En el corazón del Pacífico Sur, hay un archipiélago conformado por 333 islas, se trata de la pequeña nación insular de Fiyi conocida históricamente por la belleza de sus playas y fondos marinos. Algo menos conocida de paraíso en la tierra es su amor por el rugby. Se estima que este deporte de contacto llegó a Fiyi a fines del siglo XIX, introducido por soldados europeos y fiyianos de la Constabularia Nativa — una fuerza policial creada por el gobierno colonial británico en Fiyi a principios del siglo XX — en la isla de Viti Levu. Sin embargo, en sus inicios, el rugby no estaba formalmente organizado y se jugaba de manera casual y esporádica. La mayoría de los jugadores eran expatriados europeos, y los partidos se llevaban a cabo sin una estructura oficial. En 1913, un grupo de neozelandeses llegó a Fiyi para construir el Gran Hotel Pacífico en Suva. Entre ellos estaba Paddy Sheehan, un fontanero de Dunedin y ex capitán del equipo de rugby neozelandés de Otago. Al observar el potencial del rugby en Fiyi y la falta de organización, Sheehan decidió tomar cartas en el asunto.
Sheehan fundó el Pacific Club en 1913. Su objetivo era poner en marcha una plataforma organizada para la práctica del rugby y fomentar la participación tanto de europeos como de locales. En la primera reunión del club, se planificó la creación de otros tres clubes: United Services, Cadets y Rewa. Estos clubes se unieron para formar la Fiji Rugby Football Union (FRFU), y Sheehan fue elegido como su primer presidente. El papel de Sheehan no se limitó a la administración; también fue jugador y capitán del equipo europeo que jugó el primer partido representativo en Fiyi contra los All Blacks de Nueva Zelanda, que estaban de gira, en diciembre del mismo año. Aunque los All Blacks ganaron 67-3 como pronosticaban las apuestas —los tres puntos fiyianos anotó Sheehan con un ensayo—, este partido marcó un hito significativo en la historia del rugby fiyiano, siendo el primer encuentro oficial jugado en el suelo del archipiélago.
En 1914, se inició una liga para jugadores locales, la «Native Competition», y en 1915 se estableció la Fiji Native Union, afiliada a la FRFU. Esto permitió una mayor participación de los fiyianos nativos, quienes rápidamente adoptaron el rugby y comenzaron a destacarse por su habilidad y estilo de juego único. Ratu Epeli Ganilau, uno de los líderes locales, asumió el cargo de presidente de la liga y fue una persona fundamental en la promoción del rugby entre los fiyianos nativos. Bajo su liderazgo, se formaron varios clubes, y el deporte comenzó a ganar popularidad en toda la isla. La combinación entre la organización de Sheehan y el entusiasmo local sentó las bases para el éxito futuro del rugby en Fiyi. Ese mismo año, después de que la liga echó a andar, Sheehan regresó a Nueva Zelanda, donde se instaló en Auckland para jugar en el Grafton durante unos años antes de retirarse del deporte y convertirse en escritor de rugby.
El esfuerzo de todos los implicados en la promoción del rugby en Fiyi dio sus frutos cuando la selección nacional de Fiyi jugó su primer partido internacional contra Samoa Occidental (ahora Samoa) en 1924. Este partido, jugado a las siete de la mañana para que los Samoanos pudieran ir a trabajar después se jugó en un campo que tenía un pequeño árbol en mitad del campo. Los jugadores compitieron descalzos y lo ganó por Fiyi 6-0. La victoria fue un espaldarazo al rugby fiyiano y al liderazgo establecido por Sheehan, cuya influencia perduró hasta mucho tiempo después. La estructura y el entusiasmo que ayudó a cultivar continuaron desarrollándose, y el rugby se convirtió en una parte esencial de la cultura fiyiana. La Fiji Rugby Football Union, que evolucionó a partir de las primeras iniciativas de Sheehan, sigue siendo el organismo rector del rugby en Fiyi, supervisando más de 600 clubes en todo el país.
Desde entonces la selección de rugby de Fiyi, conocida como los Flying Fijians, ha tenido una trayectoria complicada en la Copa Mundial de Rugby. En 1987, en el primer Mundial de Rugby, Fiyi sorprendió al mundo alcanzando los cuartos de final, donde fueron eliminados por Francia. Este logro inicial estableció a la selección de Fiyi como un equipo a tener en cuenta en el rugby internacional. Sin embargo, en la Copa Mundial de 1991, donde acudía la selección con grandes expectativas, perdió los tres partidos de la fase de grupos. Este revés fue un golpe duro para la moral del equipo y sus seguidores. El Mundial de 1995 fue aún peor, ya que Fiyi ni siquiera logró clasificarse para el torneo, lo que marcó un periodo de reflexión y reestructuración para el rugby fiyiano.
En el Mundial de 1999, Fiyi nuevamente se enfrentó a Francia, esta vez en Toulouse. La derrota fue amarga, con muchos aficionados y especialistas culpando al arbitraje desfavorable como la principal razón del fracaso. La frustración continuó en la Copa Mundial de 2003 en Australia, donde Fiyi no logró avanzar a los cuartos de final después de una ajustada derrota por 22-20 contra Escocia en el partido decisivo. A pesar de estos contratiempos, el espíritu indomable del rugby fiyiano permaneció intacto. En los años posteriores, Fiyi se destacó en la Rugby League —en la que juegan 13 jugadores por equipo en lugar de 15—, alcanzando las semifinales de la Copa del Mundo de Rugby League en tres ocasiones: 2008, 2013 y 2017. Estos logros subrayan la capacidad de los jugadores fiyianos para competir al más alto nivel y su dedicación al deporte.
Desde la inclusión del rugby a siete en los Juegos Olímpicos, Fiyi ha sido una potencia dominante. Su ambición por conseguir una medalla olímpica finalmente culminó en éxito en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016, donde ganaron la medalla de oro, un logro histórico que consolidó su estatus en el deporte global. El éxito en Río fue seguido por otra impresionante actuación en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, donde nuevamente se llevaron la medalla de oro. Estos triunfos no solo han elevado el perfil del rugby fiyiano en el escenario mundial, sino que también han inspirado a una nueva generación de jugadores en casa.