La consolidación de un torneo como la máxima categoría de un país lleva un proceso distinto dependiendo del lugar. En España los campeonatos regionales dominaron el fútbol nacional con el premio final de la Copa del Rey hasta 1928. El Brasileirao tardó mucho más en superar en importancia a los campeonatos estaduais o en Estados Unidos se llegó a dar el caso de que la punta de la pirámide la ocupaba una liga de soccer indoor. Pero el tema que hoy nos concierne va más allá. La convivencia en la Sudáfrica del Apartheid de tres ligas por motivos raciales supuso un caso único.
Lo más “cercano” que podemos tener es la liga bosnia que estuvo dividida desde el final de la guerra de desintegración yugoslava hasta el año 2000 en tres torneos paralelos en función del grupo étnico al que pertenecía cada club: La liga de Bosnia-Herzegovina (bosniacos), la liga de Herzeg-Bosnia (croatas) y la liga de la República Srpska (serbios).
En Sudáfrica, los inicios son más similares a los nuestros, ya que hasta la fundación de la National Football League en 1959 los campeonatos se dividían por regiones. Por aquel entonces, la Unión Sudafricana aún estaba bajo mandato del Imperio Británico y cada colonia tenía su liga: Transvaal, Natal, Río Orange y la Colonia del Cabo. De hecho, las primeras ediciones de la NFL tan solo eran disputadas por clubes de Transvaal y Natal. Hasta ahí, todo puede parecer normal si no fuera porque en la citada NFL tan solo podían jugar blancos.
Pero rebobinemos un poco hasta 1948. En la Unión Sudafricana había segregación racial aunque no estuviera institucionalizada. Ya desde los años 30 la población local no podía ni votar, aunque sí podían competir en la misma liga de fútbol que los blancos. ¿Por qué 1948 cambió todo? Ese año perdió las elecciones el histórico Partido Unido, cercano a los intereses británicos. El cetro pasó al Partido Nacional, partidario de romper con el Reino Unido, fortalecer el nacionalismo Afrikáner (colonos neerlandeses instalados en Sudáfrica a partir de 1652) y dar forma legal a su querido Apartheid. La instauración de este sistema afectaría de lleno al fútbol.
La NFL nació en la antesala de la independencia del país y el nacimiento de la República de Sudáfrica en 1961. El Apartheid provocó en primer lugar que el nivel de la liga se debilitara mucho. No solo porque el campeonato pasara a dividirse en tres, sino porque provocaba la marcha de jugadores de otras naciones africanas. Unido al veto de la FIFA ya desde 1966, el fútbol sudafricano quedaba absolutamente perjudicado.
Las cosas no pintaban bien, así que la primera solución fue fichar jugadores blancos británicos de segunda y tercera fila, siendo el más destacado el delantero Johnny Byrne que había goleado con el West Ham en los 60 o Roy Hodgson que pasó dos años en el Berea Park cuando ya era maestro de escuela en Inglaterra. También llegó un grupo importante de israelíes, quizá por la numerosa comunidad que había en el país. En esos años también jugó una temporada en 1969 el ex-madridista Enrique Mateos, concretamente en el East London Celtic.
Atraer jugadores de más nivel era complicado. Aquí no existían los petrodólares para bañar en oro a nadie y eso hacía que muchos futbolistas estuvieran dispuestos a fichar solo unos meses. Esta opción fue la que lograron explotar de forma más productiva.
Y ahora empieza lo bueno. La fórmula fue la de convencer a veteranos cracks ingleses para que jugasen unos partidos en los meses de verano por una cantidad importante de dinero. De esta forma el Hellenic, club fundado por la diáspora griega en Ciudad del Cabo, logró fichar en 1971 a dos campeones del mundo. Desde el Stoke llegó el portero Gordon Banks para jugar tres partidos mientras que en la delantera lograron el fichaje de Roger Hunt, por aquel entonces en el Bolton. El otrora killer del Liverpool marcó 4 goles en 6 partidos durante aquel verano.
Por supuesto, el Hellenic salió campeón contando con otros jugadores británicos durante toda la temporada como Ian St. John o George Eastham. El interés por la liga sudafricana como destino exótico de los 70 fue en aumento pese a que el Apartheid seguía muy consolidado, al punto de que había una media de 9 británicos por plantilla.
También comenzaron a pescar jugadores alemanes como Gert Dolfer, Bernd Patzke o Arno Steffenhagen, que ya eran o fueron posteriormente internacionales con la RFA. Ahora ya no se limitaba la cosa a veteranos de veraneo, si no que incluso llegaban futbolistas que estaban empezando su carrera.
En 1973 aterrizó Geoffrey Hurst en Ciudad del Cabo. En su caso si fueron unas vacaciones pagadas en el Cape Town City mientras era jugador del Stoke. El goleador de la final del 66 frente a Alemania dejó su sello en la NFL con 5 goles en 6 partidos. Su equipo terminó campeón por delante de Highlands Parks FC.
La estrella del verano del 74 sería George Best. El norirlandés había abandonado definitivamente el United y recaló en el Jewish Guild West Rand. El chico de Belfast marcó 1 gol en los 5 partidos que jugó antes de comenzar una odisea entre Irlanda, Australia, Hong Kong, equipos ingleses de medio pelo y la NASL. En esos escasos partidos que disputó le dio tiempo a enfrentarse a Bobby Moore. El mítico central del West Ham y jefe de la zaga campeona del mundo pasó ese verano con el Hellenic de Ciudad del Cabo jugando otros 5 encuentros.
Mientras todo esto sucedía, los jugadores negros competían en su liga, la National Professional Soccer League creada en 1971, con clubes más conocidos como Orlando Pirates o Kaizer Chiefs. La sección negra del campeonato contó también al año siguiente con una estrella de primer nivel mundial. El brasileño Jairzinho llegó a finales del 75 a jugar una serie de partidos de exhibición a Sudáfrica y acabó disputando un partido oficial. Concretamente fue la final de la BT Top 16 Cup con el mítico Kaizer Chiefs frente al Moroka Swallows.
Fichar una estrella no siempre suponía un éxito asegurado. El Hellenic intentó repetir el éxito de su último título y se trajo a Alan Ball en el periodo estival de 1976. El centrocampista campeón en el 66 jugó 4 partidos antes de volver al Arsenal. Esa temporada curiosamente debutó en la liga un joven Bruce Grobbelaar. El futuro portero del Liverpool y famoso por los penaltis de la Copa de Europa del 84, había nacido en Sudáfrica en el seno de una familia Afrikáner pero se había criado desde muy pequeño en la vecina Rodesia del Sur. Casi todos los partidos internacionales los disputó ya con Zimbabwe independiente.
Los jugadores británicos competían como guest players (jugadores invitados) para así esquivar posibles sanciones de la FIFA al competir en un país con un sistema de discriminación racial. Muchos ni siquiera debutaban en liga y disputaban tan solo partidos de exhibición durante el verano como fue el caso de Bobby Charlton en 1976 con el Arcadia Shepherds.
En aquel país basado totalmente en la segregación por cada tono racial se usaba mucho más la escala de grises que el blanco y negro, ya que, además de la NFL para blancos y la NPSL para negros, existía desde 1969 la Federation Professional League para los que no eran ni blancos ni negros. Por un lado estaban los indios que habían llegado ya desde finales del Siglo XIX y que acabaron formando una comunidad bastante numerosa dentro del país. Había ejemplos como el de Gandhi que vivió allí durante 21 años o los padres del primer ministro británico Rishi Sunak, que eran indios sudafricanos.
En esta FPL también tenían cabida los jugadores mulatos, conocidos en aquella cuna del racismo como coloured. Pese a todos los intentos de avance futbolístico, los gobiernos interminables del Partido Nacional seguían inamovibles en cuestiones raciales y por tanto la FIFA seguía manteniendo a la selección fuera de las competiciones internacionales. En lo político, el mundo entero miró hacia otro lado y permitió que el Apartheid sobreviviera con total impunidad, por eso puede extrañar la sanción en temas futbolísticos, aunque quizá la razón era que el presidente de la FIFA era el inglés Stanley Rous y el poder sudafricano llevaba décadas en manos afrikáners y no en británicas como en época colonial.
La expulsión definitiva de la FIFA llegó en 1976, tras la masacre de Soweto donde fueron asesinados 174 manifestantes negros que protestaban por la imposición del idioma afrikáans en los colegios. Concretamente, en Soweto había fundado un club un año antes Stanley Matthews, Balón de Oro en 1956. El extremo inglés llevaba décadas pasando los veranos en África, donde jugaba partidos amistosos y entrenaba a jóvenes negros. En dicho barrio de Johannesburgo creó el Stan’s Men y pasándose por el forro el Apartheid organizó un viaje a Brasil con los miembros del equipo.
En 1977, tendría lugar un hecho que cambiaría el fútbol sudafricano para siempre. El jugador negro Vincent «Tanties» Julius fue alineado en un partido de la NFL con el Arcadia Shepherds FC por sorpresa. El técnico no avisó a las autoridades y aquella noche de febrero del 77 sería histórica. «The NFL went multi-racial at the Caledonian Stadium last night», así tituló el periodista Dennis Harris en el Pretoria News al día siguiente. Ese gesto simbólico supuso el fin de la NFL
A partir de 1978 la NFL y la NPSL se unieron y dieron lugar a una nueva NPSL donde había equipos formados por blancos y otros por negros que se enfrentaban en el mismo campeonato. Ese año llegó a jugar un amistoso un mito como Kevin Keegan, Balón de Oro en el 78 y 79, en las filas del Cape Town City frente al Highland Parks.
Para seguir notando las largas garras del Apartheid, los clubes formados por blancos podían tener un máximo de tres jugadores negros por plantilla. La NPSL aumentó notablemente el nivel, por lo que el número de jugadores ingleses fue bajando considerablemente. Eso sí, se abrió de nuevo para jugadores negros de otros países africanos cercanos como Malawi o Swazilandia. La última estrella en recalar fue René Houseman en 1983. El extremo argentino, campeón del mundo en 1978, jugó en la segunda división con el AmaZulu de Durban y marcó 7 goles en 12 partidos logrando el ascenso. También lo hizo Eusebio en este formato mixto que era menos denigrante.
El Apartheid iba poco a poco debilitándose y los gobiernos racistas del Partido Nacional no tuvieron más remedio que ir cediendo durante los años 80. Determinados factores fueron influyendo en la política interna del país, por un lado la población blanca seguía bajando del 15% lo que hacía insostenible cada vez más el sistema. Desde el exterior el régimen fue sufriendo duros reveses como la derrota en la Guerra de la Frontera de Sudáfrica frente a los comunistas namibios del SWAPO que contaban con la ayuda angoleña y la intervención internacionalista de Cuba. Todo ello unido a que Ronald Reagan, fiel defensor de la República de Sudáfrica, dejó el poder en 1989.
El castillo de naipes se derrumbó y De Klerk, último presidente blanco del país, decidió excarcelar a los presos políticos, abolir el Apartheid y caminar hacia unas elecciones democráticas en Sudáfrica. Hubo disputas entre los distintos sectores afrikáners así como entre los partidos negros por motivos étnicos, nada nuevo en África.
Finalmente en abril de 1994 tuvieron lugar las primeras elecciones multirraciales del país, concluyendo con una infamia de décadas. Nelson Mandela, líder del izquierdista Congreso Nacional Africano, venció con mayoría absoluta. Todo se acabó y Sudáfrica recuperó la dignidad. La selección de fútbol volvió a competir y se clasificó en 1998 para el primer Mundial de su historia.
Para el recuerdo quedan aquellos veraneos británicos que quizá en buena parte sirvieron para blanquear un sistema que realmente nunca se cuestionó como debería en las altas esferas internacionales. Del otro lado está la realidad de que por aquel entonces no se pagaba gran cosa en el fútbol inglés y esas aventuras de un mes en Sudáfrica servían para aumentar un poco la cuenta bancaria. Que cada uno saque sus conclusiones.
En Sudáfrica ya no tienen campeones del mundo en su liga pero el largo camino a la libertad mereció la pena.
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