Juegos Olímpicos

El color del Sena es un negro helador, prueben a correr por esas avenidas semidesiertas

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El río Sena (Foto: Cordon Press)

En la explanada herbosa de los Inválidos de París se sale a correr, se azuza al perrete urbanita y privilegiado para que salte y rompa con su sedentarismo cánido contemporáneo, de apartamento de los arrondissements VI y VII, y se juega al rugby. Podría decirles que, quizá, correr se corre más en la zona de las Tullerías.

Si me preguntan, yo creo que el visitante gusta de correr mirando al Louvre pero les estaría lanzando una hipótesis ciega y que vive en mi cerebro filtrada por el hielo y la noche. Porque siempre me ha gustado visitar ciudades con el frío pelón, cuando los turistas escasean y cuando uno puede correr en pantalón corto y guantes, que es un estado consciente de felicidad muy mío.

Y en París en invierno hace un frío de pelotas. Además de que escasea la luz. No como ahora, en pleno verano, donde se notan esos paralelos que dejan Europa bastante al norte y los días se alargan igual que las ruedas de prensa y las esperas a ser atendido en algunos comercios.

Igual de largos que las ceremonias de inauguración, que empiezan semanas antes con el debate de quienes serán los abanderados, de si se tocarán temas candentes como la guerra eterna o la inequidad del bienestar, si Lebron James no pone pegas para abanderar la delegación de las stars & stripes o si Kenia desfila tocada de un color rojo sangre fantasioso, que representa la síntesis de la evolución humana y, sin querer, también alude a esa debilidad del dopaje sanguíneo moderno en el que su sistema deportivo ha caído a cuatro manos.

Las ceremonias (inaugural y de clausura) son un género en sí mismo. Han dado al mundo ceremonias chungonas y estéticas como las de Río 2016. Ceremonias milimétricas y llenas de fuegos artificiales como en los Juegos de Beijing 2008. Ceremonias amistosas y cálidas como las del estadio de Montjuic en Barcelona 1992. La red de los vídeos está ahí para que buceemos en ella y se nos haga de madrugada, que en definitiva es cuando los vídeos se disfrutan mejor, furtivamente.

Estos Juegos, tan parisinos, los últimos hasta ahora celebrados en el viejo continente, apuestan por una ceremonia inaugural de toque único e irrepetible (hasta la próxima sede que les copie). La geografía de la isla de Francia se convierte en línea argumental de la escena. Los renders que poblaron las noticias mostraban unas puestas de sol hacia el horizonte de La Defense, el muro del capitalismo galo, y un desfile de unas barcazas sobre las aguas argentinas que sustituían a los deportistas-soldado del desfile tradicional, el que acogía el Estadio Olímpico.

Pues les puedo asegurar que, si uno le quita ese sol de ocaso que ponían en las imágenes de esa ceremonia de París 2024, el tono general del Sena es más concretamente un gris cosmopolita, muy cercano al alborotado Támesis de su vecino y enemigo londinense. Prueben. Cuesta imaginar los reflejos violetas y plateados de las lunas, las farolas y los focos que se ofrecen en las películas de Woody Allen y en Emily in Paris y en los dibujos animados.

Volviendo a mi invierno favorito, el color del Sena es un negro helador. Sin luz, su aliento es silencioso. Prueben a salir a correr de noche por esas avenidas semidesiertas. Vengan en invierno y miren a ese espejo, miren dentro de ese agujero negro. Es como si, desde una antimateria en la que residen los ahogados, los suicidas, la falta de luz quisiera atraer y aprovechar hasta el vaho de cada runner. ¿Da miedo correr cerca de ese Sena? Imagino que no. Igual que no da miedo un enemigo que no obliga a girar la cabeza hacia atrás.

Da más miedo leer las palabras de un atleta que sonríe, arropado por la tregua olímpica, mientras recuerda cómo confesó sus faltas a cambio de la comprensión y la redención olímpica. Luego, total, para que esos mismos paseen sonriendo a sus atletas militantes y que la realización haga un somero plano general, silencioso y cómplice. Miedo me da que la ceremonia ratifique sibilinamente eso: obtener un perdón que se otorga por categorías y por intereses. Sean dopaje, guerras o injusticias. ¿Será esa la tónica de estos Juegos? ¿Alguien ha dicho tónica?…

5 Comments

  1. José Luis

    Lamentablemente, los turistas ya no escaseamos en ningún momento… en ningún sitio…

  2. No me he enterado de nada. Voy a desayunar. Bonne journée

  3. Pacolete in extremis

    Yo creo que la ceremonia inaugural estuvo copiada de lo de la gabarra del Athletic.

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