Medio millón de personas se echaron ayer a las calles de la capital para celebrar el título de Liga del Real Madrid, que se acaba de clasificar para su sexta final de la Champions en los últimos 11 años. Y eso que empezó la temporada con la grave lesión de Courtois, la marcha de Benzema y perdió a las primeras de cambio a sus centrales titulares, Alaba y Militao.
La campaña ya es un éxito y si el próximo 1 de junio en Wembley gana la decimoquinta se convertirá en inolvidable. Tengo amigos y conocidos culés que ya lo dan por hecho, que están rendidos de antemano y bromean sobre planes en cines, cuevas y pueblos en las montañas sin cobertura donde poder estar en paz sin noticias de lo que consideran inevitable.
Mientras, la última vez que escucharon a su presidente, Joan Laporta, fue para celebrar eufórico la continuidad de Xavi Hernández y proclamar que el barcelonismo estaba muy ilusionado. De aquello solo han pasado menos de tres semanas.
Se saludan desde lejos por la calle, menean la cabeza y acuerdan desde el minuto uno que «d’aixó no parlarem» (de esto no hablaremos) para a continuación rajar de casi todo y sobre todo de los árbitros, admitir luego que están desesperados y confesar más tarde que no ven la luz al final del túnel porque encima el Madrid va a fichar a Mbappé. Lo único que les sirve de consuelo es sentirse acompañados en la miseria, pero aunque la cursilería de los vasos comunicantes sea absolutamente cierta, no es el club de Florentino Pérez el que les está hundiendo, sino la gestión de Joan Laporta.
La venta de patrimonio, las palancas y conejos varios sacados de la chistera en el último momento, no han servido para sacar a la entidad culé de una profunda crisis, aunque el presidente siga vendiendo ilusión y mogollón de optimismo.
De lo que opina en general la masa social no se sabe más allá de los que yo me pueda encontrar por el barrio, porque Montjuïc no sirve de termómetro y es hasta probable que esta noche, en el encuentro ante la Real Sociedad, se vuelva a hacer la ola porque los guiris que por la mañana se han pasado por la Sagrada Familia y han fundido la tarjeta de crédito por el Paseo de Gracia por la tarde, necesiten por la noche un poco de diversión y se la trae al pairo si Xavi ha hecho acto de contrición por no jugar con un pivote defensivo y el equipo es un coladero.
Mucho me temo que Dani Olmo y Nico Williams, que han aparecido en los últimos días en las portadas de los diarios, no serán cebo suficiente para aplacar los ánimos si esta noche el Barça se la pega después del tropiezo del Girona y que la segunda posición en la tabla de clasificación vuelva a estar en sus manos.
Estamos a una derrota de que Haaland aparezca de nuevo en los titulares, me temo. Incluso la continuidad de Xavi parece una maniobra de distracción para que no se hable de lo importante: Laporta y su gestión, hasta que caes en la cuenta de que Laporta es Laporta y no funciona de forma tan calculadora, sino a golpe de intuición y testosterona, sin el consejo de Johan Cruyff como en su primera etapa y sin los ahora citizens Ferran Soriano, Txiki Beguiristain ni Pep Guardiola.
Ahora está rodeado de una guardia pretoriana que se dedica con fervor a aplaudirle las ocurrencias mientras directivos y ejecutivos con perfiles profesionales han puesto, espantados, pies en polvorosa.
Así que no, no es el Real Madrid el que está hundiendo al Barça en la miseria. Gane o pierda la final de Wembley ante el Borussia Dortmund, el Barça continuará igual. Con la misma crisis galopante institucional, deportiva y social de la que no se están ocupando porque están muy entretenidos todos pensando en otra cosa. En los árbitros, el pueblo sin cobertura en las montañas o una sesión doble de cine.
Menuda fijación tiene esta señora, bombardeando cada 2-3 días en As y aquí. Lo que se me hace difícil de entender es que Sport JotDown, que se supone es un medio que quiere alejarse del fango de los medios tradicionales, permita a esta señora escribir artículos con este tono. Qué pesadez.
Si es que os lo escriben clarito, os ponen fotos, y ni así…
Me importa poco o nada el Barça. Solo me importa el Real Madrid. Entiendo que si el Madrid no tiene culpa, no lo nombres. Dejad de mezclar el nombre de mi equipo con otros que no le llegan a la zuela del zapato