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Quiero que Sergio Ramos sea Lobezno; Bellingham sea Darth Vader y Gavi, Simba del Rey León

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Ya no hay que esperar a que el 5-G y los dispositivos de Realidad Virtual y Realidad Aumentada tengan precios asumibles por el grueso del mercado para disfrutar de un avance. La customización de las retransmisiones deportivas ya está aquí, solo se necesitan dos pantallas. El partido de la NFL disputado en Wembley entre los Atlanta Falcons y los Jacksonville Jaguars, retransmitido por ESPN y Disney +, con la posibilidad de seguirlo con una caracterización dentro del universo de Toy Story, ha batido récords de audiencia.

De esta idea ya se había hablado en numerosos foros desde hacía años. Con el objetivo de conquistar a las audiencias infantiles, la tecnología 3D ya permite recrear reproducciones en tiempo real de los lances de un encuentro en universos a elección. Disney posee los derechos de Marvel, Pixar y Lucasfilm. Las posibilidades que se abren en esas retransmisiones paralelas son tan amplias como el catálogo de derechos de autor que posee la firma y la capacidad de las diferentes ligas y deportes de firmar acuerdos con ellos.

La necesidad de los deportes de conquistar a los fans adolescentes y de las generaciones más jóvenes tuvo su episodio más destacado en nuestro fútbol con la propuesta de Florentino Pérez de jugar una Superliga con los mejores clubes europeos que, a su vez, tendrían a los mejores jugadores. Una concentración de estrellas para ofrecer un producto de calidad máxima. El problema era que el fútbol no se puede entender de forma aislada, sino como un todo. Cuando un equipo eslovaco, por citar un país al azar, juega un partido clave en su país que le permita clasificarse para una competición europea, no solo esperará grandes dividendos, sino que su afición se emociona ante la posibilidad de competir con los grandes de Europa. Quizá sus posibilidades ante ellos sean solo de un 1%, pero ese bajo porcentaje equivale a un sueño, y ese sueño es lo que crea la afición, también en los más jóvenes. Dividir el fútbol entre ricos y pobres y poner una barrera entre medias que no pueda sortearse por méritos quizá no sea la mejor idea.

La Superliga ahora mismo está en punto muerto, al menos hasta la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, que tiene que fallar a finales de este mes si la UEFA tiene un monopolio con la Champions. Sin embargo, puede que la manera de fidelizar al público y captar la atención de los más jóvenes no pase por desnaturalizar el fútbol, sino por presentarlo mejor.

Si con, simplemente, apretar un botón, los críos pueden ver el mismo partido que ven sus familiares dentro del universo de la Guerra de las Galaxias o el de Marvel, seguramente ayude más a crear expectación. Y no solo se trataría de dibujos animados, LaLiga ya ha intentado introducir cámaras en los vestuarios, una idea que no consiste solo en llevar al público donde no puede entrar, sino en lograr el efecto reality show. Buscar diferentes puntos de conexión emocionales con lo que está ocurriendo sobre el césped. ¿Convertir el fútbol en un Gran Hermano? No será algo que no hubiese ocurrido ya con las polémicas y tramas, a veces imaginarias, que manejan las principales cabeceras y radios deportivas entre semana.

Al final, se trata solo de elecciones. De que el aficionado centrado en la táctica tenga big data a su disposición para disfrutar del juego a su manera, de que el fan de toda la vida pueda ver su partido con una sola perspectiva y sin aditivos o, de que los que quieran una experiencia más divertida, tengan un botón para que Sergio Ramos sea Lobezno. Que un partido de Champions del Madrid se pueda disfrutar en el universo Star Wars con Bellingham ataviado como Darth Vadder o que el tiki-taka de Xavi en el Barça se realice entre los protagonistas del Rey León.

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