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El Mundialito, para el City, en una noche de amor a la posesión del balón

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Pep Guardiola en el Mundialito (Foto: Cordon Press)
Pep Guardiola (Foto: Cordon Press)
Apenas había empezado la final del Mundialito cuando un fallo de guion la puso del lado europeo. Si algo ha demostrado el partido es que Manchester City y Fluminense son grandes equipos emparejados por su amor hacia la posesión del balón. Ambos tratan de iniciar el juego mediante combinaciones en corto aunque la vida les vaya en ello. Dijo Díniz que él es distinto a Guardiola porque otorga mayor libertad posicional a sus futbolistas, pero esto no deja de ser secundario cuando se habla de juntar talentosos a través del pase.
En el segundo 45, Marcelo decidió quebrar la máxima ofreciendo un envío largo en diagonal tras un saque de banda sin demasiada exigencia. El pase fue defectuoso y, con el City presionando arriba y el Flu dispuesto para la salida entre cercanos, recibió el balón Ake y tuvo tiempo de avanzar sin oposición hasta colocar un chut de empeine interior que encontró un poste de Fabio. El rebote lo mandó a la red Julián Álvarez con el pecho.
A propósito de Marcelo, con el buen ojo que le caracteriza, Guardiola había dispuesto como extremo derecho a su mejor hombre, Bernardo Silva, a fin de castigar en ataque el sector que defienden el ex del Madrid, veterano con alma de atacante, y Melo, centrocampista reconvertido a zaguero que cuenta 40 años. Pero, dado el devenir del partido, no fue necesario comprobar si el alejamiento de Bernardo de la generación del juego era el mejor plan.
El Fluminense se repuso y acaparó la pelota en fase de iniciación, juntando hasta ocho efectivos móviles y virtuosos alrededor de su área para conseguir, no sin riesgos, superar numérica y técnicamente cada una de las buenas presiones que habitúa realizar el City con su 3-2-2-3. Desde la zona de volantes bajaban André o Martinelli y desde el enganche caía Ganso para aclarar un juego en aparente melé. Sin embargo, los ataques no llegaron a concretarse por los incisivos Arias y Keno, en gran medida debido al buen hacer de una retaguardia con Walker y Dias como estandartes.
El Flu únicamente presionó alto e intensivo a los saques de fondo del City y fue con ello como estuvo cerca de empatar al cuarto de hora. Falló Ederson en el envío vertical y la sutil asistencia de Ganso a Cano acabó en un penalti del arquero, anulada la acción por fuera de juego.
Marcelo en el Mundialito (Foto: Cordon Press)
Marcelo (Foto: Cordon Press)
Pero el City es el actual ganador de la Champions porque, aunque le falten De Bruyne y Haaland, cuenta entre otros con un jugador como Rodri, de quien Guardiola dice que es el mejor mediocentro del mundo y que en realidad es el mejor mediocentro del mundo. Desde el eje de Rodri avanzó el juego de los celestes y desde su bota partió el segundo gol. En el minuto 26, Rodri recibió un pase atrás con el Flu replegado, mientras André decidió salir de la zona de central derecho que en ese momento ocupaba.
Pésima decisión. Ni medio segundo tardó Rodri en detectar el espacio y filtrar un pase a Foden, quien había percutido desde el interior izquierda. La asistencia de la muerte del internacional inglés la desvió el capitán Nino, que fue al suelo exigido por el desajuste, hacia dentro de la portería. Y entonces el partido ya sí cambió verdaderamente de sino.
El City es una máquina de perseverar en las relaciones con balón e insistir en las presiones sin él, mientras que a los mejores futbolistas del Flu, bien entrados en la treintena, no les convenía perder tan pronto por esa diferencia. Ya no hubo más historia. Antes del descanso pudo cerrar el partido Grealish con una acción fuera-dentro, pero Fabio se estiró para evitar un tres a cero que llegaría mediada la segunda parte.
Jack Grealish en el Mundialito
Jack Grealish (Foto: Cordon Press)
En la reanudación, Díniz ingresó a Kennedy en lugar de Keno, pasando a verse un 4-2-2-2 más tradicional en los brasileños. Desde su potencia, el delantero sacaría una conducción con chut peligroso, cuando ya era demasiado tarde. La segunda mitad fue un festival de elaboración pausada y ocasiones del City, ante un Fluminense inoperante.
El experimentado Kovacic tomó el lugar de Lewis como interior para que el City dominase mejor los tiempos. El balón llegaba franco a los extremos, quienes encaraban una y otra vez. Aunque el 3-0 no llegó desde la elaboración, sino con otra de esas presiones que quizá el City ejecuté como ningún equipo en el mundo. La perdió Samuel en su lateral y marcó Foden, previa asistencia de Álvarez.
Los cambios siguientes del Flu (Lima, Diogo, Alexsander y Marlon) bajaron mucho el nivel del equipo, mientras que los del City (Akanji, Gvardiol, Nunes y Bobb) lo mantuvieron. Julián Álvarez hizo el cuarto tras recibir dentro del área una jugada combinativa por la derecha, acción que certificó su posterior elección como mejor jugador del partido.
El resultado fue un duro correctivo para el Fluminense, pero finalmente justo, puesto que el City fue muy superior en el juego y lo triplicó en tiros a puerta. En cualquier caso, fue un día donde ambos técnicos honraron a sus maestros, Cruyff y Santana, en ese pacto entre caballeros que firmaron en 1992 sobre que Barça y Sao Paulo tratarían el balón, el espectáculo, la Intercontinental y el fútbol como es merecido.

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