El fútbol ha tenido relación prácticamente con todas las cosas que podamos imaginar y aunque parezca raro también la tuvo con el vino y con la piratería. Para conectar todo esto hace falta ir unos cuantos siglos atrás y caer en pleno Siglo de Oro. Por aquel entonces, el imperio español era la envidia del resto de potencias coloniales, sobre todo de Inglaterra. Pese a que no había un mercado de fichajes como el futbolístico para contrarrestar esta situación, los ingleses «traspasaron» la piratería a la Armada y le pusieron el nombre de Corsarios.
El crack del momento no era otro más que Francis Drake, natural de Tavistock en el condado de Devon. Algo similar a su paisano devonian Trevor Francis en los años 80 cuando se pegaba por él media Europa tras romperla en el Forest. Los ingleses se olían algo, más aún tras la Unión Ibérica, así que decidió mover ficha e ir al ataque. Para ello, la reina Isabel I sacó su once de gala y cual príncipe heredero de una monarquía del Golfo le dio a Drake lo que pedía. Así que Drake encabezó una flota de cuatro embarcaciones de la Royal Navy, también capitaneada por William Burroughs, Thomas Fenner y el Capitán Bellingham. A saber si este último era el antepasado del centrocampista del Borussia.
El día 29 de abril llegaron a la bahía de Cádiz donde se estaba realizando la construcción de la Armada Invencible. En aquel Pearl Harbor del siglo XVI los ingleses destruyeron cerca de una treintena de naves de poca monta y entre otras cosas se adueñaron de un cargamento de 3.000 botellas de vino de… Jerez. La popularidad del Sherry en las islas se forja durante los siglos siguientes y se materializa en el XIX con el asentamiento de los principales exportadores vinícolas británicos.
Un tal Thomas Osborne, natural de Devon como Drake y Trevor Francis, fue uno de esos precursores. Y así empieza una estrecha relación entre Inglaterra y Jerez de la Frontera que se alarga hasta nuestra era. Tras Drake y Osborne aparece el tercer inglés en discordia que da sentido a toda esta historia. No es Devon, no. Glenn Hoddle fue un centrocampista de prestigio que destacó en el Tottenham donde ganó una UEFA y en el Mónaco donde fue campeón de liga en 1988.
Antes de retirarse ascendió con el Swindon a primera y fue entrenador-jugador del Chelsea. Tras colgar las botas siguió ligado al fútbol desde los banquillos tocando su cima en 1998 siendo el seleccionador británico en el Mundial de Francia. La cosa no acabó bien, pero no fue solo por caer a penaltis en octavos frente a Argentina en Saint-Etienne. Entre sus declaraciones sobre los supuestos castigos divinos que habían recibido los discapacitados antes de nacer y el hecho de haber fichado para su staff a la curandera Eileen Drewery, provocaron una de las destituciones más bizarras de un seleccionador inglés.
En 2008, tras haber probado suerte en el Southampton, Tottenham y Wolverhampton decidió llevar a cabo su sueño. Glenn Hoddle montó su propia academia de fútbol para «reciclar» a ex-canteranos de equipos de la Premier una vez salidos del paraguas de un equipo importante. La Glenn Hoddle Academy estuvo llena de controversias desde el primer momento. Una de ellas fue por estar financiada por el Hero Global Football Fund, un megaproyecto de fondo de inversión que pretendía adquirir los derechos deportivos de jugadores jóvenes para obtener futuros beneficios ante posibles traspasos. Con el músculo económico que suponía estar respaldado por el Emirates National Bank of Dubai, se presentó en Inglaterra con el ex-jugador y comentarista deportivo Alan Hansen como parapeto.
En Inglaterra fueron reticentes con la llegada de este fondo, basado sobre todo en la mala experiencia que tuvieron en la temporada 2006-2007 con Media Sport Investment. Dicho fondo de inversión londinense había adquirido los derechos de los jugadores argentinos Mascherano y Tévez, propiedad de Corinthians. Su «traspaso» al West Ham hizo saltar la polémica cuando MSI «obligó» en enero a que los hammers vendieran a Masche al Liverpool y luego por la posterior importancia del Apache en la salvación del club en detrimento del Sheffield United.
Con todo este panorama se instalaba la Glenn Hoddle Academy en un lugar bien conocido por los ingleses: Jerez de la Frontera. Lógicamente, no fue algo casual ya que la relación británica con la ciudad había seguido consolidándose desde el Siglo XIX, destacando la creación en 1910 de la Sherry Shippers Association en Londres para exportar vino de Jerez.
El campamento base no era cualquier sitio, sino el lujoso hotel de Montecastillo próximo al Circuito de Jerez. La Academia tenía el mismo objetivo que el citado anteriormente respecto al fondo de inversión. Los jugadores se entrenarían en Montecastillo bajo las órdenes de Glenn Hoddle y de otros ex-jugadores como Dave Beasant, Graham Rix, John Gorman y Nigel Spackman. La intención era que los futbolistas a los que no se les encontrara acomodo mediante cesión, no pasasen ningún periodo sin entrenarse.
Corrían buenos tiempos futbolísticos por la ciudad en aquel 2009. El Xerez Deportivo debutaba en Primera División, mientras que el Jerez Industrial hacía lo propio en Segunda B. Hay que matizar que los industrialistas habían jugado en 15 campañas en la antigua Tercera División y que en la 68-69 tocaron la gloria jugando en Segunda División. Quizá podamos hacer un poco el símil entre Xerez Deportivo–Jerez Industrial y Mallorca–Atlético Baleares, por una trayectoria «pareja» hasta los 70.
La relación del Jerez Industrial con el vino estaba reflejada fielmente en su escudo desde 1968 con un Catavino y una Venencia. Hasta ese momento el club rendía honor a los dos gérmenes que dieron lugar a su nacimiento con la fusión de 1951: El caduceo de mercurio de la Escuela de Comercio Juventud Jerez Industrial y el rodillo de la imprenta del Jerez Industrial de Artes Gráficas. Ese cambio de escudo hizo que al club se le empezase a conocer como el equipo de la Copa y la Venencia.
El Jerez Industrial había sido subcampeón de liga en Tercera aquella temporada 2008-2009, después de años alejados del Play-Off y otros tantos deambulando por regionales. Fue un temporadón en el que incluso perdieron el campeonato en la última jornada. El plantel contó con veteranos como el portero Bello Amigo, el pelotero Rafa Caro o el delantero Orife, hijo del ex-jugador argentino del Betis. Además de tener en sus filas a jóvenes chavales de la zona como Servando (actual asistente técnico del Cádiz), el goleador Carrasco (primo de Dani Güiza) y los gemelos David y Sergio Narváez (sobrinos de Kiko). David fue el crack del equipo con 16 goles en liga y otros 4 en el Play-Off.
Los industrialistas eliminaron a Calahorra y Santanyí, pero cayeron en la final frente al Mirandés. El regalo llegó en agosto de 2009 cuando tras el descenso administrativo del Linares, la RFEF otorgó la plaza en 2ªB al siguiente club andaluz mejor clasificado. Si, el Jerez Industrial. Comenzaba una etapa ilusionante del club presidido por el sevillano Ricardo García, que había sido defensa del Cádiz en su etapa como jugador. El equipo se había reforzado con promesas de la provincia como Antonio Bello, Adrián Gallardo, Jorge Herrero y algún veterano con pasado en Primera como Bornes. Sin olvidar al goleador gallego Manu Barreiro, procedente del Cádiz. Solo había un problema: Pagar a los jugadores.
Y el problema no era que se adeudara alguna mensualidad a los jugadores, sino que directamente se había llegado a navidades sin cobrar absolutamente un solo euro desde el inicio de la pretemporada. La situación era insostenible, agudizada por los malos resultados deportivos con el equipo cerrando la tabla.
Los entrenadores no aguantaban, como fue el caso del bueno de Luis García Tevenet que dejó el club después de 4 partidos sin cobrar. Así que para dotar de más bizarrismo a la situación el presidente Ricardo García ejerció de entrenador unos partidos. Al carecer de título se sentó en el banquillo como encargado del material con un modus operandi al más puro estilo Piterman.
La cosa no acabó bien, evidentemente. Al punto de que tras empatar sin goles frente al Lucena en el Estadio de la Juventud, tuvo que salir en el furgón de la Policía para evitar ser increpado por los aficionados industrialistas. El drama duró hasta la madrugada del 28 al 29 de enero de 2010, cuando los socios del club hicieron una moción de censura a Ricardo García en una asamblea que duró hasta las tantas.
El club se había quitado de encima una lacra importante, pero seguía sin tener dinero, mantenía una deuda con los jugadores desde el verano y además se le había ido media plantilla. El siguiente objetivo era buscar urgentemente un salvador. Y en ese momento apareció flotando sobre el mar la figura de Glenn Hoddle y su academia de jugadores ingleses en Montecastillo.
Magia.
Glenn Hoddle vio la oportunidad de oro de foguear a sus jugadores en un club de Segunda B española, en la misma ciudad donde residían y con un margen de maniobra bien grande ante las necesidades de los industrialistas.
De esta forma recalaron de una tacada 6 jugadores británicos en el Jerez Industrial. Todos ellos eran futbolistas pertenecientes a la Academia o con pasado en ella y que llegaban al club directamente desde Montecastillo o cedidos a través de otros clubes.
Fueron los casos de Chris Fagan (Lincoln City), Nathan Woolf (Bolton), Curtley William (Ipswich pero cedido en el Stafford Rangers), Michael Noone (Millwall), Matt Richards (Wycombe) y David Cowley (canterano del West Ham que había jugado la primera vuelta con el filial del Recre). También se entrenaron con el club Pierre Hall (canterano del Fulham) y Dan Spence (canterano del Reading), pero no llegaron a debutar.
Mención aparte el caso de Alberto Valtierra que fue fichado por la Academia desde el Cacereño en el mercado invernal y cedido al Jerez Industrial. Fue un soplo de aire fresco en todos los sentidos, pese a que el equipo terminó por perder la categoría. Hay que destacar que fue una de las salvaciones más caras del Grupo IV de Segunda B, ya que el Roquetas necesitó la friolera de 50 puntos.
Pese a todo Glenn Hoddle, probablemente sin olvidar el músculo de Hero Global Football Fund que tenía detrás, siguió adelante y dio un golpe sobre la mesa. El Jerez Industrial comenzaba la temporada 2010-2011 en Tercera con un pufo grande al que hacer frente, por lo que Glenn Hoddle «prestó» los 160.000 euros necesarios para que pudiera salir a competir.
En su segunda temporada en el club llenó la plantilla de jugadores británicos, a excepción de Juanse Pegalajar fichado el año anterior por la Academia y cedido al Somozas. El desembarco de ingleses en la provincia fue similar al de Drake cinco siglos antes. Al punto de que la Academia controlaba al 100% el tema deportivo del club. Para el banquillo mantuvieron al gaditano Enrique Caballero que había subido al final de la anterior temporada procedente del juvenil.
Los «graduados» que iban llegando ese verano de 2010 eran de un nivel bastante bueno para Tercera División. Parecía que todo había cambiado y que el Jerez Industrial por fin levantaba la cabeza. Como muestra el equipo terminaba la primera vuelta en tercera posición a solo dos puntos del liderato. ¿Y si el paso por Segunda B no había sido un simple oasis en la historia del club?
Los jóvenes ingleses estaban cumpliendo con todas las expectativas. Por ejemplo el delantero Ben Williamson, canterano del Millwall, llegó procedente del Worthing y marcó 8 goles en 13 partidos o el español anteriormente citado, Juanse.
Pero poco dura la alegría en la casa del pobre. Llegó enero y las primeras denuncias por impagos. El club seguía sin hacer frente a la deuda de 250.000 euros a jugadores de la anterior campaña en 2ªB. La nefasta situación económica obligó a que el club forzase salidas de sus mejores jugadores para recomponer sus maltrechas arcas. Uno fue el goleador Williamson que lo fichó el Bournemouth y otro el jienense Juanse, reclutado por el Cádiz de Segunda B.
Los problemas no quedaban ahí, ya que Glenn Hoddle decidió que la plantilla no volviese a Montecastillo tras el parón navideño. El lugar elegido para seguir con los entrenamientos fue Abbey Bisham. ¿Así porque sí?
Pues no. Abbey Bisham es un complejo deportivo que hay en el condado de Berkshire en torno a la antigua abadía del mismo nombre y la casa solariega construida por los Templarios en 1260. Estas instalaciones están gestionadas por Sport England, organismo público no departamental, presidido en la actualidad por el mítico ciclista Chris Boardman. Curiosamente en Abbey Bisham ya se había concentrado la selección inglesa en la preparación para el Mundial de 1998 siendo Glenn Hoddle el entrenador.
Para complicar más la situación, el técnico Kike Caballero se quedó en Jerez y acudiría directamente al partido al igual que el resto de la plantilla. Eso sí, estos últimos en avión desde las islas. Los traspasos forzados, la delicada situación económica, entrenamientos sin entrenador y todo ese ambiente enrarecido desde navidad, provocó una racha de 9 jornadas seguidas perdiendo. De pelear por el título a mirar de reojo a un descenso que asomaba a solo 8 puntos. Y eso, que la Academia se hacía cargo de la manutención de sus jugadores, con un coste estimado de 50.000 libras anuales por cada uno.
Ese combo hizo estallar todo por los aires en marzo de 2011. Glenn Hoddle decidió romper relaciones con el Jerez Industrial, entre otros motivos porque aún se le debían los 160.000 euros prestados en el verano para que el club no descendiese administrativamente a Primera Andaluza. El grueso de la plantilla arrió velas y decidió volver a Inglaterra.
El caso más importante fue el del delantero Jordan Hugill, que llevaba 2 tantos en 15 partidos. El atacante fue poco a poco escalando hasta golear con el Preston en segunda inglesa, lo que provocó que en enero de 2018 el West Ham pagase 10 kilos por él. Actualmente milita en el Rotherham, también de The Championship, la segunda categoría inglesa.
Otro de los que se fue, pese a haber llegado en el mercado invernal, fue el defensa irlandés Callum Morris. El ex-canterano del Newcastle acabó jugando en la Premier League Escocesa en equipos como el Dundee United, Aberdeen o Ross County.
Menos afortunado fue el destino para Lathan Forrester, que llegó y se fue en las mismas fechas que Morris, pero procedente del Salford City. El Salford casualmente es un club de las afueras de Manchester propiedad de Beckham, Scholes, Ryan Giggs, Nicky Butt y los hermanos Neville. La famosa «Clase del 92».
Forrester sería detenido el día de Nochebuena de ese mismo año junto a otros 11 colegas tras asesinar de una paliza a un hombre en un club nocturno de Rochdale y posteriormente condenado a 14 años de cárcel.
El Jerez Industrial literalmente agonizaba. No solo porque no tenía jugadores sino porque debido a la deuda contraída la temporada anterior, tampoco podía fichar nuevos jugadores. Tan delicada era la situación del club que pese a lograr un acuerdo para que Glenn Hoddle enviase a 12 chavales para jugar frente al Pozoblanco, el presidente Juan Manuel Delgado no pudo asegurar que el equipo pudiera hacerse cargo de los gastos de los jugadores durante ese fin de semana en Jerez. ¿Resultado? El Jerez Industrial tuvo que acudir al partido con sus juveniles que estaban en descenso a Primera Provincial Juvenil.
Dani Carrasco, ex-jugador del club y primo de Dani Güiza, organizó una protesta junto a los jugadores de la cantera y aficionados frente a la casa que tenía Glenn Hoddle en Sotogrande con el fin de presionar al ex-jugador británico para que cediese en sus pretensiones. Finalmente se logró un acuerdo para prorrogar el convenio entre el Jerez Industrial y la Glenn Hoddle Academy.
El problema fue que el nivel de los nuevos jugadores distaba muchísimo de los que se habían ido en marzo. Chavales de equipos de menor nivel como Daniel Crayfford, que acabó jugando en el Möron BK, pero no de la Frontera si no de Skelleftea, en Suecia.
El equipo llegó con vida a la última jornada pese a estar ya en puestos de descenso. Necesitaba ganar y que el Cádiz B no ganase al colista Los Barrios. En resumen, pintaba todo de color negro. Pese a ello el Jerez Industrial ganó 1-0 al Puerto Real con un gol de David Hutton.
El filial cadista no perdonó y dejó la clasificación con un triple empate a 42 puntos entre los industrialistas, Marinaleda y Ayamonte. El golaverage particular mandó a los jerezanos al pozo de la regional andaluza de la forma más cruel posible.
La plantilla se había deteriorado de tal manera que se habían quedado pocos jugadores de nivel, como por ejemplo el defensa Curtis Wynter que jugó 26 partidos. Dos temporadas atrás había llegado a debutar en segunda inglesa con el Coventry.
Pero sin duda, el jugador más destacado fue Sam Clucas. El centrocampista de Lincoln había llegado tras terminar su formación en la cantera del Leicester. En total disputó 20 partidos con el club de la Copa y la Venencia antes de comenzar una carrera bien exitosa por el fútbol inglés. Actualmente juega en el Stoke de The Championship, pero llegó a jugar como titular dos temporadas en la Premier League con el Hull City y el Swansea.
El Jerez Industrial acabó descendiendo en los despachos también a Regional Preferente Gaditana. No olvidemos que en Andalucía por aquel entonces entre Tercera y Preferente había otra categoría, la Primera Andaluza. El paso por Preferente fue efímero, pero lleva sin conocer la Tercera División desde aquel nefasto año 2011.
Lo que pudo ser y no fue. Aquel ascenso envenenado en 2009 trajo consigo la peor racha en la historia del club. Nunca estuvo tan alejado de Tercera como hasta ahora. La tónica habitual habían sido estancias cortas por regional antes de volver a su hábitat que era la Tercera División, donde jugó más de 40 años.
La Academia desapareció definitivamente en 2014 por falta de fondos. Evidentemente aquello era insostenible sin las aportaciones que habían recibido previamente y los sueños a lo grande de Hero Global Fund Football.
Desconozco si llegaron a rascar alguna comisión en los traspasos posteriores de jugadores de la Academia o si les correspondió algo de los 16 kilos que pagó el Swansea en 2017 por Sam Clucas.
En el fútbol los Mesías no existen, ni nacionales ni extranjeros. Pese al inicio ilusionante, aquellos años fueron una losa que llegó a poner en duda la propia existencia del club. Le costó levantar cabeza y no fue hasta la llegada a la presidencia en 2016 de un industrialista de pro como Pedro Garrido cuando el equipo empezó a mirar de verdad con opciones al ascenso a Tercera. Desgraciadamente fallecería en mayo de 2021 en un accidente laboral mientras trabajaba como técnico de ascensores a los 48 años de edad.
Una temporada después el Jerez Industrial volvería a descender.
La historia de Jerez de la Frontera irá ligada siempre a la de Inglaterra por culpa del vino. Los tragos ficticios (y también «reales») que se pegaba William Shakespeare en The Boar’s Head Inn y que Orson Welles materializó en Campanadas a Medianoche, la copa sagrada de las 6:02 que se tomaba David Tomlinson en el Londres Eduardiano de «Mary Poppins» o el Sherry que se apretaba Clark Gable en plena Guerra de Secesión yankee en Lo que el viento se llevó.
Todo ello acabó logrando un arraigo tan grande que por H o por B serían unos ingleses los que intentaron rescatar muchos años después al Jerez Industrial de una muerte trágica en lo que prometía ser «El Verano que vivimos».
Gran artículo, soberbio.
Siempre Jerez Industrial CF