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California Games, el videojuego de deportes alternativos que te permitía pensar que también molabas

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Si creciste en los 80, hay como poco un 80% de posibilidades, quizás más, de que hayas jugado alguna vez a California Games. Sí, hombre, aquel videojuego de 1987 formado por pequeños videojuegos entre los que se incluían deportes minoritarios como el skate, el BMX, el surf o el frisbee, entre otras rarezas.

Su lanzamiento fue absolutamente bestial, vendiendo más de 300.000 copias en sus nueve primeros meses de vida. Seguro que los analistas más sesudos y rigurosos dirán que su éxito se debió a la popularidad de los otros juegos de Epyx dentro de la saga «Games» y al hecho de que California Games se lanzó en prácticamente todas las consolas y ordenadores que había en el momento, como el Apple II y el Commodores 64 para los que fue ideado o el ZX Spectrum, la NES, la Mega Drive, Master System, Atari ST, Amstrad CPC, Amiga 500 o muchos otros aparatos para los que luego fue «porteado».

Sin embargo, tú y yo sabemos que California Games se convirtió en el mayor éxito de la compañía porque los chavales de los 80 estábamos absolutamente flipados con el mundo de los deportes «alternativos». Montar en monopatín, hacer piruetas con una bici o surfear grandes olas se habían convertido en iconos de la cultura pop que iban mucho más allá de los cuatro gatos que realmente practicaban aquellos deportes.

La culpa, sin duda, fue de películas como Regreso al Futuro, Los Bicivoladores, Trashin’ («inolvidable» película con Josh Brolin y los Red Hot Chili Peppers demostrando que los monopatines eran un asunto de tribus urbanas) y un sinfín de películas sobre surf, casi todas ellas de serie B, que convirtieron a una parte de la juventud ochentera en chavales más preocupados por estar encima de un monopatín, una tabla de surf o una bici de cross que de meter un gol por la escuadra en la final de la Copa de Europa.

Desde luego, muchos niños querían ser Butragueño, Arconada o Maradona, pero muchos otros preferíamos ser Marty McFly o Tony Hawk. Pero volvamos al videojuego, que al final nos ponemos demasiado futboleros.

Automated Solutions era una compañía californiana fundada por un grupo de entusiastas de Dragones y Mazmorras que comenzaron a hacer juegos de rol de bastante éxito. Sin embargo, el negocio no terminaba de funcionar porque en Japón ya estaban empezando a hacer juegos bastante más movidos como Donkey Kong o Pac-Man. Juegos centrados en la acción, con un ritmo tremendo y mecánicas de juego muy accesibles.

Era 1982 y un tal Randy Glover estaba tranquilamente comiendo en un Pizza Hut de Foster City, California. En la pizzería tenían una máquina de Donkey Kong y el joven ingeniero quedó absolutamente fascinado por el juego de Nintendo. Tanto, que quiso crear una versión del juego para ordenadores personales. Se puso al lío y cinco meses después ya tenía una versión bastante decente de su juego, Jumpman, que realizó junto a Albert Persinger. Se puso a buscar distribuidora y finalmente se topó con Automated Solutions, que justamente estaban tratando de abandonar su modelo de juegos de rol y estrategia para crear títulos mucho más centrados en la acción como este Jumpman, que finalmente aterrizó en 1983.

Para editarlo, la compañía utilizó un nuevo sello llamado Epyx, que estaría centrado en este nuevo tipo de juegos más orientados a la acción. El éxito de Jumpman fue tan grande que la compañía se renombró como Epyx.

Poco después, en 1984, el propio Randy Glover junto a otros diseñadores de la compañía crearon Summer Games, un juego no oficial basado en las Olimpiadas que tuvo un éxito tremendo y dio lugar a toda una serie de juegos deportivos siguiendo el mismo esquema de ofrecer varias pruebas a los jugadores. Así, tuvimos Winter Games, Summer Games II, World Games (una rareza a la que también valdría la pena dedicar un artículo en el futuro) y, ya en 1987, ¡California Games!

La idea se le ocurrió a Matthew Householder cuando iba dando un paseo por San Francisco durante el verano de 1986. Bueno, en realidad se le ocurrió a su mujer, que después de ver a un chaval bajando la calle con un monopatín le dijo a Matthew: «Deberías hacer un juego que incluya skateboard». Según cuenta el propio Householder en varias entrevistas: «Inmediatamente, tuve la epifanía de que el juego solo debería incluir deportes alternativos juveniles que no eran precisamente comerciales. Candi (su mujer) y yo estuvimos pensando qué deportes incluir y nos quedamos con skate en un half-pipe, surf, lanzamiento de frisbee, BMX, Hacky Sack y patines. Todos recordaban vagamente a California».

La verdad es que todos los juegos de la serie Games eran títulos realmente divertidos, pero California Games fue el mejor por muchos motivos. La selección de deportes era tremendamente variada y, sobre todo, no estaba tan explotada como las decenas de juegos de atletismo que llevaban varios años inundando los salones recreativos y los ordenadores de medio mundo.

Pero es que además California Games también fue un juego tremendamente innovador en muchos aspectos. Para empezar, fueron el primer juego en licenciar una canción real para utilizarla en un juego. Hablamos de la Louie Louie escrita por Richard Berry y popularizada por The Kingsmen que sonaba en el menú principal. Además, Matthew Householder y los jefazos de Epyx tuvieron otra idea brillante. En todos sus anteriores juegos de la serie Games podías escoger el país que representabas en las pruebas deportivas al más puro estilo olímpico.

Sin embargo, las pruebas incluidas en California Games estaban muy muy lejos de ser consideradas deporte en 1987 y por supuesto no había competiciones entre naciones ni clubes, así que decidieron sustituir los países por marcas tan conocidas para el mundo de los deportes alternativos como Santa Cruz, Ocean Pacific, Costa del Mar, Auzzie o Casio, entre otras. Patrocinadores que, por supuesto, pagaron por incluir sus logotipos en el juego, una decisión muy adelantada a su tiempo.

La calidad de las pruebas incluidas era bastante dispar. El lanzamiento de frisbee, apodado «flying disk», no tenía mucho recorrido que digamos. Algo parecido sucedía con el «footbag», el hacky que años después veríamos en los botellones de media España. Tenía su gracia y es una rareza tremenda, pero no resultaba tan espectacular como las otras pruebas.

A mitad de camino quizás tenemos el «roller skating», en el que una muchacha con patines debía esquivar todo tipo de obstáculos mientras patinaba por un paseo marítimo que bien podría ser el de Santa Mónica. El concepto estaba bien, pero no dejaba de ser una versión de Paper Boy bastante simplificada.

Los tres reyes de California Games eran el skate, el surf y el BMX. El «half-pipe» parecía bastante simple, pero podíamos realizar varias piruetas diferentes y los gráficos te dejaban alucinando la primera vez que lo jugabas. Exactamente lo mismo sucede con el surf y el BMX, dos pruebas que también parecen sencillas, pero que tenían una buena curva de dificultad que podíamos llegar a dominar para mejorar nuestra puntuación considerablemente.

Todo esto estaba aderezado con detalles geniales como golpear una gaviota con nuestro hacky si éramos suficientemente precisos, ver cómo un tiburón aparecía para intentar zamparse a nuestro surfer (incluyendo las míticas notas musicales de tensión de la película Tiburón de Steven Spielberg) o que tu colega de prueba de frisbee acabase abducido por un OVNI si tardábamos demasiado en lanzar nuestro disco volador.

Al final, California Games fue tremendamente innovador por otro motivo: Era uno de los primeros juegos, quizás el primero, que te permitía pensar que, además de ser un friki que jugaba videojuegos, también molabas. Eras un friki, sí, pero uno que estaba a la última en deportes extremos, que vestía con marcas como Santa Cruz, que escuchaba música cojonuda y que tenía claro que tanto estos deportes minoritarios como los propios videojuegos acabarían convirtiéndose en aficiones de masas que se ganarían el respeto de todos aquellos que las denostaban en 1987. No te equivocaste.

 

4 Comentarios

  1. Lo tenía para la Master System y me encantaba este juego. Muchas gracias por recordármelo.

  2. No fue «porteado»: fue portado.

  3. Pingback: Enlaces Recomendados de la Semana (N°729) – NeoTeo

  4. Karlsterio Kovas

    La versión MSX, sistema del que se suelen olvidar casi siempre en los artículos retroinformáticos de JotDown, era una de las mayores mierdas hechas bits jamás programada.

    Tampoco es que fuera, en este caso, una excepción: ni las versiones Spectrum ni Amstrad hacían sombra a las mucho mejores y más elaboradas versiones de Commodore y Apple II. No eran tan nefastas como la versión MSX, sino que alcanzaban una honrosa calificación de «mala de cojones».

    Epyx era norteamericana, y al igual que la británica Ocean hacía maravillas para Spectrum y Amstrad y la japonesa Konami deleitaba con sus juegos para MSX (¿MSX? ¿Qué es eso?), la compañía estadounidense hacía lo propio con los ordenadores dominantes en esa región, que eran los ya citados Commodore 64 y Apple II.

    De hecho, tampoco entiendo mucho este artículo desde el enfoque que se le ha dado: el juego era una castaña en los ordenadores que triunfaron en España, y un excelente programa en equipos más residuales por aquí como eran el C-64 y sobre todo el Apple II. Dar la importancia a este juego aquí, que pasó con más pena que gloria por sus conversiones de medio pelo, no tiene mucho sentido. Quizá en los USA los jóvenes sí que pensaran lo que dice el artículo, pero aquí, teniendo un «Knight Lore», una «Abadía del Crimen», o un «Nemesis», dudo mucho que estuviéramos como para emular a los «Beach Boys» con nuestros teclados.

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