Cada año desde 2012, el periodista Enric González publicaba en la revista Jot Down una selección de los «diez libros que habría lamentado perderme». Una recopilación personal en la que, a lo largo de los años, ha recomendado algunas de las mejores obras de la última década y en la que siempre le agradeceré haber incluido El bar de las grandes esperanzas, de J.R. Moehringer.
Ahora le robo la idea (en términos cinematográficos hablaríamos de hacerle un homenaje) y la convierto en su versión ciclista, para recordar los momentos que habría lamentado perderme esta última temporada. Como ocurre con este tipo de listas, no están todos los que son y el criterio de selección es muy personal, pero creo que refleja bien lo que han sido unos brillantes diez meses de ciclismo.
Sprint entre compañeras, Demi Vollering y Lotte Kopecki. Basta de carreras decididas desde el coche del director de un equipo. No hay nada más deportivo que dejar que la carretera decida quien gana. En la Strade Bianche, las corredoras del SD Worx, Demi Vollering y Lotte Kopecki trabajaron juntas para alcanzar a Kristen Faulkner a poco más de 500 metros de meta. Y aunque en este pueblo es verdadera devoción la que hay por Faulkner, las dos compañeras de equipo dejaron a la ciclista estadounidense en la subida final de Santa Caterina, para disputarse el sprint a cara de perro. Ninguna orden de equipo, ninguna imagen promocional entrando de la mano en meta; más bien un sprint cerrado que terminó adjudicándose Vollering. Luego llegaría la polémica y el debate de si es bueno o no para la convivencia dentro del equipos, pero ahí queda ese momento de dos compañeras disputándose una victoria y los aficionados lo celebramos.
Ataque en el Poggio, Mathieu Van der Poel. El mismo ciclista que acostumbra a derrochar esfuerzo, mostró su versión más madura en la Milán-San Remo. Pogačar lanzó el ataque en el Poggio, Ganna siguió su rueda y Van Aert sufría para no descolgarse. Van der Poel, por su parte, mantuvo la calma y aguantó a rueda de su némesis belga. Cuando Pogačar bajó el ritmo y se juntaron los cuatro ciclistas, Mathieu respondió con una nueva exhibición de potencia a la que ninguno de sus rivales pudo responder. Siguió un descenso sin mirar atrás, mientras su ventaja iba aumentando, hasta llegar en solitario a la meta de San Remo; igual que hizo su abuelo, Raymond Poulidor, en 1961.
Historia en el Oude Kvaremont, Tadej Pogačar. La Vuelta a Flandes ha sido seguramente la carrera del año. Aunque se adapta más a las características de Van der Poel o Van Aert, Pogačar ya anunció hace tiempo que tenía este Monumento entre ceja y ceja. Lo intentó el año pasado, atacando en cada uno de sus muros, ahí donde puede tener cierta ventaja, pero no logró dejar atrás a Van der Poel. Este año lo volvió a intentar y su exhibición en el Kvaremont es ya historia del ciclismo. Arriba del muro tenía 10 segundos de ventaja con Mathieu y 17 kilómetros hasta meta; suficiente para llegar en solitario a la llegada de Oudenaarde y romper muchos mitos acerca de las clásicas y sus especialistas.
El esperado ataque de la Redoute, Remco Evenepoel. La leyenda cuenta que en las series mundiales de beisbol de 1932, Babe Ruth señaló con el dedo el lugar al que iba a lanzar la pelota. Efectivamente, Babe bateó, la pelota fue a ese punto y logró hacer un home-run. En la Lieja-Bastogne-Lieja de este año todo el mundo esperaba que Evenepoel repitiera el ataque de 2022 en la Redoute; todos se situaron a su rueda cuando llegaron a esta cota. Remco esperó, esperó y finalmente atacó. Sólo Pidcock fue capaz de seguirle, pero claudicó unos kilómetros más adelante. Evenepoel siguió solo hasta la meta de Lieja, exactamente igual que había hecho el año anterior.
Duelo en los Lagos de Covadonga, Demi Vollering y Annemiek Van Vleuten. La polémica de la víspera, cuando Movistar aceleró el ritmo en el momento en el que Vollering paraba para hacer pis, había dejado a Van Vleuten con 1:11 de ventaja en la general sobre su máxima rival. Por eso, al día siguiente, Vollering puso un fuerte ritmo en los Lagos. Tanto que, al llegar a la zona de la Huesera, sólo aguantaban a rueda Van Vleuten y la joven Gaia Realini. La italiana atacó a falta de 5 km y Van Vleuten cedió. A partir de ahí, se inició un duelo por La Vuelta, con Vollering por delante, Realini siempre a su rueda y Van Vleuten tratando de defender el maillot rojo. Vollering ganó la etapa y esperó pendiente del crono. Van Vleuten entró 56 segundos después y se tiro sobre el asfalto, exhausta, pero con La Vuelta en el bolsillo por apenas 9 segundos de ventaja.
Suspense en la cronoescalada, Primož Roglič. Cuando Roglič supo que el Giro se decidiría en una cronoescalada, seguro que le vinieron a la mente muchos fantasmas de La Planche des Belles Filles en el Tour de 2020 y cuando se le salió la cadena y tropezó en mitad de la subida al Monte Lussari, debió pensar que volvía a perder una gran vuelta en la cronoescalada final. Por suerte para él, esta vez pudo solventar el problema. En parte gracias a la ayuda de su mecánico y a la de un antiguo compañero de la selección eslovena de saltos de esquí, presente en la carrera. Ambos le ayudaron a arrancar en mitad de una ascensión con una gran pendiente, mientras Geraint Thomas apretaba por detrás. Al final, 14 segundos de diferencia le permitieron a Roglič hacerse con su primer Giro de Italia.
I’m gone. I’m dead, Tadej Pogačar. El hundimiento de un gran campeón siempre tiene un componente trágico añadido, ya sea la imagen imborrable de Indurain en Les Arcs o la de Pogačar, este año, en La Loze. Dos frases cortas, transmitidas a su equipo por el pinganillo, condensaron todo el sufrimiento del esloveno: I’m gone. I’m dead. El equipo UAE reorganizaba rápidamente su estrategia, mientras Pogačar, con el maillot abierto y a rueda de Marc Soler, vivía su calvario particular. Por delante, Vingegaard y sus compañeros del Jumbo-Visma se lanzaban en busca de confirmar su victoria. Después de 17 etapas de pelea cerrada entre los dos líderes y sus respectivos equipos, Tadej claudicaba por segundo Tour consecutivo.
El Tourmalet, una vez más, Demi Vollering. Que el Tour se iba a decidir en el duelo entre Vollering y Van Vleuten se evidenció antes de llegar al Tourmalet, cuando ambas ciclistas frenaron el ritmo, más preocupadas por su pelea particular, que por la escapada de la polaca Niewiadoma. Ya en el gran puerto de los Pirineos, Vollering aceleró y Van Vleuten cedió. A partir de ahí, la mejor ciclista de la temporada se exhibió monte arriba, alcanzó a Niewiadoma y la aventajó en meta en casi dos minutos. Van Vleuten llegó a 2:38. El Tourmalet había evidenciado, una vez más, quién era la más fuerte de la carrera.
El Arco Iris gracias a la hospitalidad escocesa, Mathieu Van der Poel. «Tengo que dar un mensaje importante» dijo el holandés, nada más proclamarse campeón del mundo. «Durante la carrera tuve que tocar la puerta de casa de una pareja. No podría haber seguido sin su ayuda. Ha sido la carrera más importante de mi vida y ha sido muy amable por su parte que me dejaran entrar en su casa y utilizar el baño». Ocurrió a falta de 192 km para meta, cuando una protesta medioambiental paró la carrera durante casi una hora. Mathieu arrastraba problemas estomacales y aprovechó el momento para utilizar el cuarto de baño de esta pareja escocesa. Después, libre de cualquier lastre, hizo una demostración de potencia y resistencia para proclamarse campeón del mundo. «Todo lo que hicimos fue ofrecer un poco de hospitalidad, lo que haríamos siempre. Cualquiera de nuestros vecinos habría hecho lo mismo» declaró la pareja al Daily Record.
¡¡¡Victoria de Primoz Roglic!!! El corredor esloveno del (Jumbo -Visma) gana la etapa 17 de la vuelta a España. Sepp Kuss continúa de líder.😍💪👍#LaVuelta23 📹 Eurosport pic.twitter.com/4H1bKB1gB9
— ⚡MazaCiclismo⚡ (@RuedaPedal) September 13, 2023
Triplete del Jumbo en el Angliru, Sepp Kuss, Primož Roglič y Jonas Vingegaard. Primero la imagen para la historia: tres ciclistas del Jumbo-Visma subiendo el Angliru en cabeza de carrera. Luego, la polémica: Roglič y Vingegaard dejan atrás a su compañero y líder en la general y siguen hacia meta. Kuss salvó el liderato por 8 segundos y el equipo decidió que se habían terminado las hostilidades. Se imponía la disciplina de grupo, el Jumbo aseguraba un podio histórico y Kuss, uno de los mejores gregarios de los últimos años, ganaba La Vuelta. Empezamos la temporada con el sprint entre Vollering y Kopecki y terminamos con el triplete del Jumbo. Es el ciclismo moderno, amigo.
Bola extra. Etapa del Tour del 15-07. Etapon, no solo por el triunfo de Carlos Rodriguez.
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