Los líderes del Jumbo y del UAE han ocupado la primera y segunda plaza del Tour de Francia 2023, exactamente igual que ocurrió el año pasado y en 2021. Y también en 2020. En este ciclismo moderno del UCI World Tour en el que los ingresos, los patrocinadores, se concentran en los 18 equipos con licencia para la máxima categoría, se concentra también el talento de los ciclistas, dando lugar a cerradas rivalidades entre los equipos con mayor presupuesto. Si en otros tiempos se han vivido duelos históricos entre grandes corredores, Coppi-Bartali, Anquetil–Poulidor o Contador–Schleck, en la actualidad, a la rivalidad entre Vingegaard y Pogacar, se suma la que hay entre el Jumbo y el UAE, que cuentan ya cuatro años disputándose el Tour mano a mano, con formaciones que incluyen a varios de los mejores ciclistas del momento.
Ambos equipos han tomado el testigo de un lustro en el que el dominio del Sky había sido tan grande y sus tácticas tan conservadoras, que redujo la emoción de las etapas de montaña a poco más que los últimos 4-5 kilómetros. La rivalidad entre el Jumbo y el UAE, por el contrario, con tácticas mucho más ofensivas y con líderes que no se conforman con el segundo puesto, ha devuelto la emoción al Tour de Francia y ha dejado varias etapas que quedarán para la historia del ciclismo. En la era de los equipos plagados de estrellas, aún hay espacio para las hazañas individuales épicas, al estilo de Ocaña, Coppi o Contador, pero, por si acaso, todos los grandes favoritos tratan de rodearse de los mejores compañeros.
Ya en el Tour de 2020, el Jumbo aprendió una lección de la manera más dura. Aquel año Roglič se vistió de amarillo en la novena etapa. A partir de ese momento el equipo utilizó todos los recursos que le aportaba un equipo plagado de talentos para controlar la carrera y arropar a su líder frente a los ataques de Miguel Ángel López, Uran y sobre todo, un joven Tadej Pogačar. Una vez concluido el Tour, el mismísimo Eddy Merckx criticaría al Jumbo por plantear una estrategia demasiado conservadora, confiados en los 57 segundos de ventaja con los que Roglič llegó a la última etapa antes de los Campos Elíseos. En esa cronoescalada con subida a La Planche del Belles Filles, Pogačar hizo saltar por los aires toda la estrategia del Jumbo. Ganó la etapa y recuperó la ventaja que tenía su compatriota, para llevarse, a los 21 años, su primera victoria en la Grande Boucle.
Aquel golpe hizo reaccionar al Jumbo. Había que ser más agresivos, más exigentes, para debilitar a Pogačar y al UAE y ser ellos quienes marcaran el ritmo de la carrera. Desde que, en 2016, entrara como director deportivo el alemán Grischa Niermann, el equipo ha tenido la victoria en el Tour como uno de sus objetivos fundamentales y desde la entrada de las marcas Jumbo y Visma como patrocinadores del proyecto, cuenta con uno de los presupuestos más altos del World Tour; suficiente para dotar al equipo de los mejores ciclistas y también de los mejores recursos en nutrición, medicina, fisioterapia y entrenamientos.
En el UAE, por su parte, eran conscientes de que tenían en sus filas a un ciclista de época, pero también que debían reforzar el equipo para rodear a su líder de corredores capaces de frenar los ataques del Jumbo. El propio Pogačar se valió de su nuevo estatus como ganador del Tour para exigir al equipo un plantel a su altura. Quería un escalador que aguantara en el grupo de los elegidos hasta los últimos kilómetros de las etapas, uno que fuera capaz de poner un ritmo tan exigente que dejara a rueda a los gallos de la carrera. También un rodador que permitiera controlar la carrera cuando el perfil es más llano, porque también en esas etapas se puede perder un Tour de Francia. Por suerte, cuando tu principal patrocinador es un Estado con las características de los Emiratos Árabes Unidos, aumentar el presupuesto en unos millones de euros no es excesivo problema y el UAE pudo fichar ese año a Majka, Trentin y Hirschi.
El Jumbo llegó al Tour de 2021 dispuesto a dinamitar la carrera, sin embargo, en el ciclismo hay demasiados factores externos que pueden hacer que las cosas no salgan como esperabas. En la primera etapa, una mujer empeñada en saludar a sus abuelos exhibió demasiado su mensaje escrito en un cartón y provocó una caída multitudinaria en la que se vio involucrado Primož Roglič. Dos días más tarde, dos corredores del Jumbo cayeron en otro accidente multitudinario. Tony Martin siguió, pero Gesink debió de abandonar la carrera.
En la séptima etapa el Jumbo empezó a marcar el ritmo de la carrera. Van Aert reventó la tranquilidad del pelotón con una escapada desde lejos en la que se colaron algunos ciclistas peligrosos para la general. El UAE se vio obligado a poner a todo su equipo tirando del pelotón en un día que pretendían que fuera tranquilo. El Jumbo logró desgastar a su rival, pero su líder, convaleciente todavía de la caída, no pudo seguir el ritmo del pelotón. Con Roglič fuera de juego, de un día para el otro, el hasta entonces desconocido Jonas Vingegaard pasó a ser el nuevo líder del equipo más fuerte del Tour. Así de cruel y así de caprichoso es el ciclismo. El mismo ciclista que el año anterior se quedó a un día de llegar de amarillo a París, perdió la condición de líder cuando quedó descolgado del pelotón. Al día siguiente, su equipo ni siquiera mandó a un compañero a ayudarlo cuando cedió en la primera subida del día. Esa misma noche Roglič abandonó el Tour.
Mientras tanto, Pogačar se exhibía en los Alpes y volvía a vestirse de amarillo. A partir de ese momento, un Jumbo debilitado, que terminaría el Tour con cuatro corredores, trató de seguir exigiendo al UAE. En esa pelea todavía le dio tiempo de ganar cuatro etapas, una de Sepp Kuss y un histórico triplete de Van Aert, ganador en la etapa del Mont Ventoux, en la última contrarreloj y en el sprint de los Campos Elíseos. Pogačar se coronó como el mejor ciclista del mundo, pero Vingegaard demostraba que puede ser el líder del equipo, incluso logró dejar de rueda a Pogačar en el Mont Ventoux. Después de todos los contratiempos, las caídas y los abandonos, no parecía tan mal balance para el Jumbo.
Pogačar tenía 22 años cuando ganó su segundo Tour de Francia y ya se hablaba de si podría llegar a superar las cinco victorias de Anquetil, Merckx, Hinault e Indurain. En el UAE todo el trabajo del equipo giraba ya alrededor de su estrella, pero eran conscientes del potencial del Jumbo y reforzaron el equipo de cara el Tour de 2022. En el Jumbo, por su parte, después de dos segundos puestos, necesitaban dar el salto y ganar, por fin, el Tour de Francia. Por eso se presentaron en la salida con uno de los equipos más fuertes que se han visto nunca: Roglič, Vingegaard, Van Aert, Kruijswijk, Kuss, Van Hooydonck y los nuevos fichajes Benoot y Laporte. Un arma de doble filo por la dificultad de equilibrar los objetivos individuales con los colectivos.
En la cuarta etapa, un ataque en equipo de libro por parte del Jumbo permitió a Van Aert llegar solo a meta. El equipo logró la victoria de etapa, pero si Van Aert no hubiera apretado tanto, podía haberse llevarse llevado consigo a Vingegaard. En la meta, Pogačar le dijo al ciclista belga “menos mal que también has dejado atrás a tus compañeros. He tenido suerte”.
Al día siguiente, en cambio, Van Aert mostró su faceta más generosa. En los pavés de la Paris-Roubaix Vingegaard sufrió una avería y quedó descolgado. En medio del caos, Van Aert sacrificó sus opciones de mantener el amarillo para ayudar a su líder. Por detrás, una caída dejaba muy retrasado al otro líder del equipo, Primož Roglič. Por delante, Pogačar tiraba del grupo de escapados y la ventaja respecto a Vingegaard subía a un minuto. Al llegar a meta, se dejó sentir el trabajo de Van Aert y Vingegaard solo cedió catorce segundos. En este tipo de etapas se ganan los Tours, pero claro, hace falta un presupuesto como el del Jumbo para contar en tus filas con un Van Aert dispuesto a sacrificarse por su líder.
En la etapa 11 el Jumbo desplegó de nuevo una táctica de equipo perfecta, ofensiva, de las que dejan días de ciclismo para el recuerdo. Empezaron endureciendo la carrera y aislando a Pogačar. Una vez solo le obligaron a responder a todos los ataques que iban lanzando Roglič y Vingegaard. En el Granon, último puerto del día, Pogačar pagó los esfuerzos, Vingegaard volvió a atacar y se marchó solo. Por detrás, Pogačar también se quedó solo y en la meta perdía casi tres minutos. El Jumbo había logrado derrotar al mejor ciclista del mundo. Igual que hizo Roglič el día que Pogačar le arrebató el Tour en la contrarreloj, el ciclista del UAE felicitó al nuevo maillot amarillo. Porque la deportividad es otro de los rasgos del ciclismo moderno.
Con el Tour muy cuesta arriba, Pogačar demostraría que no acepta la derrota sin pelear hasta el último día. El UAE le ayudó todo lo que pudo, pero no fue suficiente para dejar de rueda a Vingegaard y terminó cayendo en otra trampa del Jumbo. En la etapa de Hautacam, una nueva exhibición táctica del equipo sentenció a Pogačar. Vingegaard llegó de amarillo a París en una de las victorias más corales que se han visto.
La derrota escoció a Pogačar y escoció también en el UAE. Por eso, este Tour de 2023 se ha planteado como un duelo entre Vingegaard y Pogačar, sí, pero también como una batalla entre el Jumbo y el UAE. Y el esloveno ha contado con el refuerzo de Adam Yates; tan buen fichaje que ha terminado tercero en la general, compartiendo podio con los dos líderes.
En las etapas de montaña el UAE ha mostrado potencial para proteger a su líder frente al empuje del Jumbo. Por eso muchas etapas se han terminado por decidir en un duelo mano a mano entre Vingegaard y Pogačar, en el que las diferencias han sido mínimas. Pero, en una etapa de media montaña, ahí donde un buen rodador como Van Aert puede resultar fundamental, el Jumbo aprovechó el potencial del belga para romper la carrera, acelerarla y llegado el momento, dejar que Vingegaard culminara el trabajo. Ese día empezó a ganar el Tour el danés y lo remató con una sorprendente exhibición en la contrarreloj.
A Pogačar le ha pesado la caída en la Lieja-Bastogne-Lieja, que le ha impedido hacer una buena preparación. Quizás así se explica el desfallecimiento que tuvo en el Col de la Loze, en el que se dejó sus últimas opción de victoria, esta vez bien auxiliado por su equipo. El UAE tiene ya un plantel a la altura de la exigencia de su líder y eso ha permitido ver un espectáculo precioso, siguiendo la tónica de estos años de rivalidad entre el Jumbo y el UAE. Este duelo entre ambos equipos podría finalizar el año que viene, después de que la empresa Jumbo anunciara que terminará su patrocinio en 2024. Entonces veremos quién toma el relevo de esta rivalidad, porque el ciclismo es, más que nunca, un deporte de equipo.
UAE tácticamente me parece un desastre en las etapas de montaña. Como equipo sigue lejos de Jumbo.