El domingo 19 de marzo de 2023 ocurrió algo poco corriente en la maratón de Barcelona: Alex Roca se posicionó como el primer hombre con una condición de discapacidad del 76% en correr entera una maratón. Eso es lo que llevan diciendo los titulares de los periódicos desde hace varias semanas. Historias radicalmente diferentes como estas no son gratuitas y, al resto, nos obsesionan con razón. «Para cualquier atleta correr una maratón es algo muy fuerte pero todavía lo es más para Alex por sus condiciones físicas», me cuenta Mari Carme Maza, su mujer, a través de un audio de whatsApp. Ese día unos cuantos llegaron a la meta pero él fue el único que al cruzar la línea de llegada culminaba dos carreras. La primera de ellas, claro, había empezado mucho antes, años atrás, y no en sus pies sino en su cerebro.
En una especie de entrevista impresionista, comenzamos a intercambiar mensajes con Mari Carme —traductora del lenguaje de signos de su esposo Alex—. El intercambio de preguntas-respuestas se produce de inicio a fin por este medio, y concluye unas horas después de correr la carrera Santa Eulària Ibiza Marathon (12 km). Si bien es cierto que los whatsApps han quedado interrumpidos continuamente por sus trincheras diarias: entrevistas en diferentes medios, conferencias, exámenes universitarios de Mari Carme, viajes en AVE a Madrid (debido a su aparición de última hora en La Resistencia), vuelos a Ibiza, entrenos, etcétera, en ningún momento la conversación ha quedado diluida. Tanto es así que Mari Carme, entrenada en la pericia de una generosidad continuada, me ha respondido, a veces, con el aliento cortado, pues estaba entrando en un examen para el que sólo ha dormido tres horas, o subiendo a un tren o bajando de un avión.
«Fue en el 2018 cuando comencé a considerarme un atleta», me cuenta Alex a través de su mujer, aunque su primera carrera fue la de El Corte Inglés en el 2014, —siempre hay un espacio entre que se empieza a ser y se siente ser algo—. El mundo de Alex es el del «paso a paso» y, por eso, hasta el día de hoy se ha llenado la agenda de retos epifánicos: Un Aquatlon, la Orbea de Monegros, dos Titán Deserts, la PilgrimRace, seis medias maratones, la Alp-Cerdaña Cycle Tour, más de cuarenta carreras de 5 y 10 kilómetros, entre otros. Pero no ha sido hasta la maratón de Barcelona que se ha convertido en la primera persona con su condición en conquistar 42,195 kilómetros. «Correr una maratón es muy fuerte, no es ninguna tontería. Alex cuenta con dificultades físicas a la hora de correr, tiene un pie con una gran afectación y una gran curvatura y una hemiplejia en la parte izquierda del cuerpo, pero (correr una maratón) es un hito importante para cualquier atleta, no sólo para él». Al escuchar algo así, uno no sólo saborea esa inspiración golosa sino que, al poco, descubre que, además, le educa.
A Alex da gusto verlo corriendo, tanto si bate logros mundiales como si no. Es ver dureza. Es ver completitud. «¿Cómo lo hace?», se pregunta la gente incrédula. «¿Tiene algún ritual especial antes de alguna carrera?», le pregunto a Mari Carme, como si eso pudiera darme alguna pista. «Comemos muy equilibrado. También escucha a Coldplay, a Maldita Nerea, a Bruce Springsteen, o regaetton, antes de emprender algún reto deportivo», me responde con esa voz suya que es enérgica y eficaz, «¿algo más?», «se santigua tres veces y lleva siempre una prenda de color amarilla», «¿cuántas horas dormís el día antes de la maratón?», «intenta dormir ocho horas, y yo también pero yo no siempre lo consigo», «¿algo más?», «nada más».
Más tarde he sabido que «lo que realmente le da fuerza es saber que mucha gente lo apoya, que le envían mensajes de ánimo, y sentirse muy capaz. Él cree que una persona sin retos es una persona muerta en vida». Porque si algo llama la atención de Alex es que pocas veces habla de dolor o de lodo, sino de oportunidad. Es esto lo que propulsa su cerebro: la comida apropiada, la música apropiada y la creencia apropiada.
En el momento en que está corriendo, cuando los pensamientos sacan sus colmillos y el vértigo le acecha, se refugia pensando en su equipo, su entrenador Albert (con el que lleva desde los catorce años), su mujer, su suegra Mari, su familia y su abuelo, por el que ambos sienten una especial devoción —en la foto de whatsApp de Mari Carmen, se ve a la pareja el día de su boda dándole la mano—. Alex sabe lo que tiene que hacer con su cabeza, es lo primero que aprendió. «El primer logro que Alex recuerda fue conseguir autoestima y aceptarse». Debía aprender a correr ligero de prejuicios propios y ajenos. Fue allí donde empezó su primera maratón. Durante ese proceso de deconstrucción, aprendió a invocar esa valentía suya que se alza sobre su vida, que le ayuda a regir sus tiempos y a explorar sus propios límites —los suyos, no los que le han impuesto—. Todo esto se convierte en su patrimonio cuando corre, y también el hecho de que su pensamiento de fondo no sea otro que el de «inspirar a que los demás rompan sus propias creencias», me cuenta Mari Carme. No. Él no quiere ser el número uno, tampoco necesita de ningún título, ni de ninguna victoria, añade, él sólo quiere superarse y, de paso, supongo yo, hacer un jaque mate a todas aquellas bocas que lo han fiscalizado.
Mari Carme ha contado en más de una ocasión, que lo que más le gusta de Alex es su energía, la manera en la que afronta la vida, y que siempre tiene una sonrisa, y destaca que «cuando acaba una carrera ya quiere otra». El haber corrido una le ha demostrado no sólo que puede, sino que es su derecho sin fisuras tener la siguiente ante sí. Entre sus muchas virtudes cabe destacar la que todos los ganadores comparten y con la que ha sido capaz de revolucionar el panorama del deporte. La de hacer de su jaula su fortaleza. No se ha dejado esclavizar por la mirada de nadie, se ha escabullido como un pez de todos los juicios sociales y de las pérfidas rúbricas médicas, creando él mismo la línea de su destino. De ahí viene su lema: «el límite lo pones tú».
Parte de ese derecho a competir está en el de afrontar las mismas adversidades que el deporte depara a cualquier otro. Me cuenta que hace unos años, en el 2019, tuvo una lesión muy fuerte, la de la cintilla iliotibial, que le impidió correr una San Silvestre, y tuvo que abandonar a los 400 metros. O cuando no quisieron darle el título de un grado superior de integración. Lo que está claro era que nadie parecía ser capaz de imaginar cómo terminaría por revolverse la cosa. Mari Carme, con la que además de vida y metas en común, comparte las carreras, me confiesa que, a veces, pasa miedo «porque alguna que otra vez, con algún sobreesfuerzo, ha tenido alguna epilepsia. La noche de antes también lo paso mal, y durante la maratón… pero si a él le hace feliz: ¡adelante con el miedo!».
Cuando estoy a punto de dar por finalizada la entrevista, Alex se encuentra en la habitación de un hotel de Ibiza mirando el fútbol (Elche-Barcelona), mientras ella espera a que les llegue un pedido de hamburguesas. «Él quería ser futbolista y luego atleta», me dice la voz de una Mari Carme risueña, «¿y tú?, ¿qué querías ser tú?», le pregunto, «primero veterinaria, después bióloga y ya, por último, educadora social, y estoy a dos meses de conseguirlo». Escucho el partido de fondo. Los dos están cansados: esa misma tarde han corrido en el Santa Eulària Ibiza Marathon, y también han estado presentes en la carrera solidaria de la APNEEF (Asociación de Personas con Necesidades Especiales de Ibiza y Formentera). «Para él es muy importante intentar cambiar los estigmas y los prejuicios de la sociedad. Ha querido trabajar muy duro a través del deporte para mandar mensajes al mundo». Y se puede decir que lo ha conseguido.
Estos retos conseguidos a contracorriente nos recuerdan que la sociedad necesita replantearse la manera que tenemos de relacionarnos con quienes tienen la condición de «discapacidad». Y a los que se tiende a limitar de antemano. Ejemplos como el de Alex Roca y su mujer Mari Carme ayudan a transformar a la sociedad en su conjunto. La carrera de Alex no es sólo el triunfo de atleta, sino un título con valor humano real. Que haya sido capaz de zafarse de los prejuicios de la apariencia es lo que convierte a Alex en alguien mucho más que un gran atleta: nos enseña lo que todos necesitamos saber para correr nuestras carreras.
Cómo correrlas, para qué correrlas. Y junto a quién correrlas.
¡Grande Álex Roca! Excelente artículo.
Me ha encantado! Sobre todo el formato de entrevista vía WhatsApp: me ha permitido ponerme en la piel de la vida de Alex y su mujer
Me encanta el artículo
Gran inspiracion!!!!
Fan de la escritora y del articulo!
Magnífica historia contada con gran maestría.
Me ha encantado. No solo el contenido sino como está escrito, es más inspirador. Gracias Alex, Mari y María !
Muy buen artículo que da que reflexionar. Me ha gustado mucho la forma en la que está escrito y poder conocer desde un punto de vista más cercano el día a día de Alex y Mari Carme.
Que inspirador, me ha encantado!
Gracias María por compartir la historia de Alex y Mari Carme, que gran ejemplo de superación.
Esplendido articulo que te transporta a una vida plagada de fuerza y lucha, concluyendo con un emotivo mensaje de esperanza en el futuro. Felicidades a su autora y a la familia a la que, a través del relato de la autora, siento tan cercana
Menudo ejemplo de vida y superación! Gracias a la escritora por plasmarlo tan bien y a través de su mujer.
Me complace enormemente encontrarme con esta publicación, que me ha parecido no solo excelente sino también sumamente inspiradora. Desde hace algún tiempo, he estado siguiendo las publicaciones de María, y he de decir que su enfoque y estilo de escritura me cautivan profundamente. Me encuentro impaciente por leer su próximo artículo , confiado de que será tan enriquecedor como lo ha sido este.
Fantástico artículo y gran historia, redactada des del respeto y la curiosidad. Te atrapa!!! Bravo María y Alex!
Qué gran ejemplo. Y qué bien contado.
Me ha encantado que escribieras sobre la discapacidad, cada vez menos estigmatizada en la sociedad, pero aún mucho por hacer. Muy bien escrito. Enhorabuena María. 🌺😘
Felicidades por el artículo! Muy inspirador y motivacional. Faltan más artículos así!! Sigue escribiendo!!
Me ha encantado!!! Gracias Alex y Maria!!!