Ciclismo

Bultacos, karaokes y un homenaje a Ibáñez: Sepp Kuss gana la Vuelta a España de 2023

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Sepp Kuss (Foto: Cordon Press)

Sepp Kuss (Durango, 1994) es un tío que sonríe mucho, habla fenomenal español y cae simpaticote. Sepp Kuss (Durango, pero Durango-Colorado, ojo), siempre había sido equipier, al menos desde que saltó a la fama en 2018, con exhibición tremebunda en una cosa llamada Larry H. Miller Tour of Utah (Larry H. Miller, por si les interesa, era el propietario de los Jazz cuando Stockton y Malone). Y eso, allí se pasea Sepp Kuss, y luego se pasea por Europa, y se convierte en una máquina precisa para los puertos. Escalador fino, de los que no parecen esforzarse. Tirar de mi jefe, entrar saludando.

Hasta ahora.

Porque Sepp Kuss, el Sepp Kuss de Durango, se ha trincado la Vuelta a España.

Toma ya.

Una Vuelta en homenaje a Ibáñez

Vale, vamos a quitarnos la caspa, el bochorno y la vergüenza cuando antes. Salida de Barcelona, crono por equipos con distancia ridícula, horario ridículo, recorrido ridículo y resultado histórico. Histórico para mal, sí, porque esas imágenes de conjuntos rodando a oscuras, iluminados con luces de coches, sin farolas, sin ver para qué lao es la siguiente escuadra… pues eso, pa´habernos matao. Llovió a montones, vale, pero toda la culpa es de la organización, que no supo trenzar una alternativa viable.

Segundo día y las vedettes del Paral·lel toman venganza. Que no queremos subir a Montjuic, que igual hace viento, y frío, y lluvia, y han avistado tres yetis, un alma y diecisiete ojáncanos despistaos. Así que… plantón. Plantón de forma curiosa… se tomarán tiempos antes de la última subida (y de la última bajada, claro), pero victoria a decidir en meta. A efectos prácticos… pues que no nos gustaría ver cómo se estaza uno de los favoritos, pero usted, humilde temporero, puede jugarse pieles, codos y rodillas por herraduras y pasos de cebra, que eso nos da igual. Es así, no le busquen el traspiés al gato… Si queremos seguridad, que sea seguridad para todos. Lo que hicieron en la Vuelta (y repitieron después, de forma aun más abochornante, en Caravaca de la Cruz) adultera la competición… y decirle a ciento sesenta y seis tíos que sudamos de su body, que solo nos preocupan los mejores de la general, que muy feo. Muy, muy feo

¿Saben qué ocurre? Que venían de la crono, con esa cagada en la crono, con ese ridículo en la crono, y estaba la organización vendida a los corredores. Y los corredores son todo comodidad, son todo confort, los corredores prefieren pimplarse etapas en lugar de competirlas, porque el ciclista profesional (al menos muchos ciclistas profesionales) son los únicos privilegiados que detestan el origen de sus privilegios. Vamos, que no les gusta el ciclismo, y no quieren que el ciclismo siga siendo eso que fue hasta hace nada. Eso que, sí, genera los contratos tan generosos que tienen…

Añadan al asunto que todos aceptan, gravedad fingida, cuando les proponen lo de tomar tiempos antes pero jugarse parcial tras las (supuestamente asesinas, supuestamente mortíferas, supuestamente imposibles) bajadas. ¿Cómo se puede entender eso? ¿Te preocupa la salud de tus grandes nombres y dejas vendidos a los anónimos? ¿Proteges solo a quien tiene altavoz? Alguien debería reflexionar sobre estas primeras jornadas de la Vuelta, y debería hacerlo desde la crítica a todos los frentes…

En fin, ya me quité el bochorno… vamos a otras cosas.

No, espera… porque primera llegada en alto. Andorra. Gana Remco Evenepoel tras arrancada de cien metros, y se estampa contra una señora que estaba allí. Si es que cuando algo va mal…

Remco Evenepoel en el Angliru (Foto: Cordon Press)

Fue un gesto bellísimo por parte de la organización preparar homenaje a Francisco Ibáñez (siempre en nuestros corazones) durante estos primeros días. Y fue muy original hacerlo a través de algunos de sus tebeos más icónicos. En Barcelona tocó Rompetechos, el final de Montjuic era cosa de Mortadelo y Filemón, por Arinsal andaban El Doctor Esparadrapo y su ayudante Gazapo, y lo de Caravaca de la Cruz estaba pensao por Pepe Gotera y Otilio. Pena que los responsables silbasen así, al disimulo, porque era para mandar a alguien con Chicha, Tato y Clodoveo, de profesión sin empleo. Ah, los espectadores teníamos la misma cara que cuando compras alubias donde Don Senén, el de 13, Rúe del Percebe. Como si nos estuviesen timando una miajilla…

Ahora sí, al ciclismo.

Porque llegó Javalambre, y Javalambre fue etapa decisiva, aunque entonces no lo viésemos. En Javalambre se forma una escapaduca, y tiene visos de bidón, pero luego los buenos recortan, y gana Sepp Kuss, y le mete casi tres minutos a Vingegaard y Roglič, pero qué son tres minutos, si el tío ha hecho Giro y Tour, si está corriendo todas las Grandes, si nunca nadie ha podido completar el asunto con buenas patas, si el mejor fue Géminiani, y él solo pudo trincar pódium en Madrid, o Gastone Nencini, que ganó el Giro, pero eran otros tiempos. Sí, no asusta Sepp Kuss, porque va a petar en Tourmalet, en Larrau, va a retirarse antes del Angliru, va a ser anecdótico en el gran relato.

Jonas Vingegaard en la etapa Formigal. Huesca la Magia > Col du Tourmalet (Foto: Cordon Press)

Vale, aguanta en Xorret de Cati, e incluso trinca el primer puesto (antes fue de rojo Lenny Martínez, que tiene buena pinta), pero eso está dentro de las previsiones…

Ya caerá en la segunda semana.

En fin que la Vuelta fue, en esta primera semana, solo una vuelta.

Incluso, si me apuran, una putivuelta.

Petando, que es gerundio

La segunda semana tenía truños y etapones a partes iguales. Bueno, a ver, etapones de distancia regular, pero es que los kilómetros en la Vuelta ya es una lucha contra molinos de viento, macho. A este deporte le llamaban «ciclismo de fondo en carretera», y ahora te sobran palabras en esa expresión, porque algunas jornadas empiezan cuando está usted de blancos… Lo digo cada septiembre, pero es que prefiero no callarme y parecer cómplice…

Y eso, que etapones y truños. De truños… pues la crono, que era cortísima, y que ganó Ganna, y que no decide nada, la crono, porque era cortísima, la crono. Y por dentro de Valladolid, sin salir a páramos, no vaya a ser que entre viento y se abran diferencias. Ay… Y luego la Laguna Negra que tuvo otro semiplante de los favoritos, con ciclistas arrogándose derechos y ocupando todo el ancho de la calzada, por si alguien quería atacar. Al menos hubo estampas preciosas, porque el sitio merece la pena. Como en Lekumberri. Bueno, y que ganó allí Rui Costa. Entre esto y que Bejes está al ladito del Collado de la Hoz casi se borra Joaquim Rodríguez de ver la Vuelta a España, tú…

Pero también tuvimos al Tourmalet. Y la petada del Tourmalet. Bueno, la petada del Aubisque. Puertos encadenados, kilometraje de juveniles (que no me conformo, joder), y Evenepoel que se descuelga. Se descuelga antes de Gourette, cuando quedan en el pelotón cincuenta tíos. Se descuelga, apenas avanza, lo rodean sus compis, llega a casi media hora. Los peligros del día de descanso, que a veces sale como sale. O un cortocircuito, un bloqueo mental al verse jodido casi de salida. Vaya usted a saber…

La Vuelta de Evenepoel ha sido paradójica. Éxito y fracaso, depende como quieran enfocar el asunto. Etapas, la montaña, luchador, huyendo de la retirada cuando la retirada parecía fácil. Pero, siendo objetivos… a un mundo de los mejores cuesta arriba, sufriendo en Javalambre, reventando en Tourmalet, rehuyendo el tú a tú. Y lo otro. Lo otro es ese estado constante de tensión en el que parece vivir, ese contraer músculos, ese aire de William Foster en un embotellamiento. Sobre la bici… es una delicia, Evenepoel, sobre la bici. Pequeñito, sin mover un músculo, Bugno de bolsillo enfadao, dejando cadáveres en sitios insospechados porque esa gente lleva muchos kilómetros de incomodidad. Así que debe mejorar lo otro. Gestión de emociones, querencia por el grand-guignolismo. Bueno, eso y escalar con los líderes, porque si escalase con los líderes le perdonaríamos cualquier cosa, le aplaudiríamos su penny dreadful diario…

Etapa Formigal. Huesca la Magia > Col du Tourmalet de la Vuelta a España (Foto: Cordon Press)

(Ojo, yo estoy in lof con Remco, no vayan a pensarse. Miren lo de Belagua, miren lo de Cruz de Linares. Rendiduco. Y no diré más de Belagua, que me caliento y entro yo, también, a colapsar).

Así que, eliminado Evenepoel… pues los Jumbo. Quién va a quitarles esta Vuelta, si el que podía pena veinte curvas más abajo. Y empieza aquí el sainete, con Vingegaard que arranca nada más coger la Route Fignon del Tourmalet, con  los otros vigilando, reteniendo bridas, con un doble ganador del Tour que triunfa en el col más mítico, que hace declaraciones raras, que casi parece haber recibido regalín. Era el cumple de mi hija, el equipo quería que hoy ganase Jonas. Ese tono. Ambiente de fiesta… pero de fiesta tensa, la clásica fiesta donde todos fingen divertirse, pero es que has invitado a dos ex-novias, y a tres que no se hablan, y al gurtias ese que siempre está quejándose, y salís guapísimos en las fotos, vale, y recordáis viejos tiempos, pero hay tonillo de que podría ponerse el asunto en plan espadas voladoras…

Como en la tercera semana, por ejemplo.

Ah, que no se me pase… Sepp Kuss defiende bárbaro en el Tourmalet, y hace una arrancada con más reprís que la Bultaco Sherpa, y a lo mejor no cae por su propio peso, y quizá tenga la Vuelta encaminada, oye, quizá tenga la Vuelta encaminada, yo pensé que llegaría reventón en Barèges, pero quizá tenga la Vuelta encaminada…

Esa sonrisa… un poco más de esa sonrisa

La tercera fue semana para consolidar, para fingir y para limpiarse un poco la sangre, a ver, quita esa sangre, que queda mal en las fotos.

Primero… Bejes. Bejes era etapa llanísima con subida final patapumtesca hasta los Picos de Europa. Y allí atacó Jonas Vingegaard. Y aquello fue la risión, porque los demás favoritos quedan mirándose, y saltan gregarios, y salta Mollema (Mollema, tú), y luego Primož Roglič arranca para perseguir a su compañero (el danés) y para distancias a su compañero (el yanqui), y todo tiene sensación como de sainete con presupuesto alto, como a peli de Mariano Ozores con Robert Redford y Diane Keaton. Digamos que Jonas se pone segundo, que a Roglič se le queda cara de irse a pagar unas fantas, y que Sepp mira así, como de reojo…

Porque al día siguiente, en el Angliru… pues igual. Bueno, con detalles. Mikel Landa, por ejemplo.

Mikel Landa llegaba a la Vuelta con menos ganas que yo en un examen de Derecho Administrativo. Un poco obligado, el mirar triste, papada tipo «Antonio Cassano visita la Feria del croissant», libro finito en la maleta, que vamos a estar pocos días. Pero, miren, se va liando el asunto, y Mikel dice que solo salió a tomar una, y se encontró con este y con el de más allá, y acabaron a chupitos, y termina la fiesta en un karaoke cantando Malas Noticias, espirituoso y puro, sombrero rosa de paja que le regaló una fan. Más o menos, historia ficticia. Pues, con la Vuelta, parecido. Se va calentando, el paisano, y pasa de las rabas al vermú, y del vermú a los irlandeses, y pide dados que echamos un quinito, y al final repasando whatsapp la mañana siguiente, por si lio alguna bien gorda.

Así que fue entrando Mikel en carrera, y quiso probar por el Angliru, que igual pilla parcial, que igual sube puestos, y eso le vino fenómeno a Jumbo, y luego fenómeno a Kuss, porque el día del Angliru Jumbo era una cosa y Kuss otra muy distinta.

La Vuelta en Zaragoza (Foto: Cordon Press)

Y es que atacó Roglič (el día anterior fue Vingegaard), y salió a por él Vingegaard (el día anterior fue Roglič), y salió a por ellos Sepp, y marcharon los tres juntitos hasta meta, y apuntaba a exhibición, entrar de la mano, sonrisas, besitos al aire, señalarse el patrocinador. Solo que meh, solo que otro día, solo que Roglič acelera, y Vingegaard acelera, y Kuss echa mano de la radio, y Kuss dice alguna frase (las apuestas van desde “come on, guys, i love you, go for the victory” hasta “mecagonlaputahostia, que me esperéis, que soy el líder, cabrones”), y queda clavadete, y está perdiendo la Vuelta, porque le meten más de medio minuto, y tanto remar para nada, macho, tanto remar para nada.

Y, entonces… otra vez Mikel. Mikel pasa junto a Kuss, y le hace un gesto, y le dice que guay, que le cae genial Kuss, que de pequeño tenía un maillot del Kas, que qué rico el kaslimón con ginebra, y va riéndose solo, porque estas tonterías las disfrutas mucho riéndote tú solo, y Kuss marcha con Mikel, y lo adelanta casi en meta (lo adelanta con más riesgo que Carlos Sainz conduciendo por una granja), y pilla bonificación, y salva el líder, y estas navidades llegará un regalo buenísimo a Murguía desde Durango, Colorado (también alguno desde Durango, Vizcaya, porque Mikel tiene colegas en todos laos).

Vale, vamos al meollo. El meollo. ¿Hicieron bien Roglič y Vingegaard? ¿Hizo bien alguno de ellos? Porque iban así, como malhostiaos. Tres tíos que quieren ganar la Vuelta, tres tíos con sus egos, su orgullos, pero compartiendo equipo. Miren, voy a ponerme salomónico… creo que Jumbo equivocó timing (equivocó timing en varias ocasiones), aunque la intención fuese correcta. Yo soy de que gane el mejor, de primar ataques y astucia, de no regalar nada. Yo soy de Eddy, oigan, o de Hinault, que, cuenta él, anduvo dadivoso en el Tour 86, y para Le Blaireau andar dadivoso es meter más tensión que Arturo Pérez-Reverte en un programa con Jesulín de Ubrique. Así que… deja que los chavales camelen, que ellos saben camelar. Pero que no salpique sangre, coño, que no salpique sangre. ¿Tourmalet y Bejes? Vale, guay. Pero en el Angliru marchaban los tres juntos, marchaban los tres en cabeza, había menos peligro que en un parque infantil. Así que acelerar para que se quedase el líder… lució feo. Lícito… pero feo. Mejor una arrancada, mejor un ataquito en el córner. Por pura estética.

Así que esa noche la cena debió ser chulísima. Cuentan que Kuss bajó con la espalda llena de apósitos, con dos o tres cuchillos aun clavados, con un ejemplar de El Resplandor bajo el brazo, con una postal del Overlook donde se leía «Todos están esperándote. Firmado: Jack Torrance». Roglič lleva rostro como de no estar contento, rostro de «vale, alubias con venao… pero ¿dónde está el venao? Porque yo no veo nada de venao, esto son solo alubias», rostro de Bret Hart tras el screwjob. Ah, él también está leyendo a Stephen King. Mira, mira, Sepp, me he traído Misery, qué maja es Annie Wilkes, qué bien cuida al jefe del equipo, Annie Wilkes. Y después llega Jonas Vingegaard, que baja en pijama, que está abrazando un gusiluz, que llega algo tarde, «justo me pillasteis haciendo donaciones a siete oenegés y adoptando un cachorro de mastín», que sonríe poquito pero con muchos dientes, que lleva una camiseta con la cara de Sheev Palpatine

La Vuelta en Barcelona (Foto: Cordon Press)

Lo que quiero decirles es que debió ser jodida, esa cena. Y que se hablaría mucho, y se tomarían decisiones. ¿Correctas? Eso ellos sabrán. Pero volvieron a equivocarse con el timing, porque lo del día siguiente, en la Cruz de Linares, hizo flaco favor al ciclismo. Nueva exhibición de Evenepoel, y los favoritos trantraneando toda la etapa, con Vingegaard tirando del grupo a 73 pulsaciones (estimación), silbando canciones de Marea (estimación), exhibiendo un lenguaje corporal más relajado que Alain Prost en el práctico de conducir. En los últimos metros hizo el paripé de perder metros, e hizo el paripé de hablar por la radio (sobreactuando más que un secundario de Al salir de clase), e hizo el paripé de translucir mucha agonía en su rostro (actuando peor que Mario Casas), y todo tenía olorcillo como al wrestling, y hasta te quedabas esperando que se apagasen las luces, sonase el gong y saliera Undertaker a meter hostias. Dicen que si Roglič no terminó muy happy, que si señaló claramente que el equipo había decidido quién iba a ganar. Le han hecho pirulas por todos lados a Primož este septiembre, con Vingegaard anticipándose, con Kuss que aguanta. Ojalá más estrincones de orgullo en la carretera y menos declaraciones mansas cuando termina la bici…

En resumen… que no me creo esto de Cruz de Linares, que no entiendo el cambio de tendencia desde el Angliru, que erraron maneras y modos.

(También les digo… erraron maneras y modos pero primer pódium copao en una Grande desde la Primera Guerra Mundial, aproximadamente. Y vencedores en Giro, Tour y Vuelta, algo que ningún equipo había hecho en toda la historia. Y Kuss trincándose éxito en su novena semana de rondas, que también es inédito. Así que erraron maneras y modos, pero vete a decirles na).

Porque eso es lo que quedará de esta carrera cuando la recordemos en unos añucos. El dominio incontestable de Jumbo Visma.

Y la primera Vuelta a España para Sepp Kuss.

 

 

 

 

 

2 Comments

  1. JUAN MANUEL

    Marcos buenos días.

    Tu crónica lo dice todo. De 176 ciclistas que empezaron la Vuelta solo has mencionado a los tres «amarillos», a Remco, Landa y, tangencialmente, a Lenny Martínez. No ha habido más interés que el que muestras.

  2. Buenas. Coincido en todo lo que dices, salvo en el podido copado por un equipo desde la II guerra mundial. En la vuelta de 1966, el equipo Kas copó ese podium, haciendo 1, 2, 3, 5, 6 y 7. Ganó Gabica, creo. Y Eusebio Vélez andaba por ahí.
    Un saludo. Me ha gustado mucho la crónica. Aunque no has citado el miedo de algunos equipos para atacar, o no podían.

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