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Yaser Hamed: «No seguir en el Athletic ha sido uno de los palos más grandes de mi vida»

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No tiene una trayectoria al uso en el mundo del fútbol, seguramente porque su propia historia no es muy habitual. Yaser Hamed (Leioa, 1997) nació en el País Vasco y estudió, primero en una ikastola y luego en la UPV (Universidad del País Vasco). A día de hoy, en cambio, juega con la selección del país en el que nació su padre: Palestina. Mientras su país es atacado día a día, Yaser pelea por darle voz tratando de clasificar a su selección al que sería el primer Mundial de su historia. No le gusta mucho hablar de la situación que sufre Palestina; tampoco de quien la está provocando; por cuestiones de seguridad y porque se viven situaciones tremendamente crueles.

Habla con orgullo del país de sus raíces y del que le vio nacer. También de su trayectoria en el mundo del fútbol, a la que todavía le quedan unas cuantas páginas por escribir, pero que empezó en el Athletic y siguió en el barro del fútbol vizcaíno, antes de que recibir la llamada de la selección de Palestina le cambiara la vida. Desde entonces ha pasado por Bahrein, Qatar, Kuwait, India y Egipto.

Yaser habla con seguridad y cierta osadía, propia de quien tenía claro desde niño que quería ser futbolista profesional y ha tenido que quemar muchas etapas para conseguirlo. Ahora acaba de terminar su periodo en Zamalek, uno de los grandes clubes de Egipto, de África y del mundo árabe. Aprovechamos sus vacaciones para reunirnos con él en Getxo, antes de que decida su destino para la próxima temporada. Si nos atenemos a la procedencia de sus últimos clubes, volverá a tocarle pasar mucho tiempo en aeropuertos de todo el mundo.

Entre la selección y el equipo, últimamente no paras quieto.

Sí. El último partido internacional que jugamos fue en Australia, que está muy, muy lejos. Como siempre, tengo muy poco tiempo de vacaciones, porque cuando te dan una semana libre porque hay parón de selecciones, la gente está con sus familias y claro, yo tengo que ir con la selección.

Ahora he terminado con Zamalek por decisión propia y estoy valorando las ofertas que tengo. Y como durante el año no tengo mucho tiempo, quiero estar con mi familia, con mi pareja…

¿Tu pareja es de aquí?

Sí, es de Leioa. Por eso intento disfrutar lo máximo posible este tiempo, porque los últimos años he viajado mucho. No sólo con la selección, sino con equipos, porque me gusta siempre mejorar los contratos. Es así. Al final, yo confío mucho en mí, soy una persona muy ambiciosa y me gusta seguir creciendo.

¿Ahora mismo qué te planteas? ¿Quedarte en España o seguir en algún país árabe?

Pues ahora mismo me planteo seguir mi aventura fuera. Lo que más me llama es por Asia, porque tengo a mi hermano jugando en Qatar. Acaba de firmar por cinco temporadas en Al Gharafa, donde está Joselu.

Está Rodrigo también, ¿no?

Rodrigo está en Al Rayyan, que es el equipo en el que estuve yo. Qatar, para mí, es el mejor país de los que he estado, en todos los sentidos. Había muchos prejuicios durante el Mundial, pero para mí es el mejor sitio para vivir. Lo dijo Xavi y lo han dicho un montón de jugadores que están ahí y que viven la realidad día a día. Las condiciones, en todos los sentidos, son las mejores. Los campos de fútbol son espectaculares, tanto de entrenamiento, como para los partidos. Te dan muchísimas facilidades para jugar

Es curioso, porque has sido compañero de un jugador que acaba de proclamarse campeón de Europa, como es Unai Simón, pero también has sido compañero del que acaba de ser elegido mejor jugador de la Copa América, James Rodríguez.

Sí, correcto. Con James Rodríguez estuve hablando hace dos días, que había sido su cumple. Mantengo muy buena relación con él y tengo intención de verle dentro de poco. Esto nunca lo he contado, pero en el primer entrenamiento le saludé muy normal, aunque sabiendo perfectamente quién era y lo que implica, pero luego me ganó por su forma de ser, porque no me esperaba que fuera a ser un tío tan humilde, tan buena persona.

Dentro del mundo del fútbol todo el mundo sabe cómo es y la calidad que tiene, pero como persona me parece flipante. Me invitaba a su casa a cenar todos los días, porque vivíamos al lado. También he coincidido con Santi Cazorla o con Xisco Jiménez. Durante el Mundial estuvo en Qatar y escúchame, una de las mejores personas que he conocido, con él te lo pasas bien todo el rato.

¿Con Cazorla dónde has coincidido?

En Qatar. Él jugaba en Al Saad cuando yo estaba en Al Rayyan. El verano pasado estábamos los dos sin equipo y entrenábamos juntos todos los días, porque éramos vecinos también.

Lo de Cazorla es tremendo. Que el tío sigue jugando en el Oviedo y a un nivel muy alto.

Claro, si me acuerdo que, en ese momento, estaba pendiente de si se quedaba en Qatar o salía lo del Oviedo. Al final, se fue allí porque él es del Oviedo.

Pero estaba físicamente bastante castigado y en el Oviedo lo ha hecho muy bien.

¿Cazorla físicamente mal? ¡Venga hombre! Si dos días antes de irse al Oviedo estaba entrenando en Qatar conmigo. Íbamos a un campo, te ponías a correr con él y ¡cómo tiraba! Le decía yo, «¿pero cuántos años tienes tú?».

En septiembre empiezas con la selección de Palestina la segunda fase de grupos para clasificaros al Mundial de 2026. ¿Cómo lo ves?

A ver, nos ha tocado un grupo que no es nada fácil. El primer partido lo tenemos contra Corea del Sur.

Corea entiendo que se va a clasificar.

Hombre, es el equipo de Son, el del Tottenham. ¡Tu me dirás! Luego está Jordania, que tiene muy buenos jugadores. Tengo buena relación con muchos de ellos y como selección, es muy buena.

Os han tocado también Irak, Omán y Kuwait. Se clasifican dos y otros dos van a la repesca.

Es que cualquier selección te puede ganar. Es un grupo bastante complicado, pero ahora nosotros tenemos un equipo potente, que nos hemos ido haciendo fuertes. Hemos cogido jugadores bastante buenos que han jugado en Europa. Ahora viene Wessam Abbou Ali, que viene del Al Ahly, de Egipto.

Hay jugadores que han subido el nivel de la selección, dentro de todas las dificultades que tiene Palestina. Ahora, por ejemplo, hay jugadores que están sin equipo, porque jugaban en la liga de Palestina. Ellos, para conseguir un contrato a nivel europeo o de Asia, lo tienen más difícil jugando en allí. ¿Y cómo lo hacen ahora para mantenerse en forma, si no tienen liga, no tienen dónde entrenar…?

Lo que hace la selección son concentraciones con esos jugadores en uno u otro país para ir preparando los partidos, porque si no, no se puede hacer nada. Entonces, por todo lo que está pasando, hay más orgullo y cualquier logro que se consiga es mayor aún. Porque están haciendo mucho esfuerzo. La liga palestina es profesional y hay buenos salarios, ojito, pero ahora mismo no hay ingresos, está todo parado.

Tu naciste en Bizkaia, pero juegas con Palestina porque tu padre nació allí

Vino cuando tenía 17 años y tiene ahora 72-73. Imagínate cuántos años lleva aquí. Cualquier persona de Leioa que no conozca a mi padre no es de aquí. Y si no conoce a mi padre, conoce a alguno de mis hermanos, porque somos cinco y de todas las edades.

Tu padre vino en los años sesenta.

Sí. Vinieron una camada de palestinos. Algunos a estudiar medicina, otros diferentes cosas. Ahora no sé cuántos quedarán por aquí, pero sí que vinieron unos cuantos. Y claro, mi padre vino primero a Madrid. Él siempre cuenta la historia de que el Rayo Vallecano le dijo para jugar con ellos y su padre, es decir, mi abuelo, le dijo “o estudias o no te mando dinero”. Entonces tuvo que dejar el fútbol, vino a estudiar aquí y en la carrera de medicina conoció a mi madre.

Tiene mucho mérito lo de mi padre, porque estudió medicina siendo árabe y sin saber español. Se sacó la carrera más tarde de lo normal, claro. Me cuenta siempre que se quedaba dormido en la biblioteca cuando cerraban, porque se quedaba a estudiar

¿Era futbolista él también?

Eso me cuenta al menos (risas). Siempre me dice «yo muy bueno, yo el mejor».

Conoce a tu madre estudiando en la UPV y ya se queda aquí.

Toda la vida, desde que vino, en Leioa.

¿Ha vuelto alguna vez a Palestina?

Vino con 17 y creo que volvió unos años más tarde, con 24-25, para hacer un tema de papeleo, pero ya no ha vuelto más. De hecho, hace un par de días murió su hermano por todo lo que está pasando allí.

¿Por alguna enfermedad?

No, por un tumor. Pero era benigno, no maligno. Se podía tratar, era una operación sencilla y ya está. Pero, como no se puede salir de Gaza, el tumor se fue haciendo cada vez más grande, respiraba menos y falleció hace muy poco.

¿No había donde atenderle?

No podían operarle en ningún lado. Imagínate. Todo esto es a raíz de lo que está pasando. También creo que han fallecido otros familiares. El mayor desastre ahora mismo es que no hay comida y está muriendo mucha gente por desnutrición. Es que les están alimentando por vía intravenosa. Yo ayudo económicamente en lo que pueda, pero la situación es muy difícil.

Tu padre es de una zona al norte de Gaza.

De Beit Hanun, que lo arrasaron entero. Mi familia se fue al sur. Al principio refugiados en colegios, que eran las zonas seguras. No me gusta hablar de esto.

Claro, cuéntame hasta donde quieras. De momento vamos a volver al principio. Naciste en Leioa. ¿Cómo fue tu infancia en el País Vasco?

Como la de una persona cualquiera de aquí. Yo estudié en una ikastola y la carrera de ingeniería química en euskera.

¿Elegiste tú mismo estudiar química en euskera?

Sí, porque desde pequeño he estudiado en euskera. De hecho, las materias las asimilaba mejor así porque, al final, si has estudiado todo en euskera, esos conceptos los tienes más naturalizados.

Es verdad que en mi día a día hablo en castellano, pero, lo que son los conceptos de las asignaturas, los he aprendido en euskera y al terminar la carrera te dan el equivalente al EGA (título oficial de euskera). Me faltaba un año y poco para terminar química, pero lo dejé parado, porque ahora no me da la vida.

Árabe hablas, ¿no?

Árabe empecé de cero y he aprendido bastante. Lo que pasa es que en Egipto hablan un tipo de árabe, en Qatar otro… Son diferentes dialectos. Muchas cosas se repiten y te puedes entender. Yo entiendo bastante y hablando me defiendo. Cuando estoy en algún país árabe me entienden y yo les entiendo, así que bien. Y lo que es en el campo de fútbol, entiendo el 90%.

En la selección de Palestina habláis en árabe, me imagino.

Sí, todo en árabe. En inglés no mucho, porque no hay mucha gente que hable inglés. Pero combinas el árabe con alguna palabra en inglés, que lo hablo bien y te entiendes perfectamente. La última entrevista que he hecho, por ejemplo, ha sido en OnTime Sports, una cadena egipcia con millones de seguidores. Me hablaban en árabe y yo respondía en inglés.

¿El fútbol te ha gustado desde pequeño?

Mi padre es un loco del fútbol. Bueno, es un loco del fútbol de sus hijos, porque luego, del resto del fútbol, sí es un apasionado, pero no le importa tanto. Ha sido él quien nos ha inculcado el fútbol. Desde pequeños nos llevaba a la plaza y fútbol, fútbol, fútbol. Siempre acompañado de los estudios.

Sí es verdad que yo soy una persona muy perfeccionista y creo que me viene de mi padre, porque yo igual sacaba un nueve y me preguntaba: «¿Qué ha sacado no sé quién?» Nueve con cinco. «No, pues no». Entonces yo intentaba subir nota. Siempre nos ha inculcado el competir, competir. Por eso soy ambicioso y siempre busco mejorar mi rendimiento y por consiguiente, mis contratos.

En el fútbol empecé poco a poco, pero yo quería ser jugador profesional. Que te inculquen ese empeño, como me hacía mi padre, a mucha gente le puede hacer que lo abandone; que yo empecé jugando aquí, en el Gallarta. Jugaba con ellos y entrenaba dos días con el Barakaldo, de 2ªB y de ahí, año a año, he ido subiendo.

Porque soy muy ambicioso y era 24 horas fútbol. Alimentación, gimnasio… Me lo tomaba de manera profesional. Hasta que empecé con la selección y me di a conocer a nivel internacional. De ahí subiendo, pum, pum pum… Nunca me di por vencido y soy igual de profesional ahora que cuando estaba en el Gallarta. Yo creo que eso es lo que me ha hecho llegar. Ir creciendo, mejorando mis contratos…

Porque la trayectoria que has tenido no es la habitual en el fútbol.

No, porque yo vengo del barro. He tirado la puerta abajo donde he ido, porque no ha sido nada fácil. «¡Ay, qué guay, voy a este país a jugar a fútbol!». No, no ha sido así. Yo me he sacrificado mucho hasta llegar a donde estoy, he sido el que le ha abierto las puertas a mi hermano y ahora le ayudo en todo lo que puedo. Que tampoco ha tenido un camino de rosas, pero, comparado con el mío, ha sido menos complicado. Porque sale del Leioa, hace un año en Leioa senior, llega a Qatar y lo hace muy bien. Ahora nos levantamos pronto todos los días y le pongo mi rutina de entrenamiento.

Con mi hermano tenía una relación buena, pero no lo conocía. Yo he sido siempre muy diferente a mis hermanos.

¿Eres el mayor?

No, hay uno más mayor. Pero, de todos mis hermanos, yo he sido, además de otro que es ingeniero, el que ha tenido una mentalidad de que, si algo no es productivo, lo quito de mi vida.

¿Siempre has sido tan práctico?

Sí, yo soy muy profesional. Entre comillas, soy el malo de la película. Luego puedo estar de risas con todo el mundo, pero cuando voy a un sitio… ¿es productivo? Pues para adelante. ¿Me va a ayudar para el día de mañana? Pues para adelante. ¿No me va a ayudar? Fuera. No soy de ponerme a jugar a la Play.

Yo siempre he intentado mirar por mi familia y he abierto las puertas a mis hermanos. Me he encontrado con estafadores, me han intentado tangar mucho dinero. Muchas cosas que he vivido y de las que quiero proteger a mis hermanos.

Cuando Jamal me dice que tiene un problema, yo voy a ayudarle y para él eso ha sido muy bueno, porque ahora puede estar un montón de años jugando en Qatar.

Tu carrera como futbolista empezó en las categorías inferiores del Athletic.

Sí, entré en alevines. Desde el principio.

¿En ese momento, jugar en el Athletic era una ilusión para ti o te lo planteaste ya con el objetivo de llegar a profesionales?

Claro que era una ilusión. ¡Una ilusión muy grande!

¿Desde niño?

A ver, sí es verdad que también me he planteado desde niño el objetivo de llegar a Primera División. Y al tener el padre que tengo, que siempre se ha preocupado porque persiguiera mis objetivos, también he tenido esa presión.

Mi padre es un padre espectacular en todos los sentidos. Habla mucho y le gusta fardar de sus hijos desde recién nacido ya. Y bueno, siempre ha querido que seamos los mejores. Yo salía del partido y siempre esperaba el feedback de mi padre o hacía una acción y le miraba a ver si estaba contento. Si estaba contento, yo ya estaba contento.

En muchos casos eso puede ser una presión grande. ¿En tu caso fue positivo?

Sí, fue positivo porque a mí me hace ser ambicioso día a día. De pequeño teníamos pruebas físicas en Lezama y tenía que ganarlas, si no mi padre me echaba un poco la bronca. Iba con la presión de casa. Me acuerdo que siempre ganaba las pruebas de resistencia y un día que llegué a casa y había quedado segundo, mi padre me echó la bronca. Al final, es mucha presión desde pequeño, pero te hace madurar mentalmente más rápido y si ahora estoy donde estoy, también es porque lo he ido trabajando desde pequeño. Pero siempre de manera constructiva.

Al final vives en muchos países y mi hermano siempre me dice «Yaser, tu vida está en esa maleta. Te has movido por todos los sitios». Al final, viajar te hace madurar mentalmente y como te decía, yo no tenía mucha relación con Jamal. Llegaba a casa y me iba a mi cuarto, a mis cosas. Cuando ven lo que voy haciendo, mi hermano ya quiere seguir mis pasos y le traigo a Qatar.

Al principio estuvo viviendo conmigo y empezó a madurar de tal manera, que ahora es mi mejor amigo. Jamal es mi mejor amigo, te lo digo a día de hoy. Todos los días hacemos feedback de todo, le cuento mis cosas… Y nunca me habría imaginado que yo podría contarle cosas personales a mi hermano, porque yo me guardo todo dentro.

Me está recordando un poco a la relación de los Williams. De Iñaki y Nico.

¿Sí? Puede ser parecida. La relación que tenía antes con Jamal no era tan cercana, porque yo estaba muy centrado en mis cosas. Soy muy de estar metido en mis proyectos. Pero veía que tenía mucha proyección y eso había que explotarlo, Yo quería darle una oportunidad a mi hermano y le conseguí una prueba en Qatar.

A raíz de estar ahí y verle día a día, nos apoyábamos el uno al otro y la relación se fue haciendo más fuerte. Mentalmente ha sido el cambio más brusco que he visto en una persona. Ahora incluso le pido consejo. A veces le paro, porque yo sé de dónde vengo y valoro mucho todo. Él tiene mucha cabeza, pero yo soy más precavido.

¿Cuando el Athletic te anunció que no ibas a seguir cómo lo viviste?

Eso fue un palo muy duro. Me lo comunicó Aitor Larrazabal. Que no era decisión suya, pero era el encargado de comunicárselo a la gente y ¡hostia, me dolió mucho! Creo que ha sido uno de los palos más grandes de mi vida.

¿Qué edad tenías?

Iba a entrar en cadete de segundo año. 15-16 años, por ahí. Justo un año o dos años antes, Felix Tainta, el representante de los Williams, me ofreció ser mi agente y mis padres lo rechazaron. Luego Larrazabal me comunicó que no seguía y fue un palo que lo llevo aquí (se señala el pecho).

En ese momento, ¿sentiste que, de alguna forma, se terminaba un sueño?

Por una parte sí, pero seguí para adelante. Seguí jugando en el Arenas y ya en senior, pasé al Gallarta…

¿Todo eso lo sigues haciendo con la intención de llegar al fútbol profesional?

A lo máximo. Vuelvo a repetir, yo era igual de profesional ahora que antes. Lógicamente, vas cogiendo más experiencia y vas aprendiendo. De hecho, un entrenador me dijo: «tú eres como una esponja, vas asimilando conceptos y mejorando. Asimilas una cosa y vas a por la siguiente».

Escúchame, me metía gimnasio siete días a la semana, ejercicios para mejorar salto, rapidez… Luego alimentación; pum, pum, pum… Todo eso estando en un equipo en el que puede estar cualquier jugador normal.

Es decir, cuando Aitor Larrazabal te dice que no vas a seguir en el Athletic, te llevas un disgusto, pero luego le das y la vuelta y piensas “vamos por otro camino”.

Seguimos y creciendo siempre. Te juro que desde pequeño mantenía el objetivo de llegar. Que luego podía haber pasado cualquier cosa, pero mi objetivo siempre era ese y nunca me di por vencido. Por ejemplo, en 2ªB, en el Leioa, en media temporada jugué 5 minutos en Liga y decido salir, lógicamente. Ni me dio la oportunidad de jugar.

Voy al Portu (Portugalete), gano la liga de esa temporada jugando todo, nos quedamos a un paso de ascender. Hago otro año más en el Portu, ganamos la liga y ascendemos. Que ahí me acuerdo que jugamos el play-off contra Williams, que estaba en el Baskonia y luego ascendemos contra el Sestao. Ahí ya me voy al fútbol internacional y salgo de aquí.

Con el Portugalete jugaste en Tercera. ¿Se puede vivir como futbolista profesional jugando en Tercera?

Es que, en los últimos años, en España han bajado mucho los salarios en esas categorías y es complicado vivir del fútbol. Igual hace unos años podías vivir mejor jugando en Tercera, pero bajó mucho. En esa época estudiaba ingeniería química por la mañana, a la tarde iba a entrenar, me pagaba mi coche… De ahí ya decido pasar al fútbol internacional. Me sale una oferta en Bahrein y empiezo ahí la aventura.

¿Cómo te sale esa oferta?

Porque juego con la selección de Palestina, hago muy buenos partidos y ahí me doy a conocer.

Estando en el Portugalete te llama el seleccionador de Palestina. ¿Cómo llegó a saber de ti?

Creo que fue por Facebook, ¡fíjate! La federación de Palestina siempre busca potenciales jugadores para la selección y dieron conmigo. La primera vez fui a Ramallah y ahí empieza mi aventura con la selección.

¿Tú habías pensado en la posibilidad de jugar en la selección?

Lo había mirado y supuestamente, podía jugar con Palestina y con Qatar. Mi padre me decía que tenía familia en Qatar, porque el apellido Hamad es el mismo que el de Al Thani, el emir de Qatar. Pero mi padre me explicó cómo iba el tema de los apellidos. El caso es que me contacta la selección de Palestina, me nacionalizan y ya viajo allí.

¿Fuiste a hablar con ellos o ya a jugar?

Fui a una concentración de dos semanas para luego ir a la West Asian Cup en Irak. Debuto y de titular, que el seleccionador me había pedido que repasara el himno, porque en ese momento no sabía bien árabe. Ganamos 1-0 y con gol mío contra Yemen. ¿Empezamos bien, no?

¿Y cómo te sentiste ese día?

Ahora lo pienso y yo no sabía que podía tener tanta repercusión.

¿Te refieres a repercusión en Palestina?

En Palestina, en el mundo árabe también y a nivel internacional. Yo llevo 30 partidos con la selección y 5 goles, siendo defensa. Tres de esos goles son en partidos de clasificación para el Mundial.

¿Notaste que había mucho salto de jugar en el Portugalete a jugar un torneo entre selecciones árabes en Irak?

Sí, porque había jugadores de mucho nivel y otros que chocabas contra ellos y eran como una piedra.

De los 30 partidos que has jugado con la selección de Palestina, sólo 4 han sido en territorio palestino.

Jugué el partido más famoso que se ha jugado hasta ahora allí. Contra Arabia Saudí, que era la primera vez que iban allí y fue una locura. La gente escalaba para poder entrar en el estadio. Terminamos 0-0 y pudiendo haber ganado. ¡Fue histórico! Salimos en la BBC y en todos lados.

¿Por qué de tus 30 partidos internacionales sólo has jugado 4 en Palestina?

Por tema político. Muchas selecciones no quieren viajar allí o es muy complicado, por temas conflictivos. Y nosotros, muchas de las concentraciones que hacemos son en países extranjeros. Hemos hecho concentraciones en Turquía, en Qatar, que suele ser nuestra casa muchas veces, Kuwait también, Arabia Saudí, Emiratos… De hecho, he jugado treinta partidos con la selección y he hecho un montón de concentraciones en los últimos años, pero en Palestina sólo he entrado 3-4 veces.

¿Y es siempre porque el rival no quiere jugar en Palestina?

No, también es por tema político, porque es complicado entrar. Ahora están pasando muchas cosas y no se puede entrar. Palestina prefiere jugar en casa, porque ahí somos más fuertes, tenemos a nuestra gente y son unos locos del fútbol. Pero, por tema político, muchas veces no se puede jugar.

El partido contra Arabia Saudí que me has comentado era clasificatorio para el Mundial de Qatar.

Eso es. En casa somos fuertes. Es estadio sintético y ahí nos hacemos fuertes. Le habíamos ganado 2-0 a Uzbekistán, que al delantero de ellos lo fichó Mourinho para la Roma y luego empatamos con Arabia Saudí. Imagínate lo que es eso; que Arabia Saudí, a priori, es mucho más fuerte económicamente y con todas las facilidades que tienen, en todos los sentidos.

Incluso tuvimos el control del partido, dimos un palo y pudimos meter dos, tres goles. Nos fuimos con mal sabor de boca, porque podíamos haber rascado los tres puntos. Por eso te digo que en Ramallah somos muy fuertes. Por eso nos gustaría volver a jugar allí, aunque con la espinita de ese miedo de entrar.

Ramallah está en Cisjordania. Entiendo que allí el estadio sigue en pie.

Sí, sí. Sigue en pie y entre comillas, es seguro. Entre comillas, porque pasan cosas aisladas.

¿Qué apoyo tiene la selección por parte de la FIFA y de la Confederación Asiática de Fútbol?

Pues yo lo desconozco. Yo creo que apoyan igual a todas las selecciones.

¿No hay un apoyo especial a Palestina por la situación que está viviendo?

No. Sí que es verdad que, especialmente Qatar o Kuwait, son dos federaciones que dan dinero y apoyan mucho a Palestina. Muchas concentraciones las hacemos en Qatar y todo eso lo paga su federación, que es un gasto muy importante. Incluso da dinero a la federación y Kuwait igual. En alguna ocasión, Kuwait nos ha pagado los bonus de la concentración a los jugadores. Son cosas que dicen mucho de esos países. Son más esos países los que apoyan y aportan a Palestina.

¿Desde que empezaron los ataques sobre Palestina, la población sigue a la selección?

Aún así. Yo me acuerdo de que en la Copa de Asia, que todo este tema estaba muy reciente y se seguían mucho los partidos. Incluso recibíamos mensajes de la gente de Gaza diciéndonos «¡Nos habéis hecho muy felices!». O sea, yo estoy pasando eso y no estaría pendiente de la selección, porque estoy intentando sobrevivir.

Pues a ellos les hacía feliz esa hora y media, dos horas de partido. Vivir eso, esa felicidad, les da mucho orgullo. Muchas veces me pongo a pensar, me pongo en la piel de ellos y creo que no somos conscientes de lo que es vivir bajo un techo o poder comer cada día. Y ellos, que no lo pueden hacer, que les cae la comida del cielo por las ayudas… Tío, no sabemos dónde estamos y muchas veces nos quejamos por vicio.

¿Ese partido que me has comentado fue en el equivalente a la fase de clasificación en la que estáis ahora?

No, no. Es la misma fase en la que, esta vez, nos hemos clasificado. En la Copa de Asia ya hicimos historia clasificándonos para el torneo y ahora hemos hecho historia clasificándonos para la última ronda, a la que Palestina nunca había llegado. No paramos de hacer historia con Palestina, que es lo más bonito que hay y se le puede dar voz a un país en todo el mundo.

¿Los palestinos sienten mucho su selección de fútbol?

Sí, sí, sí. Imagínate que podemos ir perdiendo tres a cero, metemos un gol y se vuelven los más contentos del mundo. Es una manera de reivindicar a Palestina. Tú estás reivindicando algo y cada gol es una celebración. Cuando he marcado algún gol, la gente sale a las calles a celebrarlo o mi familia, allí en Gaza, sale también. Es una locura. Al final te sientes orgulloso, porque estás moviendo a un país. Y no sólo a la gente de Palestina, porque hay millones y millones de palestinos por el mundo.

Imagino que, por tu padre, habrías oído hablar de cómo era el país, pero, ¿te sorprendió cuando lo conociste?

Sí, porque, sinceramente, nunca había viajado al extranjero. Yo no solía hacer vacaciones fuera y cuando fui allí y vi todo lo que es Palestina, porque todo lo que es Israel era Palestina, que es muy bonito y tiene mucha historia, pero es muy distinto a Europa. Es un contraste de cultura, de lo que son las calles… Es un contraste de todo, pero me adapté muy bien y me recibieron muy bien desde el principio. ¡Joder, fue muy bonito!

Y son cosas que te llevas para toda la vida. Independientemente de todo lo demás, todas las anécdotas que vas viviendo en la selección las recuerdo como si fuera el primer día y me gustará contarles a mis hijos y a mis nietos, porque son cosas que no las vive cualquiera.

¿Cómo se sintió tu padre el día que debutas y marcas con Palestina?

Pues imagínate. Estaba llamando a toda su familia de allí, «mira, que mi hijo va a jugar». Encima con lo que le gusta fardar a mi padre, que habla mucho, pero es muy buena gente y tiene un corazón… Estaba ilusionadísimo y mi madre también. De hecho, cuando están aburridos en casa se ponen el vídeo del primer gol que metí. Me dicen: «¡joe, es que es como aire fresco!».

Luego volveremos con la selección, pero me decías antes que gracias a debutar con Palestina te das a conocer a nivel internacional y fichas por un equipo de Bahrein. Entiendo que ahí ya hay un salto en tu carrera deportiva.

Sí. Ese fue un punto de inflexión en mi vida, porque nunca es fácil dejar tu casa e irte, encima solo. Porque me cogí una maleta y me fui yo solo. Y creo que es la mejor decisión que he tomado en mi vida.

¿Te sentías seguro de dar ese paso?

Sí, porque confiaba en mí. Me considero una persona muy valiente, me exijo a mí mismo y nunca me conformo con nada. Eso me lo decía mi novia, que igual consigo algo y no disfruto lo que he conseguido, voy a por otra cosa. No me permito muchos caprichos, sino que siempre intento que los que están a mi alrededor se sientan a gusto. Yo miro siempre a futuro y para darme un capricho, para comprarme unas zapatillas, por ejemplo, me tiene que decir mi novia «cómpratelas».

Me reconforta más dar dinero a la familia que comprarme algo para mí. ¿Para qué quiero las zapatillas? Si no las necesito. Yo he pagado una comida en Qatar a gente importante para hacer contactos y no me ha hecho daño, porque en el futuro me va a valer. Yo valoro el dinero, pero, gracias a dios, tengo buen colchón. Vivo bien y no me falta de nada. Y todavía me quedan otros diez años de carrera, Insha’Allah; si dios quiere, como dicen por ahí.

Cuando llegas a Bahrein, ¿te sorprende el fútbol árabe con respecto al español?

Es distinto, pero, claro, he pasado por tantas ligas que cada una es distinta. La liga de Egipto es muy física, hay talento, pero es más física.

Tiene un poco más de nivel que las demás ligas árabes, ¿no?

Egipto es de las muy fuertes. Mohamed Salah, por ejemplo, sale de un equipo de mitad de tabla para abajo al Basilea. Te estoy hablando de mitad de tabla para abajo, no jugó en el Zamalek o Al Ahly. La liga de Egipto es muy fuerte y lo mejor de todo, es que es un escaparate para muchas otras ligas.

¿Qatar podría ser el más parecido a Egipto a nivel de fútbol?

Arabia Saudí ahora mismo. En Qatar da gusto jugar. Campos perfectos, aire acondicionado en el estadio.

Tenía entendido que en Qatar no va mucho público a ver los partidos.

Al Rayyan, que era mi equipo, tiene público. Al Sadd tiene público. Algunos clubes sí que tienen, pero otros no. Eso es lo malo, que tiene estadios increíbles y no va mucho público.

¿La selección sí que mueve gente?

Con la selección va todo el país. Cuando jugamos contra Qatar el estadio estaba lleno.

¿Siguen profesionalizando el fútbol? Tenía idea de que después del Mundial lo habían dejado un poco.

No, no, para nada. Siguen y más fuerte que nunca. De hecho, la federación de Qatar tiene intención de nacionalizar a mi hermano y que juegue con la selección. Él estaba en Leioa, le di la oportunidad de ir a Qatar y ahora mismo, lo consideran una de las promesas del fútbol qatarí.

Ha firmado cinco temporadas en uno de los mejores clubes, donde estaba Yacine Brahimi, que jugó en el Oporto y el Granada. Decidimos que esa era la mejor opción para él, porque tenían un interés grande y llevaban tiempo siguiéndole.

En Arabia Saudí los clubes están controlados por la federación. ¿En Qatar es igual o son más independientes?

Las dos cosas. Por lo que tengo entendido, la federación chequea todos los fichajes y tiene que dar el visto bueno.

¿Y puede decidir que un jugador no vaya a determinado equipo?

Sí, pero lo primordial es que al equipo le interese el jugador. A veces es el equipo el que le dice a la liga que quiere a tal jugador y otras es la liga quien ofrece un jugador a los clubes y los que estén interesados, lo dicen.

En esos años prácticamente cambias de equipo cada temporada. Estás en Bahrein y pasas a Egipto. Luego vas a Qatar, a Kuwait y a la India. ¿Estos cambios siempre son por decisión propia?

Siempre decisión propia. Porque cuando me voy, el club siempre quiere continuar conmigo. Ahora he salido de Zamalek y he tenido que renunciar a un dinero, porque no estaba a gusto con el entrenador  y creo que era lo mejor para mi carrera deportiva. El club no me quería dejar salir, porque me conocían de mi etapa en Egipto, que ha sido de las mejores de mi carrera.

Te refieres a tu primera etapa en Egipto.

Sí. En Al Masry. Lo hice muy bien y de ahí me fui a Al Rayyan, en Qatar. Me conocían de eso. De hecho le metí gol a Zamalek en liga. Lo que pasa es que yo no tuve paciencia. Yo sé que hubiera acabado triunfando allí, pero tomé la decisión que creía que era mejor para mi carrera deportiva.

Con Zamalek ganasteis la Copa Confederación, que es el equivalente a la Europa League.

Yo creo que es el mayor logro que he conseguido a nivel de clubes. Fue a estadio lleno, 80.000 personas, que eso es extraordinario en Egipto, porque la entrada está limitada, pero para la final sí que permitieron llenar el campo (En 2012 aficionados de Al Masry atacaron a los de Al Ahly y murieron 74 personas en Port Said. Desde entonces, Al Masry siempre juega en el mismo estadio y el resto de equipos tienen la entrada limitada).

¿Para ese partido no pusieron límites de asistencia?

No. ¡Fue espectacular! Fue la mejor experiencia que he vivido por la celebración que hubo. Y para meter a mi novia al campo no sabes lo que tuve que hacer, porque era ya una locura. Los aficionados tuvieron que entrar cinco horas antes al estadio para poder tener sitio. No hay organización y quería entrar todo el mundo al campo.

¿Es similar al fútbol argentino?

No y te voy  decir por qué. Unos amigos míos vinieron a ver la final con mi novia y uno me dijo «he estado viendo a Boca Juniors y esto es mil veces más salvajada. Yo no me atrevería a traer a mi novia aquí». Y eso que en el minuto 80 mis amigos se tuvieron que ir al aeropuerto y no vieron la locura de verdad. Sólo mi novia se quedó y me dijo que había pasado miedo.

¿Tú no pasaste miedo?

Yo no. Porque sé cómo son los egipcios y ya estoy acostumbrado. Sé cómo se comportan, cómo reaccionan cuando ganan un título, que están eufóricos y todo el mundo quiere saltar de la grada al campo. Al final, para poder meter a mi novia al campo tuve que hacer malabares. Algunos de seguridad tuvieron que ayudarme para quitar a otros de seguridad.

A nivel de ambiente en el estadio, ¿esa final fue más que un Al Ahly-Zamalek?

Es que es distinto. Al Ahly-Zamalek es media grada de un equipo y media de otro. Es como el Real Madrid-Barça multiplicado por veinte. Tú, cuando llegas a Egipto, lo primero que te dicen no es cómo te llamas, es ¿Ahlawy o Zamalkawy? Sí es verdad que en Egipto hay más seguidores de Al Ahly, pero en Oriente Medio hay más de Zamalek.

¿Son los dos equipos con más seguidores del mundo árabe?

Es que son seguidos en todos los lados. Vas a Emiratos y todos son seguidores, en Arabia Saudí igual, es que hay egipcios en todo el mundo. Turki Al-Sheikh, el presidente del Almería, que está en Arabia Saudí, quiere que gane Al Ahly, porque la Supercopa de Egipto se juega en Arabia Saudí.

¿Jugar en Zamalek fue una experiencia muy distinta a lo que habías vivido?

Sí, porque eso sí que es presión.

¿Más que jugar con la selección de Palestina?

Es que es distinto. En Zamalek sí que repercute lo que haces o lo que no haces. Sales a la calle y es una locura. Tú no sabes. En Europa, cualquiera que juegue en un equipo dice «no, es que los fans…» No, no, amigo, vete ahí, juega ahí y eso sí que es presión. Es que para los fans el club es su vida, que es una locura.

La mayor locura es jugar en Egipto en un equipo grande, como Al Ahly o Zamalek. Ahí vas a ver lo que es el fútbol profesional y lo que acarrea. Si eres bueno, eres top mundial; si eres malo, estás liquidado.

¿Tú llevas bien esa presión?

Sí, porque a mí me gusta. Soy un tío extrovertido y me gusta interactuar con los fans. Y cuando juego, rindo bien. Otra cosa es que, al final, el entrenador prefiera poner a otro. Eso no depende de mí. Pero yo, todo lo que estaba en mi mano, lo he dado y siempre he demostrado todo y por eso me quieren los fans, la directiva, los jugadores… Si ahí el ambiente lo ponía yo. Tenía muy buena relación con todos, las bromas las hacía yo…

Por lo que he visto de ti, me da la sensación de que eres un central que suele salir con el balón controlado y al que le gusta mandar en la defensa y va muy bien por alto. Un poco al estilo de Sergio Ramos.

Es que es mi modelo a seguir. Yo en el mundo árabe estoy considerado como un central agresivo. De hecho, muchas veces me dejo la barba larga.

Además pones cara muy seria en todas las fotos.

Sí. A veces me dicen «sonríe» y digo que no, no voy a sonreír. Mi papel es este (risas).

¿Te fijas en Sergio Ramos por el juego y por el liderazgo también?

Yo soy una persona que me gusta tener todo controlado y que me gusta mandar. Porque asumo las responsabilidades, me gusta el liderazgo, me gusta corregir aquí y allí, ser agresivo, ser el líder. Hablando claro.

Has jugado también en el North East United de la liga india.

Este es otro tipo de liga, muy profesional también y que firman buenos extranjeros. Y había varios españoles ahí, que siempre ayuda.

¿Qué españoles estaban?

Michel Zabaco, que estuvo en el Burgos, Néstor Albiach, Juan Pedro Benali, que ha entrenado en varios países árabes y ahora ha ido Guillermo Fernández, que estuvo en el Athletic.

¿Por eso fuiste a la liga india?

Mira, estuve allí unos meses, rescindo el contrato al ir a la Copa de Asia y ya firmo con Zamalek, que era un equipo mejor. Aunque cuando rescindo yo no sabía que iba a ir allí. Yo voy a la Copa de Asia y pienso «seguro que algo bueno va a salir».

Para romper un contrato sin tener otro firmado hay que tener mucha confianza en uno mismo.

Pero es que yo confío mucho en mí y siempre miro por el bien de mi carrera, entonces intento elegir la mejor de las opciones.

Cuando jugáis la Copa de Asia ya han empezado los ataques de Israel sobre Gaza. Entiendo que en la selección palestina la situación sería precaria.

Sí, estaba la cosa muy complicada e incluso durante las comidas los jugadores estábamos viendo vídeos que nos pasaban de los ataques. Había bastante seriedad en el ambiente. No estaba el horno para bollos, ni para muchas bromas. A medida que pasan los días si que sale alguna bromilla y según vamos consiguiendo logros ya mejora el humor.

En esa situación, ¿sentíais que el papel de la selección era más importante como representantes de Palestina?

Totalmente. Es como dar voz a Palestina. Al final, en ese momento sólo había lo que estaba ocurriendo allí y la selección. No había más y la selección estaba consiguiendo algo histórico, algo importante para dar más voz, para decir que estamos aquí. ¿Qué crees, que no vale nada la vida de una persona? ¡Que no es un número; que es una persona que tiene familia, que tiene sentimientos!¡Que estás quitando una vida! Y de gente inocente. ¡O sea, estamos locos! Y ya no se habla tanto de Palestina, la gente ya se ha cansado de hablar, pero que está muriendo mucha gente.

38.000 muertos, según las cifras oficiales (cifras del día de la entrevista).

Y yo intento evitar ver cosas. Mi familia me mandaba vídeos de lo que pasaba y los eliminaba, porque, al final, el día a día es muy jodido.

En esa Copa de Asia os clasificasteis para octavos de final por primera vez en la historia.

Y para Palestina es algo importante. Igual para otra selección no, pero para Palestina, con todos los condicionantes, es muy complicado lograr eso, porque hay selecciones muy buenas.

A vosotros os elimina Qatar.

Siendo nosotros merecedores de ganar el partido. Al acabar, gente de ellos me dijo que merecíamos haber ganado. Independientemente de eso, la imagen de Palestina que dimos allí fue muy buena, que es lo más importante. Incluso nos apoyaron todas las aficiones que había allí. Bueno, los fans de Emiratos no tengo recuerdo de que nos apoyaran.

¿Emiratos no apoya a Palestina?

Por lo que tengo entendido, no. En el primer partido, la afición de Irán apoyó a Palestina de manera espectacular. Se portaron muy bien y eso que tienen una selección muy buena. Ahora tengo dos ofertas para ir a jugar allí.

¿Qué reacción hubo en Palestina cuando os clasificáis para octavos?

¡Espectacular! Eso fue una locura.

¿Has estado recientemente en Gaza?

No y tampoco me gustaría, porque pasaría miedo, sinceramente. Es un peligro eso ahora mismo. Encima, cada vez que hay una convocatoria con la selección, algunos jugadores, para ir al aeropuerto de Jordania o el que sea, tienen que pasar por algún control de estos y no es que sea una situación muy amigable.

Una curiosidad, había oído que el club Palestino de Chile se seguía mucho en Palestina. ¿Lo consideran como un representante suyo?

Eso es. Muchas veces hacen gestos simbólicos. Salen al campo con la kufiya (pañuelo típico palestino) y cosas así, porque hay muchos palestinos en Chile. No sé cómo es que se fundó ese equipo, pero se sigue bastante. Pero bastante, bastante. Y no solo en Palestina, sino que también en Kuwait y en más países y lo reconocen como un representante de Palestina.

Ahora mismo estás buscando equipo para la temporada que viene. ¿Te gustaría jugar en el Athletic?

Hombre, claro que sí. Para mí y yo creo que para cualquier chaval que haya nacido en Euskadi.

Bueno, para todos no (risas).

Vale, en el Athletic o en la Real, Alavés , Osasuna… ya me entiendes. ¿Me gustaría? Sí, claro. Hasta ahora no se ha dado la posibilidad, pero en un futuro, ¿quién sabe?

¿Sería un objetivo en tu carrera?

¿Por qué no? Mira el caso de Álvaro Djaló. Yo tengo relación con él. Estuvo de pequeño aquí, ha seguido formándose fuera y de repente, ha llegado la oportunidad. Han contado con él, que es un jugadorazo y mira, nunca se sabe. Yo tengo 26 años, de repente el Athletic necesita un central y les cuadra; pues yo estaría encantado de venir. Lógicamente, valoraría qué situación tengo en ese momento, pero estaría encantado de venir al Athletic, porque soy del Athletic.

Ahora mismo no está en tus planes volver a la liga española, pero ¿una oferta del Athletic cambiaría esos planes?

Hombre, claro. A mí me haría mucha ilusión jugar en el Athletic, poder estar todos los fines de semana en San Mamés… Sinceramente, a mí el Athletic me ha dado mucho en el sentido de que me ha aportado una mentalidad de futbolista desde pequeño.

¿El Athletic te aportó más de lo que me comentabas de tu padre?

A ver, es que lo de mi padre es extremo. Pero en el Athletic siempre te inculcan la disciplina, los valores, la seriedad. Porque los entrenadores del Athletic son profesionales que te exigen desde el minuto uno. Incluso en tema de alimentación, que de pequeño no te preocupa mucho ese tema.

Recuerdo, de niño, un torneo que jugábamos contra el Barça y clubes así y los más estrictos eran los de nuestro equipo. No nos dejaban comer esto o lo otro. Terminábamos el curso y era obligatorio llevar las notas. Recuerdo ir a Lezama en el autobús estudiando, que en el mismo autobús iban también Muniain, Aymeric Laporte, Kepa Arrizabalaga… A veces se reían de mí porque iba estudiando y me decían “venga, deja los libros”.

¿Y con Palestina qué objetivos te planteas de cara al futuro?

Intentar hacer toda la historia que se pueda con Palestina y conseguir todos los objetivos. Ahora mismo, lo que queremos es llegar al Mundial. Ahora encima entran 48 selecciones, no 32. Hay más posibilidades y el Mundial es en Estados Unidos, Canadá y México. Si llegamos allí… No, no, escúchame, ¡invito a todo Euskadi al Mundial! Sería algo histórico.

Y tendría un impacto enorme para Palestina.

¡Total, total! Es todo en uno y sería brutal.

3 Comentarios

  1. Joer qué malos que son los israelíes, que se despertaron un día por la mañana y dijeron «pues como estoy aburrido, vamos a exterminar a los vecinos.» Asesinatos, secuestros, torturas, violaciones, … nada. El 7 de Octubre simplemente no pasó.

  2. Hay gente en España, que como Xavi o este señor consideran que el modelo de sociedad que ha creado la teocracia catarí es uno de los mejores del mundo. Las razones que los han llevado a decir eso son diametralmente opuestas pero su mensaje es el mismo. Que después no haya sustos o discursitos tipo «Cómo ha podido pasar eso?»

  3. Consejos traigo…

    Yaser, mucha suerte con tu carrera futbolística, pero, estando donde estás, con los contactos que debes tener… acaba la carrera de ingeniería química y a vivir. Creo que pocas personas se podrían imaginar una situación mejor una vez se te acabe el fútbol.

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