fin, yo siempre digo que hay que pensar en el espectador, y tratarle como a mí me gustaría que me narrasen las carreras. El que esté en casa no puede admitir que nos pisemos o que ocurra esto. Esto no se habla, esto fluye, esto sucede. Cuando tienes una buena relación con el piloto, el piloto te respeta porque te ve sumando datos; buscando datos, viendo parciales, sumando, dice, «está tan metido en la carrera que si va a decir algo es que es interesante».
Cuando yo le doy paso, es con preguntas o con algo interesante: «Cuéntanos, ¿cómo se hace esta curva? ¿Por qué esta que es de media velocidad se coge distinta a la otra si son dos curvas similares?» Vamos creando un conjunto. No vamos por separado, estamos haciendo una orquesta. Cuando me reunía con Toni Cuquerella y Pedro de la Rosa, había una sola norma: cuando hay acción, yo voy a entrar a saco. Tú estarás analizando los cambios de estrategia, etc., pero si en ese momento hay acción, yo voy a entrar, la acción se respeta. No soporto que no se narre un adelantamiento, sea quien sea.
En fútbol, se cantan los goles de todos. Aquí, narro con toda la fuerza las salidas y quiero que me interrumpas. Quiero que metas frases cortas, que complementen la experiencia del espectador. Cuando ves las salidas de la época de los 2000, solo existe una persona: ‘Fernando, Fernando, Fernando, Fernando, Fernando’. ¿Y los otros 19 pilotos?
Ahora tratamos de contar qué hace el hombre de la pole, qué hace el segundo, si le mete el coche o aguanta, cómo va el del rebufo, qué ocurre por atrás, cómo van los españoles… si en directo ocurren nueve cosas, tratamos de contar seis o siete, a las que lleguemos, sin atropellarnos. Exige una concentración y una claridad tremendas, pero ese es mi trabajo.
Y cuando alguien ve algo que yo no he podido contar, quiero que lo cuente. Yo no le digo: «es mi momento y me respetáis hasta que acabe la vuelta». Yo quiero que lo cuentes, pero cuéntalo corto para que el espectador entienda y yo pueda seguir contando con emoción la primera vuelta. Y eso requiere un ejercicio de humildad y un trabajo tremendos para saber dónde está cada uno, qué está ocurriendo y por qué ha ocurrido. Y poder ir contando la carrera de los 20 pilotos, no solo los españoles. Porque tú entendiendo la carrera, le das valor a todo.
Mira, me paso una cosa: en la redacción de Telecinco, que era donde estábamos en los primeros años de Movistar, me llega un compañero y me dice: «¿pero Alonso es tan bueno?» No me lo puedo creer, año 2015… Doble campeón del mundo, tres veces subcampeón, piloto de Ferrari… Es una cosa única. Mi primer pensamiento no fue: ese tío no tiene ni idea. Lo primero que pensé fue: Hemos hecho algo mal. ¿Qué hemos contado mal para que todavía alguien piense que Fernando Alonso no es bueno? No les gustaba el narrador, no les gustaba la insistencia, etc.
Por ejemplo: en China, hay una curva que es superrevirada, que es un caracol. Fernando se tiró 19 vueltas trazándola distinta para cuidar el neumático. «¡Ah! Eso es interesante, me dijeron. Podrías haber contado eso». Te lo pongo de ejemplo para que veas que tienes que contar una cosa técnica, pero traducirla para que alguien diga: oye, me creo lo que me dices, y no solo decir que es bueno porque es bueno. La audiencia tiene que descubrirlo por sus propios medios.
¿Qué ocurre con los días malos como narradores? No es una profesión muy agradecida en ese sentido… ¿Qué es lo más importante, la preparación previa, la concentración?
A mí me llaman mucho la atención los psicólogos deportivos que trabajan con pilotos. Intento empaparme de todo lo que envuelve la carrera para comprenderlo. Y cuando he trabajado con psicólogos deportivos o con un piloto, imaginando situaciones y reacciones, me pasa lo mismo que a ellos. Si en dos curvas consecutivas, tú cometes un error de narración en la primera curva y no lo olvidas lo antes posible, vas a cometer dos errores en la segunda curva.
Se trabaja para olvidar cuanto antes. Cuando hemos tenido un error al inicio o no hemos contado algo, es olvidarlo y centrarte en el directo, en el aquí y ahora, porque lo que cuenta es lo que está ocurriendo ahora mismo. Lo peor que le puede pasar a un periodista que está contando algo es que desaparezca de la narración. Sea o no aburrida una carrera, tú tienes que hacerla interesante. Es responsabilidad del narrador que, si hay una carrera plana, porque no hay adelantamientos, por ejemplo, busques dónde va el DRS, quién puede atacar a quién, cuál es la situación, darles valor a todos los pilotos… Si no le damos valor nosotros, ¿quién le va a dar valor a eso?
Recuerdo que yo no estaba narrando Fórmula 1, pero Alex Albon estaba haciendo su mejor carrera y le digo al editor: «Albon está haciendo un carrerón, id con él». Su respuesta: «a nadie le interesa Albon». Me quedé a cuadros. Al día siguiente, los titulares internacionales iban por el resultado de la carrera y el carrerón de Albon, y le dije: «esto es lo que quiere ver la gente».
Si tú al público español le sigues diciendo «Fernando, Fernando, Fernando, Fernando», volvemos al 2007, al 2008, y estaremos perdidos. Porque, además, en algún momento Fernando Alonso se irá, y la gente ya no seguirá enganchada. Tenemos la oportunidad de inculcar a la gente y al aficionado el amor por el deporte y el amor por las carreras. Y encima tenemos dos pilotos de casa. Es una oportunidad única.
Cuéntame sobre tu época en Telecinco. Eras reportero web, que en aquel entonces era una profesión con mucho futuro, pero que poco a poco ha ido siendo sustituida con la inteligencia artificial. ¿Cómo ves el futuro del periodismo deportivo en ese sentido? Sobre todo, a nivel digital, escrito… ¿Cómo se tiene que reinventar? ¿Qué tiene que ocurrir?
Lo que hicimos en Telecinco fue ser prescriptores sin saberlo, porque en aquel momento las webs estaban despegando y nosotros lo que hicimos respecto a la información de Fórmula 1, por ejemplo, fue escribir los libres, que no se veían en imagen. Y estábamos contando los entrenamientos que decían: «esto no le interesa a nadie». Bueno, pues lo vamos a hacer. Y fue el inicio del futuro.
Ahora mismo todo el mundo está comentando en directo lo que está ocurriendo, vía redes sociales y en aquel momento lo hicimos vía web. Y claro, estábamos abriendo un camino que nosotros no sabíamos cuál era. Eso que hicimos en Telecinco después lo hicimos en La Sexta, pero ya con imagen.
Fuimos dando el siguiente paso, y en aquel entonces no sabíamos que estábamos creando algo que ahora es algo normal, que es que tú veas el entrenamiento, que tú veas primero todo lo que ocurre o que tengas la opción de verlo y luego veas lo que quieras. Que lo puedas comentar en redes sociales y seas parte y al instante hemos ido creando digitalmente el futuro sin saberlo, y siendo parte de ello.
¿La inteligencia artificial como puede trabajar en esto? Primero lo que va a contar son cosas planas. Va a contar lo que existe, pero no va a contextualizar. ¿Y por qué ocurre esto? Esa es la labor del periodista.
Yo creo que llega un momento en el cual todo el mundo ve, pero no todo el mundo interpreta. Esa es la labor del periodista, interpretar y decir por qué ocurre esto. Si el coche más vendido en España es el Dacia Sandero de 13.000€, la IA te va a decir que a España le gusta ese coche. Pero ¿realmente le gusta? No, España es lo que se puede permitir, es el poder adquisitivo y a lo que llegamos porque nuestro poder adquisitivo es muy bajo.
Ese es el trabajo del periodista, y contar por qué en España el poder adquisitivo es bajo, por qué te tienes que comprar un coche barato, por qué no te puedes comprar un coche eléctrico, por qué no llegan ayudas con los eléctricos, por qué no hay cargadores suficientes, etc. Hay que envolver, la IA va a contar hechos planos. Los periodistas van a seguir siendo fundamentales en ese sentido para decirte por qué es glorioso que un Williams con el peor coche de la parrilla consiga puntos o por qué el quinto puesto de Alonso es un milagro. Hay que contextualizar, ese es el trabajo del periodista.
¿Qué opinas de la serie de Netflix Drive to Survive? ¿Crees que ha sido un éxito? Ahora que la serie ha atraído a nuevos fans, ¿qué crees que debería hacer la F1 y Netflix? ¿Seguir intentando atraer a nuevos fans, o mantener a los que ya tiene con contenido algo más técnico?
Drive to Survive ha cumplido ya su misión, y no tiene nada más que decir. Quería llamar la atención de un público exagerando las acciones, y ya lo ha hecho. La última vez que estuvimos en Estados Unidos había tanta pasión, ¡nos gritaban Spanish Media!, pero ahora ya está todo más tranquilo. Han bajado un poquito las ventas, aunque haya 400.000 personas por fin de semana, pero ya el público se ha dado cuenta de que la F1 es otra cosa, que no siempre hay accidentes, que no siempre hay declaraciones buscando la puntilla entre pilotos y jefes de equipo.
El aficionado no es tonto, se ha dado cuenta de que le han contado los entresijos exagerando las malas relaciones. Ha cumplido su función que es llamar la atención y se acabó. Yo estoy contento de que no siga contándolo porque realmente le saca punta a todo y no tiene sentido. Estamos en la era de la exageración, en la era del show, en la era del espectáculo por el espectáculo, en ese punto la F1 mantiene el espíritu purista de valorar lo que ocurre.
Si un adelantamiento se produce te lo tienes que preparar, no es un adelantamiento porque sí. No es gas a fondo como las motos o te dejas pasar como en la Fórmula E para no gastar más energía. En F1 si hay un adelantamiento es porque te lo has preparado y ha sido al límite. No soporto escuchar que en la F1 hay adelantamiento fácil. No, no los hay, es siempre jugar al límite. Y creo que la serie ha cumplido ya su función y los aficionados de la F1 son muy listos, es apasionado, es respetuoso. Le gustan los coches, ama su coche, el que le dejó su abuelo, entiende cómo funcionan los motores, sabe perfectamente que no hay tales disputas dentro de los equipos.
Por ejemplo, Drive to Survive graba en Portimâo una entrevista que yo le hice a Kevin Magnussen, una muy difícil, porque se había anunciado que no seguía. Los pilotos no te perdonan una, si no les haces preguntas inteligentes, no te lo pasan. Esto no es como el fútbol. No les puedes decir frases de bulto como «bueno, carrera complicada, ¿no?», u «oye, el coche no ha ido bien». ¿Comparado con qué? ¿Con quién?
Los pilotos esperan preguntas inteligentes, si es que quieres una respuesta inteligente. Si haces una pregunta futbolera buscando el titular en F1 estás fuera. Los pilotos quieren respeto y que entiendas cómo ha ido su carrera. Y cuando se juntan todos en el corralito y vienen los 20, al que ha quedado 11º, le tienes que decir «casi has entrado en los puntos, en el primer stint te pasó esto, qué pena este toque con tal, etc.».
Aquí el piloto ya sabe que te has fijado en su carrera, que le tienes respeto, y aquí ya te va a contestar y contar lo que opina. Cuando hablamos con Magnussen en esa entrevista, yo decido hacer una entrevista sentida, no informativa. Intento transmitirle que no es el fin del mundo, que puede ir a correr con su padre, un carrerista en los prototipos de los Estados Unidos, le digo que ha sido un piloto con personalidad, agresivo, que intentó hacer podios, etc.
Después de que Netflix dejase de grabar me vino el chico y me dijo: «enhorabuena, yo no había escuchado una entrevista así». Pensé: claro, porque buscan la polémica, qué ocurrió en tal situación conflictiva, etc. Eso ocurre muy pocas veces porque la F1 es un deporte de caballeros, requiere mucho esfuerzo llegar ahí, un esfuerzo económico, concentración, buscar la décima, etc. Cuando ya estás al límite, si vas más rápido, te sales, tienes un accidente. Transmitir eso a la gente, que no es que vayan rápido, van al límite, y hay que respetar que todos los pilotos se juegan la vida.
¿Crees que los pilotos son más inteligentes ahora, en esta época, o lo eran más en los años 70 y 80? Me da la sensación de que los pilotos tienen mucho más en cuenta las emociones, la comunicación, la psicología…
Totalmente de acuerdo. Siempre digo que la F1 es un Sport Business. Ser rápido es lo que se presupone a cualquier piloto. Igual que ser un buen periodista se presupone a cualquiera que cubre la F1. A partir de ahí, el piloto tiene que relacionarse con los medios, relacionarse con los patrocinadores, relacionarse con el equipo y luego aprovechar lo poco que pueden entrenar y sacar el mejor rendimiento con eso.
Si tú no te llevas bien con los medios, el medio no va a querer hacerte una entrevista, no vas a salir, vas a ser un segundón, se va a crear una imagen de un piloto que no vale. Si tú no trabajas bien con tus patrocinadores, el patrocinador no va a querer introducirte un montante de dinero exageradísimo para poder estar en Fórmula 1.
Es un todo, el piloto es un todo y luego ser rápido. Conozco pilotos supertalentosos que son muy rápidos, pero que no están en Fórmula 1 porque no han cumplido una de estas directrices y otros pilotos que son menos rápidos, pero se han sido más inteligentes y han entendido todo. El piloto de ahora es un piloto total, completo.
El piloto de los años 70 y 80 era totalmente apasionado, volcado, sabía que quería correr, era un mecánico, entendía la mecánica, se implicaba muchísimo, pero todavía podía dar un poco más. Había pilotos en esos años, por ejemplo, Nigel Mansell, que decía, «yo tenía la casa doblemente hipotecada y sabía que si no ganaba no podía volver a correr porque sin el premio, me arruinaba». Fíjate la presión que tenían que aguantar. Ahora un piloto corre sin esa presión, pero sabe que llega gente más preparada por detrás y le puede quitar el sitio. O sea, tienes que controlarlo todo para triunfar.
Entiendo que ya en las academias, en el karting, ya desde pequeños, se les acostumbra a eso. Se les enseña a vender esa imagen de piloto completo, porque de lo contrario no vas a llegar a la F1.
Si eso no te lo han inculcado en casa, ya llegas tarde. Porque los pilotos que ahora está cogiendo la Academia Red Bull, por ejemplo, ya vienen con esa idea. Ahí tenemos a Pepe Martí, que ya viene con una educación, supercentrado en lo que hace, con un muy buen nivel de inglés, se relaciona con todos perfectamente, y eso no te lo va a enseñar Red Bull, ya te fichan con todo eso aprendido.
Hay pilotos que han llegado siendo maleducados, como es el caso de Nikita Mazepin, y se han vuelto a casa al cabo de una temporada, la excusa era la guerra entre Rusia y Ucrania, pero la realidad, otra. Hay que llegar muy preparado y cada vez antes, y esto se crea en casa, en tu entorno, y estando dispuesto a estar en la élite, pero bueno, al final todos vivimos un poco en ese mundo en la F1.
Quiero pensar que es la élite en todos los sentidos del deporte, yo me lo tomo como la parte más científica del deporte, soy periodista que trabajo en la F1, no soy periodista deportivo, por eso busco de tratarlo con tanto rigor, y busco que, en el directo, cuando tienes que reaccionar ante todas las situaciones, me venga natural. Si no sé la posición de un piloto, no me lo invento, lo busco y lo encajo.
Trato de buscar información rápidamente para poder contarlo. Por ejemplo, en el Gran Premio de México, nos pasó que nos dieron una información de que Leclerc y Sainz tenían libertad para luchar hasta la primera curva y lo confirmé primero con tres personas, hasta que lo pude contar. Y creo que el espectador recibió una buena información, creo que tienes que ser superriguroso porque si no corremos el peligro de convertirnos en información futbolera.
¿Te ves narrando otros deportes?
He narrado muchas cosas, he narrado X Games, he narrado fútbol -¡la lie bastante la primera vez que narré fútbol porque durante todo un partido llamé a Marcos Senna, Bruno Senna!-, y entonces vino el director y me dijo en el descanso: ¿cómo lo estás llamando? Y dije: «Bruno Senna». Claro, para mí Senna han sido siempre Ayrton y su sobrino Bruno, entonces Marcos Senna era el tercero. ¡Madre de Dios!
La verdad es que he disfrutado las narraciones en cualquier deporte que he hecho, pero la F1 exige una máxima concentración y respeto, porque es la élite. Y además creo que España se lo merece, se merece que narremos la carrera de los 20 pilotos. Hasta ahora tenemos narraciones de carrera que son de otra época, que se atropellaban, que solo estaban pendientes de un piloto, que no te cuentan cosas interesantes.
Creo que estamos en el punto de evolucionar y de dar el salto y estamos preparados para hacerlo. La nueva generación lo exige, carreras más rápidas, más intensas, más emoción. Veo las carreras y las narraciones en inglés y trato de narrar la carrera al modo inglés en español, y a la gente le encanta, por eso hemos tenido tanto éxito en F2 y F3. Y estamos preparados para hacer lo mismo en F1 y que la afición lo disfrute, porque se lo merecen.
¿Qué crees que le falta a España para que la F1 pase a ser algo cultural, una religión? En Italia, por ejemplo, la F1 es cultura popular. Ferrari es un mito, ¡y los domingos se ve Fórmula 1 como aquí en Madrid se come cocido en invierno!
¡Ja, ja! En Italia es una religión. En Inglaterra forma parte de la cultura de motor por todas las marcas que han tenido. En Alemania, tienen los constructores. O sea, el motor es una prolongación de su sociedad. Y en España, si tuviéramos a Seat, por ejemplo, como escudería, estaríamos más relacionados. En España somos más de deportistas, de éxito. Si el deportista no gana, no vemos ni el deporte. Sí vemos a Nadal que juega la final de Roland Garros, pero no los cuartos. Vemos a la selección española de balocensto si juega la final del europeo, o del mundial. El balonmano, el ciclismo, lo mismo. Pero en cuanto caen… nos encanta ver a nuestros héroes caer.
Por eso es importante contarles la cultura. En España hay mucha cultura de motor, por ejemplo, con las motos, con sus constructores, etc. Pero no en los coches, quizá sí camiones y motos, pero no los coches. Hay mucha gente que respeta el motor como cultura, entender el coche, cómo funciona el motor, cómo se diseña un coche o la aerodinámica, cómo se comporta, cómo suena… Y cuando eso lo trasladas al deporte, es totalmente inspiracional y pasional.
Si tú al público no le cuentas eso, no le trasladas esa pasión, no lo transformas, lo desperdiciamos. Hemos desperdiciado estos años de un doble campeón del mundo para aprovechar esa cultura. En vez de contarle, vamos a valorar a estructuras históricas como Sauber, como Williams, en vez de contarle eso, «Fernando, Fernando, Fernando». Hemos desperdiciado esa oportunidad, aunque creo que todavía estamos a tiempo de cogerla porque tenemos un piloto en Ferrari y porque tenemos a un doble campeón del mundo, peleando y haciendo magia con un coche tercero y cuarto de la parrilla, peleando con Checo Pérez en Brasil 2023, que tiene el mejor coche de la parrilla, es increíble.
Esto se lo tenemos que trasladar con respeto al aficionado. Si el que está en casa, y ama los coches, y escucha que el narrador transmite esa pasión y cómo funciona ese coche, y lo traslada a la competición, habremos conseguido meter a esa persona el amor por las carreras. Le hemos introducido en la emoción de la carrera, no de un piloto, sino de la carrera. Y eso requiere educación.
Eso es lo que no deja de sorprenderme gratamente de Italia… Incluso una persona que a priori no está interesada en la F1 conoce tantísimos detalles y a los pilotos de Ferrari.
Tenemos una responsabilidad grande aquí. Fíjate que podríamos tener gente que estuviera supervolcada en F1. Y en vez de preguntar: ¿qué ha hecho Alonso?, que te dijeran ¿cómo ha ido la carrera? La masa te pregunta por Fernando, ni siquiera por Carlos. ¿Por qué no? Porque no les hemos contado que llegar a la F1 es un milagro.
Ya solo estar en la F1 es un milagro. Pocos trabajos, o igual ninguno, hay, que solo haya 20 personas en el mundo que lo hagan. Y narrar este deporte en España solo uno. La responsabilidad es tan grande, que el que esté ahí tiene que trasladar eso a todo el mundo y de una manera superhumilde y supertrabajadora no te puedes acostumbrar y decir, bueno, como llevo haciendo esto años, pues «Fernando, Fernando, Fernando».
A nivel de jóvenes pilotos en España, cuéntame. ¿Quién hay en el radar? A Pepe Martí lo ficha Red Bull para la F2. ¿Qué futuro le espera? ¿Qué hay que destacar de su persona y como piloto?
Pepe va a correr en F2 bajo el paraguas de Red Bull y creo que es un piloto muy analítico, rápido, que no se arruga ante nadie. Sabe perfectamente en qué áreas tiene que mejorar. Creo que el equipo también está preparado para dar un paso adelante. Campos Racing es lo mejor que tenemos, es nuestro equipo de F2, es el equipo que ha llegado más alto.
También ha mejorado y yo creo que le pueden ayudar a Pepe a mejorar. Ha hecho muy buenas carreras de sábado con parrilla invertida. Y consiguió ganar por fin una carrera de domingo, esa es la clave. Puede ganar en equis aspectos, en ser más agresivo, adelantando. Pero lo importante no es tener esa agresividad, sino que lo importante es ser inteligente porque es lo que te van a pedir los equipos, que sepas trabajar con tus armas.
Y Pepe, que te he dicho antes que es un piloto supereducado, sabe trabajar con todo lo que tiene alrededor. Tiene un inglés espectacular, tiene un trato increíble. Helmut Marko está encantado con él y creo que es el piloto que Helmut estaba buscando. Hay pilotos que tienen otras cualidades, pero creo que no son tan completos como Pepe y yo creo que si él, con todas las cualidades que él tiene, la rapidez, la inteligencia, el análisis, cómo defiende… si todo esto le da un punto más, estará preparado para dar el salto a la Fórmula 1, en 1 o 2 años, dependiendo como sea su año de rookie.
También creo que hay que saltar a la F1 cuando ya estés completo porque si no la F1 te tritura. La F1 es salvaje para todos: para los pilotos, para los periodistas, etc. No puedes estar en directo en el paddock y cometer un error. No puedes contar algo y que sea erróneo. A veces nos utilizan, los managers nos dicen: «hemos hablado con Red Bull», ¡mentira! Es para poder elevar el precio de su piloto. Tienes que tener las cosas muy claras, y creo que cuando Pepe esté preparado, creo que puede dar el salto.
Por ejemplo, Jack Doohan lleva varios años sin dar el salto y creo que es bueno que no haya subido porque si no lo hubieran triturado, tiene que formarse todavía. A veces te formas con un año en F3 como Verstappen o a veces tardas un poco más, pero lo importantes es llegar.
Respecto al reglamento, se nos prometió un cambio en 2021 que al final fue en 2022 por la COVID-19, para igualar más los coches. ¿Qué crisis ves respecto a este reglamento? ¿Nos han engañado? ¿Podrá mejorarse?
Para 2026 sí habrá un cambio importante de reglamento, van a entrar nuevos motoristas como Audi, nuevos factores importantes para tener en cuenta. Como tú decías, ha habido igualdad, pero del segundo coche para abajo. Pero ha habido un equipo que ha estado más listo. Si no hubieran estado Red Bull y Max, habría sido un año muy emocionante y con más pelea por la victoria.
Creo que han sido mejores carreras que cualquiera de las del dominio de Mercedes. Piensa que hemos visto años muy planos: 2015, 2016… y ahora, salvo el pilotaje de Verstappen que ha estado en otro planeta -y es algo que tenemos que disfrutar porque es espectacular verle pilotar-, buscando el límite, como la clasificación de Mónaco 2023. ¡Es una locura! Y que Red Bull haya hecho una máquina perfecta y han interpretado mejor el reglamento, pues enhorabuena.
Hay que recordar que la F1 es una competición de coches, no de pilotos. Queremos hacer que sea una competición de pilotos de máxima igualdad y que todos piloten, pero la estructura Mercedes, por ejemplo, no es comparable a la de Haas. Puede entrar un constructor pequeño que no tendrá nada que hacer con uno grande, al menos en un primer momento. ¿Cómo va a ganarle una estructura pequeña a Ferrari, la élite de los deportivos de calle?
Creo que las estructuras han de mantener su dominio, pero hay que controlar que no sea tan grande. ¿Cómo? Muy difícil. No quiero que pongan lastres, no quiero que pongan un balance performance. Tenemos que valorar que la tecnología la ha usado muy bien Red Bull. El espectador también tiene que valorar eso, no decir «gana el de siempre», etc. ¿Y cómo gana? También en La Liga ganan siempre los mismos. Red Bull tiene a los mejores ingenieros y manos, el presupuesto más alto, y por eso está arriba. Ojalá fueran tan igualadas las carreras, pero también hay que respetar que alguien sea capaz de hacer un coche mejor que los otros.
¿Pero tanto dominio has visto en el 2023 de Red Bull? ¿O es Max Verstappen quien le ha dado ese extra? No creo que haya tanta diferencia entre equipos, sino que Max ha estado a un nivel sublime en 2023.
¡Por eso es tan importante escenificarlo! Y contarle a la afición que Verstappen ha estado en otro planeta. ¿Dónde estaba Checo Pérez? Gana el de siempre, pero ¡cómo lo ha hecho! Qué manera de clasificar, de sacar tiempos, de no cometer ningún error, de llevar el coche al límite… Realmente ha estado a un nivel excepcional, ni en los mejores años de Schumacher.
Max ha sido especial en 2023, y si valorásemos el deporte, la afición estaría en la calle valorando su año y no diciendo que ha sido una temporada aburrida. Porque además del segundo para atrás ha estado muy emocionante. Por eso es importantísimo entender el deporte, por eso insisto en que el aficionado lo entienda y para que el aficionado lo valore. Cuando pasas a entender las carreras, vas a disfrutar el doble de ellas y te vas a sentir un aficionado orgulloso de la F1.
El problema o la bendición de la F1 es precisamente eso, que es muy difícil llegar, solo 20 tíos que corren ahí, y que solo uno puede ganar. Es extremadamente complicado. Llegar ahí, mantenerse, ganar, etc. La posibilidad es tan remota, pero es tan fácil caer en la idea de que es un deporte aburrido porque ‘siempre gana el mismo’. Pero a base de hacer absolutamente todo bien. Hay otros 19 tíos y categorías inferiores que están listos para quitarle a Max su trono, así que no hay que infravalorar los éxitos en este deporte.
Lo que tienes que contar es cuál es la diferencia con su compañero en este sector. La diferencia con tu compañero en clasificación y ver en qué mundo está Verstappen. Y cuando tiene fortalezas los sábados, los domingos, incluso en los entrenamientos sale y lo hace bien. Hay que contar cómo transforma esas oportunidades. Hay pilotos que han tenido otras oportunidades y no las han aprovechado. Las clasificaciones que le quita Leclerc a Max tienen mucho mérito, son bestiales. Es eso lo que hay que poner en valor. Y mientras no transmitamos eso, que estamos ante algo especial, el espectador que no está metido al 100% en la competición va a decir, «pues vale, más de lo mismo».
Tenemos una labor muy importante, hablar sobre la tecnología, sobre la recuperación de energía, etc. No podemos quedarnos en lo superficial, no lo acepto, y no es justo, porque el trabajo que hay detrás, en las fábricas, etc. es increíble.
¿Qué opinión te merece los nuevos experimentos de Liberty Media? Te hablo de las carreras Sprint, usar algunos compuestos solo en algunas tandas… ¿Crees que este periodo experimental puede dar lugar a un reglamento más homogéneo o seguirán así muchos más años para ver qué vende más?
La Fórmula 1 va por delante. Se está viendo cómo reacciona el nuevo espectador. Los espectadores jóvenes reclaman muchos inputs, como con las redes sociales. Ves un tema y pasas a otro, la atención dura 10 segundos. Se están dando cuenta de que el aficionado necesita algo especial, y sobre todo la clasificación del sábado. De ahí las carreras al Sprint, pero tienes que saber cuántas son las buenas porque en motos hacen todas las carreras al Sprint y te pierdes. ¿Cuál es la buena, la del sábado o la del domingo?
Puedes hacerlas alguna vez como excepción, seis, no más, y luego darle valor a la clasificación y que haya actividad durante todo el fin de semana. Liberty Media está buscando igualdad, está buscando espectáculo y está buscando que el fin de semana sea especial, es un mundial. O sea, esto no es un partido, esto es un mundial de fútbol cada fin de semana esto es un mundial de una carrera en el que las personas de una nacionalidad, si se corre en su país, se tienen que sentir especiales, con eventos especiales, con patrocinadores, con todo lo que ocurra durante el fin de semana…
Y tienes que buscar mucho más input para esa afición que pide algo más. ¿Cómo hacerlo? Con invitados, gente de otros mundos, juntando otros deportes con F1 y atrayendo a VIP’s, en definitiva, magnificar el espectáculo. Hay que respetar la pureza de las carreras, pero hay que saber adaptarte a los nuevos tiempos. Si no pierdes el tren y la gente joven se va porque dice, bueno, es que me interesan otro tipo de carreras, me interesan otro tipo de espectáculos.
La Fórmula 1 tiene tanta grandeza porque tiene mucha historia, porque la han forjado leyendas, pilotos que se han dejado la vida, que se han quemado la cara, que llevaron su vida al extremo con tal de ganar, que conmovieron a un país o al mundo entero… Sin todo esto, la F1 no existiría. Pero claro, las nuevas generaciones no saben nada de eso.
No saben quién es Lauda, Senna, Prost, y ya ni hablamos de los años 50 o 60. Pero hay que contarles la grandeza de las carreras con el peso de la historia. ¿Cómo lo haces? No es fácil. Por ejemplo, en Sky, te hacen la entrada histórica, van cambiando los coches hasta que llegan al momento presente… todos tienen que conocer de dónde viene la F1, los nombres históricos.
A ti, personalmente, ¿qué te gustaría ver en la F1? ¿Clasificaciones a una vuelta, por ejemplo?
Hay que buscar más igualdad. Tal vez lo que hacen otras categorías con el balance performance. Lo que hace la Fórmula E, dejando clasificar en distintos momentos a los equipos podría ser una situación si no hay demasiado cambio. Es decir, por ejemplo, los primeros 10 minutos para los primeros clasificados y los últimos minutos cuando está mejorando la pista para los últimos, pero es que mejora tanto la pista que a lo mejor no es justo.
Entonces hay que ver cuándo se podría hacer eso. O a lo mejor que la Q1, los 10 primeros clasificados tengan que hacerlo con el neumático medio y los últimos 10 lo puedan hacer con el neumático blando. Dar un puntito de ventaja a los que vienen detrás. Yo no quiero alterar la competición, pero sí que quiero igualar fuerzas. Hay que buscar esa manera, ¿no?
Y luego quiero ver la pelea a una vuelta, por ejemplo, eso que tú dices a una vuelta, que es inteligente, se puede hacer en esa última Q4 por el campeonato de constructores. Por ejemplo, si Red Bull está primero, haces primero la vuelta y si Mercedes está segundo termina en la vuelta, es decir, la vuelta buena es para el segundo, le das la opción de mejorarte. Puede ser una pequeñísima ventaja.
Creo que los pilotos no quieren que se altere la competición. Quieren adelantamientos puros, incluso no están cien por cien de acuerdo con el DRS. Es una situación que se busca porque no hay adelantamientos. Hay tanta aerodinámica que no hay adelantamientos. Se busca el DRS y nos gusta. A lo mejor hay que usar el DRS a 1,5 segundos. Igual hay que dejar de usarlo cuando estés a 0,5, no lo sé. Pero como la competición está viva, ayudemos a que sea espectáculo porque hemos pasado de la pureza al show, así que mantengamos la realidad.
¿Y menos carreras? En 2024 son 24… Para mí uno de los problemas que tiene el fútbol es la cantidad de partidos que hay, la sobreexplotación. Que haya tantas carreras las hace menos especiales…
Sí, totalmente. Es como tener un Madrid-Barça al mes, o un mundial de fútbol cada año. ¿Cuál es el límite? Pues estamos llegando… Te diría que 25, pero igual son muchas. Un mundial que empieza en marzo y acaba en diciembre es una barbaridad. Un deporte que no puede entrenar es muy raro… estamos llegando al límite. En cuanto a Sprint y en cuanto a calendario, yo paraba.
Hay que mantener esa emoción que tú dices y escuchar a los pilotos. Los pilotos piden hacer algo divertido, pero con cabeza. Una de las carreras Sprint podría ser con parrilla invertida, por qué no. ¿No estamos experimentado y atrayendo a más público? Pues vamos con ello. ¡Pero los domingos que no se toquen!
¡Y que la última carrera sea siempre Interlagos! Por qué será que ya no es así…
¡Ja, ja, ja!
Lo especial es de lo que hay poco… less is more, como se dice en inglés, y en calidad creo que la F1 está perdiendo. Además, es muy duro para los periodistas que van a las carreras, para los mecánicos… ni hablar de formar familias.
Sí, los equipos están empezando a rotar los mecánicos. Creemos que no hay vida más allá de la F1… ¡pero sí que la hay!
Cuando vas a los circuitos, ¿qué es lo que más te intimida? ¿Qué es lo que más respeto te da a nivel periodístico?
Primero, trabajar en un idioma que no es el tuyo, no es fácil en algo tan técnico. Además, estamos entre ruidos de motores, con un ingeniero que no te quiere contar nada, y estás tratando de descubrir qué ocurre. Recuerdo estar en el garaje de Red Bull, habían tenido vibraciones, estaban reparando el alerón trasero porque se resquebrajaba. Llego al box, está Paul Monaghan comiendo, y le pregunto: ¿qué tal? Y él: Muy bien, aquí con todo listo. ¿Estáis arreglando el alerón? No, no, estamos cambiando la publicidad, es una nueva para esta carrera. Y yo: ‘con superglue, ¿no?’, para que se riera.
Entró un periodista de la Sky, Karun Chandhok, y se puso a hablar con él en slang, y luego me empezó a vacilar. Así que me enfadé tanto que cuando entré en el directo dije que Red Bull estaba teniendo problemas con las vibraciones, reforzando todo el alerón trasero, pero nos dicen que están cambiando la publicidad. Han tenido problemas durante todo el fin de semana, así que pudiese ser que tengan problemas mañana en carrera.
Y luego le dije a Karun Chandhok, «si tú tuvieses que hacer este trabajo en otro idioma, ya veríamos si me vacilas o no». Para mí, es importante que haya primero respeto y luego preguntas y respuestas inteligentes. Y, evidentemente, estar en contacto con la gente, buscar información de patrocinadores, de amigos, de todos los lados… Gente que te dice «no te puedo contar nada, pero esto va por aquí…»
Luego le vas a Totto Wolf y le dices: «he oído que Mick Schumacher no viene a esta carrera». Si el protagonista sabe algo, o ve que tú sabes, te mira con otros ojos. Si le preguntas qué tal el fin de semana, no te va a contar nada, pero si tú ya le guías, te va a contar más, o incluso se enfadan a veces. Pero ese es nuestro trabajo, no vamos ahí para ser amigos ni enemigos de ellos, vamos para sacar esa información y preguntarle para que no te puedan decir que no y transmitirlo. ¿Intimidación? No me intimida nada ni nadie, me siento muy a gusto, lo que tengo es mucho respeto.
¿Se notan los pesos pesados en la F1? ¿Es otra dinámica con ellos?
Sí… me encanta Lewis Hamilton. Un siete veces campeón del mundo, te clava la mirada y te pregunta qué quieres saber. Cuando está enfadado da un paso atrás, cuando está contento se acerca más. Fernando es un tipo superinteligente. Sabe perfectamente lo que quieres cuando le preguntas.
Carlos es muy analítico, y protege mucho al equipo. Saber hacer la pregunta para que no se puedan ir por las ramas es vital. Nunca puedes hacer preguntas generalistas, nunca preguntas de fútbol. Siempre preguntas razonadas, pensadas, con toda la soltura y con confianza, aunque sea en inglés.
Preguntar sabiendo, con los datos en la mano, y que no te lo puedan contradecir. Tienes que ir por delante con todos esos datos y cuando haces la pregunta correctamente, para que el piloto tenga que darte esa información precisa. Nunca te van a decir cuál es el problema en cuestión. Tienes que ir tú a por él, por eso tienes que tratarlo con el máximo respeto y como si te fuera la vida en ello.
Y si no, no vas a encontrar ese tipo de información. Tienes que vivir en el paddock, tienes que estar muy metido. Tengo compañeros que han venido porque les apetecía viajar y no han vuelto, han dicho «yo no pasa aquí 14 horas en el paddock, me voy».
En todos estos años de F1, ya no una carrera, pero una temporada, a título profesional que hayas disfrutado mucho. Y a nivel personal.
2012, que fue la temporada que vi a Fernando ganar en Valencia con Ferrari, la remontada, yo le decía a la gente: «esta es la mejor carrera de Alonso». Y que años después, que el propio Alonso dijera que su mejor carrera fue Valencia 2012, me hizo ver que al menos tenía criterio, ¡ja, ja! Eso fue especial.
2017, que fue la temporada que narré yo de F1, hicimos una narración totalmente distinta, con un público que lo aceptó y le gustó muchísimo. 2018 presentando en el circuito, como 2019 y 2020. Y luego, pues te diría la última. Siempre es la mejor porque tienes más experiencia, conoces ya a los pilotos de F2 que suben a F1, tienes más contactos, ingenieros que se fían de ti porque saben que buscas información real… cada año es el mejor.
Como periodista, es fácil inventar, dar información que no es relevante, que no es verdadera, conflictiva, y respeto mucho cuando un periodista se ciñe al objetivo de comunicar, pero siempre respetando, tener esa distancia con el otro lado. En el periodismo es algo que no es fácil de encontrar, sea en la F1 o en cualquier otro mundo. Sin meterse en temas personales, haciendo preguntas con miga e inteligentes…
Yo creo que tenemos la referencia de las redes sociales, creemos que las redes sociales son el nuevo periodismo. El que es bueno en Twitch, o en YouTube, felicidades, pero eso no es periodismo. Y creemos que el periodista tiene que ser espectacular, cuando tú lo que tienes que hacer es adaptarte a los nuevos tiempos y contarlo de una manera fresca, pero el rigor es el rigor, eso es intocable.
Siempre digo que hay una línea muy fina entre lo divertido y lo ridículo. Quiero contar el deporte de una manera divertida y fresca, pero si haces el ridículo, nadie te escucha. Tú puedes hacer una noticia llamativa y fresca, pero si pierdes la información, estás fuera. Nos creemos que, porque alguien de Twitch te insulte y grite, y porque tenga un millón de seguidores, el periodista tenga que hacer lo mismo. Y la gente se pelea entre periodistas, youtubers… el periodismo es otra cosa, hay que estar muy arriba y tener mucho rigor para ser periodista.
¿Crees que entra el ego del periodista? Muchas veces el periodista asume el rol de protagonista cuando no se está dando cuenta, o no quiere darse cuenta, de que el protagonista es el entrevistado, y que el periodista es simplemente una prolongación y un receptor de lo que esa persona te quiera contar. Y en ese rol, el objetivo es hacer las preguntas más inteligentes y de una manera que el entrevistado te dé esa información.
Hay mucho ego en televisión. Los protagonistas son los pilotos. Cuando les doy paso digo: «hablan los protagonistas», para que a nadie se le olvide. Los que ‘pisan’ en las narraciones es porque necesitan que se les escuche. Y hablan y hablan, pero no son ellos los protagonistas.
Si yo estoy delante del box, siempre digo «no me enfoquéis a mí, enfocad al piloto, al equipo…» Yo te lo cuento, pero no soy el protagonista. Le digo a mi cámara «voy a empezar por el alerón trasero, que hay novedades, después el alerón delantero» y luego termino conmigo cerrando. Hay que tener muy claro lo que vas a contar, ser muy humilde, luego ponerte en el papel del que está en casa. En tele, muchas veces, el que está ahí piensa que es su momento para lucir, pero no es como debería ser. ¡El ego mata!