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Cristóbal Soria, el hombre bueno

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Cristóbal Soria
Cristóbal Soria (Foto: Cuatro)

El pasado fin de semana, el Estadio Metropolitano de Madrid acogió un partido de fútbol entre las selecciones de youtubers de España y Francia. Por algún motivo que desconozco, las aventuras de estos personajes –en el sentido menos peyorativo del término– interesan a su audiencia más allá del contenido que crean. Están dispuestos a pagar -y de hecho pagan- por verlos boxear o jugar al fútbol. En esto, desde luego, aventajan a la prensa, cuya tendencia es convertir a los periodistas en personajes, pero con bastante menos éxito. ¿Pagaría usted por ver un partido entre tertulianos? Yo sólo si me garantizan tangana por escrito.

Pero no crean que estos dos universos, youtubers y prensa, son irreconciliables. Tienen puntos de encuentro. En el partido del Metropolitano, sin ir más lejos, ese puente era nada menos que Cristóbal Soria, hombre de paz y de consenso allá donde los haya. El «hombre bueno» de la reciente película de David Trueba. El exdelegado del Sevilla FC, tertuliano estrella de El chiringuito de jugones, ejerció de árbitro y, como tal, tuvo que intervenir también cuando el partido tuvo que detenerse por el enésimo episodio racista en nuestros estadios.

Al tratarse de un partido de chichinabo, al menos hemos tenido que ahorrarnos la habitual sucesión de opinadores que se apresuran a declarar que España no es racista, que se trata de un incidente aislado y que quienes lo han causado ni siquiera saben qué es el racismo.

En pleno jaleo, Soria tomó la palabra y puso cordura. Sí, sin ironías. A su manera, sin gran facilidad de palabra, vino a decir que lo que acababa de suceder era indigno. «Este partido es una fiesta, no tiene nada que ver con la imagen que se está dando». Advirtió de que, al menor problema, al menor insulto, racista o no, el partido quedaría cancelado. Y pidió a los presentes un aplauso para la selección francesa.

Qué bien estuvo Soria, ¿verdad? Sus palabras demuestran que nuestra sociedad puede evolucionar, sustituir el desprecio por la tolerancia. Y no se me ocurre nadie mejor que él para encarnar esta esperanza. Después de un largo lustro alimentando una campaña sostenida de acoso contra un futbolista negro, que incluía la grabación de un vídeo para reírse de él junto al dibujo de un enorme simio, parece haber visto la luz de repente. ¡Aleluya!

Soria, desde luego, no es el primer tertuliano que falta al respeto a jugadores de fútbol. Lo que llama la atención son sus formas circenses y, sobre todo, su insistencia. Si no fuera porque sabe perfectamente lo que hace, podríamos calificarlo como obsesión.

Se trata, sin duda, de uno de los personajes más nocivos que ha acogido el periodismo deportivo español, y eso tiene un mérito enorme. Patrocinado por Pedrerol bajo la falsa apariencia del «debate apasionado» (eufemismo con el que Josep suele intentar defenderse, con poco éxito), Soria lleva años demostrando que la provocación no necesita del talento para tener éxito. Con su histrionismo, además, ha contribuido a que El chiringuito sea un producto mucho menos natural y más dañino. No estamos ante un señor hundido, rabioso o pletórico porque el Madrid o el Barça hayan perdido, sino ante un personaje, ahora sí, en el más peyorativo de los sentidos.

2 Comentarios

  1. «En pleno jaleo, Soria tomó la palabra y puso cordura. Sí, sin ironías» precisamente eso es lo irónico, que fuera Soria quien pusiera cordura. Enésimo caso de confundir ironía y sarcasmo.

  2. Murcielago

    Esto acerca a JD sport al lado derecho de la tertulia del El chiringuito.

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