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¿Terapéutico, dopaje o suicidio? Lo que dice la ciencia de la inhalación de monóxido de carbono de Pogačar y Vingegaard

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Tadej Pogačar
Tadej Pogačar (Foto: Cordon Press)

La UCI ha decidido dar el paso y abordar el polémico tema de los entrenamientos con monóxido de carbono, un gas venenoso. El mensaje ha sido un tanto extraño, ya que es muy directo, pero poco estricto, no prohíbe, solo ruega: «La UCI pide claramente a los equipos y corredores que no recurran a la inhalación repetida de CO (…) Solo se aceptaría el uso médico de una única inhalación de CO en un entorno médico controlado. La UCI también solicita oficialmente a la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) que se pronuncie sobre el uso de este método por parte de los deportistas».

Este verano, Escape Collective dio la exclusiva de que el empleo de monóxido de carbono estaba extendido en el pelotón del Tour de Francia. Al menos, estaban involucrados en el caso los equipos Visma-Lease a Bike y UAE Team Emirates, donde corren las principales estrellas de la carrera, Jonas Vingegaard y Tadej Pogačar. Tienen un dispositivo denominado rebreather de monóxido de carbono que permite inhalaciones dosificadas.

La noticia explicaba que había dos usos de esta técnica. Una, denominada reinhalación de monóxido de carbono, que sirve para medir de forma rápida y precisa biomarcadores muy específico. Esto permite personalizar los entrenamientos en altura para optimizar el rendimiento. La segunda aplicación, la más  peligrosa, consiste en inhalar el gas para mejorar el rendimiento, ya que podría mejorar la capacidad aeróbica.

Los efectos serían similares a realizar entrenamientos en altura. Al inducir la hipoxia, privación de oxígeno, con la inhalación se pueden prolongar los efectos beneficiosos del entrenamiento en altura. O directamente, si se aplican durante esos entrenamientos, aumentarían los efectos de la altitud.

Los entrenamientos en altura son fundamentales para los deportes de resistencia, pero el acceso a lugares aptos para el deporte a 2300 o 2500 metros sobre el nivel del mar no es sencillo y frecuentemente es caro. Por eso, se buscó un método que permitiera abaratar los gastos, pero también ocurrió lo contrario. Como todos los equipos profesionales se estaban beneficiando del entrenamiento en altura, se creó el concepto de «superaltitud», fórmulas para hacer que sea más eficaz, como dormir en tiendas de campaña a gran altitud o la inhalación de CO.

Este mes se han publicado los resultados de un estudio realizado con 31 ciclistas divididos en tres grupos (uno con entrenamiento en altura e inhalación, otro solo con entrenamiento y otro con entrenamiento normal) El primer grupo mostró un aumento de la hemoglobina superior a los otros dos. Quedaba demostrado que la combinación de entrenamiento en altitud moderada con inhalación de CO potencia las adaptaciones hematológicas de manera más eficiente que solo la altitud, y mejora el rendimiento ciclista comparado con el entrenamiento a nivel del mar.

Anteriormente, los estudios sobre los efectos de la inhalación de monóxido de carbono en dosis bajas en la hemoglobina y el rendimiento físico habían mostrado resultados de todo tipo. En dosis bajas, el CO podía reducir la capacidad de transporte de oxígeno y disminuir el consumo máximo de oxígeno, ya que se acumula donde la hemoglobina debería unirse al oxígeno, lo que impide su función normal. Sin embargo, estos efectos son temporales, ya que el CO se elimina del cuerpo en unas 12 horas.

Jonas Vingegaard
Jonas Vingegaard (Foto: Cordon Press)

Investigaciones posteriores encontraron que la inhalación de CO en dosis bajas no afectaba al consumo de oxígeno durante el ejercicio en hombres físicamente activos. Sin embargo, un estudio realizado con futbolistas mostró que inhalaciones en pequeñas dosis cinco veces por semana aumentaba la masa total de hemoglobina en un 3,7%.

Mientras que, en 2020, un estudio que llevó la inhalación a tres semanas, aumentó la hemoglobina en un 4,8%. Parece que las dosis bajas estimularían la eritropoyesis, lo que aumentaría el rendimiento al incrementarse el número de eritrocitos circundantes y, en definitiva, la capacidad de transporte de oxígeno.

Más elocuente resultó un experimento con velocistas, en el que la inhalación de CO antes de correr supuso una mejor potencia en los sprints y una fatiga menor. Los datos, en todo caso, no eran significativamente superiores a lo que se podía conseguir con entrenamientos convencionales, por lo que para los investigadores la técnica podía ser útil, pero no revolucionaria o sustituta de otros métodos. Sin embargo ¿y si en un entorno hipercompetitivo donde es difícil obtener diferencias se suman ambas técnicas, las tradicionales y el CO? Eso podría ser lo que está sucediendo en el ciclismo.

Estos resultados todavía no son del todo concluyentes para los investigadores, que no tienen aún datos para poder precisar cómo mejora el rendimiento esta práctica, pero el problema no reside en ese punto. De generalizarse la inhalación de CO fuera de entornos terapéuticos controlados, los riesgos pueden ser mortales.

Todavía se discute cuáles pueden ser exactamente al inhalar pequeñas dosis, se cree que niveles hasta un 10% pueden ser seguros (un fumador suele tenerlos entre 3 y 8%), pero una intoxicación, una aplicación accidental o inconsciente de dosis mayores, puede conducir a dolores de cabeza, mareos, fatiga y náuseas o vómitos, como efectos secundarios leves, y a alteración del estado mental, dolor en el pecho, dificultad para respirar, pérdida de la conciencia y la muerte, en el caso de los graves.

Sobrevivir a una intoxicación de CO también puede dejar secuelas muy peligrosas, como daño miocárdico y lesiones cerebrales, desde disfunción cognitiva, déficits neurológicos, necrosis neuronal y apoptosis. Un escenario en el que se extienda el uso de CO para aumentar el rendimiento al margen de los controles médicos pertinentes, como ha acabado siendo siempre el dopaje y sus historias tétricas, supone un grave riesgo para la salud pública.

Jean-René Bernaudeau
Jean-René Bernaudeau (Foto: Wikipedia)

Escape Collective denunciaba que la técnica no estaba prohibida por la AMA, aunque entraba en conflicto las normas de no manipular artificialmente la sangre. Por ahora, los equipos que hablaron con este medio admitieron el uso del rebreather para realizar mediciones al principio y al final de los entrenamientos en altura. Es decir, como herramienta de diagnóstico.

No obstante, también recogieron las declaraciones de un representante de un equipo WorldTeam que no dio su nombre, que manifestó no creerse los fines de medición y diagnóstico, porque «no se puede medir algo que en realidad no se puede cambiar, a menos que se decida utilizar más CO».

En el dopaje la literatura va bastante por detrás de la realidad, como los controles, y para directores de equipo como Jean-René Bernaudeau, del TotalEnergies, la credibilidad del ciclismo sigue en entredicho con el uso de dispositivos reinhaladores de CO, pasa por alto que se puedan usar para mediciones porque son técnicas con riesgos para la salud y eso daña la imagen del deporte.

 

 

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