El 27 de julio de 2012, el Reino Unido, con una ceremonia espectacular que repasó la extraordinaria trayectoria musical que la cultura británica ha legado al mundo, inauguró la XXX Olimpiada, unos Juegos Olímpicos que a la postre resultaron ser un éxito tanto deportivo como de imagen, una inyección de soft power años antes del Brexit y de las actuales complicaciones sociales y económicas por las que atraviesa el país.
Para la selección olímpica británica, aquella edición también es una colección de dulces recuerdos, pues los anfitriones consiguieron 65 medallas, 29 de ellas de oro. Dentro del éxito colectivo y de triunfos legendarios como el del atleta Mo Farah, queda para el recuerdo la estelar actuación del equipo de ciclismo. Doce medallas cayeron en el verano londinense. Especialmente reseñable fue la actuación en la pista con siete deslumbrantes preseas que certificaron un dominio absoluto de los ciclistas británicos que ya habían empezado a arrasar cuatro años antes en los juegos de Pekín.
La obra fue contemplada en el velódromo por su gran artífice, Dave Brailsford, responsable del ciclismo británico en aquel verano y actualmente manager deportivo del equipo ciclista Ineos, un cargo que todo apunta, dejará próximamente para hacerse con las riendas del destino deportivo de uno de los clubes de fútbol más grandes del mundo: El Manchester United.
Según apunta la prensa inglesa, solo faltan unos detalles para que la petroquímica Ineos en manos de uno de los hombres más poderosos del Reino Unido, Sir Jim Ratcliffe, adquiera el 25 por ciento de las acciones del club de Manchester y se espera que aumente esa cantidad se incremente en el futuro. ¿En qué manos va a quedar el club, agitado en los últimos años por periodos convulsos y una perpetua crisis? ¿Qué se esconde tras este conglomerado empresarial?
La aparición de Ineos en el deporte, tiene dos vertientes, la deportiva y la social. Y ambas no carecen de sombras. Ineos ha estado implicado en los últimos años en distintas polémicas sobre el uso del fracking, una técnica de extracción de gas y petróleo del subsuelo que según distintos científicos y activistas puede llegar a provocar terremotos y que ya ha causado problemas en otras zonas. Países Bajos prohibió la extracción de gas en el campo de Groningen tras sufrir varios seísmos.
El gobierno británico dejó de apoyar esta técnica en 2019, pero Ineos siempre se opusó y en un contexto de encarecimiento de la energía por la guerra de Ucrania, esa presión se incrementó. En 2022, el ejecutivo británico anuló la moratoria en defensa de «la busqueda de independencia energética», según aseguraron desde el gobierno.
Es bastante habitual que activistas climáticos protesten contra la petroquímica en las diferentes carreras en las que sus ciclistas compiten. En el Tour de Yorkshire (un condado donde Ineos tenía licencia para realizar fracking) se repartieron diez mil caretas con un Ratcliffe caricaturizado de demonio para protestar contra la petroquímica y en diciembre de 2020 en Bélgica algunos coches del equipo fueron vandalizados.
En el plano deportivo, el hombre clave es Brailsford, mano derecha de Ratcliffe, que será el encargado de intentar enderezar el discurrir deportivo del United. Brailsford es, sin duda, un gestor deportivo de éxito. Su palmarés reluce. Los ocho oros conseguidos en pista en el velódromo londinense fueron la repetición de los ocho conseguidos cuatro años antes en Pekín.
Después de arrasar en pista, se hizo cargo de la gestión deportiva del equipo ciclista Sky que implantó una dictadura en ruta similar a la conseguida en pista. Sky Team consiguió de 2012 a 2019 ganar siete Tours de Francia. En la nómina de ganadores están ciclistas que habían destacado en pista como Bradley Wiggins o Geraint Thomas.
Para los jóvenes lectores de Jot Down Sport, es como si el Tour del año que viene lo ganara Filippo Ganna. También fue sorprendente la incursión fulgurante en la élite de Chris Froome, que acabaría ganando el Tour de Francia en cuatro ocasiones. Sky se hizo famoso en el deporte por «inventar» el término «marginal gains» (ganancias marginales), una teoría según la cual pequeños detalles que daban una mínima ventaja como tener bicicletas más ligeras o maillots con mejores materiales permitían una ganancia en tiempo que luego en su totalidad resultaba decisiva.
No era una tontería, el ciclismo es uno de los deportes que más ha avanzado tecnológicamente y cuesta creer que las bicicletas de ahora tengan algo que ver con los pesados artilugios con el que en el pasado los deportistas se enfrentaban al Mount Ventoux.
Sin embargo, el ciclismo también ha sido uno de los deportes que más coste ético y personal ha sufrido con la sombra del dopaje y Sky y los pistards de Londres 2012 no están libres de que los aficionados arqueen una ceja antes sus éxitos y que las ganancias marginales se hayan convertido en una especie de meme. En agosto de 2023 la agencia antidopaje británica hizo pública una sanción de cuatro años de suspensión para Richard Freeman, que fue desde 2009 a 2015 médico de Sky y de la federación británica de ciclismo. ¿El motivo? Posesión de una sustancia ilegal y mentir dos veces a la agencia antidopaje.
Freeman fue declarado culpable de ordenar 30 sobres de testosterona para que un ciclista «anónimo» mejorara su rendimiento, Freeman era el médico de confianza de Bradley Wiggins y otros corredores británicos durante su etapa en el exitoso Sky. El médico alegó que había comprado el medicamento prohibido, llamado Testogel, para tratar una disfunción eréctil del ex director técnico del ciclismo británico, Shane Sutton.
Dicho paquete fue entregado en 2011 en el velódromo de Manchester, donde tanto la federación como Sky entrenaban, y lo hizo en un absoluto secretismo sin notificarlo a otros médicos y responsables de la federación. Freeman era, como hemos señalado, el médico de confianza de Wiggins. El año de la entrega de los sobres de testosterona, Wiggins quedó tercero en el Tour (poco después de ganar la Dauphine) y Chris Froome acababa en una flamante segunda posición en la Vuelta a España de aquel año 2011.
Nunca se ha podido demostrar que ese paquete fuera recibido por un ciclista en concreto, pero parece evidente que esos parches sí que fueron usados. Para más inri, unos meses después, precisamente durante la disputa de la Dauphine, Freeman protagonizó otro hecho sospechoso.
Durante esa competición, una ronda ciclista corta de una semana que se considera una especie de antesala del Tour de Francia para medir el estado de forma y las aspiraciones de los favoritos, un técnico de la Federación británica, Simon Cope, viajó desde Suiza para entregarle un paquete a Bradley Wiggins, cuyo contenido a día de hoy se desconoce.
Brailsford aseguró que en la caja sólo había un medicamento contra la tos plenamente autorizado por las agencias antidoping. Un medicamento que se podía conseguir en cualquier farmacia francesa por ocho euros pero Brailsford explicó que Cope, entrenador del equipo femenino, tenía que viajar igual y aprovechó para traer el antitusivo.
Respetando la lógica presunción de inocencia, parece al menos raro que alguien traiga desde un país extranjero hasta la antigua provincia del Delfinado, donde se disputa la Dauphine, un antitusivo, por mucho que fuera a viajar. Quizá Cope llevaba también instrucciones para obtener ganancias marginales.
Los investigadores de la Agencia Antidopaje británica sospecharon que en aquella misteriosa bolsa había triamcinolona, un antiinflamatorio de uso tópico que ya fue encontrado en su momento en los análisis antidoping de Lance Amstrong. La cuestión es que Bradley Wiggins tenía un TUE, una autorización para tomar este medicamento aparentemente porque también sirve para tratar el asma.
La cuestión también es que es una sustancia que produce un alto sentimiento euforizante, parecida a lo que puedan provocar las anfetaminas, lo que repercute en una mejora sustancial del rendimiento físico. Es difícil trazar la línea de la legalidad en el uso de medicamentos para deportistas.
Que haya tantos deportistas con asma es una de las cosas que más sorprende y hace sospechar a los aficionados, que a veces ven esa dolencia como una mentira para encubrir el consumo de medicamentos dopantes. Lo cierto es que los deportistas suelen tener el sistema inmunitario deprimido y pueden ser más proclives a enfermedades de todo tipo, especialmente respiratorias, que el común de los mortales. No en vano, en ciclismo, uno de los deportes más extremos físicamente sigue habiendo gran cantidad de casos Covid como pasó en la última edición del Giro de Italia.
Freeman se negó a declarar frente a una comisión nombrada por el Parlamento alegando que se encontraba enfermo por depresión. Presentó sus alegaciones por escrito y la Agencia Antidopaje llegó a la conclusión de que el equipo Sky había cruzado las líneas de la ética, pero no se pudo demostrar nada más. En sus alegaciones, Freeman siempre defendió que Brailsford jamás le «pidió cruzar la línea».
Durante años los éxitos del equipo Sky convivieron con un creciente escepticismo entre público y prensa europea. El ciclismo, víctima y culpable al mismo tiempo, se había ganado con creces la desconfianza, pero en Gran Bretaña ya fuera por confianza, chovinismo o dejadez, hasta la sentencia de Freeman casi nadie discutía la gloria conseguida. El equipo INEOS, la estructura heredera de Sky, se desmarcó en un comunicado de cualquier implicación con el dopaje, pero no es Freeman el único sospechoso cercano a la órbita de Ineos y de Brailsford.
En 2012, que repetimos, fue el año glorioso del ciclismo en pista británico y el equipo Sky consiguió el Tour de Francia, trabajó como consultor médico en la estructura Geert Leinders, suspendido de por vida por delitos de dopaje. Brailsford siempre dijo que Leinders, que había trabajado para el denostado equipo neerlandés del Rabobank, no tuvo implicación directa, que su trabajo con Sky era superfluo.
El equipo además se mostraba firme en su compromiso contra el dopaje. En su momento, el ex ciclista neerlandés Steven de Jongh tuvo que dejar su cargo en el staff de Sky porque se negó a firmar un documento jurando que no había cometido dopaje. De Jongh, que ahora mismo es director deportivo en el Lidl Trek, admitió en su momento haber usado EPO. En 2012 el equipo rescindió el contrato del norteamericano Bobby Julich tras admitir éste haber consumido sustancias dopantes.
Sir Jim Ratcliffe ha mostrado siempre su apoyo total y absoluto a Brailsford. Le defendió tras la sentencia de Freeman y elogió su «dedicación al trabajo, es un adicto al trabajo, muestra dedicación total incluso en detrimento de su salud o su familia», explicó en una entrevista para el Daily Telegraph poco después de la suspensión del médico.
Ahora Braildford parece encaminado, con la total confianza de Ratcliffe, a enfrentar el mayor reto de su carrera, reconducir el destino del Manchester United. Los aficionados del club mancuniano parecen desconfiar un poco de las posibilidades de éxito de un dirigente que, al fin y al cabo, no viene del fútbol sino del ciclismo.
No obstante, Brailsford no llegará al United sin conocer el mundo del fútbol, pues en los últimos meses ha estado ligado al Niza, de la Ligue 1 francesa y propiedad del imperio Ineos. Cuentan en Francia que dormía en una caravana en el centro de entrenamiento del club, lo que cuadra con esa personalidad obsesiva y entregada de la que habla Ratcliffe. En el momento en que se escriben estas líneas, el Niza se encuentra lider en la tabla por delante del todopoderoso Paris Saint Germain.
Los genios de las ganancias marginales con su ética de trabajo, su innovación y también sus sombras y la alargada carga de la sospecha, están a un paso de llegar a Old Trafford, el reto más importante de sus vidas, un equipo que desde la marcha de Alex Ferguson no ha conseguido estabilidad ninguna. Ahora el imperio Ineos, con maquinaria insaciable, quiere cambiar la historia.
No me cabe, la menor duda que este señor se compromete con todo aquello que cae en sus manos. En el mundo del deporte y sobre todo en ciclismo, si no puedes con él, lanzamos la piedra del dopaje. Viejo truco usado también, contra nuestra selección de fútbol, nuestro Nadal etc. Hablemos y demostremos, lo que denunciamos y no simples sospechas sin fundamentos.