No resulta fácil cuando uno escribe bajo el paraguas Jot Down, pero confieso que he visto dos veces «2001: una odisea del espacio» y en ninguna me he enterado de casi nada. De hecho, a veces me cuesta hasta descifrar las primeras páginas de los diarios deportivos, tarea que debería ser mucho más sencilla porque, a diferencia de Arthur C. Clarke, se supone que escriben para el vulgo. Me pasó este lunes con el sevillano Estadio Deportivo. Así tituló Zaratustra:
Me llevó un ratito desentrañar que ese «Can’t Now» hilaba de forma magistral el nombre del estadio del FC Barcelona —patrocinio al margen— con el momento del Sevilla FC y su lucha por huir del descenso. A falta de lucidez, al menos me queda la memoria: al ver en portada a Jules Koundé, recordé otra obra maestra de Estadio Deportivo, cuando los dos contendientes del pasado domingo negociaban su traspaso: «Lo que la verdad es Koundé».
Unos días antes de derrotar al Sevilla, el Barça había ganado en campo del Real Betis. Se impuso con autoridad, buen juego y un marcador amplio, factores que no disuadieron a quienes pretendían encender un fuego alrededor. Y así lo hicieron en cuanto encontraron un hilito del que tirar. Durante la retransmisión en Movistar+, Carlos Martínez y Àxel Torres comentaron —yo diría que sin maldad— que la falta que dio origen al 0-1 estaba mal sacada. Su error vino porque Gavi fue a caer lejos de donde Aitor Ruibal le había derribado. Tras señalar el árbitro la infracción, Guardado pateó el balón y, sin querer, lo envió al mismo punto en que se había producido la falta. De Jong estuvo vivo y sacó rápido para Balde, que sirvió el gol a Raphinha. De inmediato, la polémica saltó a Twitter y a los medios, con los diarios digitales a la cabeza: «La captura que se ha viralizado y tiene cabreado a todo el beticismo», titulaba As; «El polémico gol del Barça que encendió al beticismo», podíamos leer en Marca. Hace tiempo que la prensa dejó de valorar la información y se dedica a replicar sin más las polémicas que ocupan a los aficionados, tengan fundamento o no.
«¿Tiene sentido la polémica cuando el Barça le ha dado un baño al Betis?», se hizo el tonto Josep Pedrerol. Los tertulianos de El chiringuito estaban aún tomando asiento cuando formuló la pregunta, que por supuesto sirvió para abrir el debate, no para zanjarlo. Abrió fuego el exfutbolista Capi: «El Barça ha sido mejor pero la balanza la desequilibra el árbitro con un error con 0-0». En pantalla leemos: «Lío arbitral… otra vez». Pedrerol conecta con Rafa Guerrero, presunto experto en la materia: «Para mí el gol no es legal. La falta no se ejecuta en el lugar donde se produce». «Yo soy un tío equilibrado y tranquilo», se define a continuación Pedro Pablo San Martín, «pero este error es de nevera para el árbitro. Puede desequilibrar una Liga. Es un error intolerable. […] Esto no es de listos, es de tramposos y un juez tiene que decidir que eso es trampa. No se puede sacar una falta aprovechando un carril descubierto». «Es evidente que la falta no se saca desde el punto en que se produce», añade José Damián González.
Mientras se suceden estas denuncias, las imágenes en la ventana principal las van desmintiendo: una mancha roja marca el punto de la falta sobre Gavi y, segundos después, De Jong saca justo desde ahí, con un margen de error mínimo porque, como reconoció luego el propio Rafa Guerrero, «las faltas nunca se sacan desde el mismo sitio [en que se producen]. Es casi imposible». Desde luego, no había «veinte metros» de distancia, como lamentó Manuel Pellegrini. Lejos de rendirse a la evidencia con forma de mancha roja, los polemistas siguieron a lo suyo. «Es muy grande la mancha. ¡Por favor, parece la capa de ozono!», se defendió panza arriba el experto arbitral. Pedrerol prolongó durante la primera media hora de programa ese debate que no sabía si tenía sentido. Hasta compareció de urgencia en el estudio Edu Aguirre para poner en duda la fiabilidad de las imágenes hablándonos de perspectivas, tiros de cámara y de profundidad de campo. No pudo probar nada, pero Stanley Kubrick habría estado orgulloso.
Dos días más tarde, en El partidazo de Cope, Víctor Fernández achacaba esta polémica a «las malditas redes sociales, que sacan capturas y la gente se lo cree». En la misma línea, Andrés Ocaña se imaginaba que Pellegrini debía de estar culpando a Twitter de sus declaraciones: «Estará pensando: ‘He hecho el ridículo, me he dejado calentar por la turba esta de las redes sociales’». Suerte que aún nos quedan los periodistas para levantar un dique de criterio que proteja a los ciudadanos de esos foros infames en los que todo vale.
Sin sorpresas como siempre. Da gusto leer a Miguel Gutiérrez, el único que pone sentido común a esta chirigota de periodistas deportivos.
¡Una más, maestro! Y gracias por explicar la portada de Can’t now 🤣
buf por un momento hasta casi me dieron ganas de volver a ver el chiringuito, menos mal que me lei el articulo entero pero ojo con estas cosas que me estabas haciendo un clit bait expectacular xd, sobre sacar las faltas donde no es solo decir: pues anda que los saques de banda, yo a veces ya apuesto cuando va a mangar el jugador en el saque de banda y suelo quedarme corto muchas veces.