Dopaje

Detectar jóvenes de 12 años para «ayudarles médicamente» a ganar; el documental alemán de dopaje en España completo

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Tras la repercusión muy limitada que han tenido las palabras de Eufemiano Fuentes en el documental de la televisión pública alemana sobre el dopaje en el deporte, se emitió el reportaje completo. Era de sumo interés, porque el famoso doctor no era el único español que aparecía, también lo hacía Andrés Martínez, que corría los 1.500, y a finales de los 80 estaba en lo alto, hasta que le empezaron a superar todos y solo tenía una opción para estar a la altura. Sin embargo, prefirió estudiar.

En su entrevista, dice: «Vi a rivales a los que siempre había ganado, que de repente se convertían en campeones de Europa en menos de dos años». Su conclusión es clara: «Eso demuestra lo fuerte que es el doping, la hormona del crecimiento». El documental explica que Martínez se negó a doparse y eso le costó tanto el éxito como su carrera. Otros, sin embargo, decidieron aceptar los productos dopantes libremente.

«En una ocasión estábamos en un avión y nos dieron un formulario en el que teníamos que escribir todos los productos que estábamos consumiendo, nos lo dio el médico del equipo, en mi caso indiqué que tomaba hierro y vitamina C, una vez entregué el formulario, el médico vino y me dijo ‘no me has entendido, tienes que escribir todo lo que tomas’ y yo le dije ‘pues eso es lo que tomo, nada más’ y se quedó realmente sorprendido».

Su mujer es Maribel Medina, escritora, autora de la novela Sangre de barro (ediciones Mava) que trataba sobre las mafias de la EPO y los productos dopantes tras cuatro años de investigación y con los testimonios privilegiados de su pareja. La novela era una novela porque no tenía pruebas como para poner nombres propios, solo testimonios. En esos años en los que se documentaba, aseguró haber visto dos modelos de contrato para el mismo ciclista, uno si el dopaje se lo pagaba él, otro si se lo pagaba el equipo, lo que, según averiguó, era una práctica habitual.

Según declaró en ABC, su marido «una vez entró en el vestuario de la selección para darse masaje y vio en la camilla a una atleta, de las más famosas de la época y que ganó muchos campeonatos y medallas, llena de pelo por todo el cuerpo, en las tetas, el abdomen, la espalda. Las mujeres solo tenemos pelo donde tenemos pelo… Y esa atleta estaba plana, como la mayoría de las atletas. ¿Has visto a alguna atleta con tetas? Todo es por la testosterona».

De hecho, detectó que estaba tan extendido, que en una Behobia-San Sebastián, preguntó los corredores si habían tomado algo y le contestaron que sí «por batirme a mí mismo», que porque «el lunes estoy en la oficina y con esto me recupero muy bien». Para periodistas alemanes del documental, todos estos detalles muestran una cara no tan conocida del deporte español.

Entrevistada junto a su marido, Medina explica que el dopaje empezó antes de Barcelona 92, cuando se asumió que la única forma de obtener medallas y éxitos era pasar por el aro. Es la forma que tienen de presentar a Eufemiano Fuentes, responsable entonces de la Federación.

A continuación, llegan las palabras recogidas con cámara oculta que se filtraron antes de la emisión del documental. Se preguntan cuál fue su influencia en los resultados que se obtuvieron en los Juegos Olímpicos. Tenemos que creer que le pillaron, porque es extraño que Fuentes vaya a dejarse coger en un renuncio cuando es conocido que cobra por sus testimonios. Hay quien ha denominado a esta aparición posado-robado.

Eufemiano Fuentes en los juzgados de lo penal de Madrid, 2013 (Foto: Cordon Press)

En una intervención en la que Fuentes mezcla inglés y español, les enseña las recetas de anabolizantes que le facilitaba a los atletas de la residencia de la que era médico. Luego explica que se fue de la Federación en el 88 para trabajar «en la sombra», «sin presión, sin prensa, en libertad» y «para que no pudieran vincularme con los éxitos del 92».

Después llegan elogios a la RDA. «Un país con diecisiete millones de habitantes y más medallas que Inglaterra», dice. Es sabido que allí logró el know-how y él lo confirma: «Copiamos el sistema de los países del Este, tuvimos dinero para poder intercambiar información con médicos alemanes del Este, polacos, rusos, checos y de todo el bloque del Este, compramos información con dólares».

Su modus operandi: «Crear un equipo de trabajo, ocho años antes buscar jóvenes de 12 a 15 años que en la Olimpiada tuvieran 22-24 años, captarlos prepararlos técnicamente, entrenarlos deportivamente y ayudarlos médicamente para que den el máximo». El Gobierno, en sus palabras, le dijo: «Hazlo como tú quieras, pero quiero medallas y no quiero positivos ni problemas de salud que puedan comprometer».

Los periodistas alemanes pusieron en conocimiento de la Federación española de atletismo estas declaraciones, pero no obtuvieron respuesta. Antes de la emisión, cuando se filtraron estas palabras, se emitió un comunicado negando la mayor. Acto seguido, Jörg Krieger, historiador del deporte y experto en dopaje olímpico, revela que en los Juegos Olímpicos no suele haber escándalos de doping, pero sí en la revisión de los análisis diez años después. No es una cuestión de uso de nuevos métodos, confiesa, sino que el COI no quiere escándalos durante los Juegos, así el telespectador cree que los Juegos son limpios, pero diez años después sale la verdad.

Este documental es solo el episodio de una serie. Al final, los periodistas viajaban a India, a una competición juvenil, y en el sótano del estadio se encontraban el suelo completamente lleno de jeringuillas. Una imagen muy reveladora. Por último, trataban el mayor escándalo de dopaje de los últimos años, el de los nadadores chinos pasado por alto por la CHINADA.

 

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