Análisis táctico

Análisis del Bayern de Hansi Flick: sin complejos ni limitación estilística

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Hansi Flick
Hansi Flick (Foto: Cordon Press)

Hansi Flick dirigió al Bayern durante dos temporadas y juntos ganaron casi todo. Hasta ese momento su carrera se había desarrollado principalmente como asistente. Lo fue durante muchos años de Löw en la selección alemana. En noviembre de 2019, sustituyó a Kovac porque el Bayern no rendía. Ese curso el equipo acabó por levantar la Champions tras golear a Chelsea, Barça, OL e imponerse al PSG en la final.

También se llevó, de calle, la Bundesliga. «El equipo se ha desarrollado bajo su liderazgo y estamos jugando un fútbol atractivo, que se refleja en los resultados», dijo Rummenigge. El «inexperto» Flick había conseguido el mejor porcentaje de puntos de un entrenador en la historia del Bayern.

La campaña siguiente, el Bayern de Flick mantuvo la mayoría del bloque. Con una propuesta de juego similar, volvió a ganar la liga alemana, así como otra serie de títulos importantes entre los que se encontraba el Mundial de Clubes. Sólo fue frenado por el PSG de Neymar y Mbappé en Liga de Campeones. Luego se fue a la Manschaaft y, en labores de seleccionador, no ganó. Ahora vuelve al fútbol de clubes para dirigir al Barça.

En la web del Bayern, Flick dejó antes de marchar declaraciones que probablemente gustarán a todo barcelonista: «Mi punto de vista es que el Bayern necesita un ADN claro y que mi equipo de entrenadores y yo lo queremos transmitir a los jugadores. Este ADN no sólo debe ser detectado directamente en el juego, sino también en el trabajo juvenil, en el ojeo de jugadores, en todos los ámbitos. Creo que en estos momentos es importante que se sepa lo que el Bayern defiende: ser dueño de la pelota, ser dominante, jugar ofensivo en busca de goles. Así es como se desarrolla el perfil de posición de cada jugador».

Hansi Flick
Hansi Flick y Kimmich (Foto: Cordon Press)

Aunque si el culé quiere saber qué puede esperar el Barça de un equipo entrenado por Flick ha de analizar detalladamente aquel Bayern.

Esquema de juego 4-2-3-1

El Bayern comprendido entre 2019 y 2021 tenía futbolistas de primer nivel mundial en todas sus líneas. «Siempre se trata de calidad», dijo Flick. El equipo demostró que podía ser campeón de Europa. Era cuestión de buscarle la complementariedad y la esencia común que tuvieran impacto en las competiciones. Kovac no supo encontrar una formación y un estilo ideales para que el juego rodara. Flick lo consiguió con una propuesta que tenía numerosos puntos favorables, por apenas debilidades.

La disposición táctica empleada por Flick fue el 4-2-3-1. Las formaciones significan algo de manera relacional, no geográfica. La ubicación de un jugador en una altura o en un punto sólo es importante según quiénes sean ese jugador y los de su entorno. Los esquemas son distancias de interacción: cercanías y lejanías para jugadores que, según su naturaleza, pueden necesitar cercanos para asociarse o encontrarse mejor con compañeros más alejados. ¿Es lo mismo el pase de Kimmich que el de Thiago? ¿Tienen ambos futbolistas similar impulso al combinar?

Un esquema también es la densidad que genera. Disponer cuatro futbolistas interiores puede favorecer al equipo pero también asfixiarlo. La superioridad numérica por sí misma no garantiza resultados. ¿Necesita Goretzka un compañero cercano por delante o, al contrario, sale el equipo beneficiado si lo que allí se presenta es espacio a transitar?

Si el ser de un jugador puede manifestarse en una zona concreta del campo, y por ello conviene respetarlo, cuáles son los jugadores que se asocian en los distintos sectores determina de qué manera fluirá el equipo. ¿Es Kimmich tan bueno como lateral que como volante? ¿Puede ser la interacción dada entre Alaba, Thiago, Davies y Coman en un sector igual que la de otros?

Por todo ello la elección del dibujo es importante. El 4-2-3-1 elegido por Flick demostró ser el adecuado para aquel Bayern. Quién sabe si lo será para un Barça donde se venera el 4-3-3 al ser palabra de Pep. Flick deberá estudiar y decidir. Aunque, a fin de cuentas, dependerá de las características de la plantilla que cultura y rendimiento puedan ir de la mano.

Inicio combinativo desde Neuer hasta Thiago

Gracias a los futbolistas disponibles, Flick pudo confeccionar una alineación con múltiples variantes. Aquel Bayern conseguía atacar y defender de distintos modos con garantías. Todo empezaba en Neuer.

Además de ser top-3 mundial bajo palos, Neuer es un portero que permite iniciar las jugadas tanto a través de combinaciones como de manera directa. Su juego de pies es sobresaliente e integral.

Para favorecer la salida en combinativo, Flick estableció una línea de cuatro delante de Neuer. Estuvo compuesta por Kimmich como lateral derecho y Boateng como central de ese costado, mientras los zurdos Alaba y Davies ocupaban la izquierda. De este modo, el sector derecho tenía en el cartesiano Kimmich un gran iniciador de juego, toda vez que Alaba desde la izquierda no lo desmerecía. Neuer para Kimmich o Neuer para Alaba, y a jugar.

La continuación de ambos la daba Thiago en zona de volantes. De partida, Flick lo ubicaba en la izquierda, desde donde podía cubrir las subidas de Davies ante hipotéticos contragolpes rivales. Pero el alma libre de Thiago era igualmente respetada por el técnico.

Flick instaba a Thiago a que, en fase de iniciación, tomase todo el ancho en la zona de volantes, ofreciéndose tanto a Alaba como a Kimmich, al tiempo que Goretzka le aclaraba la zona ganando metros.

No obstante, en muchas ocasiones el Bayern formó un doble pivote compuesto por Thiago y Kimmich. El lateral derecho era entonces Pavard y Kimmich daba posicionalmente en ese sector la iniciación para la que no está dotado el internacional francés. A menudo lo hacía incrustándose en la zaga para que los laterales y Thiago ganaran altura.

Pero conformar esa pareja limitaba la movilidad horizontal y la incidencia de Thiago, futbolista que demanda permanente contacto con el balón y brilla con el peso de la responsabilidad. Mientras que, sin Goretzka, la influencia vertical se resentía en todas sus modalidades.

Por eso, en partidos decisivos Flick optó por retrasar a Kimmich y prescindir de Pavard. Como en todas las eliminatorias de Champions, incluida la final. En cualquier caso, dada la virtud de todos ellos, el Bayern solía conseguir desactivar la primera línea de presión bajo el modelo combinativo. Y a partir de ahí se lanzaba.

No era aquel Bayern un equipo que pretendiese redundar en el pase corto con la intención de subir junto, sino que no se demoraba en mandar el balón a zonas adelantadas. Alaba o Thiago aprovechaban su magnífico pase medio para encontrar a los atacantes sin rifar el balón. Aunque el Bayern no temía perder la posesión porque estaba preparado para recuperarla o para imponerse en los ida y vuelta.

Era un equipo fuerte en el dinamismo. Si el envío era a zonas centrales, Lewandowski caía y usaba su cuerpo a modo de frontón. Mientras que cuando los pases iban hacia las bandas, a menudo lo hacían en diagonal.

Thiago, desde la izquierda, busca el pase medio hacia un atacante en diagonal.
Thiago se ofrece en la derecha, con Goretzka aclarándole el espacio en altura.

Davies para un sector izquierdo veloz

En lo referente a los sectores, en el izquierdo el atacante era Coman y el suplente, Coutinho. También jugaron ahí Gnabry, titular en la derecha, y Perisic el primer año. Todas eran diestros. Coman y Gnabry son potentes pero de corte técnico, con capacidad de desborde y chut.

Al recibir el pase, no dudaban en encarar principalmente hacia una zona interior que se allanaba entre las dos primeras líneas rivales. Este espacio lo permitían la fijación de Lewandowski sobre los centrales, la movilidad de los desmarques de Müller y el mantenimiento de Thiago como volante bajo.

Que en ese sector jugase un mediapunta diestro favorecía a Davies, lateral zurdo de recorrido. Sus fulminantes subidas por un costado expedito propiciaban el arrastre para Coman, quien entonces decidía entre hacer la individual o asistir al carrilero para que este centrase. En el área esperaba un rematador de la categoría de Lewandowski, siendo asimismo asaltada por otro de similar entidad, el mediapunta central Müller.

Kimmich y Gnabry en un sector derecho de iniciación y gol

El sector derecho engranaba de manera tan eficaz como distinta al opuesto. Con Kimmich como lateral el equipo conseguía, además de iniciación, un punto de toque en la zona media cuando se habían ganado metros y Goretzka, volante derecho de perfil físico, se descolgaba a fin de pisar el área.

En ese momento, Thiago podría necesitar socios para combinar a menor distancia y Kimmich era uno de ellos. Con el equipo adelantado, los tiempos en la zona central no se pueden descuidar y toda ayuda válida es poca. A este respecto, es inolvidable la reprimenda de Guardiola en un partido contra el BVB: «Tenías que colocarte por delante de la defensa y mantener la posición, pero te has ido de la zona y hemos perdido el control».

Thiago conecta con Kimmich en posiciones intermedias

Kimmich es un maestro del pase pero carece de velocidad y resistencia en grandes carreras. A fin de evitar que tuviera que correr a lo largo de la línea, el mediapunta derecho era Gnabry. El diestro se abría mucho al costado para encarar a su par defensivo y decidir entre lanzarse hacia el área en diagonal o superarlo en paralelo.

Con la capacidad de desborde y el cambio de ritmo de ambos extremos, estos superaban o hundían a los marcadores, cautos ante su nivel, toda vez que Lewandowski hacía lo propio con los centrales. Hundida la zaga, Goretzka y Müller aparecían, indetectables, para hacer los goles que al Bota de Oro polaco se le pudieran escapar.

El joven Gnabry fue uno de los máximos goleadores y asistentes de aquel Bayern. Mientras Goretzka se acercó a la veintena de goles en su tiempo a las órdenes de Flick y Muller la pasó sobradamente, siendo asimismo el máximo asistente de la Bundesliga en 2020.

Un Kimmich desnaturalizado como punto débil defensivo

Pero todo tiene su parte negativa. Desnaturalizado, Kimmich era el punto débil en virtud defensiva de un equipo que, en ese sentido, mejoraba con la entrada de Pavard. Esto sucedió definitivamente en la temporada 2020-21. «Thiago es un jugador excepcional que dio mucho al equipo», se lamentó Flick con la salida del mediocampista hacia Liverpool.

La marcha de Thiago obligó a Flick a devolver a Kimmich a la zona de volantes para no perder la generación en el epicentro del juego. Ese curso, con Pavard en la derecha, como atacante de esa banda jugó mucho el fichado Sané, zurdo habilidoso con más tendencia asociativa que Coman y Gnabry.

Sané es determinante hacia dentro, pero el zaguero galo no es un gran valor ofensivo. De hecho, es peor centrador que Kimmich. Las relaciones que se establecían en ese sector entre Sané y Pavard forzaban la participación de este en ataque a lo largo de su banda y el equipo notó el cambio de manera negativa.

El ataque directo como fortaleza y debilidad

En lo referente a la vía directa, un Bayern sin complejos ni limitación estilística no dudaba en aprovecharla tanto en inicios aéreos como en contraataques.

Atrás disponía de lanzadores de la talla de Neuer, Alaba y Boateng, mientras que arriba esperaban el balón aéreo receptores como Lewandowski y Müller. Cuando el rival ejecutaba una buena presión al saque de fondo, el Bayern tocaba en corto para atraerlos y a continuación lanzaba hacia sus dos delanteros centrales.

La caída era aprovechada por el resto de atacantes, todos en disposición de desenlazar la jugada de varias maneras dado su nivel, auxiliados por Goretzka. De igual modo, Coman, Gnabry y Perisic atacaban la espalda de los zagueros si el balón era peinado o si partió del lanzador con la intención de superarlos.

Aunque en lo referente a ataques directos, hablar del Bayern de Flick es hacerlo del contragolpe. Este era temible, habida cuenta de que podían iniciarlo pasadores como Alaba, Kimmich o Thiago y conducirlo futbolistas como Davies, Coman, Gortezka, Gnabry o Sané. Y a menudo se activaba tras la presión intensiva, sello de aquel Bayern.

Presión intensiva como sello de Flick

En 2020, Flick declaró para la web del Bayern que «sabía que este equipo tenía una gran calidad en ataque, y siempre he sido un amigo de presionar al rival desde el principio».

Flick contaba con atacantes de tremenda voluntad en el esfuerzo, casos de Müller, Lewandowski y Perisic. Maduros pero nada veteranos, eran ejemplo para los jóvenes. Mostraban cómo se puede presionar la salida de balón o la pérdida del mismo en posiciones adelantadas.

Una y otra vez. Flick lo sabía y de ahí que ordenara ejecutarla. Tras ellos, los jóvenes aplicados Gnabry, Coman y Goretzka los acompañaban, poniendo su tremenda capacidad física al servicio del conjunto. Coutinho y Sané se mostraban más laxos en dichas labores, sobre todo en términos de continuidad.

El Bayern fue muy eficaz en la presión, tanto en bloque alto como medio, consiguiendo desde ella numerosos contragolpes y goles. Sin embargo, para conseguir afinarla, la zaga tenía que adelantarse sobremanera a fin de reducir espacios. Era normal ver la línea en la divisoria del campo. El equipo quedaba muy expuesto a las espaldas ante delanteros veloces.

4-2-3-1 en bloque medio con la zaga adelantada

Boateng era impasable en duelos aéreos y en cuerpo a cuerpo, pero muy pesado para girarse y acelerar, aun con su zancada. Caso similar al de Süle, su recambio habitual, un central recio y lento. Como lateral corrector de esa zona, Pavard era más adecuado que Kimmich, aunque ninguno daba la fiabilidad necesaria. Mientras la izquierda se defendía mejor en esas situaciones, con las piernas de Alaba, su recambio Lucas y principalmente de Davies. Así, los contragolpes fueron a la vez la mayor potencia y debilidad del Bayern de Flick.

Flick y los jóvenes valores: Davies y Musiala

El Barça tiene en alta estima a sus canteranos. Flick se encontrará a futbolistas jóvenes como Cubarsí, Balde y Fermín prácticamente titulares. A este respecto, Flick no es sospechoso. No dudó en confiarle el lateral de su Bayern a Davies desde que este tenía 19 años. Y fue Flick quien detectó el talento de Musiala, estableciéndolo en el equipo. En la última temporada del técnico, el centrocampista jugó treinta y cinco partidos, disfrutando de nueve titularidades. Musiala acababa de cumplir 17 años y es hoy el mejor futbolista alemán.

One Comment

  1. Shenzhen2020

    Inicio de juego desde Neuer hasta Thiago:
    Objetivamente, aquí el Barça tiene todas las piezas para crear una salida de balón potente y un margen de brutal porque bajo el mandato de Xavi la construcción desde atrás era paupérrima. Ter Stegen, Koundé, Pau Cubarsí, Christiansen, Íñigo Martínez, Balde, Joao Cancelo… y luego las recepciones de Gavi, Pedri o Gundogan en la base (sea quien sea quien vaya a ser el ‘4’), son talento de sobra para crear algo muy bueno.

    Davies para un sector veloz
    Posiblemente sea la seña de identidad de aquel Bayern que sea más calcable, gracias a Balde. El chaval ha estado exigido por Xavi para ser extremo más que lateral, pero recibiendo muy arriba, en estático, y necesitar de 1v1… cuando sus cualidades no son esas. Balde tiene una capacidad increíble para coger la pelota abajo y romper línea en conducción. Si vuelve bien de la lesión, Flick tiene pinta de potenciar a Balde muy mucho.

    Kimmich y Gnabry en un sector derecho de iniciación y gol
    Joao Cancelo y Lamine Yamal? Veremos. Desde luego que el chaval es una bomba, pero no podemos olvidar que tiene 16 años y que no debería jugarlo todo ni cargar con el peso ofensivo del equipo. El problema es que ni Ferrán, ni Raphinha, ni nadie en plantilla, tiene pinta de poder ser una fuente ofensiva desde el extremo diestro. Y por supuesto, las dudas a nivel defensivo de jugar con Joao Cancelo.

    Un Kimmich desnaturalizado como punto débil defensivo
    Pues la alternativa a Joao Cancelo en el lateral sería Jules Koundé, que ni tan mal. Pero claro, gestiona tú al portugués en el banquillo en los partidos grandes.

    El ataque directo como fortaleza y debilidad
    Ter Stegen, Pau Cubarsí, Koundé, Pedri/Gavi/Gundogan en la base… son buenos lanzadores. Pero receptores no hay gran cosa, salvo que el Lewandowski que apareció en París aparezca todos los días (que no lo hará).

    Presión intensiva como sello de Flick
    Lamine Yamal, Raphinha desde izquierda, Fermín o Gavi si juegan por detrás del punta, FdJ cuando se descuelgue desde la base… hay piezas para presionar y ser intensos. Pero no todas: Lewandowski, Joao Felix, Gundogan (aunque pedirle esfuerzos cortos desde la posición de ’10’ no es lo mismo que pedirle repliegues largos).

    Flick y los jóvenes valores: Davies y Musiala
    Pau Cubarsí, Balde, Héctor Fort, Gavi, Pedri, Marc Casadó, Guille Fernández, Lamine Yamal, Marc Guiu… hay mucho mucho joven con los que trabajar desde la base.

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