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Holocausto cuñado

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Holocausto cuñado

La chilena de Jude Bellingham ante Eslovaquia fue un gol salvador. Salvó a Inglaterra de una eliminación inminente, por supuesto, pero el alcance de la tijera milagrosa no se detuvo ahí.

Bellingham echó también un buen cable a uno de sus mayores críticos. Diego Torres, periodista de El País, ya no cubre la información del Real Madrid, pero lleva toda la temporada atizándole en Twitter. Es que lo fumiga:

Se estarán preguntando por qué he dicho que Bellingham salvó a Diego Torres, cuando en realidad su gol puede interpretarse como un buen zasca. Me refiero a un artículo que el periodista publicó en su diario unos días antes del inicio de la Eurocopa, en el que nos presentaba a «la Inglaterra moldeada por Guardiola»: según Torres, Walker, Stones y Foden, trío de futbolistas del Manchester City, «representan el espíritu de un favorito que destaca por su abundancia insólita».

Torres puede respirar aliviado, al menos hasta la próxima ronda. En apenas dos semanas sabremos si Inglaterra saborea el éxito y la abundancia moldeados por Guardiola o el fracaso y la miseria gestionados por Southgate. En ambos casos, con el lastre de Bellingham.

Pero los verdaderos beneficiados por el gol de Bellingham no fueron los aficionados ingleses, sino los españoles. Como apuntó en Twitter –o como se llame ahora- Sergio Vilariño, la prórroga del Inglaterra-Eslovaquia se comió parte de la previa del España-Georgia en La1 de Radiotelevisión Española: «Menos tiempo para ver originales entrevistas a cuñados rojigualdos en las calles de Alemania», lamentó el sarcástico y atinado Vilariño: «La mejor contribución de Inglaterra a esta Eurocopa».

Arrimar el micrófono -el verbo «entrevistar» queda un poco grande- a los aficionados que animan a la Selección en Mundiales y Eurocopas es una de las costumbres más arraigadas de nuestros medios. Al reportero español desplazado a estos grandes eventos que vertebran su curriculum nada le pone más que un tricornio o un traje de luces. «¡Les vamos a meter cuatro!», grita el de la cara pintada de rojo y gualda. «¡No, cinco!», le corrige también a voces en del capote y la peineta. Es verdaderamente alucinante la cantidad de tiempo que la radio y la televisión reservan a este ejercicio folklórico, ruidoso e intrascendente, foco habitual de vergüenza ajena.

La radio, hasta hace poco, estaba en clara desventaja respecto a la televisión. Por más que muchos periodistas se esforzaran en transmitir el sonrojo por vía sonora, no era lo mismo. Una montera vale más que mil palabras. Por suerte, ahora las redes sociales les facilitan un vehículo para transmitir una sensación de ridículo exactamente igual que por televisión. Vean si no esta maravilla que Antonio Ruiz, experto de Deportes Cope en conexiones con centros de alto rendimiento etílico, nos regaló el pasado domingo desde Colonia. Podríamos titularlo Holocausto cuñado, Si el algoritmo funciona como es debido, antes del vídeo debería saltarles un pre-roll de H&S.

3 Comentarios

  1. Para cuñado, el forofo del equipo franquista.

  2. La mayor virtud como periodista deportivo (ejem…) de Diego Torres es haber pulido el culo de Guardiola a niveles de poder deslumbrar la estación espacial.
    Por lo demás su “objetividad” le llevó a ser defenestrado como cronista del Madrid. Y mira que la redacción del País la controla quien la controla…

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