Seis de la mañana. Mientras la cafeína sacaba de la cama a mis neuronas, me lancé con una pregunta de tipo generalista y tecleé «plan para entrenar un maratón». Sin más pistas, como si fuera una más de las millones de consultas que ya se están dando. No quería dar a la máquina la impresión de preguntar resabiado en mil maratones.
¿Qué máquina? Cuál va a ser. Esa que todo el mundo está probando: el ChatGPT. Así que sí. Igual que hicieron miles de corredores, pregunté a la inteligencia artificial, que no dudó. «El entrenamiento para un maratón requiere un plan estructurado y progresivo que incorpore los principios del entrenamiento de resistencia, que incluye aumentar gradualmente el kilometraje, incorporar trabajo de velocidad y ritmo, y permitir una recuperación suficiente. Aquí tiene un plan de entrenamiento general para un maratón que abarca más de 16 semanas». Fue lo que se llama un disparo colocado y al palo, sin fallos estructurales ni errores de bulto. Sonreí porque la definición de plan estructurado y progresivo casaba con la esperada generalidad de su respuesta. Sin haber hablado mucho con especialistas en pensamiento automático, reconozco cuando la base de datos tira de conceptos enciclopédicos estándar. ¿Esto era lo mejor que máquina podría ofrecerme? Olí la sangre.
Con la IA respondiendo a cada cuestión de relevancia cósmica, llenando páginas de trabajos de los estudiantes a base de sensatas y coherentes parrafadas, y generando falsas columnas de fake news, tenía que comprobar qué consejos da sobre eso que nos apasiona: calzarme las zapatillas y dejar en vergüenza la evolución del ser humano como animal corredor. Y la IA me recetó una respuesta estandarizada. Grosso modo, la inteligencia artificial tiene un plan para mí, pero también es el mismo plan para todos.
¿Su respuesta cojeaba de algún lado? Desde el punto de vista de un corredor crítico, podría decirse que sí lo hacía.
Máquina me sugería dieciséis semanas de plan para afrontar los cuarenta y dos kilómetros. Cuando uno es un corredor habitual, doce semanas podrían ser ya suficientemente largas. Es una respuesta serena, común y aséptica. Pero pasa que no hay consenso sobre el número de semanas necesarias para enfrentarse a un maratón. Tampoco es unánime la posición de los entrenadores a la hora de enfrentarse a ello. Y la razón es la especificidad de cada sujeto a entrenar. La IA no mencionaba nada sobre parámetros básicos: (1) en qué forma base me encuentro para afrontar un maratón; (2) cuántos años de experiencia llevo corriendo y que me permitan escalar en la preparación sin lesionarme, (3) los imponderables de cada uno como edad, sexo y tipo de trabajo o estilo de vida, hábitos de cuidado personal.
¿Erraba al evitar este dato, o era mi pregunta la que carecía de capacidad de discriminar información? Podría ser que la inteligencia artificial es demasiado optimista, así que incluí un poco de picante —la cafeína me estaba echando una mano— una vez que reformulé mi pregunta.
Tecleé esta vez «consejos para entrenar maratón correctamente». Ahora ya me dio algunas líneas más específicas, pero siempre como colofón de su discurso aséptico de folleto de aseguradora médica. «Es esencial recordar escuchar tu cuerpo durante todo el entrenamiento y ajustar su plan en consecuencia. Asegúrate de incorporar también días de descanso y una nutrición adecuada en tu plan de entrenamiento. Finalmente, asegúrate de practicar tu estrategia de nutrición e hidratación del día de la carrera durante tus tiradas largas para evitar sorpresas el día de la carrera».
Ni mención a aprender a correr, guiarse siempre por un experto titulado o hacer un chequeo médico previo. Me surgieron varias preguntas según leía sus indicaciones: ¿De dónde saca la IA esa información de entrenamientos para correr para que los consejos parezcan, por encima de todo, genéricos y lejanos de toda duda?. Sabemos que la IA es lógica pero ¿a qué expertos hace caso? ¿En la fase de desarrollo había expertos en OpenAI para testar todos los campos del conocimiento? Es más, ¿Tienen expertos en atletismo?, ¿tratan esos expertos la especificidad de, por ejemplo, la mujer corredora la menopausia?, ¿distinguen entre mediofondo y fondo?, ¿saben de control de la pisada?. Conocidos informáticos me cuentan que recopilaron primero todo el conocimiento de internet y luego expusieron a la IA a ser testada. Millones de consultas la preguntaron y evaluaron otorgándole un refuerzo positivo. La máquina aprendía y así refinaba sus lógicas. Y por ahí se me desmontaba el argumento de acusarla de fría corrección generalista.
¿Entonces el problema se encontraba en sus fuentes iniciales? Si echamos un vistazo a lo que internet y los medios especializados consideran y publican como guías para correr, un porcentaje masivo de los planes para entrenar se fusilan unos de otros. Porque el conocimiento se trasplanta del mismo modo que las políticas se copian de un sistema a otro. En ciencia política se ha demostrado que se ignoran los errores cometidos por la mala adaptación de un proyecto, en parte porque lo fácil y molón es hacer lo mismo que tu homólogo ha implementado en su ciudad o en su país. Y todo porque no se tiene en cuenta la especificidad de cada sistema.
Se parte de un concepto-trampa: correr es simple y podría ser universal. Todo el mundo puede correr. Hasta aquí estamos de acuerdo. El cuerpo humano no es que esté diseñado para correr sino que ha aprendido a optimizar su postura y sistema de eficiencia energética, incluso la refrigeración del esfuerzo, y esto lo ha convertido en un bicho polivalente al que se le da bien correr. Pero no quiere decir que correr bien sea natural e innato. Menos cuando el estilo de vida sedentario va echando capas inútiles encima de esa habilidad innata. Correr bien ha de adaptarse a la carta. Lo dicen en las películas de dibujos animados y lo dice la ciencia del deporte: cada cuerpo es único.
Tenemos que reconocer que hoy admitimos respuestas generales para prácticamente todo en el día a día, así que también damos el visto bueno cuando pedimos que nos entrenen para terminar un maratón o para bajar de doce horas en un Ironman. Ironías de la vida, porque para otras cosas personalizamos nuestros cafés favoritos cuando pedimos en Starbucks, amamos diferenciar nuestros gustos, encargamos perfumes específicos a la carta que hablen de nosotros o diseñamos por voluntad propia qué comemos y bebemos.
Sospecho que la herramienta no iba a soltar prenda hasta que no la guiase un poco más. Si en algo tan tocho como consejos para un maratón no encontraba nada de variedad, nada de divergencia ni pensamiento crítico, pues nada, seguí dando vueltas de tuerca esta vez hacia el éxito específico: «¿Cómo terminar una carrera de 10k?»
Respondió con un clásico de 2023: «Como modelo de lenguaje de IA, no tengo un cuerpo físico, por lo que no puedo correr ni realizar actividades físicas. Sin embargo, puedo ofrecer algunos consejos». Entrenar regularmente: check. Aumentar gradualmente el kilometraje: check. Controlar tu propio ritmo en carrera: check. Mantenerse hidratado: check. Motivación, sólo o con un grupo de corredores: check. Escuchar a tu cuerpo: check. Pocas sorpresas. La IA siguió sonando como una enciclopedia de las buenas intenciones que me pide «tiempo, esfuerzo y compromiso, el entrenamiento y la preparación adecuados». Consejos, consejos y consejos. Nada que no encuentre en una web colorista de fitness o en la solapa de un libro de autoayuda. Por este lado no observé avance alguno.
Conocidos míos dicen que han testado ChatGPT añadiendo ritmos, objetivos temporales concretos como ser sub’45 en 10k o bajar de la hora y media en medio maratón. Sin sorpresas, las recetas se adaptan con precisión quirúrgica. El conocimiento de la IA de las sesiones de ritmos rápidos, minutos entre intervalos, es amplio. No me dio la gana seguir por ese callejón sin salida, así que tiré por el lado ontológico del correr.
Y tecleé: «comenzar a correr». La cosa empezó a ponerse interesante de inmediato.
«Si eres nuevo en el mundo del running, puede ser abrumador empezar, pero no tiene que ser así». «Consulta con tu médico: Antes de empezar cualquier programa de ejercicio, es importante que consultes con tu médico, especialmente si tienes alguna dolencia».
Aquí entendí dónde se separaban las dos líneas. La IA aprende mientras responde pero tú debes aprender a saber preguntarle. La máquina también está adaptando su base de datos a la carta. Es una carta organizada y no genérica. La simple introducción de una palabra directora como «comenzar» le hace saltar de las búsquedas de modelos descriptivos más o menos científicos que salen por «entrenar», a búsquedas sobre el aprendizaje. Y ahí me tenías, café en mano, mirando cómo la máquina empezaba a dar las respuestas que yo buscaba. Era una barrera de acercamiento a las preguntas.
«Empieza con un programa de caminar/correr: Si no estás acostumbrado a correr, empieza con un programa de caminar/correr en el que alternes entre caminar y correr. Empieza con unos pocos minutos de carrera y aumenta gradualmente el tiempo de carrera a medida que tu resistencia mejore».
Esto era oro. Ya no había duda. Con el carril correcto cogido, párrafo a párrafo me daba una sutil mezcla entre información mercantilista de colorines y sólidos consejos que firmaría cualquier preparador físico titulado. La IA sabe; le han enseñado a saber, musité. Aparentemente sigue haciendo una rápida selección de lo que el 99% de las consultas le piden. Los diseñadores de maquinaria inteligente saben que preguntamos rutinas, no leemos mucho más que los titulares y las noticias breves, que descartamos destripar la información con un acercamiento crítico y cabezota.
El aprendizaje de la inteligencia artificial no es infinito porque las preguntas nunca serán infinitas. La gran mayoría de las consultas que haremos los aficionados a correr serán las mismas. Solamente tienen que afinar el conocimiento de máquina en un porcentaje muy pequeño. En un artículo genial de diálogo con la máquina podemos asistir a un retorcido baile dialéctico que seguramente no se dé nunca en consultas sobre recetas de cocina, sobre Enrique VIII o mismamente sobre zapatillas para pronadores.
¿Nos vale con el plan de entrenamiento que nos da un ChatGPT? Nos vale incluso un plan de entrenamiento que un colega nos pasa por Whatsapp. Nos vale el entrenamiento de un amigo de un amigo. Nos vale casi cualquier cosa.
Terminé el café y empecé a escribir un largo correo a mi entrenadora.
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