¿Qué le pasa a Santi Aldama? En fin, quizás la pregunta sería primero si le pasa algo (malo) a Santi Aldama, cuando está superando los promedios estadísticos que acreditó la pasada temporada. En su tercer año en la NBA con los Memphis Grizzlies, el ala-pívot canario está en 10,4 puntos y 5,6 rebotes en 25,2 minutos en pista, mejores a todas luces que los 9 y 4,8 en 21,8 minutos de la 22-23. Su porcentaje de acierto en tiros de campo (de 47% a 42,7%) sí ha bajado, arrastrado por un mes de febrero que sí ha sido sin duda el más flojo de lo que va de campaña.
Pero algo debe pasarle cuando tanta gente se lo está preguntando: uno de los grandes proyectos-realidades del baloncesto español, señalado unánimemente junto a jugadores como Usman Garuba, Izan Almansa y Aday Mara en ocupar la zona con la selección durante la próxima década. En el pasado Mundial firmó 11 puntos y 4 rebotes, conviviendo con la paradoja de haber sido el peor en el día en el que España empezó a asomarse a la eliminación ante Letonia y el mejor cuando la confirmó ante Canadá.
Veamos qué puede estar pasándole.
- Cargar con la expectativa ‘gasoliana’
En un más que probable exceso, muchos vieron en Aldama al próximo Pau Gasol, una etiqueta que también está teniendo que administrar Mara, que está teniendo un difícil aterrizaje en el baloncesto universitario con UCLA. El caso es que Santi respondió por momentos al mismo estereotipo físico que Pau: un siete pies capaz de tirar más que decentemente, con recursos crecientes más cerca del aro a base más de técnica individual que de fuerza bruta.
Cuando confirmó en Loyola lo apuntado durante su formación en el Canterbury canario –siempre quiso alejarse de las categorías inferiores de Madrid y Barcelona, pese a su insistencia— y los Grizzlies le eligieron las postrimerías de la primera ronda del draft de 2021 (número 30), la imaginación se desbordó. ¿Cómo no iba a triunfar en el mismo sitio donde Pau (y luego Marc) empezó su leyenda en Estados Unidos?
Su temporada rookie (4,1 puntos y 2,7 rebotes en 11,3 minutos y alguna etapa en la liga de desarrollo) indicó que no iban por el mismo camino, pero en verano del 2022 renunció a la selección (y al oro del Eurobasket…) para centrarse en trabajar específicamente y hacerse con un hueco en la rotación de Memphis.
Y vaya si lo consiguió. En un equipo de un juego alegre y comprometido, acaudillado por el polémico aunque sideral Ja Morant, Aldama formó parte importante de la segunda unidad con un estilo difícil de descifrar por parte de los rivales. Tardó pocos meses en ganarse el respeto general dentro de un equipo que terminó segundo de la conferencia Oeste (51 victorias y 31 derrotas).
Así que la habitual impaciencia baloncestística ibérica le situó de forma inminente como titular indiscutible, exigiéndole una improbable progresión geométrica que no ha ofrecido, y menos en el contexto deteriorado de la franquicia, que en estos últimos meses ha acumulado problemas de lesiones y sobre todo ha tenido que manejar con sumo cuidado la muy cuestionable idea de su jugador franquicia, Morant, de sacar a pasear armas de fuego como si fuesen golosinas. El resultado es que ahora es el tercer peor equipo del Oeste (20-41).
- Los juegos del hambre en el FedEx Forum
Por si fuera poco, Morant se hizo daño en el hombro en enero y al ser operado Memphis dijo virtualmente adiós a sus opciones de repetir en los playoffs. En febrero la epidemia se ha extendido a Scotty Pippen Jr., Marcus Smart, Desmond Bane, Brandon Clarke, Derrick Rose, Jaren Jackson y Ziaire Williams, jugadores de distintos papeles pero la mayoría teóricos titulares. Eso ha dejado a Aldama prácticamente como único principal en los últimos encuentros, rodeado de rookies y/o chicos de contrato doble, de los que, como él hace dos años, alternan el equipo afiliado, Memphis Hustle, con los Grizzlies.
Lo que otros jugadores suelen ver como una oportunidad (ya que no están aquí los gallos, yo me puedo jugar más bolas), a él le ha venido regular. Tiene fama de ser obediente, respetar los sistemas, no saltárselos para buscar unos contra unos que son tan propicios en la búsqueda de engordar estadísticas. Ahora ya no tiene ningún generador al lado que le pase el balón cuando está en su sitio y en algunos partidos pasan y pasan las jugadas sin que pueda tener una sola situación conveniente.
El prototipo de compañero con el que ahora tiene que convivir es diferente, desde luego: jóvenes que se están jugando su contrato de la próxima temporada a los que, digamos, les da más pereza compartir el posible lucimiento.
Es un juego desorganizado en el que nuestro hombre no se está moviendo bien. Va a ser que sí pasa algo porque a Tylor Jenkins, el entrenador, tampoco se le intuye a gusto. Todos saben que en la NBA las temporadas de transición son algo común e incluso una inversión de cara a posicionarse bien de cara al próximo draft. El mítico «cuanto peor, mejor».
- Tranquilidad y buenos alimentos (canarios)
Por lo que cuentan, Aldama es tranquilo. Muy tranquilo. Tan tranquilo como solo puede ser un canario, con ese punto de calma algo irritante para muchos peninsulares. Conviviendo con su pareja, Pilar Barquín, está a gusto en una ciudad que es de las más hogareñas de la NBA, con su Beale Street que huele a blues y a rock and roll y su Graceland como gran punto de peregrinación de los fans de Elvis Presley.
Criado en una casa de profunda educación deportiva (su padre, del mismo nombre y olímpico en Barcelona-92, y su tío, Santi Toledo, también fueron baloncestistas profesionales), es tranquilo, pero le molesta perder más que a nadie, todavía con el sello europeo de que siempre importa el resultado del partido.
Pero se queja poco. De hecho, ha sufrido varias pequeñas lesiones que le están condicionando y está jugando con dolor. Lo fácil, tal como está el paño en Tennessee, sería borrarse en esta recta final de temporada, recuperarse del todo, empezar a pensar en un Preolímpico y, si es posible, unos Juegos Olímpicos en los que estará con España, salvo giro inesperado de los acontecimientos. También espera con ilusión una nueva edición de su campus, del 8 al 13 de julio, en su Gran Canaria natal.
El domingo anotó 21 puntos (5 de 9 en triples) y capturó 8 rebotes en 37 minutos, aunque los Grizzlies volvieron a perder, esta vez ante Portland Trail Blazers. Pero es un aviso de que, si pasa algo, a poco que un par de detalles mejoren, pronto dejará de ocurrir.