El pasado domingo, en San Mamés, LaLiga TV contó con los comentarios de Joaquín. Pocas cosas teníamos más claras hace cinco años que el futuro televisivo del entonces jugador del Real Betis; si acaso, el futuro televisivo, radiofónico y cinematográfico si se tercia de Mateu Lahoz, al que entonces aún no conocíamos como Toño.
El hombre que trató de redefinir el arbitraje con un estilo propio, incluso con un reglamento particular, está tratando también de dibujar un nuevo perfil del comentarista arbitral en Movistar+ y Cope. Ya en sus primeras apariciones televisivas nos sorprendió por dos motivos: lo bajito que hablaba y su escaso interés en ceñirse a las jugadas polémicas. La labor habitual del trencilla mediático se le queda muy pequeña. Él parece disfrutar más soltando ese lastre, expandiéndose y regalándonos sus reflexiones sobre cualquier aspecto del juego, siempre con un tono trascendental y jugadores nombrados por su nombre de pila.
Aunque se integre en espacios populares como los programas deportivos, el estilo Mateu Lahoz no está al alcance de todo el mundo. Tras su prosa (¿o es poesía?) elevada se intuyen, no sin esfuerzo, varios y complejos subtextos. Por ejemplo, que aún sangra por la herida del CTA, tras su brusca caída en desgracia: en sólo unos meses, pasó de dirigir los cuartos de final de una Copa del Mundo (aquel Argentina-Países Bajos) a descender. Como no tenía ya edad para pitar en Segunda División, tuvo que retirarse.
Ya sea con el silbato o con el micro, Toño Mateu no se deja encorsetar. El domingo, compareció en Tiempo de juego para, en teoría, analizar el polémico final del Valencia-Real Madrid. Eso al menos fue lo que le preguntaron. Él comenzó así su respuesta: «Me encantaría que el aspecto arbitral, el equipo arbitral, en general la plantilla arbitral, la analizarais como habéis tratado a Pedri, a Frenkie y a Gavi, a los que deseamos una pronta y completa recuperación».
Si tienen la impresión de que se estaba yendo por las ramas, aún no saben hasta qué punto: «A los árbitros hay que ayudarles, hay que ofrecerles herramientas, hay que tratar de hablar mucho, mucho de fútbol para solucionar y no crear situaciones donde hay mucha duda, como son las interferencias en el adversario últimamente. Y esta situación, yo hablo con muchos compañeros y tenían miedo de estas situaciones que se extrapolan, que no son reales, porque lo único que habla el reglamento es de penal fuera de tiempo. Es decir, hay que saber por qué existe el arbitraje. No puede llegar la inteligencia artificial. ¿Por qué? Ni las matemáticas. El fútbol es mágico y tú necesitas interpretar».
Como preámbulo no estaría nada mal, si fuera un preámbulo. El resto es igual de disperso o más. A partir de ahí, Mateu empezó ya una aproximación -fue muy tangencial todo- a la jugada por la que le había preguntado Juanma Castaño. La explicó -es un decir- de forma difusa y críptica. Un ejemplo de esto fue la alusión a «los viernes», como si todo el mundo supiera que ese es el día en que el CTA imparte sus directrices.
No sé si algún oyente de Cope pudo sacar algo en limpio. A mí, lo reconozco, me cuesta seguirle el paso. Mateu exige, no ofrece respuestas fáciles. En su afán idealista, huye de lo mundano y profundiza hasta las raíces, con constantes alusiones a la pureza del deporte, a los niños y al fútbol que les estamos legando. De La otra liga con Jacinto de Sosa y Anastasio Mayoral Cedenilla en tiempos de José María García, hemos pasado a los discursos de Mr. Wonderful. ¡Si al menos sus axiomas cupieran en una taza!
la cope no deja de ser el chiringuito en la radio, que el personaje mateu acabara en ese programa es lo más normal, en los programas de cope lo que es futbol poquito y sensacionalismo o amarillismo todo el que pueden, y quien no lo vea que se fije en cuanto tiempo le dedican a las polemicas de los partidos y cuanto a analizar lo que fue el partido realmente.
No has escuchado la COPE en tu vida, Hulio
Qué bueno el artículo. Cuando lo escuchaba el domingo pensaba que era Coelho. Cuando acabó de hablar, se hizo el silencio en el programa.
Uno de los mayores narcisistas que ha dado el deporte español . Y mira que el listón estaba alto.