El mundo de los esports ha recorrido un largo camino desde sus humildes inicios. El término engloba a todas las competiciones profesionales de videojuegos, donde equipos o jugadores individuales compiten por obtener la victoria. Se ha convertido en una industria multimillonaria y es ya habitual encontrar numerosas referencias en los medios convencionales.
Los esports ya no son entretenimiento para una audiencia de nicho, pero, ¿cómo empezó todo? Los orígenes de los deportes electrónicos se remontan a la década de 1970, cuando estudiantes de la Universidad de Stanford organizaron un torneo del popular juego Spacewar. La competición, que se llamó Intergalactic Spacewar Olympics, atrajo a más de cien participantes y fue la primera competición de videojuegos de la que se tiene constancia.
Sin embargo, no fue hasta finales de los 90 y principios de los 2000 cuando lo que hoy en día conocemos como esports comenzó a tomar forma. El auge de Internet fue de vital importancia e hizo posible que los jugadores compitieran entre sí en línea, lo que llevó a la creación de ligas y organizaciones profesionales.
El comienzo de los esports modernos
Uno de los primeros títulos en convertirse en un fenómeno competitivo fue el juego de estrategia en tiempo real StarCraft, lanzado por Blizzard Entertainment en 1998. En el año 2000, se creó la primera liga profesional en Corea del Sur y el título sigue contando con jugadores a día de hoy. Aunque juegos más modernos gozan ahora de un mejor posicionamiento, StarCraft es el responsable de que Corea del Sur sea hoy en día un estandarte de los deportes electrónicos a nivel mundial. Profesionalizó la industria, se crearon canales de televisión dedicados a la retransmisión de sus competiciones y los mejores jugadores empezaron a tener fans de una forma similar a los deportistas convencionales.
Otro de los primeros títulos fue el juego FPS (first person shooter) Quake, lanzado a la venta en 1996. El ritmo trepidante del juego y su énfasis en la técnica y habilidad lo hicieron popular entre los jugadores competitivos, y empezaron a celebrarse torneos tanto presenciales como en línea. En 1997, se celebró el primer torneo profesional de Quake, conocido como Red Annihilation, en la Electronic Entertainment Expo (E3).
La importancia de los torneos internacionales
Desde entonces, la industria de los esports no ha dejado de crecer. Algunos de los torneos más importantes son The International, que se celebra para el popular juego Dota 2, y el League of Legends World Championship.
La décima edición de The International repartió 40 millones de dólares en premios, y el League of Legends World Championship 2022 tuvo un pico de espectadores de 5,1 millones. La audiencia es aún mayor, pero debido a motivos de fiabilidad, no se tienen en cuenta los datos procedentes de China, donde el título es increíblemente popular.
Como en el caso del deporte tradicional, la importancia de los campeonatos mundiales va más allá de los equipos y jugadores participantes. Estos torneos son un escaparate del continuo crecimiento y éxito de los esports y sirven como un testimonio de la dedicación y habilidad de los jugadores.
Además de su importancia económica debido en gran medida a las oportunidades para firmar contratos de sponsors con grandes marcas, las competiciones de talla mundial también tienen un significado cultural. Sirven de plataforma para que jugadores de diferentes regiones y culturas se reúnan y compitan, mostrando el atractivo global de los esports y de los propios títulos. Son un acontecimiento verdaderamente internacional, donde equipos de regiones como Norteamérica, Europa, China y Corea del Sur compiten entre sí.
En los últimos años, los esports también han ganado reconocimiento como una forma legítima de deporte de competición. En 2013, el Comité Olímpico Internacional reconoció los esports como un «deporte mental», y algunos de ellos se han incluido incluso en los Juegos Asiáticos.
Una evolución natural
Los esports no son solo una nueva moda o forma de entretenimiento. Representan un cambio generacional, y su explosión en popularidad se basa en gran medida en la utilización de las nuevas formas de consumir contenido.
Debido a haber tenido un crecimiento muy ligado a Internet y el mundo de la tecnología, los esports entienden perfectamente cómo conectar con las nuevas generaciones que tan asimiladas tienen las nuevas plataformas de comunicación y entretenimiento.
Muchos influencers procedentes de la industria ya se encuentran al mismo nivel que personalidades del mundo del deporte tradicional. En el caso de España, Ibai Llanos representa un claro ejemplo de éxito. El bilbaíno comenzó su carrera como caster (comentarista) de League of Legends para la LVP (Liga de Videojuegos Profesional). Gracias a su calidad como narrador, naturalidad y carisma, no tardó en ganar una gran cantidad de seguidores.
En 2020 Ibai se unió al club G2 Esports como creador de contenido y comenzó a realizar streamings en Twitch de forma recurrente. En esta etapa su marca personal experimentó una explosión de popularidad coincidiendo con la cuarentena y el acercamiento del público mainstream a Twitch. Sus colaboraciones con marcas y personas ajenas al mundo de los esports aumentaron, lo que le ayudó a darse a conocer entre el público más general.
Por muy revolucionaria y moderna que pueda parecer la industria de los esports, su gran popularidad reside en su esencia competitiva y de entretenimiento, presente en el deporte tradicional. Constituyen una evolución natural y una nueva forma de conectar con un público dedicado que no deja de crecer. Muchas personalidades procedentes de medios y deportes tradicionales han decidido acercarse a los esports mediante colaboraciones con compañías y streamers, o incluso con la creación de equipos propios.
Un ecosistema con ingresos diversificado
Tras décadas de crecimiento, la industria es ahora un gigante valorado en más de 1,2 mil millones de dólares. Los esports están formados por una gran variedad de participantes: equipos profesionales, organizadores de eventos, plataformas de streaming, patrocinadores, etc.
Una de las principales fuentes de ingresos son los acuerdos de patrocinio. Muchas empresas, incluidas las tecnológicas y de videojuegos, están dispuestas a patrocinar equipos y eventos de esports profesionales para dar a conocer su marca.
La publicidad emitida en las plataformas de streaming donde se retransmiten los eventos y la venta de artículos de merchandising y entradas para eventos representan otras formas relevantes de obtener beneficios para la industria.
A medida que el mundo de los esports sigue creciendo y evolucionando, una cosa está clara: ya no es solo un pasatiempo de nicho, sino un importante fenómeno global con millones de fans por todo el mundo. Tras décadas de crecimiento y su aumento en popularidad en los últimos años, finalmente se han posicionado como una de las formas de entretenimiento y competición más relevantes de la actualidad.
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